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Capitulo -26-

El día avía pasado, las clases avían acabado y Geno se encontraba emocionado por su primer día en su trabajo de medio tiempo que se dirigió sin demoras al restaurante, no antes de decirle a Error, que se dirigiera a casa y que se encargara de vigilar a Fresh, cosa que si no lo asía y algo malo le pasaba al menor. Error deseara a ver muerto. Con eso en mente, fue tranquilo asía el establecimiento, el lugar era tranquilo. Rustico, hasta diría que parecía esos restaurante antiguos. Por dentro, era un lugar muy vistoso, poca iluminación para dar un toque de privacidad, pero no la suficiente para cerciorarse de que los clientes no se tomaran enserio la palabra "privacidad"

En si todo era lindo, elegante y familiar.

— Geno. Buenas tardes— saludo, Grillby al ver al joven entrar a su local— ¿Emocionado por tu primer día de trabajo?

— Debo de ser sincero. Estoy emocionado y nervioso a la vez.

— No te preocupes. Te ira de maravilla, hoy Aliza no trabaja ya que tiene su día libre pero te dejare en mejores manos. — comenzó a caminar rumbo a la cocina. — Ven, te presentare a tu compañero y de paso te dará tu uniforme de trabajo.

El semi muerto, siguió de cerca a su, ahora jefe. No podía esperar más para ver quiénes eran su compañero, y el poder llevarse bien con ellos.

— Geno, ellos son Amelia y Cesar. Los cocineros principales. — presento Grillby a dos personas quienes estaba más concentrados en lo que cocinaban que en ver al nuevo camarero. — No los saludes, siempre ignoran al nuevo e incluso ignoran a los que ya trabajan aquí.

— Ya... Veo...

— Ah, mira acaba de llegar tu compañero. — el jefe del local, se fue de la cocina para irse a otro cuarto para hablar con uno de sus empleado, claro que Geno lo seguía de cerca. — Geno, el es tu compañero y primer mesero Reaper.

Era curiosa la vuelta de la vida, y Geno pensaba igual al ver a su nuevo compañero de instituto, parado enfrente de él portando un uniforme de mesero y sin ninguna expresión en el rostro.

— ¿Nuevo mesero? —interrogó la parca, mirando al semi muerto de arriba abajo, como si fuera la primera vez que lo viera en su vida. — No me digas. ¿Debó ser yo quien le dé un tour por el lugar? ¿Verdad, Grillby?

— Ya me conoces. Bueno, Geno te dejo en mejores manos. Reaper, dale un uniforme y ayúdale en todo. Nos vemos.

Grillby, se retiro a su oficina, dejando a solas a los dos jóvenes. Geno, se sentía algo nervioso, hasta diría incomodo. ¿Cómo podía tratar al sujeto si apenas nota su existencia en el instituto?

— ¿Quién te recomendó el empleo? — inquirió Reaper, cortando el incomodo silencio.

— La prima de Horror. — respondió dudoso Geno. Pero el dios de la muerte no entendía a quien se refería. — Aliza.

— Ah, con que la niña. —menciono Reaper, ahora sabiendo bien de que hablaba. — Aliza, es una muy buena chica, lástima que lleva una vida muy difícil.

— ¿Cómo dices? — aquella información, era nueva apara Geno, no pudo evitar el pregunta. No se perdonaría si algo malo le para a esa chica, que era tan buena en muchas formas.

Reaper lo quedo mirando, sabía que Geno se preocupaba por Aliza, o mejor dicho él podía ver esa verdad reflejada en las cuencas del semi muerto. Aun así se rehusó a hablar del asunto, a fin de cuenta era un tema de Aliza y no de él.

— No importa. Toma, puedes cambiarte en esa bodega. — le tira el uniforme, lo cual Geno lo atrapa sin problema alguno. — Una vez termines, me buscas.

Geno solo sigue las malditas órdenes del otro, tenía que contenerse, ya que al parecer, Reaper tenía más años trabajando en el loca, o eso concluyo Geno, si a fin de cuenta Reaper llamo por su nombre a su propio jefe. Solo suspiro y de mala ganas se retiro a cambiarse.

Por otra parte, Reaper salió un momento a fuera del local, a tras de este para ser mas precisó, quería tomar aire fresco, jamás pensó en ver a uno de sus compañeros trabajar en el mismo lugar que él. Estaba nervioso y temía que algo malo o incluso que las cosa que el careaba empeorará más.

