"Eres un cielo lleno de estrellas
Una visión celestial".
- Coldplay: A sky full of stars.

Esa tarde durante el taller de escritura, Freya se sentó al lado de Ryan, nerviosa por su primera clase, ya se habia presentado ante el profesor y el resto de sus compañeros, momento que agradeció que acabara pronto.

- ¿Nerviosa por el primer día? -preguntó Ryan.

- Un poco... -admitió la chica- Es la primera vez que compartiría mi hobbie con más personas.

- No te pongas nerviosa, es un poco difícil al comienzo, pero verás que muy pronto te acostumbras -le aseguró el chico- Puedo decirte que hasta te animarás a comparar tu trabajo con el de los otros compañeros y se apoyarán.

- Dilo tú que tienes más experiencia -dijo Freya un tanto tensa por la idea de convivir con el resto de la clase.

- Tranquila -Ryan le tomó la mano- Te apoyaré en lo que necesites.

- G...gracias -respondió la rubia con un ligero rubor en las mejillas ante el gesto y la mirada sonriente del chico.

Ryan soltó su mano para posar su vista en su libreta y tomar su bolígrafo, ya sabía perfectamente qué escribir, tenía la inspiración a su lado.

Freya también devolvió su vista a su cuaderno, todo ese tiempo había escrito poesía triste dedicada a su padre, pero tal vez era hora de escribir algo más positivo dedicado al chico que la incita a sonreir.

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Atravesando la plaza del parque, Hank y Stacy caminaban uno al lado del otro, sin decir nada, solo disfrutando su compañía mutua.

- Y... ¿Cómo has estado? -Stacy rompió el silencio- Ya sabes... desde...

- Aún duele un poco, pero ya se me va pasando -respondió Hank casualmente.

- ¿No te cuestionaron en tu casa? -preguntó ella con cierta preocupación.

- Papá me preguntó si me había buscado una pelea, pero le respondí que no -dijo él- Le dije que solo intenté salvar a una chica apunto de ser agredida.

- ¿Y qué dijo él? -cuestionó.

- Que había hecho lo correcto, que estando en mi lugar él hubiera hecho lo mismo -contestó el chico- Él no tolera a los idiotas que se creen la gran cosa solo por tratar mal a las mujeres.

- Se ve que tu padre es un gran hombre -sonrió la chica.

- Lo es... -suspiró- Él es mi apoyo incondicional desde pequeño.

Stacy sonrió melancólica, a diferencia de su padre, el de Hank era bueno y se notaba por la forma tan admirable que el chico hablaba de él.

- Y dime ¿qué tal te ha ido a tí? -preguntó él.

- No creo que quieras saberlo... lo ves todos los días en la escuela con Angie y sus amigas -respondió ella con aparente remordimiento.

- Pero... fuera de eso, fuera de clases... ¿cómo te ha ido?

- Terrible -contestó Stacy con sinceridad- Bueno... al menos mi madre ha intentado darme apoyo.

- Eso es bueno -dijo Hank.

- Aún así... sigue faltándome una pieza en mi corazón -dijo melancólica.

- Te comprendo... por más que papá me apoye y diga lo importante que soy para él... sigo de lo más miserable...

Stacy tomó su mano, provocando los nervios del chico.

- No eres miserable... eres... eres genial, ¿sabes? -dijo mirándolo a lo ojos.

Hank se ruborizó y giró la cabeza a otra dirección, sin saber qué hacer o responder.

- Eeeh... tú... tú eres la genial -dijo al cabo de un rato- Tú me ayudaste cuando lo necesitaba.

- Pero tú me salvaste primero -respondió ella- Me siento en deuda contigo por eso.

- No... tú no me debes nada, solo... solo... dejarme... dejarme ser tu amigo -titubeó nervioso.

- Tenlo por seguro -sonrió ella recargándose en su hombro.

- Aaah... y... cuenta conmigo para lo que sea -tartamudeó rascándose la nuca con su otra mano.

- Gracias -finalizó ella acomodándose su cabello.

Siguieron caminando, en sus mentes bajo el concepto de nuevos amigos, pero sus sentimientos indicaban otro tipo de relación.

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En un café, Edward y Winston pedían un par de bebidas, un capuccino helado y una malteada de fresa.

Edward estaba apunto de pagar, pero Winston lo detuvo.

- No, dije que yo iba a pagar -dijo mientras entregaba el dinero a la chica que les entregó su pedido.

- Creí que era el clásico "tú invitas y yo pago" -dijo Edward dando un trago a su capuccino.

- Siempre es así, pero hoy yo tenía dinero y quería pagarte una de las tantas veces que tú pagas -aclaró el castaño.

El rubio solo sonrió y aceptó la voluntad de su mejor amigo.

- Sabes, me siento muy feliz por Freya, siempre me había hablado del curso de escritura en su escuela y se dio la oportunidad de inscribirse -comentó el de ojos marrones probando su malteada.

- Le irá muy bien, yo lo se -dijo Edward con mucha seguridad.

- Yo también, y no sabes lo mucho que me alegra verla recuperar la confianza que perdió cuando murió papá.

- Está recuperándose y eso es muy bueno -le recordó su amigo- ¿Y tú cómo te sientes al respecto?

