(Nota: Sí, estoy obsesionada con ésta canción, ¿y qué? Era la que más encajaba para el capítulo de hoy).

"Dices que las arañas se arrastraron dentro y se hicieron un hogar
Donde la luz estuvo una vez".
- Twenty One Pilots: Friend, please.

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Había sido una semana larga de clases, el grupo de los populares habia obtenido finalmente las calificaciones de sus asignaturas.

- Y la nota más alta, adivinen ¿de quién fue? -alardeó el pelirrojo.

- Déjame pensar... -Lance le siguió la corriente- ¿Inicia con la letra "J"?

- Desde luego -el de ojos verdes lo miró con orgullo.

- ¿Y su apellido inicia con "C"? -preguntó Scott con el mismo tono.

- Vaya, adivinaste -James rió- sus notas también fueron buenas, pero, sigan intentando superarme.

Los demás rieron con él.

- Eso no fue sorpresa para nadie -dijo Scott.

- La verdadera sorpresa será el día que James Casttle sea el alumno más mediocre del grupo -se burló Lance.

Un chico de primer grado se les acercó.

- Hola, James -saludó Alex- estás en la pizarra de los mejores alumnos del instituto, felicidades -dijo con admiración.

- Oh, vaya, reconocen mi talento y valor -alardeó el pelirrojo- quiero verte a tí algún día en esa pizarra -comentó con amabilidad y sinceridad.

- Tenlo por seguro -afirmó el menor chocando su puño con el de James antes de irse.

- ¡No me defraudes! -exclamó mientras Alex se iba.

- Hasta admiradores tiene "el chico todo lo hace bien" -se burló Scott.

- Me cae bien -declaró James- es un buen chico, no como admirador, si no como amigo.

Continuaron su camino comentando sobre sus calificaciones y después salieron juntos al club deportivo como modo de celebración.

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El tiempo había pasado y ya no quedaba nada de ese chico que presumía sus logros y daba palabras de apoyo a los que no eran tan buenos como él en clases.

Todo era diferente, ese chico de alta autoestima, de buenas notas, sociable y de gran sentido del humor ahora era un pobre chico solitario que a duras penas pasaba las asignaturas, ya no le interesaba nada, su pasión por su deporte favorito, su risa y su gran desempeño se había esfumado.

Se había esfumado su esencia.

Ya era hora de la salida, James se disponía a irse a casa cuando alguien lo alcanzó.

- Hola, ¿cómo estás hoy?

- Hola, Alex, aquí en la rutina de siempre -respondió el pelirrojo.

- ¿Y qué tal si nos distraemos un rato? Me preguntaba si tal vez querias... no se, bueno, es que... quería conversar con un amigo -explicó el menor- podríamos ir al parque deportivo como lo hacíamos antes.

Cierto, en algunas ocasiones Alex también solía acompañarlos a su lugar favorito.

Pero ahora ya no lo era.

- Yo... lo siento, Alex -James titubeó- pero... hoy... por la tarde... tengo un pendiende -dijo como excusa.

- Oh, no hay problema, podriamos hacerlo mañana, tal vez -respondió el menor con tranquilidad.

James miró a Alex, el chico era tan insistente en ser su amigo y convivir mientras él trataba de apartarlo, pero no por evadir su amistad, si no lo contrario, no quería dañarlo. No pudo evitar sentirse terrible consigo mismo.

De pronto, a unos metros de distancia, ve a un hombre pelirrojo con las manos cubiertas de sangre, debajo de él, una mujer de cabello castaño oscuro.

El hombre la había asesinado.

Su padre mató a su madre.

- ¡NO! -gritó cubriéndose.

- ¡¿Qué pasa?! -preguntó Alex con miedo.

- ¡VETE DE AQUÍ! ¡Puede matarte! -exclamaba James.

- ¿Quién? -Alex no lo entendía, su compañero apuntaba a una dirección, pero no veía a nadie -James... ahí no...

- ¡CORRE! -el chico de ojos verdes salió corriendo dejando al más joven confundido.

- ¡James, espera! -exclamó Alex siguiéndolo.

Corrieron atravesando varias calles de la ciudad, el de ojos verdes no parecia intentar detenerse, y el más joven de ojos azules tampoco se detendría, no hasta saber a dónde se dirigía su amigo.

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James corria con todas sus fuerzas, sentia que aquel hombre maldito lo estaba siguiendo luego de haberlo visto matar a su madre.

