Capítulo 23
Su razón se nubló cuando vio al menor con la polla fuera de su ropa. Su cuerpo hirvió de rabia cuando vio el hermoso rostro de Jeon, herido y con sangre. Odio, aún más, si era posible, a Jun por tener si quiera la intención de violar a JungKook, porque fue obvia su intención al ver que tenía sus dedos en el agujero del menor y más aún, al ver las lágrimas del chico obsesionado por los mangas, deslizarse por sus mejillas.
Completamente ido, fuera de sí, se abalanzó sobre Jun, dándole puñetazo tras puñetazo en su rostro. Sólo se escuchaban las quejas de Jeon, las de su hermanastro tras los golpes descontrolados de Jimin y el crujido de sus nudillos. Y sin sentirse conforme, se levantó y piso la mano, justamente los dedos que osaron abusar del agujero de Jeon sin su consentimiento.
El grito de Jun fue desgarrador, pero no lo suficiente para que Jimin dejara de patear su abdomen, completamente absorto por su rabia, furia, odio, rencor, asco, repulsión e ira, siendo sentimientos y emociones que llevaba acumulando desde que se lo presentaron como su hermanastro.
Siempre lo había detestado, pero jamás fue lo suficiente como para querer machacarlo como lo estaba haciendo en ese momento.
Ver como dañó a JungKook de tal manera, fue suficiente para querer acabar con su desgraciado hermanastro.
Jimin levantó del piso a su hermanastro y le dio un rodillazo en la boca del estómago. Siempre había sido ágil con sus movimientos y rápido, así que no fue gran esfuerzo para él, sumando lo furioso que se sentía.
JungKook levantó un poco la cabeza y vio un Jimin completamente diferente. Jamás imaginó un Jimin de esa manera, tan poseído por su ira, rabia, furia y odio. Pero en su condición actual, agradeció que llegara y lo salvara de una violación, porque tenía más que claro, que, si él no hubiera llegado, Jun habría llevado a cabo su objetivo.
TaeHyung al escuchar ciertos golpes y gritos de dolor, corrió más rápido y al entrar, se asustó de ver a un Jimin descontrolado. Entendió su furia cuando vio a un débil y lastimado JungKook tirado en el piso, arreglando con dificultad su pantalón. No había necesidad de ser inteligente para saber qué había sucedido ahí. Rápidamente se acercó a Jeon y lo ayudó a levantarse, lo acercó a una de las mesas.
—Debo detenerlo —musitó el mayor, observando con miedo y preocupación el cómo su mejor amigo machaba, aún más, el rostro ensangrentado de Jun.
—No... déjalo.
TaeHyung miró al menor y vio odio, odio hacia quien intentó violarlo y agradecimiento hacia Jimin, quien lo salvó. Pero Kim sabía que aquello le traería muchos, muchos problemas a su mejor amigo.
— ¡Jimin! —gritó TaeHyung, pero el mencionado siguió golpeando el rostro de su hermanastro, sin importarle que su uniforme y puños estuvieran impregnados de la sangre ajena.
—Se lo merece...
—Lo sé, pero...
Preocupado por el menor, pero mucho más por Jimin, apoyó a JungKook en la silla junto a la mesa y se acercó hacia su mejor amigo.
Los demás alumnos esta vez sí entraron al salón y muchas de las chicas gritaron al ver el estado lamentable y horroroso de Jun, más aún, al ver tanta sangre en la ropa de Jimin.
—Jimin, por favor detente —le rogó TaeHyung, ya que el mayor no se dejaba detener.
— ¡Si quieres lastimarme, ven por mí! ¡maldito hijo de puta! —le gritó Park, mientras le soltaba otro puñetazo, con el cual consiguió tirarlo fuertemente contra la pared, provocando que su cabeza revotara contra ésta—. ¡Cobarde de mierda! ¿Qué tiene que ver JungKook en tu odio hacia mí? ¡nada!
—Te dije... te dije que te iba a dar donde más te doliera —consiguió decir Jun, quien iba perdiendo el conocimiento poco a poco. Su cuerpo terminó deslizándose por la pared, manchando con sangre la pintura.
