Capítulo 17
Jeon observaba el cuerpo desnudo acostado sobre su cama. Involuntariamente se relamió el labio inferior al ver aquella polla, que varios minutos atrás estuvo en su interior, era una hermosa y sensual vista para él.
Después del sexo fogoso y duro que había tenido, Jimin se acostó sobre la cama del menor. Tuvo que admitir que su cuerpo le dolía aún, pero el menor lo entendió, después de aquellos golpes por parte del entrenador hacia su hijo, era normal que siguiera sintiendo dolor, por esa razón y, sobre todo, porque le cumplió más que bien en pleno acto sexual, le permitió acostarse y dormir cuánto quisiera.
Aprovechó el tiempo y se duchó. Se puso un pijama que constaba de un short y sudadera, dejó lo mismo para Jimin sobre los pies de la cama y así, cuando se despertara, se duchara y cenaran. Los padres de Jeon no tardarían en llegar y seguramente para la cena, habría pizza, ya que a su mamá no le habría dado tiempo de preparar algo de comer.
El celular del mayor comenzó a sonar bastante fuerte, molestando a JungKook, decidió contestar la llamada. Bufó al ver el nombre de quien llamaba. Contestó:
— ¿Qué quieres, Kim?
—Pensé que éste era el número de Jimin —comentó confuso.
—Es el celular de Jimin, pero está durmiendo.
—Oh, vaya, puedo deducir que se cansó y se quedó dormido ¿verdad?
—Exactamente. ¿Qué quieres?
—Dile que cuando despierte, venga a mi casa.
—No irá —soltó enseguida, molesto.
— ¿Por qué no?
—Se quedará a dormir, por eso no irá.
—Entiendo —sonrió. Escuchar que su mejor amigo se quedaría a dormir en casa de Jeon, le causó alegría, de cierto modo—. Entonces, dejaré de molestar. Cuida mucho a mi Jiminie.
Aquel "mi" lo dijo a propósito, simplemente porque sabía que provocaría alerta en el menor y claro, celos.
—Adiós —el menor terminó la llamada, muy molesto.
Dejó el celular del mayor sobre su mueble de noche, junto a su cama. Observó molesto a Jimin, pero decidió no decirle nada, por ese momento, lo dejaría descansar un poco más y bueno, no tenía mucho derecho en reclamarle absolutamente nada. Después de todo, un polvo, el cual había sido exquisito, no le daba derecho de reclamos... de momento.
***
Cuando el matrimonio Jeon llegó a su casa, se sorprendieron al ver a Jimin sentado en el sofá grande, sobre todo por la posición de su hijo, quien tenía su cabeza sobre los muslos del mayor y el resto del cuerpo sobre el sofá, prácticamente acostado. Al ver a sus padres, se levantó sin apresurarse, completamente tranquilo. Los presentó, Park saludó educadamente y con una leve, pero dulce sonrisa al sentirse tan acogido por los padres del menor.
—Jimin —la mamá de Jeon se acercó al invitado—. ¿Te gusta la pizza? Disculpa por no preparar nada para la cena, pero estuve todo el día fuera de casa y no tuve tiempo.
—No se disculpe, no hay problema —comentó avergonzado y mostrándole a JungKook una faceta que no sabía que tenía el mayor. Timidez—. Además, la pizza es deliciosa.
—Tienes una encantadora sonrisa, Jiminie —el apodo le causó ternura al mayor y lo demostró con una dulce y tierna sonrisa en sus labios.
—Mamá deja de molestar a Jimin —pidió el menor, sintiendo una calidez indescriptible en su interior por ver aquella sonrisa en el mayor.
—Lo siento —se disculpó con el mayor, pero éste negó con un movimiento de cabeza, dándole a entender que todo estaba bien. Aquella señora, de cierta manera, le recordaba a su mamá.
El interior de Jimin se llenó de nostalgia, recuerdos y un poco de dolor al pensar en su madre. Extrañaba tanto los abrazos y palabras dulces de su amada madre, que, si la mamá de Jeon llegase abrazarlo, él recibiría entusiasta y maravillado aquel abrazo.
—Es un agrado tenerte en casa —escuchó Park decir al señor Jeon, quien dejó sus cosas de trabajo encima del sillón individual junto a la ventana—. Y espero que mi hijo te tratara bien en nuestra ausencia.