- ¡TÚ TAMBIÉN ESTABAS EN TODO ÉSTO! -escuchó su voz- ¡NO DEJARÉ QUE ACABES CONMIGO! -después de eso lo último que vio fueron puñetazos pegándole en todo el cuerpo.

- ¡No, no! -negaba con horror y apresuraba aún más el paso.

Fue en un lugar del parque donde cayó agotado, no dejaba de pensar en aquel día, en aquella visión, esos malditos recuerdos estaban atormentándolo.

A Alex no le tomó mucho tiempo alcanzarlo y acercarse a él preocupado.

- ¡J...James...! -dijo con voz agitada- ¿qué...qué sucede...?

- ¡Vete! ¡Déjame! -exclamaba el otro con terror.

- ¡Oye! ¡Cálmate y escúchame! -el menor sostuvo sus manos- Tienes que calmarte...

El pelirrojo lo miró con los ojos llenos de lágrimas, estaba temblando.

- Te voy a ayudar -le dijo Alex- hace un tiempo aprendí una técnica muy efectiva para calmar los nervios.

El mayor lo miró dudoso.

- Se llama "La regla del cuatro, siete y ocho" -explicó el de ojos azules- tienes que inhalar cuatro segundos, sostener siete y exhalar ocho.

James no lo entendió, pero siguiendo las indicaciones del otro chico poco a poco lo fue intentando hasta lograrlo.

- Eso es... un poco más... -Alex continuaba ayudando- así... bien ¿Cómo estás ahora? ¿Mejor?

- Creo...creo que sí -respondió James con inseguridad.

- Excelente -afirmó el menor- oye... se que no quieres hablar con nadie, muy apenas y me saludas a mí -comentó- pero siempre es buena idea contar con un amigo con quién desahogarte.

- No es que... no es que evada tu amistad... es que... -intentó explicar- no quiero que te pase algo por mi culpa...

- A tí es al que te vendrá pasando un día de éstos si sigues evadiendo a quien te quiere ayudar -reclamó Alex.

¿De dónde saca éste chico esa forma de intentar ayudar? Se parecía mucho a cierta manera que James conocía...

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- Lo mejor que puedes hacer es acercarte a esa gente que se interesa en tí -le dictaba Duncan.

- Pero... ¿y si esa gente termina dañada por culpa mia? -cuestionó.

- El único que acabará dañado por evitar que te ayuden serás tú -explicó el doctor- yo puedo ayudarte como profesional, pero no por eso evadas el apoyo de los que demuestran preocupación.

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Simple casualidad.

- Sabes que cuentas con mi apoyo -puso su mano en su hombro- no por lástima, si no porque en serio te considero un amigo y quiero que estés bien.

James sintió los brazos de Alex rodearlo.

- Estoy para escucharte, no voy a dejarte solo como esos tarados -aclaró- aquí estaré hasta que ambos veamos la luz.

- ¿Eso no es el verso de una canción? -preguntó el pelirrojo.

- Sí, es una gran canción para ofrecer tu apoyo a un amigo -respondió el menor.

- Gracias -le devolvió el abrazo.

Al menos James podía estar agradecido de contar con el apoyo de un verdadero amigo, le haría caso a Duncan y volvería a darse la oportunidad de hacer amistades.

- ¿Qué me dices de la propuesta de hace rato? Salir a jugar como antes -recordó Alex.

- No lo se... siento que con todo ésto perdí mi toque -admitió el de ojos verdes.

- ¿De qué hablas? Ahí tienes tu toque, solo tiene que practicar para volver a hacerlo parte de ti -el menor sonrió.

- Tal vez no hoy... no... no estoy bien después de ésto.

- Es verdad, lo siento -se disculpó el chico- entonces podemos ir otro día, cuando te sientas preparado.

- Desde luego -admitió James.

Alex y James se dirigieron a sus casas, el pelirrojo seguía dudando acerca de si era buena idea entablar amistades nuevamente, mientras que el de ojos azules se planeaba hacer lo que sea para que su amigo se recuperara de lo que tanto le aquejaba.

Pero para eso necesitaría los consejos de alguien.

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Espero que les haya gustado, no olviden votar, comentar y compartir.

Dato: La técnica que menciona Alex es de Starlex00, gracias por dejarme hacerle un guiño.

Ya conocemos las relaciones de los 7 protas, ahora sí, a que todos se conozcan.

Violett User