— ¿Sucede algo? — interrogó Grillby apareciendo de la nada, al ver como Reaper se mostraba muy a la defensiva. — Acaso. ¿El nuevo es conocido tuyo?

— No exactamente. — le respondió, desviando la mirada. — Es un compañero del mi instituto.

— ¿Del nuevo, al que te cambie?

— Si. No pensé ver alguien de ahí aquí.

— Lo siento, Reaper. Yo no sabía.

— No tienes por qué disculparte. —le hablo Reaper, de forma amable. — Tampoco, puedo obligarte a que no contrates a todos los que yo evito. ¿Verdad? Además, Grillby, has hecho mucho por mí, que no puedo pedirte así, como así que lo despidas.

— Escucha, Reaper. Este chico, no parece la clase de persona que se guía por lo que los demás dicen. Además, prometí a tu padre que te cuidaría, sin importar que. — hablo Grillby de forma paternal. — Ahora tu eres mi hijo, sin importar que. Tú eres quien eres y no un ángel de la muerte como todos especulan. Ya veras, que este es diferente. Solo inténtalo. ¿Quieres?

— No puedo enojarme contigo. —le regalo una tierna sonrisa Reaper. — Solo lo haré por ti Grillby, no prometo ser el mejor amigo de Geno, pero por lo menos lo tolerare. — estaba dispuesto a entrar cuando se detuvo en seco. — Gracias, por ser el único que aun confió y sigue confiando en mí.

— Siempre, estaré de tu lado. Hijo. — vio, por donde Reaper se fue. No podía evitar el sonreír, apreciaba mucho a ese joven y nada cambiara eso, ni siquiera lo que digan los demás.

En una pequeña bodega, Geno ya se avía cambiado, ahora portaba su uniforme de mesero. Al salir por la puerta se tropieza con Reaper, que si no fuera por el más alto, Geno ahora estaría en el suelo.

— Lo... siento... — se disculpo apenado. Tratando de incorporarse.

— Veo que te queda bien tu uniforme. —Reaper, miro al susodicho de arriba abajo. Era verdad aquellas palabras. — Ven, tenemos cliente y debemos tomar los pedidos. Anota todo lo que te piden en esta libreta

— Gracias. — murmura, al tomar la libreta y un bolígrafo. Siguiendo de cerca a la parca.

Por suerte para ambos, el local no estaba tan lleno, tampoco era la hora en que la gente era muy concurrida, solo alguno que otros que pasaba para tomar algún café o comer alguno de otro refrigerio o almorzar. Reaper, guio a Geno el cómo saludar, el dar la carta, así cómo el pedirlas de nuevo. Como darlas los pedidos a los clientes y como retirar los platos. Por suerte, Geno aprendía rápido y era muy trabajador, se notaba en sus huesos. Geno, por otra parte estaba encantado con su nuevo empleo que ya no le importaba si Reaper, trabajaba ahí o no.

***

Por otra parte. Blue no lo estaba pasando nada bien en la cafetería, no muy lejos del instituto. Estando en compañía de Dust, cualquiera se pondría nervioso. Ya avían pedido algo para tomar, Dust pidió un café cortado, y para Blue una chocolate y un pedazo de pastel, cosa que Dust pidió y no Blue, ya que este no decía ni una palabra desde que entraron en ese lugar.

— Aquí tienen sus pedidos jóvenes. — hablo una camarera, quien traía los pedidos. Así como entrego se marcho, el lugar era muy tenso e incomodo que cualquiera que pasara por junto ahí lo sentía a la perfección.

— Oye, no te contengas y solo come. — hablo Dust, tratando de romper la tensión, a la vez que le daba un sorbo a su café.

El arándano, solo izo lo que el otro, le dio una mordida a su pastel de moras y crema. Estaba tan delicioso aquello que Blue olvido con quien estaba.

— ¡Qué rico! ¡El magnífico Blue Berry apruebe este pastel! — grito emocionado, reflejando unas estrellas brillante en sus cuencas, llamando la atención de Dust.

— ¿Tus cuencas cambian de forma? —cuestiono, aun con el café en mano. Ahora apenando al otro.

— Eh... Solo cuando estoy muy contento. —respondió apenado, muy apenado.

Dust se quedo pensativo. Él jamás vio ese lado de Blue, ni cuando dijo a viva voz que era su pareja durante el enfrentamiento con el instituto rival.