—No debiste meterte con él. Jamás debiste llegar hasta mí a través de él —cuando quiso acercarse para seguir golpeándolo, sintió más fuerza en el agarre de su mejor amigo en su cuerpo.
TaeHyung optó por abrazar al mayor por detrás, atrapando sus brazos. Pero Park era fuerte y Kim jamás supo toda la fuerza contenida que tenía el mayor, ni mucho menos, todo el odio y desprecio que llevaba guardando.
—Jimin... por favor, detente. Esto te traerá muchos problemas.
—No me importa —rápidamente observó al menor, quien tenía aun lágrimas en sus mejillas y podía ver el dolor en su rostro. Ver sangre en su rostro le ponía más furioso—. Se metió con él, TaeHyung. Jamás se lo voy a perdonar.
—Ni yo, pero por favor detente —volvió a rogarle el menor—. Luego no quiero verte a ti en el estado en el que esta JungKook.
—Me importa una mierda.
Volvió a forcejear contra su mejor amigo para que le soltara, pero otros brazos se lo impidieron.
—Fue suficiente Jimin.
Esa fue la voz de Hoseok, y desde que TaeHyung terminó su noviazgo con él, le agradeció de tenerlo cerca.
—Ve con tu chico, él te necesita en este momento.
Cuando sintió el cuerpo de Jimin relajarse, un poco, lo fue soltando, dándole una señal a su exnovio que también lo soltara.
—Ve, yo me encargaré de Jun.
Hoseok se acercó a Jun, quien luchaba con mantenerse despierto, alerta ya no podía estar. Jimin lo machacó tanto, que ni fuerzas para hablar le dejó.
Cuando se detuvo frente al hermanastro de su amigo y compañero de equipo, recordó aquella vez en la que su padrastro golpeó, a causa de Jun, también. Recordó el sufrimiento y dolor físico de Park, sus lágrimas, entonces, sintiéndose impotente, furioso y odiando al chico en el piso, le propinó un fuerte puñetazo.
— ¡Hoseok! —gritó TaeHyung, asustado—. Por favor, no sigas tú con eso.
—Venga Hoseok —TaeHyung vio como Yoon Gi entró en la sala, dirigiéndose hacia su exnovio—. Suficiente tiene con la paliza que le dio Jimin. Además, la directora y el entrenador de futbol vienen en camino.
Jimin tembló al escuchar aquello, pero ya estaba hecho. Se dirigió hacia JungKook. Miró su rostro y con un cuidado exagerado, limpió sus lágrimas. Odio ver ese miedo en los hermosos ojos marrones del menor y se juró, internamente, que jamás volvería a permitir que alguien lastimara al menor. Nunca más.
—Perdóname, si hubiera venido enseguida... tal vez yo habría impedido...
—Estás aquí. Me salvaste.
El menor, aun con el cuerpo tembloroso y adolorido, se acercó al mayor para sentir el inmediato abrazo de Jimin.
—Sentí mucho miedo...
—Lo siento.
Park se arrodilló frente al menor, acarició sus mejillas y fue limpiando un poco, la sangre que tenía en el labio, aunque la que salió de la nariz, había manchado demasiado el rostro del menor. Mientras siguiera viendo el estado de JungKook, su desprecio, odio y furia contra su hermanastro no cesaría jamás.
— ¿Qué es lo que sucede aquí? ¡Ah! —la madre de TaeHyung, o sea la directora del instituto gritó cuando, ante sus ojos vio al chico inconsciente en el piso.
Miró hacia la dirección de Jimin y supo que fue él quien dejó en ese estado a su hermanastro, pero se preocupó al ver el estado de JungKook. No entendió mucho, pero pronto lo haría.
— ¡Jun!
El entrenador se acercó inmediatamente hacia su hijastro. Aunque lo llamó varias veces, éste estaba inconsciente y no despertó. Ver el estado deplorable, lo preocupó de sobremanera. ¿Cómo le explicaría lo sucedido a su mujer? ¿Qué le diría exactamente? Entonces, miró hacia su hijo, se levantó y se encaminó hacia él.
Por instinto, Jimin se levantó y se puso ante JungKook, protegiéndolo de cualquier movimiento que diera su padre.
