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22. Día de declaraciones


"Bruno Foyle, Subdirector Ejecutivo del Hospital Universitario Humberto Fernández Morán, acusado de malversación e intento de asesinato"

"Bruno Foyle, ¿víctima de falsas acusaciones o realmente culpable?"

"El fraude financiero y el intento de asesinato son ahora las palabras por las que se le reconoce al señor Bruno Foyle en los medios de comunicación. ¿Culpable o inocente? Es la pregunta que todos nos hacemos"

Esas y muchas más eran las palabras que protagonizaban los encabezados de los periódicos y los noticieros de canales televisivos. Esas eran las palabras que llenaban la boca de la opinión pública y de los periodistas.

Y entre ellas también estaba su nombre, el de su familia e incluso el de Alexa. Parker no sabía cómo sentirse con respecto a los de la prensa merodeando fuera del hospital, su casa o dondequiera que fuera. Persiguiéndolo, ansiosos por una pizca de información, por saber cómo había sido su vida luego del accidente; ellos no querían información que afirmara la culpabilidad de Foyle, querían inmiscuirse en su vida privada, querían averiguar sobre su pasado amoroso con Alexa y eso él no iba a permitirlo. Su vida no era un show televisivo, lo que le había pasado no tenía por qué ser convertido en una historia lastimera para entretenimiento de la gente.

Desde que se había revelado la noticia de la acusación hacia Bruno, todo se había descontrolado. Y él sabía que eso sería así, pero si con todo ese escándalo el hombre quedaba tras las rejas, entonces habría valido la pena. Aún así, las preguntas personales estaban agotándole la paciencia y no sabía si la próxima vez que un periodista lo acosara se lograría abstener de meterle un puñetazo.

Por otro lado, las pruebas que Alexa le había entregado eran suficientes para arrestarlo, pero por supuesto que tenían que someterlo a un juicio. Y ahí se encontraba él, llegando a la boca del lobo.

Al bajar del auto, Parker se compadeció por las celebridades. Si esa ola de periodistas era sólo por lo que le había sucedido a él, no se imaginaba el tsunami que les tocaba a los famosos cuando hacían algo mínimamente escandaloso.

"Doctor Miller, ¿podría decirnos cómo fue para usted creer que iba a perder su carrera debido a lo que pasó?"

"Doctor, denos un momento. ¿Podría responder a ciertas preguntas?"

"¿Era su ex-prometida consciente de todo y no se lo comentó hasta ahora? ¿Por qué?"

"¿Anne Foyle está exenta de los cargos o considera que fue cómplice?"

Esas eran las preguntas que Parker había logrado escuchar por encima del bullicio y la aglomeración de gente afuera del tribunal. Las voces le hacían doler la cabeza, tenía ganas de darse la vuelta y gritarles a todos que se callaran. Pero en cambio hacia gestos con la mano y rechazaba con una sacudida de cabeza a medida que se aproximaba hacia la entrada de la corte.

En cuanto a Anne Foyle, la madre de Alexa, la mujer se había encontrado de viaje durante todo ese tiempo y aunque Parker sospechaba que sólo era una simple coartada, decidió no hablar de ello por no echarle más leña al fuego. Suponía que, si Bruno salía de juego, todo estaría bien. Y si el hombre había sido capaz de controlar a su hija, Parker sospechaba que su esposa también podía ser víctima de semejante tipo.

Detrás iba su padre, no se imaginaba cómo se debía de sentir él con las preguntas de toda esa gente. Dios, su padre. Mathías se había deshecho al enterarse de lo que realmente había sucedido, y junto con eso, del fraude financiero que Bruno había llevado a cabo con el dinero del hospital. Era cierto que ambos habían considerado la posibilidad de que Bruno fuera el responsable de los problemas económicos del hospital, pero eso no quitaba que para su papá las cosas fueran menos dolorosas. Parker sabía lo duro que había sido para su padre enterarse que su amigo y compañero de trabajo lo había traicionado de tantas maneras, y que había ido destrozando poco a poco no sólo su confianza sino también todo lo que había construido junto a su madre a lo largo de los años.