Ambos, tanto su hijo como Park se miraron y sonrieron con complicidad. Si tan sólo supieran qué tan bien trató JungKook a Jimin y viceversa, aquellas palabras habrían estado de sobra, pero el señor Jeon no era idiota y notó aquellas miradas en ambos adolescentes, pero lo dejó pasar, después de todo su hijo no era un chico que llevara amigos a su casa, ya sean sólo amigos o algo más que eso.
—Me trató bien, señor Jeon, no tengo quejas —comentó con una sonrisa, que tras ella ocultaba doble sentido.
—Por supuesto que no tienes quejas, yo tampoco las tengo —dijo el menor, sonriendo.
—Bien —fue lo único que comentó el padre del menor.
Treinta minutos después los cuatro se encontraban cenando. Jimin se sintió tan tranquilo y cómodo junto a la familia de JungKook, que por segundos la sintió su propia familia.
—Jimin —le llamó la señora Jeon—. No quiero ser entrometida, pero ¿les avistaste a tus padres que te quedaras a dormir?
—No hay problema con eso, señora Jeon —respondió incómodo. Pensar en sus "padres" le resultaba molesto y hasta doloroso, pero no por estar preocupados por ellos y el que no supieran de su paradero, sino porque sabía que les daba igual.
—Mamá —la señora notó cierta molestia en la mirada de su hijo por su pregunta, por ello se disculpó.
—Lo siento Jimin, no te quise incomodar —comentó afligida.
—No se preocupe, no todos tenemos la suerte de su hijo y tener grandiosos padres, como lo son usted y su esposo —sonrió, pero todos los presentes notaron ese deje de tristeza en sus palabras.
JungKook detestó notar la tristeza en las palabras del mayor, por ello se levantó de su silla y agarró el brazo derecho de Jimin.
—Iremos a dormir, mañana tenemos clases —les comentó a sus padres.
Sorprendido, Park se levantó de su asiento y haciendo una reverencia de noventa grados, se despidió del matrimonio Jeon.
Subieron hacia la habitación del menor y ya adentro, JungKook se disculpó por la incómoda pregunta de su mamá.
—Tranquilo, no fue del todo desagradable, es más, me sentí muy acogido por tus padres —le sonrió al menor—. Gracias por la cena y el grato momento.
—De nada, supongo.
Se encaminó hacia el escritorio y agarró su notebook. Se dirigió a su cama y dejó el aparato sobre ésta. Jimin se acercó a la cama y se sentó junto al menor.
— ¿Qué harás? —preguntó curioso.
— ¿Quieres ver alguna película antes de dormir?
—Sí.
—Bien, veremos una que me gusta mucho —el menor buscó entre sus carpetas una titulada "películas de anime"—. La encontré.
— ¿Cómo se llama la película?
—Kimi no Na wa —respondió con una sonrisa.
— ¿Your name? —preguntó sorprendido el mayor.
— ¿La conoces?
—¡Por supuesto! Es una de mis películas favoritas —respondió emocionado.
—Espera —el menor lo miró fijamente, entrecerrando sus ojos—. Miras anime y lees mangas. ¿Por qué no me lo contaste antes?
—No me preguntaste si miraba anime o leía mangas —respondió con obviedad.
—Esto ya lo hablamos antes —suspiró—. En fin, veremos Your name. Anda, vamos a acostarnos, me está dando frío.
Ambos se levantaron para acostarse bajo las sábanas y frazadas. La noche estaba helando y ambos lo sintieron, mucho más al tener puesto sólo un short y sudadera. Acomodaron las almohadas bajo sus cabezas y se acomodaron para poder mirar la película.
Jimin apoyó su cabeza sobre el hombro derecho del menor, éste no se movió, simplemente le permitió que se apoyara en él. Ambos listos para iniciar la película y después, dormir. JungKook nunca había imaginado que algo tan simple como que el mayor apoyara su cabeza en su hombro lo haría sentir tan relajado y cómodo, algo que nunca sintió antes con un compañero sexual.
Temprano en la mañana, Jimin limpió el desastre de la tarde anterior. Pensó que despertaría más tarde, dado que el día anterior utilizó mucha energía a pesar de su condición física, pero extrañamente se sentía mejor, le dolía aun el cuerpo, sí, pero se sentía bien y al mirar hacia el menor, quien se durmió en la mitad de la película sobre su pecho, supo que él tenía mucho que ver con su estado físico y emocional aquella mañana.