Ahora no sabía bien que decir, tampoco quería quedar como un idiota y mucho menos parecer empalagosamente romántico, ese no era él. Solo quería ser él mismo, tosco y algo atento, ¿Pero cómo?

— Eh ¿Dust?

— ¿Qué quieres enano? — le hablo de forma tajante.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Ya lo estas asiendo.

— No. Me refiero a otra pregunta.

— Si quieres decir algo, solo dilo. No des tanta vuelta. — lo encaro, dejando la taza de café en la mesa de forma brusca, pero sin llegar a romperla.

— Bueno. ¿Porque cuando, comenzaron a pelear gritaste eso?

Dust, no dijo nada sabía de que hablaba el arándano, e incluso no pudo evitar el recordar ese suceso.

Flash back

Dust, peleaba igual que sus compañeros, pero él en particular sabía como usar sus puños. Amaba pelear aun si se trataba de pelar con sus propios amigos para ver quién era el más fuerte de su grupo, estaba tan concentrado en su pelea que pero el grito de Ink, llamo su atención.

¡Blue!

Miro por inercia al arándano, viendo como uno de esos malditos del otro instituto abrazaba por la cintura a Blue.

Pero mira que hermosa eres. Serás perfecta para mi novia— veía como el maldito se acercaba al más bajo con claras intención de besarlo o algo peor.

Algo en el interinó de Dust, no toleraría que alguien dañara a su arándano o que se lo arrebataran cuando claramente le pertenecía a él y solo a él. Ciego de ira y con pasos firmes se dirigió asía ese infeliz. Todos los que se lo impedía terminaban en el suelo, era una fiera hambrienta de sangre y nada ni nadie lo detendría.

Estando lo suficientemente cerca impidió que el imbécil besara a su preciado arándano, sujetando las caderas de Blue, abrazándolo de forma protector, mientras que fulminaba al otro con la mirada psicópata que lo caracterizaba.

¡¿Pero qué te pasa idiota?! ¡Esa es mi chica!

Dust miro con rabia y celos al idiota que se atrevió a tocar a su arándano, eso fue suficiente para infligir miedo al sujeto. Reclamando por su posesión, solo apretó mas a Blue, con recelos para no dejarlo ir.

¡Tocas de nuevo a mi novio y te mato! — grito a viva voz, ni él sabía de dónde saco el valor para gritar aquello en presencia de todos y mas el hecho de que en verdad no era nada del arándano si el avía rechazado de forma cruel su sentimientos.

Fin del flash back

— ¿Dust? — Blue, estaba confundido. Asía varios minutos que el contrario no avía dicho palabra alguna

El psicópata miro directo a Blue a las cuencas. Tenía que ser franco, aun si eso significaba tragarse su maldito orgullo.

— Escúchame, Blue. Porque no lo repetiré dos veces. — decidido, estaba más que decidió sin importar el resultado. — Tú, en verdad me gustas mucho. Lo de la otra vez en casa de Nightmare, solo lo dije porque me tomaste por sorpresa, jamás pensé que alguien como tú llegara a ver mi retorcida alma, pero no era mi intención tampoco gritar aquello durante el partido. No soy de la clase romántica y mucho menos demostrar que de verdad me atraes de la forma más estúpidamente romántica posible, cosa que solo pasa en las telenovelas que ven las viejas. Yo quería hablar tranquilo, e ir directo al punto y ser franco contigo.

— ¿Qué dices? — Blue, estaba como ideo mirando y escuchando cada palabra que salía de la boca del otro, aun sin poder creer nada de lo que escuchaba.

Dust, miro a sus cuencas, se acercó a su cara acortando la distancia, ambas respiraciones se chocaban e incluso parecían sincronizadas.

— Blue... — susurró, sin apartar la mirada, teniendo fijas a la del contrario. — Si de verdad escuche bien y te gusto. ¿Me darías otra oportunidad y serias mi novio?

Estaba más perdido, no más bien en problema el arándano. Recordando las miles de veces que su hermano mayor le decía que jamás mintiera, que sea franco y que las mentiras dañaran a alguien tarde o temprano. Ahora sabia en primera persona que su hermano tenía una gran verdad.

Tenía una pelea interna.

Decir la verdad, mentir o simplemente escapar como un cobarde... Pero, Dust esperaba una respuesta.

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