Las expresiones de sus padres cuando se habían enterado no se le iban de la cabeza. El dolor y la sorpresa habían sido reemplazados por la furia a medida que Alexa y él relataban lo sucedido. Al principio, la chica se había negado a contar por tercera vez toda esa desgracia, pero con ayuda de Parker pudo hacerlo. Su padre se había conmocionado, su madre había reaccionado como Parker esperaba que lo hiciera: dispuesta a ir en contra de Bruno con todo el peso de la ley.

*****

El juicio comenzó.

Parker ya había contado su parte en una audiencia, donde el abogado de Bruno había propuesto una recompensa monetaria como una forma de llegar a un acuerdo. Pero Parker no quería su dinero, y mucho menos un dinero que de seguro estaba sucio.

Era el turno de Alexa de testificar.

Bruno se hallaba al lado izquierdo del estrado junto al abogado de la familia Foyle, miraba a Alexa con expresión furibunda, como si todavía no pudiera creer que su hija lo había delatado y que se encontraba allí sentada a punto de delatarlo todavía más.

Del lado derecho estaba Parker. Su abogado, Nathan Wesley, se levantó de su asiento y se acercó al estrado.

Alexa estaba mirando hacia el frente, en un momento dado después del juramento volteó a ver a su padre y le sostuvo la mirada durante un minuto. Como diciéndole ‹‹Intenta detenerme ahora, si puedes››, una tácita demostración de que él ya no controlaba su vida.

—Señorita Foyle —Nathan se detuvo al frente de ella sin darle la espalda al jurado ni al Juez y se aclaró la garganta—, para empezar, ¿sabía usted desde un principio los planes de su padre para atentar contra la vida del señor Miller?

—Los sabía.

—¿Podría usted darnos su versión de esa historia?

Alexa asintió.

—La meta de mi padre siempre fue tomar el puesto de director del hospital. Como subdirector, tenía el mando solo las veces en las que el doctor Mathias Miller se ausentaba de su puesto. Pero eso no era suficiente. Cuando se dio cuenta de que jamás obtendría la dirección, vio conveniente mi compromiso con Parker. Ya llevábamos un tiempo prometidos, pero su obsesión porque todo saliera bien empezó en ese momento. Como es obvio, si nos casábamos, Parker no le iba a quitar el puesto de subdirector por ser su suegro. Y a la vez, tampoco tendría tiempo de ejercer el cargo que en algún momento sería suyo si yo salía embarazada a penas nos casáramos. Ese fue su plan.

Parker sintió que la comida que había ingerido esa mañana le subió de nuevo por el esófago, queriendo salir de su sistema. Él no había caído en cuenta de todo el sentido que ese plan tenía. Si alguna vez tomaba ese puesto y su esposa salía embarazada pues él claramente se tomaría un tiempo para dedicarse a su familia..., quedando el control del hospital en las manos del subdirector. Y eso Bruno lo sabía, y se había tomado la tarea de planearlo tan minuciosamente que él jamás se habría dado cuenta si Alexa no lo hubiera soltado.

Pero de lo que el padre de la muchacha no sabía, era que Parker nunca habría aceptado ese cargo. Era demasiado joven, y él solo quería enfocarse en su especialidad. Estando al mando, no tendría tiempo de hacer lo que más amaba de su profesión: las cirugías.

Aún así, era un plan hecho con demasiada malicia.

El abogado levantó sus cejas grises y luego rápidamente las dejó en su sitio, intentando no hacer muecas de horror ante lo que Alexa acababa de confesar. Se acomodó la corbata y prosiguió.

—Pero usted evitó que ese matrimonio se llevara a cabo. ¿Por qué no decir en ese momento las verdaderas intenciones de su padre?

—Es mi padre después de todo —ella le lanzó una mirada cargada de lastima a su progenitor, como si se arrepintiera de eso, y luego volvió a mirar al frente—. Hice lo contrario a lo que me pidió, arruiné el compromiso. Imaginé que si evitaba la boda entonces todo quedaría como antes. Jamás se me pasó por la cabeza que luego se le ocurriría atentar contra la vida de alguien sólo para conseguir lo que quería.

—¿Podría relatarnos eso?

Ella suspiró.