La mirada de su padre jamás le había dejado ver tanto odio y desprecio hacia él. Sabía que aquella paliza que le propinó a su hermanastro, le traería mucha más infelicidad, pero si había algo que recordaba de su madre, fueron aquellas palabras: "cariño, cuando quieras a alguien y sea lo más importante para ti, protégelo de quien sea, incluso de tu padre" no iba a permitir que su papá lastimara a JungKook.
La cachetada que sintió en su mejilla, le ardió inmediatamente.
La directora enseguida intervino, por muy padre que sea él de uno de sus alumnos, no permitiría que lo golpeara. No dentro de su instituto.
—Señor Park, usted es profesor en este momento. Si repite algo así, será despedido.
— ¿Está segura de esa amenaza, directora?
Aquel tono de advertencia llamó la atención de TaeHyung, pero lo dejó pasar, de momento, para acercarse a JungKook, a quien notó demasiado débil y pálido.
—Debemos llevar a enfermería a JungKook —dijo preocupado.
—No, debe ser llevado al hospital —intervino Jimin.
—Los alumnos Jeon y Choi serán llevados al hospital.
La directora se mostraba calmada, pero estaba preocupada por el alumno inconsciente. No quería problemas, no más de los que ya tenía, claro, los que se suelen tener con tantos estudiantes.
Dos ambulancias llegaron a los pocos minutos de ser llamadas. JungKook perdió el conocimiento cuando lo subieron a la ambulancia, mientras que la de Jun ya se había marchado hacia el hospital. Jimin exigió ir junto con el menor y ante las suplicas y escándalo que hizo para que le permitiesen subir, la directora accedió al escuchar a su hijo menor pedirle que dejara ir a su mejor amigo junto con Jeon.
El entrenador subió junto con TaeHyung al auto de la directora. Y así dirigirse hacia el hospital.
—Tae, hijo, explícame qué sucedió.
—Seguro tienes una idea de lo que sucedió, mamá —comentó enojado—. El desgraciado de Jun intentó violar a JungKook. Lo golpeó, tú misma viste cómo lo dejó y si no hubiera llegado Jimin, habrías tenido un alumno violado en tu instituto.
— ¡Mentira! —gritó enojado el entrenador—. Jun, mi honorable hijo jamás haría algo así. Jimin seguro lo golpeó por sentir envidia hacia él.
—En primer lugar, señor, Jun no es su hijo. En segundo lugar, es un maldito desgraciado que intentó violar a una persona y Jimin, quien, sí es su hijo biológico, lo salvó de las sucias y asquerosas intenciones del bastardo de su hijastro.
—Eres el mejor amigo del idiota de mi hijo, es obvio que vas a ayudarlo y encubrir lo que hizo.
—Su hijo salvó a una persona de ser violada. Deje de cubrir al maldito de Jun.
—Cállense los dos —ordenó la directora—. Ya escuché lo que necesitaba saber.
—Ya verás Jimin, ya verás.
TaeHyung tembló al escuchar las palabras en susurro del padre de su mejor amigo. Debía hacer algo, hablar con su madre, pero no permitiría que dañara más a su querido amigo. No lo permitiría.
Jimin esperaba noticias de los profesionales, obviamente noticias buenas sobre JungKook y si no existiera la condena en prisión por matar a alguien a golpes, esperaría justamente esa respuesta por parte de los doctores, pero aún tenía mucho por hacer en su vida y terminar en prisión por alguien como Jun, no lo valía.
TaeHyung le llevó un café cargado a su mejor amigo, esperando que despabilara un poco, ante sus ojos, Park se veía cansado, agotado, exhausto y aún, molesto. Pero también más allá de lo que dejaba ver, en su mirada veía miedo y preocupación.
Mejor que nadie sabía que aquella paliza que le propinó a su hermanastro le traería graves consecuencias, pero él le hizo una promesa a su mamá y JungKook ya era parte de aquella promesa.
— ¡Maldito bastardo! ¡¿Cómo pudiste lastimar a mi precioso bebé?!
