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ONE

Las luces fosforescentes del lugar y el aroma a tabaco y alcohol creaban un buen ambiente.

La música estaba demasiado fuerte, por lo que Luka se sintió un tanto abrumada. Esos lugares eran horribles, te invitaban a emborracharte, y en otros casos, te invitaban a hacer cosas mucho peores.

Por un momento pensó que de seguro el habrá entrado era un error. Se regañó mentalmente por siquiera poner un pie en ese lugar. Las personas bailando se veían muy felices, sin embargo, en la mente de Luka parecían una especie de criminales.

Agachó la cabeza y le pidió perdón a Dios por adentrarse en ese lugar tan asqueroso.

Se dió media vuelta y caminó unos pasos a la salida. Sin embargo, un impulso la detuvo.

¿En verdad era malo quedarse? ¿Que se lo impedía? Además de sus convicciones religiosas, nada le impedía disfrutar un rato. ¿Su esposo? Por supuesto que no tenía derecho a enfadarse. Él se lo estaba pasando bien con otra mujer, así que ella también tenía el derecho de disfrutar aunque sea por una noche de la libertad. Después de todo fue por eso por lo que decidió escaparse de casa, ¿no?

Volvió a meterse al bar y tomó asiento en la barra. Le pidió al bartender whiskey y pasados unos minutos este se lo trajo.

En realidad ella no sabía cómo sentirse al respecto de lo que había visto en el restaurante. Al principio se sintió triste, pero el sentimiento fue cambiando poco a poco hasta convertirse en decepción. Ella siempre pensó lo mejor e él, ¿cómo pudo traicionarla de esa forma?

Al acabarse la bebida volvió a pedir más. Mientras esperaba miró a su alrededor con melancolía. A su lado derecho había un hombre durmiendo. La baba se le estaba saliendo, lo que asqueó a Luka e hizo que se volteara.

A su izquierda, al extremo de la barra se encontraba una muchacha que no parecía tener más de veinte años, tomando alcohol. Su cabello fue lo que más le llamo la atención, ya que era de un tono azul aqua.

Luka la miró y sintió la necesidad de levantarse. No supo por qué, solo lo hizo. Caminó y se sentó al lado de la chica.

-Es una noche horrenda, ¿no lo crees? -habló la de cabello aqua, dándole un trago a su brandy.

-Supongo -murmuró Luka, agachando la mirada.

La joven desconocida se terminó su bebida y dejó el vasito en la barra.

-¿Tuviste un mal día? -le preguntó a Luka.

La de cabello rosado cerró los ojos con fuerza, mirando al suelo.

-Es mi marido... Siento que ya no es el mismo.

El whiskey de Luka llegó. Ella le dio un buen trago. Cuando se lo terminó dejo el vaso en la barra y miró a la chica de cabello extraño.

-Te entiendo perfectamente -murmuró la jovencita entre un suspiro.

-¿También tienes problemas con tu esposo?

-No lo sé, no estoy casada. Pero te entiendo por que mi maldito ex novio era un imbécil.

El bartender le trajo más brandy a la muchacha y ella lo bebió con la mirada perdida.

-No sé que hice para que él se comportará así -dijo Luka, pidiendo más whiskey-. Siempre he sido buena esposa, nunca me he quejado de nada.

Miró al suelo con una sonrisa triste. La chica frente a ella la escuchaba con atención.

-No lo sé, tal vez hice algo mal, o quizá lo trate mal o... -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- o a lo mejor ya no soy lo suficiente atractiva para él.

La peli aqua se agachó hasta quedar frente al rostro de la pelirosa. Tocó su mano, que hacía encima de la barra con delicadeza majistral. Contrario a lo que se esperaría, Luka no se apartó del agarre de la muchacha. Al contrario, se sintió un poco más tranquila con ese roce de manos.

-Nunca pienses en eso, linda -le dijo la joven en voz baja-. Nosotras no tenemos por qué ser perfectas para los hombres, tenemos que ser nosotras mismas. Si él no valora lo que tú haces, es su problema.