—Todo ocurrió muy rápido. Aprovechó el momento en que Parker se fue al congreso en Cancún para armar el ataque. La diferencia fue que esa vez no me lo dijo, ¿cómo iba a decírmelo cuando ya había arruinado antes las cosas? Lo escuché hablar por teléfono, decía que tenía que parecer un accidente. Se lo recalcó una y otra vez a la persona del otro lado de la línea. De ninguna manera podía parecer algo preparado. Contrató a alguien para que espiara cada movimiento suyo, y a la oportunidad que se presentara, y lo cito: terminar con esa molestia.

››Cuando me quedaron claras las intenciones que tenía no dudé en buscar a Parker para evitar que eso sucediera. Nuevamente, con la idea de no perjudicar a mi padre, intenté que Parker viniera conmigo. Pensé en que si lo hacía, el hombre al que Bruno le pagó no llevaría a cabo su cometido, debido a que yo estaba con él.

—Pero mi cliente no fue con usted y el intento de asesinato ocurrió. Entonces dígame, señorita Foyle, ¿por qué incluso después de visitar al doctor Miller en el hospital no le dijo usted toda la verdad?

En ese momento, Parker notó que Alexa había estado haciendo un esfuerzo por no llorar, pero ahí acabó su intento. Unas lágrimas comenzaron a caerle por las mejillas.

—Bruno Foyle me amenazó con acusarme a mí de ese intento de asesinato. Dado que yo estuve en Cancún un poco antes de lo ocurrido. Me dijo que nadie me creería, que no tenía las suficientes pruebas para salvarme de esa acusación y que tampoco tenía pruebas para inculparlo a él, a excepción de mi palabra contra la suya. Así que decidí encontrar suficiente material que lo condenara para poder contar toda la verdad.

Nathan asintió lentamente y fue a la mesa donde se encontraba Parker para recoger copias de las pruebas que Alexa les había proporcionado. Unas fueron entregadas a la jueza, otras al abogado de Bruno y las restantes al jurado.

—Las palabras de la señorita se confirman con todo lo que hay escrito allí. Bruno Foyle no sólo arremetió contra la vida de mi cliente con premeditación, también atentó contra la vida de todos los pacientes del hospital al realizar un desfalco de cinco millones de dólares. No hay respuesta de ese dinero, no hay recibos verídicos de que se hayan gastado en aparatos o material médico. Simplemente se esfumó de la cuenta del hospital, mientras mágicamente la fortuna de Foyle crecía. Es básicamente un milagro que el hospital aún esté en pie y no hundido en la ruina. No precisamente gracias a usted, señor Foyle.

—Objeción, su señoría —el abogado de Bruno, Elliot Fletcher, se levantó como si lo hubieran disparado desde su asiento.

La jueza lo observó y dio un asentimiento.

—A lugar.

El hombre se ajustó la corbata y clavó su mirada en Alexa.

—¿Cómo podemos estar seguros de que esas pruebas no son más que un vulgar engaño?

Alexa se enderezó y por un momento, miró más allá de Fletcher. Pero enseguida volvió a clavar la vista en él, sosteniéndole la mirada. Él nunca la había visto tan seria como en ese momento, y a pesar de eso Parker pudo vislumbrar un pequeño brillo en sus ojos color avellana.

—Créame, señor Fletcher. Esas pruebas son reales, tan reales como ese hombre del fondo —volvió a mirar al sitio que había visto momentos antes y esta vez toda la sala le siguió la mirada, incluyendo Parker—. El responsable de atropellar a Parker Miller está aquí, y si le apetece puede interrogarlo y corroborar que todo lo que digo no es más que la simple y cruda verdad.

Toda la sala ahogo una exclamación y luego quedó en absoluto silencio.

Parker sólo podía escuchar cómo el corazón le golpeaba contra la caja torácica. Luego a ese sonido se sumó el de los pasos del hombre caminando hacia el estrado.

El silencio se extinguió tan rápido como se había instalado. Todo el mundo empezó a murmurar, miradas furtivas fueron lanzadas al hombre de cabello oscuro que seguía avanzando haciéndoles caso omiso. Los padres de Parker estaban tan sorprendidos como él, pero miraban al hombre fijamente con el entrecejo fruncido.

