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Capítulo 12: Su regreso.

31 de Mayo, 2011.

Busco el número de Ada en el celular de mamá, tuve un accidente y el mío se fue al carajo.

—Soy Le, mi celular murió —digo cuando contesta.

—Había durado mucho —se ríe.

—No es gracioso, ahora tengo que comprar uno, lo bueno es que seguiré con el mismo número, lo único que se dañó esta vez fue el celular.

— ¿Qué hiciste esta vez? —resoplo.

—Nada —el celular es arrebatado de mis manos.

—Se lo lanzo a una araña —mamá le dice a Ada entre risas, ruedo los ojos cuando me regresa el celular y Ada no para de reírse.

Eso no es nada gracioso, fue algo de vida o muerte, la muy desgraciada venia hacia mí, era yo o mi celular.

—No puedo —escucho otra carcajada—. Kiara tiene que saber esto.

—Ya cállate, no es para tanto —refunfuño.

—Claro que sí, nada más tengo que imaginar tu cara y —se vuelve a reír.

—Olvídalo ¿Puedes acompañarme a comprar uno nuevo? —respira pesadamente.

—Juro que casi lloro de tanto reír —ruedo los ojos—. Y lo siento, voy saliendo a mis clases de baile ¿Le preguntaste a Kiara?

—No contesta.

—Lo siento nena, ahora tengo que mover mi trasero, literalmente.

—No importa, le diré a Matt que me lleve —me despido y voy a la habitación de mamá a dejarle su celular.

—Gracias, de todos modos me tocara ir sola —se ríe.

—Nadie te manda a ser tan tonta cariño.

—No fue mí

—Lo sé, eras tú o el celular —se ríe, le saco la lengua y me voy.

Scott me persigue por la casa, me agacho hasta estar cerca de él y acaricio su cabeza, mueve la cola entusiasmado.

—Eres muy lindo corazón, prometo sacarte a pasear pronto —me ve como si le mintiera—. Es en serio, lo prometo.

Lo acaricio un rato más antes de ir a la habitación de Matt, abro la puerta sin tocar, debo hacer una nota mental de tocar la puerta antes de entrar, no quiero encontrar a mi hermano desnudo, que asco.

—Necesito que me lleves al centro —muchos ojos me ven.

—No puedo enana, ves que estoy ocupado —Seth me saluda con su mano, le devuelvo el saludo y luego devuelvo la sonrisa que me da Max, evito a toda costa mirar esos ojos metálicos que siento sobre mí.

—Por favor Matt, necesito un nuevo celular —se ríe.

—Lo se mamá nos dijo lo que hiciste y ya dije que no puedo ahora —mi madre es una traidora, apostaría otro celular a que ya llamo a Anne y le conto también.

—Yo puedo llevarte, también necesito comprar algo —por primera vez veo a Andrew, realmente no quiero estar cerca de él, pero necesito un celular, quisiera patear la cabeza de Matt para que sea un buen hermano y me lleve, pero sé que no pasara.

—Bien —salgo de la habitación, busco rápidamente mi línea del celular dañado y tarjeta de mamá que utilizare para pagar.

— ¿Lista? —está de pie en el umbral de la puerta de mi habitación, asiento y lo hago retroceder para cerrar la puerta cuando salgo.

Estoy en silencio desde que salgo de casa e intento hacer lo mismo en su auto.

— ¿No hablaras? —no alejo mi vista de la ventana.

—No tengo nada que decir.

—Así que ¿Lanzaste tu celular? —lo miro y está conteniendo una sonrisa, idiota.

—Ya oíste a mi madre —me mira un momento antes de fijar su vista en las calles.

—Veo que ya casi sano —frunzo el ceño.

— ¿De qué hablas? —sonríe sin mirarme y aun no entiendo.

—Solo queda un pequeño rastro de que yo hice eso —señala mi labio inferior.

—No es gran cosa —mascullo.

—Lastimas mi ego —comienza a aparcar—. Aun sé que no dejas de pensar en que fui yo.

Me sonríe y ruedo los ojos, bajo del auto apenas se detiene, entro al centro comercial sin saber si me sigue o no y entro en la primera tienda de celulares, mientras más rápido compre, mas rápido estaré en casa y lejos de él.

— ¿Qué tal ese? —doy un respingo cuando siento su aliento en mi oído desde atrás, miro el que señala y no está mal.

