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Capítulo OO2

No es tan común que salgamos a comer en alguna parte pero ahora estamos aquí, yo viéndola a los ojos y ella tranquila comiendo sus papas fritas mientras mueve las piernas de un lado a otro, no llega al suelo y yo mucho menos pero el que ella no lo haga me parece muy adorable, la forma tan tierna en la que intenta llegar o como su ceño se frunce dando a entender que está haciendo un gran esfuerzo cada pequeña cosa la hace ver tan perfecta.

— No lo intentes no vas a llegar —. Le digo de broma, tan solo sube un poco la mirada y con una pequeña sonrisa se apoya de la mesa para impulsarse un poco rozando el suelo haciéndome ver que claro que puede solo que está jugando y le resulta divertido, asiento por lo que he visto y abro el menú, en un pequeño suspiró ya he visto todo. — ¿Te parece una pizza y pollo frito? —. Asiente feliz sonriendo en grande.

— A Jisoo unnie de seguro que le encantaría estar aquí —. Rio un poco antes de levantar la mano para que uno de los meseros se acerca. — ¿Podemos pedir algo de tomar? —. La última vez que eso pasó terminamos en una situación un tanto comprometedora.

— N-no —. Balbuceo moviendo un poco las manos.

— Hablo de una gaseosa o jugo —. Entre abro los labios totalmente avergonzada, eso no me lo estaba esperando ahora me siento una completa tonta por pensar que quería consumir alcohol a mitad de semana. — ¿Qué tenías en mente? —. Escondo un poco el rostro en el menú y e ignoro la pregunta, las cosas que ahora mismo están en mi cabeza no son tan puras como el cariño que le tengo así que prefiero botarlas a lo más recóndito de mi ser para que no vuelvan a interrumpir en este momento.

— ¿Quieres Coca-Cola? —. Asiente. — Eso lo compraremos ya de camino a casa —. Digo de la nada y se asombra.

— Así que...¿No vamos a comer aquí? —. Niego con la cabeza, mi expresión cambia a una obvia, pensé que ya le había dicho que no podía quedarme en este lugar por mucho tiempo el frío me está matando.

— Pensé que te lo había dicho pero es que no me siento tan bien y prefiero estar en casa...claro si quieres si no podemos seguir aquí, sin problema —. Aprieta los labios y se encoge de hombros.

— Cualquier lugar en el que tú estés voy a estar bien —. A veces dice este tipo de cosas que me aceleran, se ha vuelto alguien que se comporta así y no entiendo el por qué, no se qué es lo que le está pasando ella antes no decía cosas así, trago saliva y me acerco más al menú. — ¿Piensas comerte la foto de las comidas? —. Suelto una risita nasal que ella automáticamente imita.

— ¡Ya! —. Me quejo y le doy una pequeña patada. — Solo estoy un poco ciega —. Miento con una verdad.

— Es que ya estás algo mayorcita —. Dice y ruedo los ojos.

— Solo te llevo un mes tampoco te emociones tanto —. Se cruza de brazos y dejo lo que tenía en las manos en la mesa.

— Y veinte días, casi dos meses —. Antes de que pueda decir algo el mesero se acerca y veo como se dirige directamente hacia Sana, bajo un poco la mirada, siempre es lo mismo. — Hey, ella es la que va a pedir algo, yo no —.

— Disculpe —. Subo un poco la mirada y noto el sonrojo del chico, no debo ponerme celosa porque no somos nada, no me tiene que doler tanto porque las personas pueden verla y estar con ella porque ella y yo no somos nada.

Mientras repito eso en mi cabeza le pido lo que queremos comer.

— No tenías que decirle eso —. Me mira y toma mis manos.

— A ver, a ver —. Trago saliva. — Es un grosero y si tú la ibas a pedir entonces debías hacerlo, no yo, además venía detrás de mí como un carroñero que miedo —. Todas las personas siempre están así cerca de ella porque sienten algo, les gusta la forma en la que sonríe o habla, como se expresa y hace que todo el mundo se sienta bien.

— Entonces...¿Gracias? —. Sonríe y me mira a los ojos.

— Gracias a ti por estar en mi vida —. Hay momentos, como este, en los que me cuesta poder articular palabra e incluso tener esa traba de la amistad porque de seguro si no fueramos amigas tan cercanas y no tuviera ese miedo de perderla constantemente en mi cabeza entonces tal vez estuviera contando otra historia o en otro punto de la misma.

— No deberías agradecer por esas cosas —. El mirar, el que sus manos estén sobre las mías, que sus gestos sean de una gran sonrisa y a veces se vuelvan tan tímidos como un leve sonrojo, ella no sabe lo que está provocando en mi, ni se hace una idea.

— No es la primera vez que me niegas un agradecimiento —. Es la verdad cada que intenta hacerlo la detengo porque no lo hago en forma de favor, es solo porque quiero y me gusta hacerla sonreír con cada cosa que pueda llegar a hacer para que se encuentre bien.

— Y no era la última —. Le digo y desvío la mirada hacia el mesero, los minutos con ella se vuelven segundos ya la comida está lista y solo toca ir a casa a comer. — ¿Te quedarás en casa? —. Asiente y sonríe.

— Hoy es oficialmente una noche de chicas además vivo en el piso de arriba así que tampoco estoy muy lejos de casa ¿no crees? —. Rio y asiento, hace poco se mudó para estar más cerca de la casa y porque también quería estar lejos de su ex, la entiendo porque yo también hice lo mismo cuando quería alejarme de la mía.

— Aproximadamente 5 min si subes por las escaleras —. Sana me pega.

— Esa vez tarde eso porque estaba ebria —. Se queja y me ayuda con las bolsas. — Y no me ayudaste —. Hace un puchero y con su espalda abre la puerta, la miro y paso a su lado intentando no caer en su trampa.

— Ya ya, vamos —. Ruedo los ojos al escucharla cantar detrás de mi.

Y cada día que pasa es uno en el que cayó lo mucho que quiero estar con ella.

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