Y entonces él también empezó a mirarlo así. Aquel rostro, las espesas cejas negras, los ojos café oscuro, la barba, todos sus rasgos le parecían demasiado conocidos a Parker. Sentía que había visto antes a ese hombre, pero eso era imposible. Notó en que cojeaba un poco del lado derecho, fue entonces cuando su cerebro dejó de prestar atención a lo que sucedía allí para enfocarse en ciertas frases que había oído de su doctor y de su padre cuando había despertado en el hospital.

"La otra víctima se encuentra bien." Le había dicho el doctor Rubio.

Mientras que su padre le había sido más claro: "No va a presentar cargos porque el que peor salió del accidente fuiste tú, así que él dijo que ya debías de tener suficiente con eso."

Durante todo ese tiempo, que a él le parecía más largo de lo que era, a Parker le hizo ruido el hecho de nunca conocer a la otra victima del "accidente", se preguntó muchas veces quién era, cómo estaba recuperándose de lo ocurrido y sobretodo había querido disculparse con él.

Todo eso se agolpó en su cabeza a la vez que volvía a la realidad y escuchaba al hombre decir que quería declarar.

Alexa miró a Parker, le dio media sonrisa y luego desvió la mirada hacia el recién llegado.

¿Si Bruno le había pagado a ese tipo, entonces que hacía él allí queriendo testificar en su contra?

En ese momento, las piezas encajaron a la perfección en la cabeza de Parker.

Se le hacía conocido por la simple razón de que ese era el tipo con el que había visto a Alexa el día antes de su boda. Era un tipo que además había ido a muchas reuniones en casa de los Foyle. Parker no sabía si la aventura con Alexa había sido solo por ese día, para que él cancelara la boda, o si era algo de mucho más tiempo. Tampoco era algo que de verdad le interesara, porque la vida amorosa y sexual de la chica hacía mucho que le había dejado de importar. Sin embargo, si ellos habían mantenido esa relación durante un tiempo entonces muchas cosas adquirían alguna especie de sentido.

Una de ellas era que aquel hombre, cuyo nombre no recordaba, estuviese ahí dispuesto a declarar debido a que ella lo había convencido de hacerlo. Otra razón para que lo hiciera era que había salido herido igualmente y que quizás el dinero de Bruno no había sido suficiente para comprar su silencio. Eso, y que posiblemente estuviera enamorado de Alexa. Eso era algo que no se podía pasar por alto. Era innegable.

Los murmullos en la sala empeoraron. La cara de Bruno era una mezcla de confusión, ira y sorpresa. Elliot estaba intentando hacer respiraciones para calmarse a la vez que tiraba de su corbata, Parker no sabía si era un gesto que indicaba nerviosismo o uno cargado de enojo.

La jueza pidió orden en la sala y luego de unos segundos, todo se quedó en silencio. De nuevo.

—Abogado Wesley, ¿ha terminado su interrogatorio? —le preguntó.

Nathan inclinó la cabeza hacia ella.

—Sí, su señoría —dirigió una mirada a Alexa—. Gracias, señorita Foyle.

—¿No hay más preguntas para la testigo? —La jueza miró a Fletcher con las cejas alzadas.

El hombre negó con la cabeza.

—No. Pero me gustaría interrogar a... —volvió su mirada hacia el nuevo testigo.

—Ryan Mayfield. —Se presentó.

—Señor Mayfield, ¿le importaría pasar al estrado, por favor? —inquirió la jueza. Tenía la piel oscura y lisa, su rostro era angular, lo que hacía que la expresión seria que tenía se viera mucho más severa.

Alexa se retiró de su lugar y pasó a un lado de Ryan. Le dedicó una mirada que parecía decir ‹‹No me decepciones, por favor›› y siguió caminando.

Una vez en el estrado, Ryan hizo el debido juramento y luego Elliot Fletcher lanzó la primera flecha.

—Señor Mayfield, la señorita Foyle asegura que fue usted quien atropelló al doctor Miller. Pero se sabe que fue él quien se interpuso, ¿lo considera usted una imprudencia de él al saltarse el semáforo o un simple accidente? ¿Por esa razón no presentó usted cargos?

Elliot hablaba con toda la seguridad que podía expresar. Sin duda aún le quedaba un poco de confianza para creer que Ryan iba a testificar a favor de Bruno.

