o no
—No me gustó el café —habla mamá.
—No, ¿verdad? —responde papá—. Como que no sabe... No sé, esperaba algo mejor. Es artesanal, mira la bolsa, ¿sí dice no?
—Sí, y que certificado por quién sabe qué tantas cosas. ¿Me habré equivocado en las medidas? Tal vez no lo puse bien.
—No creo. Sabe mal y punto. Tíralo, nadie se lo va a comer.
—Ay, pero me da pena, mi vida. ¿Cómo lo voy a desperdiciar así nada más? Si costó bastante.
Toc.
—Nos vaya a hacer daño, yo sé lo que te digo. Tíralo.
Toc.
Toc.
—Todavía tengo poquito del otro. ¿Quieres que haga otra vez?
Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc.
—Sí, por favor. ¿Cielo? ¿Lo probaste tú?
Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc.
Toc.
Toc.
Toc.
—Enjuágate la boca porque sí deja un muy mal sabor...
—¿Dónde está? —pregunto.
—¿Quién? —no sé quién pregunta.
Uno de esos dos.
—Sierra.
Silencio. Toc. No he dejado de escuchar el espejo. Pero no hay pregunta. ¿Cuánto tiempo más va a tardar en hacerla? Ya sé lo que tengo que hacer. Ahora lo sé. Por fin lo sé.
—La extraño mucho. ¿Dónde está? ¿A dónde fue? ¿Por qué no me dijeron nada?
Más silencio.
Más golpes desde el espejo.
¿No los escuchan?
Tal vez Sierra está esperando a que se duerman para poder jugar a las escondidas. Siempre teníamos que esperar a que la casa estuviera en silencio para poder jugar.
—Sierra era buena. Ojalá me perdone un día. Sierra...
La mano de mi madre sobre mi rostro. Escucho un zumbido, y un golpe. Un zumbido eterno y un golpe eterno.
—Cállate.
Cállate.
Sus ojos con miedo ante Sierra. Sus manos arrastrándome lejos de ella. Metiéndome a lavar, una y otra, una y otra. Encerrando a Sierra con el espejo. La voz de mi hermana tocando la puerta, tocando el espejo. Preguntando.
"¿Cielo, dónde estás?"
Las manos de mi madre sin volver a tejer ninguna trenza. Caminando en silencio, en sumo silencio por toda la casa. Rezando frente a la cama de Sierra. Aterrorizada.
"¿Verdad que no volveré a hacerlo?"
—¿La has llamado?
"¿Por qué mamá me mira así?"
Niego con la cabeza.
"Dile mi nombre".
—¿Qué hiciste, Cielo?
"Me llamo Sierra. Mi hermana es Cielo. Un ángel la besó en el cuello".
El sonido del seguro exterior. La bestia ahora confundida: No entiende porqué no le permiten abrir la puerta.
Pero no está sola.
Algo malo en el espejo la acompaña.
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