Kim no alcanzó a interponerse entre su mejor amigo y su madrastra, quien le propinó una fuerte cachetada, volteándole el rostro. Aun así, se acercó rápidamente, evitando que Jimin terminara por devolverle la cachetada o al menos, un empujón. Lo conocía mejor que nadie y a ella también la desprecia y odia tanto como a su hijo.
La madre de Jun, insatisfecha con la cachetada, empujó a Kim para llegar hasta su hijastro, de nuevo, soltándole una cachetada, pero en la otra mejilla. Jimin cerró sus manos en un puño, tratando de controlar toda la ira que estaba sintiendo. Mientras tanto, su padre observó como aquella mujer golpeó a su hijo.
—Suficiente —habló HeeChul, quien llegó minutos antes, pero alcanzó a presenciar las cachetadas hacia el mejor amigo de su hermano pequeño—. Recuerde dónde estamos, señora.
—¿Y tú quién eres? No te entrometas donde nadie te llamó.
—Me entrometo porque puedo y quiero —esta vez su tono de voz no fue nada amigable—. Además, Jiminie es parte de mi familia y no dejaré que ninguna vieja loca venga a golpearlo frente a mí.
— ¿Vieja loca? —totalmente ofendida, quiso levantarle la mano a HeeChul, pero su mano fue detenida por la madre de él.
—Parece que está acostumbrada a dar cachetadas a quien se le plazca, señora.
Lentamente fue soltando la mano de la madrastra de Jimin, quien se mantenía en silencio, como solía hacer siempre, desde que formó parte de esa "familia". No quería causar más problemas, sólo quería saber sobre el estado de salud de JungKook.
— ¿Vas a meterte en esto, directora?
El padre de Jimin se acercó, mirando desafiante a su jefa.
La directora se mostró nerviosa y no pasó desapercibida para sus hijos. La conocían mejor que nadie, por lo que supusieron que algo sucedía entre su madre y el señor Park, pero sabían en qué lugar se encontraban y la situación, por lo que decidieron dejarlo de lado, por el momento.
—Estamos en un hospital —intervino Hani, quien había ido con HeeChul hasta el hospital—. Por favor, no discutan más.
Todos los presentes se calmaron. El entrenador abrazó a su mujer y la llevó a los asientos que estaban a un par de metros. Mientras que TaeHyung se acercó a su mejor amigo, quien no dejaba de mirar hacia la puerta, dentro de esta se encontraba JungKook. Se preocupó ya que los padres del menor aún no llegaban y eso que la directora se había encargado de contactarlos.
Minutos después sintió algo de alivio cuando vio que los padres de JungKook se acercaban hacia él.
Se sintió tan culpable cuando vio los ojos rojos e hinchados de la madre de JungKook y el rostro pálido y preocupado de su marido. Cerró fuertemente sus ojos cuando ambos se detuvieron frente a él, dispuesto a recibir más cachetadas si eran necesarias, después de todo, Jun atacó a Jeon para lastimarlo a él (Park).
Pero su sorpresa fue otra. Su corazón se apretó cuando sintió que unos delicados, pero firmes brazos lo rodearon. Cuando abrió sus ojos, se vio entre los brazos de la señora Jeon.
—Mi niño, muchas gracias —totalmente agradecida, derramó un par de lágrimas, abrazando al menor—. Me informaron de todo lo ocurrido... muchas gracias Jiminie. Muchas gracias.
—Yo... —el nudo en su garganta no le permitió del todo hablar correctamente—. Lo siento... mucho.
—No mi niño, no te culpes.
De a poco se fue separando de Jimin. Lo miró y limpió las traviesas lagrimas que quisieron traicionarlo.
—Salvaste a mi hijo —le sonrió dulcemente, dejándole ver a través de su sonrisa, cuan agradecida estaba—. Jamás podre agradecerte del todo por lo que hiciste.
— ¿Le agradece que casi matara a mi hijo? ¿está loca?
El semblante de la señora Jeon cambió. Su esposo, quien se había mantenido callado, pero observando a todos a su alrededor, sobre todo al papá de Jimin, habló en lugar de su esposa y dijo: — ¿Usted es la madre del mocoso que quiso abusar de mi hijo?
El entrenador se acercó rápidamente a su mujer, dándole a entender que no está sola.
—Mi hijo no es ningún abusador ni nada de lo que se le culpa —habló el entrenador.