Mientras tanto, Parker se preguntaba por qué razón convertirse en abogado para terminar defendiendo una causa perdida como lo era Bruno Foyle. ¿Era más importante el dinero que la justicia? Por lo visto, para ellos dos, sí.

Ryan se aclaró la garganta.

—El hecho de que Parker Miller se haya saltado el semáforo fue una simple casualidad que contribuyó a que todo pareciera un accidente.

Lo dijo tan simple, tan natural, que el abogado se quedó quieto por un momento y con una expresión de incredulidad tatuada en el rostro. Como si hubiese estado caminando tranquilamente por la calle y de repente le hubiera caído un chorretón de agua en la cabeza, dejándolo ahí de pie y con cara de idiota.

La expresión de Bruno no era muy diferente. Debía saber que ya estaba hundido hasta el cuello en el fango y con esa declaración, Ryan estaba echándole tierra con una pala encima de la cabeza.

—Realmente el plan sí era hacer que pareciera un accidente y aunque no figuraba el escenario en el que pasó, así fue. Lo cierto es que seguí a Parker hasta el aeropuerto porque pensé que se iba antes de lo previsto pero realmente estaba acompañando a una chica, y no podía interceptarlo estando con alguien. Luego, en el aeropuerto apareció Alexa y no tuve más opción que irme al auto. Cuando Parker salió pensé que ese era el momento, pero las cosas se torcieron un poco cuando vi que no tomó el camino que yo pensé que tomaría y tuve que desviarme para alcanzarlo.

››Después del choque quedé inconsciente y cuando desperté estaba en el hospital con la pierna derecha enyesada, fue un milagro que no me la amputaran según el doctor, y unos cuantos golpes en la cabeza y el cuerpo. Bruno no me pagó completo porque dijo que no había hecho mi trabajo completo, así que me costó conseguir el dinero para pagar la operación de la pierna.

››Para empezar, acepté hacer lo que hice porque tenía un par de deudas que saldar y ¿por qué negarlo? Siempre le guardé algo de rencor a Parker Miller y eso Bruno lo sabía, así que logró convencerme. Pude haber presentado cargos y culpar a Parker de todo, y lucrarme por ello. Yo cobré por hacerte eso —Ryan miró fijamente a Parker—, pero fue un desastre que también me causó daños. Ambos fuimos victimas de los engaños de Bruno. Hoy estoy aquí y soy consciente de que el peso de la ley también puede caer sobre mí, pero lo aceptaré con voluntad si ese hombre —se volvió y apuntó con la mandíbula a Bruno— queda tras las rejas. Quizás no sea mejor que tú, Bruno. Pero al menos me hago cargo de mis errores.

El caos estalló justo en ese instante.

Bruno se levantó de la silla. En sus ojos brillaba la furia contenida, que luego se deslizó por su rostro entero y por fin salió de su boca convertida en veneno.

—¡Eres un traidor! Después de todo lo que hice por ti. ¡Te crie como si fueras mi hijo! ¿Y así me pagas? ¡¿Delatándome?! —Volvió su mirada hacia Alexa—. ¿Y tú? ¡Mi propia hija se ha vuelto en mi contra! Tenías que traicionarme ¿cierto? Porque sabias que si no era así, Parker no te iba a prestar atención. ¡Eres una pobre ilusa! Pero eso también lo sabes, ¿no? Tuviste que buscar al imbécil mayor a que te ayudara porque tú sola no puedes contra mí.

Básicamente, saltó de su sitio y se abalanzó hacia Ryan para golpearlo pero dos de los oficiales que custodiaban el estrado tiraron de él hacia atrás y lograron esposarlo. Otro más se acercó hacia Ryan y sin que él opusiera resistencia, lo esposó.

Alexa estaba pálida en su puesto. Tenía los nudillos blancos de tanto apretar los puños sobre su regazo.

Sus padres se habían quedado muy quietos mirando a Bruno. Parker supuso que estaban tan sorprendidos como él. Por fin había declarado ser culpable en un arrebato de ira.

La jueza salió de su asombro y llamó la atención de todos con su pequeño mazo.

