Capítulo 2
Jimin terminó los ejercicios en menos minutos de lo que pensó el profesor y explico muy bien la manera en cómo resolverla, recibiendo hasta elogios por parte del docente. Sonrió victorioso y caminó hacia la fila de asientos donde se encontraba sentado JungKook. Se detuvo justo a su lado.
—Profesor, yo ayudaré a los de estas filas —derecha e izquierda—. Y usted, si gusta, las otras dos ¿le parece?
—Está bien —respondió gustoso el profesor, pues sería menos trabajo para él y menos cansador tener que explicar a veinticinco alumnos—. Bien, los de las filas junto a la ventana, si necesitan ayuda, acudan al alumno Park.
Dos chicos sentados al final le pidieron a Jimin que les explicara, quienes entendieron con solo una vez, mientras que otras tres chicas fingieron no entender y así poder estar más cercas a Jimin por más tiempo. La rubia se quejaba cada que tenía oportunidad por estar sentada junto a la fila de la pared, que daba al pasillo del Instituto.
—¿Tú no necesitas ayudas? —susurro Park junto a la mejilla derecha de JungKook, sobre saltando al menor—. Te asuste.
—A cualquiera que se le hable de pronto y tan cerca se asustara. Y no, no necesito ayuda.
—¿Seguro? No llevas ningún ejercicio hecho, creo que necesitas mi ayuda.
—No la necesito.
JungKook comenzó a resolver los ejercicios sin dificultad ni con la necesidad de pedir ayuda, cosa que le sacó una sonrisa divertida a Jimin. Cada minuto que pasaba en ese salón le agradaba más la actitud del menor.
—Cierto, no necesitas mi ayuda...para esos ejercicios.
La manera en cómo soltó aquellas palabras, hizo que JungKook volteara el rostro y le mirara. La voz cargada de sensualidad en el mayor, le provocó un escalofrío en todo el cuerpo, terminando por juntarse en su entrepierna y molestarle. Se volvieron a mirar. Los dos sintiendo la intensidad que aumentaba en los ojos ajenos frente a ellos. Jimin se vio envuelto en la oscuridad de la mirada del menor, pero no porque ésta fuera oscura de manera negativa o hasta depresiva en los ojos de Jeon, sino por el color de los ojos del menor, algo que había experimentado por primera vez.
La clase fue finalizada por el profesor. La rubia ni siquiera guardó sus útiles en su mochila, pues enseguida corrió a los brazos de Jimin, sin darle la oportunidad de poder escapar, ya que, hasta el último segundo de la clase, él y Jeon se sostuvieron la mirada, olvidando su alrededor.
—Te busqué en la mañana, pero has venido solito hacia mi —se aferró al cuello de Jimin, dándole un fuerte y húmedo beso en los labios—. Esperaba despertar a tu lado, pero ya no estabas. ¿Dónde fuiste esta mañana?
—A casa, obvio —respondió algo indiferente a la chica—. Debo hacer unas cosas... —olvidó el nombre, algo que le ocurría hasta cuando se montaba algún machote del Instituto u otro lugar—.
—Jessica —dijo ella molesta—.
Jimin vio a JungKook abandonar el salón, por lo que inmediatamente se separó de la rubia y corrió hacia la salida, alcanzando así al menor.
—¿Ya tienes un club en mente? Te observé en la fiesta y pude ver que tienes muslos marcados. Seguro tienes fuerza y eres ágil. Únete a mi equipo.
—También te observe en la fiesta. Tus muslos son del tipo de chico que se ejercita y juega bastante en la cancha de futbol, pero no estoy interesado en ir detrás de una pelota.
—¿Y si son dos pelotas? —aquella pregunta estaba cargada de doble sentido, el cual no le fue indiferente a JungKook—. ¿Y? ¿estás interesado en ir detrás de dos pelotas?
—Depende —lo miró fijamente, deteniendo sus pasos—.
—Depende ¿de qué? —comenzaba a agradarle mucho el tener esas miradas intensas con el pelinegro—.
—Si esas dos pelotas son las tuyas, de momento no me interesa ir detrás de ellas, pero si eres tú el que quiere ir detrás de mis pelotas, desde ya te digo que no se te será fácil. Adiós.
JungKook siguió su camino, el cual consistía en encontrar el club de atletismo. Le encantaba ese deporte y era bueno en ello. Si quería sobrevivir a un nuevo Instituto, al menos quería hacer algo que le gustara.
—¡Te encontré! —era su segundo susto en el día, seguro le daría un infarto al tercero. JungKook giró hacia quien lo sobresaltó, encontrándose con la sonrisa rectangular—.
—TaeHyung.
—Eres bueno recordando los nombres —lo miro curioso—. Así que Jiminie va tras tus pelotas. Cuidado y se las come enteritas.
—No sabía que aparte de saber la vida de los demás, los espiabas en los pasillos.
—Estaba junto a ustedes. Que no me vieran por estar en quién sabe qué mundo, no es mi culpa.
—¿Qué quieres?
—Acompañarte. ¿Vas a inscribirte en algún club?
—Sí. ¿Sabes dónde está el club de atletismo?