Agarró el preservativo que la tarde anterior, Jeon tiró al piso y lo llevó hasta el basurero que tenía junto a su escritorio. Vio restos de semen, ya seco, en el escritorio por lo que se dirigió al baño, agarró papel higiénico y lo mojó para poder limpiar parte de su semen y seguramente, parte del semen de JungKook. Regresó hacia el escritorio y limpió el líquido, recordando todo lo que hizo con el menor en ese sitio en particular. No pudo evitar el sonreír, sintiéndose hasta idiota, pero si fuera así, sería un idiota feliz. No había duda de eso.
Al terminar se dirigió al baño para lavarse las manos, luego volvió y se acercó a la cama, ya frente a JungKook se inclinó hacia él y besó dulcemente los labios del menor.
JungKook se removió en su lugar, comenzando a abrir lentamente sus ojos. Lo primero que vio esa mañana, fue una dulce sonrisa por parte del mayor, quien lo miraba fijamente.
—Buenos días.
—Podría acostumbrarme a despertar de esa manera —comentó Jeon, sentándose en su cama—. ¿Qué hora es?
—Las seis y media —respondió el mayor, sentándose a su lado.
—Es temprano —bufando, volvió a su posición anterior, arrastrándose hacia abajo, cubriendo su rostro con las sábanas.
—No seas flojo, tenemos que levantarnos —el mayor intentó descubrirlo, pero el menor tenía fuerza, bastante, de hecho.
—Dormiré hasta las siete. No me molestes —se quejó.
—Está bien.
Aburrido, se levantó de la cama y abandonó la habitación, después de todo, sus clases iniciaban a las ocho y no estaban tan lejos del instituto. Bajó hacia la cocina, tenía mucha sed y necesitaba con urgencia jugo o simplemente agua. Se sorprendió al ver a la señora Jeon tan temprano en pie, sobre todo, cocinando.
— ¡Oh! Jimin, buenos días —sonrió a penas le vio entrar a la cocina—. Seguro mi hijo sigue acostado.
—Sí, dijo que se levantaría a las siete —se acercó a ella—. ¿Necesita ayuda?
—¿No te molestaría ayudarme? Verás, los hombres de esta casa no suelen ayudar mucho en la cocina, son algo inútiles en eso, pero ayudan a limpiar.
—Bueno, si le soy sincero, no sé cocinar, pero puedo ayudarle en lo que me pida —comentó tímido.
—Eres un chico muy adorable, Jimin —volvió a sonreír—. Aceptaré tu ayuda —miró hacia el hervidor—. Ayúdame a hervir el agua y a preparar la mesa para desayunar los cuatro.
—Enseguida —sonriendo, se acercó al hervidor, luego al lavamanos para llenarlo de agua y ponerlo a hervir.
Siguió con los cubiertos y tazas para cuatro personas. Puso té, café y azúcar. Mientras que la señora Jeon preparaba tostadas, panqueques y huevos revueltos. Jimin se sorprendió ya que la señora cocinaba rápido y varias cosas a la vez.
Por unos minutos se perdió en recuerdos del pasado, cuando era un niño y amaba mirar a su madre mientras cocinaba. Aquellos días definitivamente fueron los mejores de su infancia.
Media hora después, aparecieron tanto el señor Jeon como su hijo, ambos ya listos para iniciar el día, uno en el trabajo y el otro en el instituto. Jimin había olvidado que debía ducharse y cambiarse para ir a clases, por lo que, disculpándose con la dueña de casa, subió corriendo por las escaleras y prepararse para ir a clases.
—Hijo —la mujer se acercó al menor, quien ya se había sentado en su lugar para desayunar—. Él es ese chico ¿verdad? El chico del que nos hablaste antes.
—No digas nada frente a él, mamá —le pidió.
—No, claro que no diré nada, pero es él ¿verdad?
—No digas nada.