—Bruno Foyle queda arrestado por intento de asesinato con premeditación y alevosía. Los otros cargos por los que es acusado serán evaluados por el jurado. Mientras tanto usted será privado de libertad mientras se dicta la sentencia completa. —Luego dirigió su mirada hasta Ryan—. Ryan Mayfield, será arrestado por complicidad y por haber llevado a cabo el intento de asesinato. Se evaluará su colaboración al haber declarado y se dictará su sentencia. Se levanta la sesión.

*****

Después del juicio, Parker sentía que el estómago le iba a salir completo por la boca. No había sentido que todo era real hasta el momento en que Bruno saltó hecho una furia de su asiento y terminó de hundirse por si mismo.

Se supone que se sintiera aliviado de que ese infeliz iba a estar donde pertenecía: la cárcel. Pero no podía parar de pensar en lo que le había dicho a su propia hija, toda la situación le había dado malestar.

Sus padres se habían acercado a él al final de la sesión, ambos con expresiones incómodas en el rostro. Desde luego no estaban mejor que él y les avergonzaba que todo eso hubiera pasado sin que ellos se hubieran dado cuenta. Ninguno de los tres dijo mucho, solo se miraron, transmitiéndose mentalmente un mensaje: "Superaremos esto, lo peor ya pasó."

Ambos se fueron primero que él. Parker estaba esperando a que Alexa terminase de hablar con Ryan, a quien le habían dejado tener una conversación con ella antes de llevárselo.

Cuando entró en el tribunal no se había fijado bien en las columnas de estilo griego que mantenían el sitio en pie. No tenía tantos conocimientos acerca de la arquitectura griega, pero sabía que esos capiteles eran de estilo jónico. Curvados hacia abajo de una manera muy elegante, le recordaban a Miranda. Y lo mucho que a ella le gustaría apreciar la arquitectura clásica del lugar. Pensó en que ese momento hubiera sido menos difícil con ella allí a su lado, maravillándose de los capiteles jónicos, los ventanales del tribunal y la estructura de la corte en general. Pero más que todo diciéndole que todo estaría bien, que eso era lo que Bruno se merecía. Y que Alexa conseguiría superar todo lo que su padre le había hecho. Que él mismo conseguiría seguir adelante después de todo eso. Que sus padres lo superarían también.

Extrañaba tenerla con él. Miranda se había ido primero, no había alcanzado a cenar en su casa como habían quedado. No había conocido a su madre. Alejandro y Bianca se habían ido a penas Brett le había dado el alta, o sea, unos cinco días después de la operación.

Y Parker había perdido más días de trabajo de los que podía y quería perder. Llevaba exactamente dos semanas allí, lo que significaba seis días perdidos y doce clases atrasadas, aunque cuando se presentó lo del juicio, su jefe le dejó claro que se tomara su tiempo, que conseguiría a alguien que lo sustituyera hasta que el juicio terminara. Y al fin había salido del juicio. Lo importante es que Bruno Foyle quedara tras las rejas por todo lo malo que había hecho.

Estaba dudando en regresar. No le parecía conveniente irse en ese momento teniendo en cuenta todo lo que había pasado, quería hacer algo más por el hospital, pero no existía mucho que él pudiera hacer para enmendar el desastre que había dejado el antiguo subdirector. Pero suponía que el apoyo moral ayudaba de algo a su familia.

Por otro lado, quería irse de ahí cuanto antes. Cerrar ese capítulo de su vida que se estaba por fin solucionando y seguir con el que había dejado incompleto en su país natal. Extrañaba dar clases, extrañaba sentir que hacía algo realmente bueno por mentes jóvenes. Y extrañaba a Miranda.

Decidió llamarla. Quería escucharla, y quería contarle todo lo que había pasado.

Vio la hora en el celular y se dio cuenta de que Miranda debía estar trabajando en su proyecto y como lo que tenía que contarle era bastante largo, pensó que sería mejor llamarla más tarde.

—Pensé que te habías ido —la voz de Alexa le llegó desde atrás.

Él se volvió a mirarla. Tenía los ojos un poco llorosos e hinchados. Decidió no hablarle de ello.

—Te... te estaba esperando.

Ella soltó una carcajada a pesar de que tenía la mirada cargada de tristeza.

—Vaya. Parker Miller esperándome. ¿Y bien? ¿Para qué?