—¡Claro que sí! Ellos están en el gimnasio secundario en este momento. Vamos. Por cierto, ahora tienen entrenamiento los del equipo de fútbol en ese gimnasio, quizás y te coman las pelotas si vas.
—Si quieres ser mi amigo, deja tus bromas o yo buscaré con qué o quién molestarte.
—Ya veo por qué Jimin se interesó en ti.
Jeon se sorprendió por lo grande que era el gimnasio secundario, sabía que ese Instituto era grande, pero jamás imagino que tendrían dos gimnasios y que el segundo sería de tal tamaño. Dejo eso de lado y miró hacia algunos alumnos con pantalones cortos y una sudadera, corriendo por la cancha, seguramente pre—calentando para dar inicio al verdadero entrenamiento. Según TaeHyung suelen hacer aquello dentro del recinto y luego van al patio principal, la cual se utiliza para aniversarios, actividades y campeonatos que recurran el lugar, como los de atletismo.
Y si, también vio a los del equipo de fútbol ejercitándose, para probablemente, entrenar. Quito su atención del grupo de "chicos que van tras una pelota" para dirigirse hacia los de atletismo.
—¡TaeHyung! —grito un chico de atletismo, no solo llamando la atención del nombrado, sino que también de otra persona en particular, siendo éste el capitán del equipo de futbol, Ho Seok. Observó cómo su ex novio sonreía divertido mientras platicaba con quien fue su rival en aquella época cuando estaba de novio con Tae, el tal Bogum—. Me alegra mucho verte por acá ¿Ya te decidiste por mi equipo?
—Sabes que no me van mucho los deportes Bo —comentó apenado—.
—Ya, pero eres rápido y el año pasado nos ayudaste a ganar.
—Lo sé, pero eso fue gracias a tus colegas. Aún recuerdo la ventaja que le sacaron a los otros institutos.
—Gracias a eso tu madre nos apoya cada vez más con el equipo.
—Mi madre ayudará a cualquier equipo que gane en algún campeonato o competencias —río algo avergonzado—. pero no he venido a eso. Te traigo a quien te ayudará a ganar este año también.
Puso su diestra sobre el hombro de JungKook, quien se había mantenido callado, no porque quiso, sino porque los otros dos no le dieron la oportunidad de hablar.
—Él es nuevo, se llama Jeon JungKook. Viene de Busan.
—Gracias, pero puedo presentarme solo —el menor miró al capitán del equipo de atletismo—. Aunque no me queda mucho por decir. Me gusta mucho éste deporte y he estado en ello desde mis seis años.
—¡¿En serio?! —pregunto muy sorprendido Bogum—. Pues, bienvenido JungKook, espero disfrutes del equipo y del Instituto —le sonrió—.
—Seguro disfrutará mucho más que eso —comentó con doble intención Tae en sus palabras. JungKook supo que se refería a cierto chico del equipo de fútbol—.
—Lo que sea —el menor volvió su atención al capitán—. ¿Cuándo puedo iniciar con el entrenamiento?
—Ya mismo si quieres. Aunque supongo que no vienes preparado —miró a uno de sus colegas, llamándole para que se acercara—. Lleva a JungKook al camerino y dale algo de su tamaño.
Jeon acompañó al chico al camerino para entregarle la ropa necesaria para el deporte. Algo que habían ganado con la competencia del año pasado, siendo los campeones, fue implementación en el vestuario y calzado.
—¿Sucede algo Hobi? —Jimin se acercó a su amigo, dirigiendo su mirada a quien le robaba la concentración y atención a Ho Seok—. Pensé que Tae había dejado de ser amigo de Bogum.
—También pensaba eso —comentó totalmente disgustado—. Ahora podrá ir con todo hacía Tae.
—¿Te importa acaso eso?
—Sabes que si —desvió su mirada, viendo ahora a Jimin—. Me equivoqué, lo sé y ahora sufro las consecuencias de mis actos.
—¿Te arrepientes? Porque yo me arrepiento cada vez que lo veo, el hecho de haberle el mentido y traicionado.
—¡Lo sé! Perdiste a tu mejor amigo por mí, lo siento.
Molesto, enojado, celoso, arrepentido y dolido, Ho Seok se alejó de Jimin, tratando de olvidar la imagen de TaeHyung, su primer amor y aún dueño de su alma y pensamientos, sonriendo de aquella manera tan hermosa a Bogum. Recordó cuando él era el único dueño de la sonrisa rectangular característica de TaeHyung. Estaba tan arrepentido de todo.
—Listo —JungKook regreso junto a Tae y Bogum, quienes dejaron su amistosa conversación para mirar al menor—. ¿entonces?
—Has estiramientos primero, luego iremos afuera y comenzaremos.
—Bien.