La mujer entendió y se calló. De cierta manera, sintió impotencia hacia el padre de Jimin, recordando lo que le comentó su hijo días atrás. Para ella, el amigo de su hijo, le parecía un chico encantador, educado, dulce, respetuoso, sonriente y amable, obvio, no se le paso por alto aquella triste mirada, ni mucho menos aquellas miradas llenas de complicidad que se dieron en la cena tanto su hijo y Park, pero por lo demás, a ella le había encantado el chico de la sonrisa encantadora, sobre todo, porque desde esa tarde hasta la mañana, había visto una mirada diferente en su hijo.
Comenzaron a desayunar una vez que Jimin se sentó a la mesa. Sintió el pecho lleno de emoción y felicidad al ver que la familia Jeon lo había esperado y así desayunar todos juntos.
Sí, definitivamente esto es una familia, pensó mientras se sentaba junto a JungKook.
***
El señor Jeon acercó a su hijo y amigo hasta el instituto en su auto. Habían preferido caminar, pero JungKook recordó que el mayor no había estado bien físicamente los últimos días y supuso que después de todo el gran esfuerzo de la tarde anterior no estaría completamente bien, por lo que le pidió a su padre que los dejara cerca del establecimiento.
Cuando bajaron del auto, varias miradas se detuvieron en ellos. Seguramente por el hecho de llegar juntos por la mañana, acompañados del padre del menor.
JungKook no era un estudiante que llamara mucho la atención, sí tenía algunas chicas tras él, como también chicos, pero no formaba parte del grupo de chicos populares, pero sí de los chicos más guapos del instituto, mientras que Park Jimin formaba parte de ambos grupos y causó curiosidad de que llegara acompañado y precisamente de un chico.
—Llamas mucho la atención, Jimin —le comentó el menor, con cierto tono de molestia—. ¿Te acostaste con cada estudiante que nos observa ahora?
El mayor observó a quienes los miraban, viendo a varias tipas con las que sí folló y algunos tipos a quienes les quitó su virginidad anal.
—Con la mayoría de las chicas y algunos tipos, sí.
—Lo supuse —siguieron caminando hacia el interior del instituto.
Jimin sentía un tanto extraño el ambiente entre ellos, por no decir incómodo. Por ello decidió hablar, pero no precisamente hacia el menor, ya que en el pasillo divisó a su mejor amigo.
Sonrió ampliamente, dejando ver sus blancos y perfectos dientes, para enseguida gritar y llamar a su amigo.
— ¡Tae tae! —el nombrado giró hacia quien lo llamó, sonriendo y acercándose rápido hacia su querido mejor amigo.
— ¡Idiota! —golpeó levemente el brazo de su amigo, para después pasar su brazo derecho por el hombro de Park—. ¿Ya estás libre? Necesito hablar contigo.
Park miró hacia JungKook, quien no dejaba de mirar con molestia a Kim. El mayor sintió la molestia del menor, sin poder evitarlo, le sonrió y con su diestra le desordenó el pelo.
— ¿Nos vemos luego?
—Supongo —ordenando su pelo, se encaminó hacia su salón, alejándose de los mayores.
Entonces, Jimin le prestó total atención a su mejor amigo, quien lo observaba con una sonrisa curiosa.
—Espero los detalles y con detalles, me refiero a todo lo sucio que hiciste con ese chiquillo.
—Eso es parte de mi vida privada, idiota —le soltó riéndose.
—Claro, como si entre nosotros tuviéramos vida privada.
Se miraron y rieron, llamando la atención de varios alumnos que pasaban por sus lados en el pasillo. Aun con su brazo en el hombro de Park, Kim comenzó a caminar llevándose consigo a su mejor amigo.
— ¿Qué querías hablar conmigo? —preguntó curioso el mayor.
—No mucho o tal vez sí, pero primero —lo miró seriamente—. Anoche te llamé y me respondió tu chico celoso posesivo.
— ¿JungKook? —preguntó sorprendido.
—Vaya, así que ya es tu chico —rio divertido.
—No es mi chico. Lo supuse porque pasé la tarde y noche con él.
—Por ahora no es tu chico, mi querido amigo, seguro en un par de días o semanas, será más que tu chico —se burló.
—Tal vez...
Los mejores amigos caminaron en dirección a sus salones. Al final, TaeHyung olvidó lo que le iba a decir a su mejor amigo, claro, después de que el mayor le contó todo, detalladamente, lo ocurrido la tarde anterior, la cena, la película y el desayuno de aquella mañana, claramente olvidaría lo que tenía que contarle. Aunque eso era algo normal en Kim, después de la nada recordaba y se lo soltaba entre gritos y risas.