—Por supuesto que no —prosiguió el señor Jeon—. Su hijo salvó al mío. Su hijo, quién está aquí presente —apoyó su diestra en el hombro de Jimin, quién estaba a su lado, entre él y su esposa—. Salvó a mi hijo de un abuso.
—Mi hijo —volvió a enfatizar el entrenador—. Terminó gravemente herido por culpa de...
—Tengo entendido que su hijo es Jimin, y no el mocoso abusador que está hospitalizado en este hospital.
— ¡Mi hijo no es ningún abusador! —gritó la madrastra de Jimin.
—Querida, cálmate —le pidió el entrenador—. Nuestro Jun es un buen chico. Tranquila.
—Desde ya le informo que presentaré cargos contra su hijo —comentó el señor Jeon—. Y si usted —miró al entrenador—. Llega hacerle cualquier cosa a su hijo y me refiero a Jimin, también presentaré cargos en su contra.
—Gracias...
Susurró Jimin, conteniendo las ganas de llorar que sentía desde aquel reconfortante y cariñoso abrazo por parte de la madre de JungKook.
—Y usted sabe a qué me refiero ¿verdad, señor Park?
Inmediatamente el mencionado miró a su hijo.Todos los presentes pudieron notar el odio y enojo con el que miró a su hijobiológico, sintiendo realmente desprecio hacia el entrenador.
Cuando el doctor por fin salió a dar información sobre los estudiantes heridos, comentó que Jeon estaba estable, descansando por todo lo sucedido. Tenía heridas, pero ninguna grave, ya lo habían medicado, por lo que descansaría algunas horas y que pasaría, al menos la noche y al medio día del siguiente en el hospital. Lo contrario a Jun, éste tenía algunas costillas rotas y la mano que le pisó Jimin necesitaría escayola. Él necesitaría quedarse más días hospitalizado.
—Me gustaría... ¿puedo pasar la noche cuidando a JungKook? —preguntó el pelinegro a los padres de Jeon, quienes se miraron, ya más tranquilos al ver y saber del estado de su hijo, se sonrieron y asintieron al menor—. Muchas gracias —les sonrió.
—Gracias a ti, Jiminie —volvió agradecer la señora Jeon—. No hay manera en que pueda agradecerte por lo que hiciste.
—No, soy yo quien debo agradecerles —el menor miró al señor frente a él—. Muchas gracias por lo que hizo por mí hace rato.
—Tranquilo, es lo menos que podía hacer por ti —le regaló una sonrisa al pelinegro.
—Ahora debemos irnos —habló la señora—. Debemos ir por ropa limpia para mi hijo. Te traeré algo para que comas.
—No es necesario —comentó avergonzado.
—Por supuesto que sí. Tú espera por nosotros. Ya regresamos.
—Gracias.
Los padres de JungKook se alejaron y en cuanto Jimin se quedó a solas en la habitación del menor, TaeHyung entró.
—Veo que te llevas excelentemente con tus futuros suegros —bromeó el castaño.
—Me alegra poder tener el ánimo de reír con tus bromas —comentó con una sonrisa el mayor.
— ¿Qué harás ahora, Jimin? Si regresas a esa casa, tu padre...
—Debo soportar hasta mi cumpleaños, Tae —comentó preocupado—. Faltan algunos meses y cumpliré veinte años.
— ¿Y mientras tanto? ¿tendrás que soportar una vez más sus golpes?
—No tengo otra opción.
—Lo detesto.
—Yo también.
Ambos se quedaron en la habitación de Jeon, quien descansaba bajo los efectos de los medicamentos. HeeChul le comentó a Park que las puertas de su casa estaban abiertas para él, que se fuera por un tiempo a vivir con ellos, pero Jimin sabía que no podía hacer eso, no de momento, pero aun así agradeció el gesto.
La directora Kim se dirigió a su casa en compañía de su hijo mayor, de camino a casa, pasarían a dejar a Hani, la mejor amiga y quién sabe qué más, de HeeChul. Y luego, al quedarse solos, él hablaría de cierto asunto con su madre, el cual claramente tenía que ver con la actitud del entrenador del instituto hacia ella.
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