JungKook separó sus piernas, estirándolas. La distancia entre sus pies era más o menos de poco más de medio metro. Llevó su zurda a su pie izquierdo, estirando el muslo, los músculos de éste, los músculos de anterior e interno, músculos del gemelo interno, ligamentos y tendones. Repitió la acción con el brazo y pierna derecha. Aun con los pies separados, llevó ambas manos hacia abajo, estirando toda la espina dorsal, otros huesos y músculos que componen la espalda. Toco el piso con las palmas de sus manos, sin la necesidad de doblar sus piernas. Tenía una buena elasticidad. Mientras él estaba muy concentrado en sus estiramientos, no noto la mirada de cierto depredador, examinando a su presa. Aquellos ojos castaños entrecerrados, observando con detenimiento cada movimiento del chico nuevo, quien llamaba su atención y curiosidad, más ahora que veía lo bueno que era con las piernas abiertas y ejercitándose.
El pelinegro viajó por unos minutos a su imaginación, viéndose a él saboreando aquellos muslos marcados del menor. Pensó en cómo sería morderlos y dejar marcas en aquella piel, que, desde la distancia, se veía y hasta palpaba lo suave que podría ser. Siguió observando, hasta que el entrenador del equipo de fútbol le dio un golpe en la cabeza.
—¿Por qué me tienes que golpear, papá? —le preguntó molesto, más por algunas risas de burla por parte de sus compañeros—.
—Acá soy entrenador, no papá —le regaño—. Y ahora presta atención al entrenamiento y no a otras cosas.
—Ok.
Miró por última vez hacia los del equipo de atletismo, viendo como estos terminaron de entrenar para dirigirse ahora al patio principal.
Ambos equipos iniciaron sus entrenamientos, mientras que los demás alumnos y clubes del instituto se encontraban en sus clases. En el siguiente bloque será el turno del equipo de baloncesto y karate, quienes también han obtenido buenos lugares en sus campeonatos.
Bogum quedó encantado con JungKook, más bien, con el récord de su equipo. El primer lugar lo tenía una chica que se había unido al equipo hace dos años atrás, ahora ese lugar pertenecía a JungKook, quien dejó demostrado los años que lleva en aquel deporte y cuanto le apasiona. Todo su nuevo equipo lo apoyó y aplaudió por su tiempo. El capitán daba por hecho su nueva victoria a fin de año.
Terminaron treinta minutos más tarde del entrenamiento del equipo de fútbol, aunque estos tendrían que quedarse después de clases para otra dosis de juego y preparar su condición física para el partido que se llevaría acabo en dos semanas.
Sus compañeros se dirigieron a los camerinos, mientras que Jeon prefirió estirar un poco más y después ir a ducharse. Sobre todo, porque prefería hacerlo cuando ya la mayoría no estaba presente. Le gustaba mucho su privacidad al momento de darse una ducha.
Cuando vio salir a sus nuevos compañeros del camerino se decidió a ir al lugar para ducharse.
—Hasta que vienes —se sorprendió un poco al ver al pelinegro apoyado en uno de los casilleros, supuso era el suyo—. Pensé que te irías todo sucio a clases.
—¿Acaso me esperabas?
—¿Tú qué crees? —le sonrió coquetamente—. Anda, quítate la ropa y dúchate.
—¿Qué esperas para irte? Tu equipo terminó hace ya un buen rato.
—Esperaba a que entraras para asegurarme de algo —miró sin descaro el cuerpo de Jeon, deteniéndose en su entrepierna—. Pero si sigues con ropa no podré cerciorarme. Anda, quítate la ropa.
—¿Y crees que lo haré porque tú me lo ordenas?
—No, lo harás porque debes ducharte.
—Cierto.
Y comenzó a quitarse el short que le cubría hasta los muslos, quedando con el bóxer puesto. Jimin no quito sus ojos de la entrepierna del menor, quien ni siquiera se preocupaba porque el mayor estuviera prácticamente desnudándolo con la mirada. Se deshizo de la remera que llevaba puesta. A pesar de no tener del todo trabajado el abdomen, Jimin pensó en lo duro y firme que sería esa zona y lamerla...pronto tendría una erección si mantenía esos pensamientos.
No mostró sorpresa cuando JungKook se tocó la polla, es más, disfruto el ver como se frotaba. Jimin dejo de mirar, con dificultad la entrepierna, para dirigir sus castaños hacia los profundos ojos negros de Jeon, quien lo miraba fijamente. Dejó de tocarse.
—¿Y bien? ¿ya te cercioraste de lo que buscabas en mi entrepierna? —se acercó a Jimin o eso pensó el mayor, pues JungKook pasó de largo hacia la regadera—.
—Sí, acabo de ver, que exactamente voy tras las dos pelotas que esperaba que tuvieras —al ver que Jeon le daba la espalda, se acercó peligrosamente a éste, sin tener contacto con su espalda desnuda, por ahora, le susurro—. Y de paso he visto que me divertiré con tu abdomen y esos fuertes muslos que tienes.
Jeon cerró sus ojos con fuerza al sentir el aliento de Jimin tan cerca, peor porque no tocaba su piel, porque con solo el aliento y palabras, ya le quemaba la semi—desnudez de su cuerpo.
—Y para la próxima ya no será una bienvenida para cerciorarme con solo una observación de tus pelotas la que te daré JungKook.
Miró por última vez la espalda desnuda, su culo cubierto por el género del bóxer y el agua recorriendo el cuerpo semidesnudo de Jeon, para alejarse y regresar con su día de clases.
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