Luka asintió mientras se limpiaba las lágrimas.

-Además, yo creo que eres jodidamente sexy.

La pelirosa se rió con ligereza, sintiendo el comentario más como una broma que un halago. Al notar que Luka había lo había tomado con ironía, la peli aqua apretó con más fuerza su mano. Luka la miró muy extrañada, aunque todavía sonriendo.

-No estoy bromeando. Creo que eres muy hermosa.

Luka tragó saliva tratando de contener su incomodidad.

-Tú igual eres muy guapa -declaró, con la intención de hacer que la joven estuviera a la par con ella.

-¿También estás coqueteando conmigo?

Esas palabras le cayeron como balde de agua fría a la mayor, quien se sonrojó a más no poder ante la insinuación de la chica. Sentía la necesidad de apartar su mano el agarre de la joven, pero simplemente no podía moverse.

-¿Que tratas de decir? -susurró Luka, mirando los bellos ojos de la muchacha.

-Quiero decir que... Me atraes de cierto modo.

La peli aqua lo decía de una manera muy tranquila pero a la vez coqueta, acariciando levemente la mano de Luka. No hace falta decir que la peli rosa estaba sorprendida y avergonzada a más no poder. No podía ni moverse, su corazón latía muy fuerte y la culpa de no poder separarse era mucho más grande.

-No entiendo a dónde quieres llegar -dijo la mayor en un intento de verse decidida, aunque sus gestos dictaran lo contrario.

-Desde que te me acercaste no he podido contener las ganas que tengo de besarte. Por si no lo has notado, he estado viendo tus labios todo el tiempo.

Luka volvió a entrar en shock. No daba crédito a lo que acaba de escuchar. Era la primera vez en su vida que una mujer le hablaba así, de esa manera tan seductora, era la primera vez que una mujer la tocaba con tanta delicadeza. Era la primera vez que una mujer la miraba con tanto deseo y lujuria.

-Si te beso, entonces...

La chica comenzó a acercarse a los labios de Luka, quien todavía la miraba incrédula.

Su conciencia le pedía a gritos que se apartara, que hiciera algo para detener a la peliazul. Le pedía que escapara, que se fuera ese lugar. Pero no podía. Al contrario ella comenzó a acercarse también.

Pronto, la de pelo aqua tomo el rostro de la peli rosa con su mano derecha y rozó sus labios con dulzura. La mayor no hizo nada, permaneció callada mientras todo ocurría, perdiéndose en algún lugar del planeta tierra. Solo se dignó a cerrar los ojos mientras la peliazul la besaba.

Al apartarse del delicado gesto, ambas mujeres se miraron a los ojos.

-Perdón si fui muy rápido.

La joven desvío la mirada al notar el rostro rojo de Luka, que seguía shockeada.

Por otra parte, Luka se sintió muy miserable. Acababa de serle infiel a su marido. Y lo peor de todo, es que lo había cometido con alguien de su mismo sexo. Era una depravación terrible en su cabeza.

Fuera de eso, lo que la hizo confundirse más fue el hecho de que no se sentía muy mal. El beso le había gustado de cierto modo. Su esposo nunca la besaba más que para despedirse de ella, y eso solo consistía en darle un roce de labios que duraba apenas medio segundo. Esa mujer la besó con pasión pero a la vez delicadeza.

Y apesar del gran pecado que acababa de cometer, se sentía en cierto modo feliz. Como un niño que hizo una travesura y se salió con la suya.

-De hecho... -balbuceó.

Sus pensamientos no podían pasar por alto sus convicciones. Tenía que dejarlo todo hasta ahí. Tenía que volver a casa, con su marido, quien la esperaba...

¿Era cierto?

Recordó un pequeño detalle: él le dijo que no volvería hasta el día siguiente. Eso solo la hizo alarmarse más. Eso significaba que... Su esposo de seguro iba a pasar la noche con esa mujer en algún motel barato...

-Mi esposo no regresará hasta mañana -dijo Luka con vergüenza-. ¿Quieres venir?




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