—Pensé que... después de lo que sucedió, pensé que necesitarías un amigo.

—Tú y yo no somos amigos, Parker.

Él la miró confundido.

—No hagas esto, Alexa. Solo quiero ayudarte. Después de todo, tú me ayudaste también.

—¿Sabes qué fue lo peor de todo lo que me dijo Bruno? Que es la verdad. Supongo que desde un principio te ayudé para que volvieras a mí, y a pesar de que realmente te deseo lo mejor y toda la felicidad, no puedo seguir con esto. Porque todavía te quiero, Parker, y saber que tú ya no me correspondes duele mucho. Lo siento, pero no puedo fingir que soy tu amiga, no puedo serlo —ella lo miró fijamente—. Y sé que tus intenciones de ayudarme son buenas, porque tú eres bueno y eres completamente diferente a mí. Pero no puedo aceptar tu ayuda, tengo que sanar por mi cuenta.

—Alexa...

Ella le sonrió completamente esta vez y alzó una mano para acariciarle la mejilla, pero la bajó enseguida.

—Espero que todo el daño que mi familia te causó no cambie tu manera de ver el mundo. Siempre ves el lado bueno de las personas, eso fue lo que te acercó a mí en un principio. Yo era un desastre andante y tú viste algo en mí que ni yo misma veía. Espero poder ver eso que tú viste, algún día. Quizás nos volvamos a ver, Parks, pero por ahora no tengo las fuerzas suficientes para quedarme —volvió la cabeza hacia la corte y miró hacia allí durante un momento.

››—Sigue siendo mi padre, ¿sabes? —Lo miró de nuevo—. Pero la mayoría del tiempo no quiero que lo sea, siento que hay demasiado rencor dentro de mí hacia él. Me avergüenzo de ser su hija y me avergüenzo de haber sido así todo este tiempo. Ya no quiero seguir a su sombra, no quiero estar bajo la sombra de nadie más por el resto de mi vida. Y conociéndolo, buscará usar su dinero para salir de ahí y no quiero estar aquí para ser el blanco de su frustración, no de nuevo.

—¿Te irás?

—Sí. No me preguntes adónde, porque realmente no lo sé. Pero necesito un tiempo para mí. Por cierto, el comprador se reunirá con tus padres, y contigo, la semana que viene. Llamará a Alicia cuando todo esté listo.

—¿No estarás en la reunión?

—Ya no tengo nada que ver ahí. El trato conmigo está hecho. Falta que tus padres conozcan al comprador. Les agradará, se los aseguro. Está dispuesto a invertir en el hospital, sobretodo... a una parte específica de él.

Parker alzó las cejas, impresionado.

—¿Lo conozco?

—No —ella sacudió la cabeza—. Y te prometo que no tiene nada que ver con Bruno.

—De acuerdo. Entonces, está bien. ¿Y tu madre?

—No lo había dicho antes porque mi papá iba a sospechar, pero realmente ella sabía lo que vendría.

—¿Qué quieres decir?

—Se fue de viaje a propósito. Me ayudó a conseguir el comprador. Su parte también le pertenece ahora a él. Esta familia no intervendrá más en ese hospital. Quiero pensar que la sentencia de Bruno incluirá despojarlo de todos sus bienes o bien hacerlo pagar una gran multa que lo dejará con los bolsillos vacíos. Con suerte, cuando salga de ahí, ya no tendrá nada.

—¿Y que hay de ustedes dos?

Alexa sonrió.

—Estaremos bien.

Él asintió lentamente, sin saber qué más decir y ella bajó unos cuantos escalones, pero luego se volvió de nuevo hacia él.

—Gracias por ver lo bueno en mí, Parker. Hasta luego.

—Hasta luego, Alexa. Cuídate mucho.

Terminó de bajar los escalones sin mirar atrás y Parker no pudo evitar pensar en la Alexa que había sido su prometida hacía ya un tiempo. El cambio entre aquella chica y la mujer que iba caminando ahora por la acera era grande. Pero él sabía que la versión que iba cruzando la calle era la verdadera, la que él siempre quiso rescatar. Pero ella no necesitaba que la rescataran.

Él sabía que podía hacerlo sola.

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