Esa mañana de clases, de escuchar las explicaciones de sus profesores y anotar los apuntes en su cuaderno, Jimin sonrió un par de veces por lo cómodo y agradable que se sentía al recordar su tarde en casa de JungKook. Deseó en su interior volver a disfrutar de una cena y desayuno junto a los padres tan agradables del menor.
En la hora del almuerzo, Jimin se encaminaba hacia el comedor, con los auriculares puestos y escuchando temas de Chris Brown. Se detuvo detrás de su amigo y capitán de equipo, quien esperaba en la fila para poder comprar su almuerzo.
—Vaya, hoy te ves mejor que cualquier otro día —comentó con tono burlón y con una sonrisa en sus labios, el mayor.
—Supongo que tiene que ver la maravillosa tarde que pasé ayer en casa de Jeon y el delicioso desayuno que preparó su mamá en la mañana.
— ¡Oh, Dios mío! ¿Cuándo se casan? Debo ser el padrino de la boda, si o si —siguió burlándose.
—Idiota.
—Ya, vale, lo siento —el mayor intentó ponerse serio—. Entonces ¿follaste con Jeon? Aunque supongo que esa sonrisa pícara que has puesto responde a mi pregunta.
—Exacto.
—Te saliste con la tuya.
—Siempre me salgo con la mía, Hobi. Ya deberías saberlo.
—Cuida tus palabras, Jimin —el nombrado se sobresaltó al reconocer la voz tras él—. Mira que, si sigues dándotelas de ganador, bien el polvo de ayer podría ser el primero y el último.
JungKook estaba de pie, cruzado de brazos, tras Jimin y Hoseok. A este último le gustó la actitud del menor, ya que mejor que nadie, sabe lo engreído que podía llegar a ser su amigo y si había alguien que pudiera bajarle un cambio, quien mejor que JungKook para hacerlo.
—Hola JungKook —saludó Park, ignorando su comentario y sonriéndole.
— ¿Tienes entrenamiento hoy?
—Sí ¿Por qué lo preguntas? ¡Oh! ¿acaso quieres otra cita conmigo? —preguntó coqueto.
—Quiero comprar algunos mangas y quiero que me acompañes.
— ¿Cuáles vas a comprar?
—En realidad compraré algunos tomos de Ao No Exorcist.
—Pensé que ibas a leer el de One Piece.
Hoseok observaba como su amigo y el menor hablaban con tanta confianza y soltura. De hecho, se sorprendió un poco por cómo se trataban después de haber follado la tarde anterior. Algo había cambiado en ambos, el mayor lo notó. Sus miradas, sus gestos, sus sonrisas. Era nuevo para él ver a Jimin tan sonriente y maravillado con una persona, sobre todo por un chico. Usualmente Park solía maravillarse con las grandes y exquisitas tetas de algunas de las chicas que se follaba en algún baño de algún club nocturno.
—Y lo voy a leer, pero decidí hacerlo siempre que te vaya a ver a casa de Hoseok, ya que allá tienen la mayoría de los tomos.
—Supongo que mi opinión aquí poco importa ¿verdad? —preguntó el mayor cuando escuchó su nombre y casa.
—Así es —respondieron al unísono tanto Jeon como Park.
—Entonces —Park dio un paso totalmente atrevido, con una mirada cargada de deseo hacia JungKook, quien ni se inmutó ni retrocedió—. Puedes continuar leyendo el manga hoy en la tarde y si necesitas más tiempo, en la noche.
—Lo voy a pensar.
Cuando llegó su turno, Jimin compró su almuerzo, luego Hoseok, quien se supone iba primero en la fila, pero lo dejó pasar. JungKook compró al último, con su almuerzo en mano se despidió de los mayores, comentándoles que almorzaría en el patio, ya que el día estaba agradable y quería leer un poco más.
Jung y Park se sentaron en la mesa de siempre junto asus compañeros de equipo. Siempre había ruido cuando se reunían todos juntos enel almuerzo, al igual que en otra de las mesas, en donde se encontraban elequipo de baloncesto y atletismo, aunque en este último, JungKook decidióaislarse y almorzar solo.
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