Winston suspiró- Aún me duele, y... después de lo que pasó con el estúpido de Carl no he dejado de pensarlo...

Edward apoyó su mano en su hombro- ¿Pensar en qué?

- En lo horrible que la pasó en sus últimos momentos... -murmuró el otro tomando aire.

El rubio lo envolvió en un abrazo- Al menos ahora ya no sufre más, y... debe estar orgulloso de ustedes -animó.

- Eso me consuela -dijo Winston intentando sonreír.

- Él no te abandona, Wins, y yo tampoco lo haré -reconfortó el de gafas.

- Te lo agradezco, hermano -le dijo el de cabello marrón.

Edward sintió algo en su interior al oírlo llamarlo "hermano", como mejores amigos era agradable que lo considerara de esa manera, para Winston, su mejor amigo era su hermano...

...pero... para Edward, Winston significaba mucho más.

- ¿Qué tal si regresamos a la escuela de Fre? -propuso el rubio- Así la esperamos al momento que salga.

- Me parece buena idea -aceptó Winston- Vamos en lo que nos terminamos nuestras bebidas.

Los chicos regresaron caminando por donde habían venido.

Una vez más, esquivando sin saber, al hombre pelirrojo, y este, una vez más, no los vió pasar estando enfocado en otros asuntos.

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- Bien, casi termina la clase -aclaró el profesor de escritura- Así que, muéstrenme sus avances.

Los alumnos se formaron en fila junto al escritorio del profesor. Uno a uno leyendo en voz alta lo que escribieron mientras el maestro calificaba.

Eso puso nerviosa a Freya, tenía miedo de leer lo que había escrito y que los demás se burlaran.

- Tranquila, si hay algo bueno en este taller, además de la libertad de escritura, es que nadie se burla de nadie -dijo Ryan- Todos somos escritores inexpertos y si tenemos errores en vez de señalarlos los corregimos.

- ¿C...crees que nadie se burlará? -cuestionó ella.

- Si se burlan de tí se las verán conmigo -aclaró él.

- Bien, Ryan, vas tú -ordenó el profesor.

Ryan pasó a la pizarra, y con seguridad comenzó a leer su escrito.

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Niña bonita

Ella es muy bonita
Muy linda es su sonrisa
Que alegría trae a mi vida
Sus ojos como dos pozos de agua cristalina
Su cabello brillante como el sol
Y sus palabras llenas de inspiración.
Es tierna y temerosa
Pero es más linda que una rosa
Su forma de ser es hermosa
Sincera y compasiva
Ella es una niña bonita.

By: Ryan Z Connor

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Mientras recitaba, Ryan observaba a Freya en más de una oportunidad, provocando que ella se cubra la cara con su cuaderno.

- ¡Vaya! -exclamó el profesor- Bellas palabras, felicidades.

- Gracias -dijo Ryan con modestia.

- ¿En qué te inspiraste para escribir estos versos? -preguntó.

Se escuchó el típico "uuuuuuh~" pícaro de sus compañeros.

- Me inspiró una persona muy especial para mí -respondió evitando sonrojarse.

Freya notó cómo las miradas de sus compañeros caían sobre ella.

El profesor miró el reloj- Ya terminó la clase, los que faltaron me pasan sus cuadernos para firmarlos -ordenó.

Los estudiantes obedecieron y uno a uno fueron saliendo de clases.

Fuera del salón, Raymond esperaba a su hermano y a su amiga, aún leyendo el cómic que leía en el receso.

- ¡NOOOOOO! -exclamó.

- Y ahora ¿qué te pasa? -preguntó su hermano saliendo del salón.

- ¡No se vale! -renegó dramáticamente- ¡¿Qué le hicieron a mi personaje favorito?!

- ¿Qué le hicieron? -preguntó Ryan.

- ¡Me lo convirtieron en villano! -respondió su gemelo- ¡Él no era así! ¡¿Porqué?! Voy a reclamarle a los autores de esta cosa.

- ¡¿Ya ves?! Sigo sin entender porqué sigues leyendo esos cómics.

- A tí te gusta lo romántico, a mí lo dramático -contestó Raymond.

- Pero esas cosas que lees rebasan los niveles -reclamó Ryan.

Freya rió ante la pelea de los gemelos.

- En fin, ¿cómo les fue? -preguntó el amante de los comics.

- Bien -respondió la chica- Para ser mi primer día no fue tan malo.

- ¿Lo ves? ¿Y qué te pareció mi poema? -cuestionó Ryan.

- Es... es muy bello -dijo ella jugando con su cabello- De verdad... a mí me encantó.

Ryan sonrió feliz, el poema lo había escrito en honor a ella y estaba contento de que le haya gustado.

- Tuve una buena inspiración -respondió mirándola sonriente.

Freya se sonrojó y se cubrió con su cabello entre las manos.

Raymond los miró con aburrimiento, esa escena se veía tan cursi.

Los tres caminaron a la salida, donde sus hermanos mayores los esperaban para ir a casa, una vez que se despidieron esperando verse la próxima semana, cada quién tomó su rumbo.

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Hola, espero que les haya gustado, no olviden votar comentar y compartir.

Otro hiatus, pero regresé con un capítulo lleno de cursilería y amor, espero no haber perdido el toque para escribir esta historia.

Ahora, próximamente, la gran reunión de los protas.

Violett User