—No, creo que comprare ese —me acerco a una de las vendedoras y señalo el iPhone plateado que me gusto, la compra se hace rápidamente y apenas salimos de la tienda lo saco de su caja, le pongo mi línea y lo enciendo.

— ¿Eso es todo? —le pongo un forro que aproveche comprar.

—Si ¿Tu no tenías que comprar algo?

—Era mentira, solo te quería un rato para mí —lo miro como si fuera estúpido, que es lo que me parece ahora.

— ¿Me estas jodiendo? —se ríe acercándose.

—No, pero ya te dije que te puedo joder si gustas —lo fulmino con la mirada—. Y si no me ofrecía Max lo iba a hacer.

— ¿Eso es un juego para ti? ¿Verdad? —sonríe, va a decir algo, pero mi celular comienza a sonar con la llegada de varios mensajes y llamadas perdidas, leo un mensaje rápido—. Ahora no me interesa hablar de eso, tienes que llevarme a un lugar.

Lo arrastro hasta el auto.

—Si quieres llevarme a un hotel no me quejo —golpeo su brazo.

— ¿Puedes cerrar la puta boca por una vez? —ve mi seriedad y me imita—. Conduce al hospital.

— ¿Qué sucede? —enciende el auto y se pone en marcha.

—La hermana de Kiara dará a luz.

***

—Apresúrate —tomo la mano de Andrew y lo hago caminar más rápido.

Llego a la sala de espera, los señores Hill están abrazados y la mamá de Kiara llora, Ada está hablando con Kiara que parece temblar, aun lleva su ropa de baile, seguramente se vino apresurada y no pudo cambiarse.

— ¿Estas bien? —Kiara niega, obvio es una pregunta estúpida.

—Ya se enteraron de la enfermedad, estaba hablando con papá y Clara escucho, tiene una complicación por la sorpresa que tuvo.

—Pero estará bien, ellas saldrán de esto —tomo su mano.

— ¿Viniste con Andrew? —Ada susurra, me vuelvo hacia él y está apoyado a la pared con las manos en los bolsillos.

—Me acompaño a comprar el nuevo celular —doy por terminado el tema.

Un rato pasa y aun el doctor que la atiende no vienen a decirnos como están, Ada se llevó a Kiara para hacerla comer algo, me quede por si había noticia.

—Si quieres te vas —le digo a Andrew que sigue apoyado en la pared.

—Está bien, puedo esperarte —me apoyo a su lado dejando un espacio considerado.

— ¿No te molesta esperar? —está siendo tranquilo y comprensible, algo que Andrew no es.

—No, tranquila.

— ¿Cómo está? ¿Qué ha pasado? —Cris abraza a su madre, estamos a unas pocas distancias de ellos.

— ¿Estas bien? —Andrew me da la vuelta hacia él—. Estas temblando.

Llevo mi mano temblorosa a mi cuello, siento ese ardor y picazón que aparece de vez en cuando y tengo la necesidad de rascarme, pero él toma mis manos.

—No pasa nada —fuerzo mi voz a salir.

—Leanne

— ¿Paso algo? –me vuelvo hacia Kiara y niego con la cabeza, ella mira a sus hermanos—. Lo siento.

Aun no suelto las manos de Andrew, necesito control ahora, Kiara me da una rápida mirada antes de ir con su familia. Un doctor llega y comienza a hablar con ellos, me preocupa Clara, pero no puedo acercarme a ellos.

— ¿Estas bien? —Ada me mira inquisitivamente, en realidad no sé cómo estoy, asiento, aunque no creo estar bien, a pesar de todo el tiempo que paso no logro olvidar.

Todos hablan de que están bien, que Mia nació sana y Clara está estable, aún deben esperar para verlas.

— ¿Leanne? —aprieto las manos de Andrew cuando escucho mi nombre, sé que Hunter se acerca y desde hace mucho no puedo estar en el mismo lugar que el chico que rompió mi corazón.

—Ada toma fotos de la pequeña Mia, no puedo estar aquí —asiente y arrastro a Andrew.

— ¿Leanne? —lo vuelvo a escuchar, doy un vistazo atrás y Ada lo detiene para que no me siga.

Estoy en silencio mientras Andrew me lleva a casa, sabía que él regresaría, pero aún no estaba preparada, no quería ver esos ojos azules que en el pasado me dejaban sin aire, no quiero pensar en él y mucho menos quiero recordar lo que paso entre nosotros.

Siento que esa herida comienza a arder con tan solo pensar en el dolor que me causo.

— ¿Quién es el chico? —sabía que iba a preguntar.

—El hermano de Kiara —bufa.

—Me refiero a ¿Qué significa para ti? —miro por la ventana, antes pudo significar mucho, ahora no es absolutamente nada.

—Nada —se ríe.

—Eres demasiado obvia —me cruzo de brazos.

—Igual eso no es tu problema, recuerda que no somos amigos.

—Tiene sentido, yo fui el que dijo eso —asiento—. De todas formas no tiene oportunidad contra mi ¿o sí?

Suelto una carcajada, definitivamente él es el único que diría eso, que imbécil y engreído puede llegar a ser.

—No —le sigo su juego.

—Qué bueno, podre estar tranquilo, pero de todas maneras aléjalo y a Max también —me rio.

—Como digas Andrew —se detiene en un semáforo en rojo.

— ¿Qué sucede contigo? Nunca me sigues la corriente —me mira con el ceño fruncido.

—Nada, justo ahora no tengo ganas de discutir —miro a los autos avanzar, el semáforo está en verde—. Está en verde.

—Hagamos un trato —sonríe cínicamente.

—Tienes que avanzar —niega con la cabeza, las bocinas comienzan a sonar—. Bien, hagamos ese trato.

—Bésame —exclama, lo miro como si hubiera escuchado mal ¿En serio dijo eso? Solo está jugando conmigo, es eso, solo lo dijo para molestar.

—No seas estúpido y conduce.

—Hablo en serio Leanne, bésame.

—No hare eso, conduce o alguien vendrá a golpearte —el hombre en el auto de atrás no para de decir obscenidades.

—No me moveré entonces —golpeo su brazo.

—No juegues con esto, no es gracioso.

—Ese es mi trato, me besas y conduzco —gruño, en serio me está haciendo esto, miro a el hombre de atrás bajar de su auto, maldición viene para acá.

—Está bien, pero conduce —lo apresuro.

—No, primero bésame —suelto un chillido frustrada.

—Se acerca el hombre —se encoge de hombros.

—No me interesa ese tipo.

—Te prometo que lo hare, avanza por favor —sonríe.

—Dos por el retraso.

—Lo que sea —lo apresuro, se ríe y se pone en marcha.

—Hijo de pu —se escucha gritar al hombre.

—Eres un imbécil –me cruzo de brazos.

—Fue divertido, ahora —aparca fuera del camino de los autos—, Págame.

Siento el sudor en mis manos, debo salir de aquí, escucho el seguro del auto, ese imbécil se las sabe todas, no me agrada este juego.

— ¿Por qué haces esto? —miro su cara de burla.

— Porque puedo y porque me gusta sacarte de quicio —él quiere jugar conmigo, pedazo de mierda.

Bien, le enseñare a jugar, me acerco y tomo su rostro entre mis manos, doy dos rápidos y castos besos en sus labios.

—Listo, llévame a casa —bufa.

—Esos no fueron besos Leanne —me hago la tonta.

— ¿A no? Tú no especificaste y eso para mí es un beso —relamo mis labios y sonrió, resopla poniendo el auto en marcha.

Llegamos a mi casa rápidamente, tomo mis cosas y salgo del auto.

—Gracias por ser mi chofer, espero que hayas disfrutado los besos —le guiño un ojo y cierro la puerta de su auto, saco las llaves de mi bolsillo y estas caen al suelo cuando soy girada bruscamente.

—Eres una cabezota —masculla y estrella su boca sobre la mía.

Jadeo por la sorpresa y presiono los labios rápidamente, aunque eso no lo detiene para succionar mi labio superior, no está siendo brusco, pero me detiene contra la puerta para que no me aleje, rosa sus labios tentadoramente sobre los míos haciendo que seda.

Enredo mis manos en su cabello suave, dejo que su lengua roce la mía dejando a su paso un hormigueo por todo mi cuerpo, el beso sube de intensidad, pero sin embargo se mantiene suave y apasionado, pasa su lengua sobre mi labio inferior y luego lo muerde, por un momento siento que mis piernas fallan, nadie causo eso en mí, ni siquiera el innombrable, debo acabar esto.

Giro mi cara a un lado y sus labios quedan en mi mejilla, mordisquea mi mandíbula antes de alejarse.

—Eso si es un beso —formula en un susurro—. Nos vemos nena.

Lo miro alejarse, subir a su auto e irse, relamo mis labios, los siento hinchados, creo que concuerdo, eso sí es un beso y uno bueno.

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