7🦁
Thomas jadeó tratando de coger un poco de aire, correr hasta la casa de la manada no era muy inteligente, pero teniendo en cuenta que tendría que meterse en un auto era mucho mejor correr.
— ¿Por qué demoraste tanto? — gruñó su padre, Thomas tuvo que reprimirse para no saltarle encima.
— ¿Dónde está? — siseó, su padre entornó los ojos y señaló el final de la casa.
Thomas corrió hacia allí para encontrarse con una escena que no le gustó nada.
El actual Alfa apestaba a ira, media manada estaba en el lugar y parecía que ya se habían definido bandos, aunque no se veía demasiado apoyo de parte de Jacob.
Los ancianos estaban del lado de su padre frunciendo el ceño, probablemente pensando que bicho se le había metido a Jacob, lo mismo pensaba Thomas, con un suspiro caminó hacia su Alfa.
— Thomas — murmuró con una media sonrisa, se le veía bastante tenso.
Thomas pensaba regañarlo, pero ya se veía bastante mal como para agregarle más leña al fuego.
— Luego de que ganes hablaremos — gruñó de brazos cruzados, Jacob suspiró aliviado y asintió.
Thomas recorrió a todos con la vista, su cuerpo se tensó al ver a esa maldita leona. ¿Qué coño pasaba con esa mujer?
Karen le regaló una sonrisa antes de perderse en la multitud.
Thomas se sacudió la mala sensación y volvió al tema importante, Jacob se quitó la ropa y en segundos se transformó en un majestuoso león negro, aguantó la respiración mientras el animal lo miraba con intensos ojos dorados.
"¿Por qué te ves tan preocupado? Todo va a salir bien" envió Jacob por su conexión.
"Esto fue una locura" gruñó, el león negro bufó en su dirección.
"Lo sé, pero tengo mis motivos"
"Y espero que sean jodidamente buenos, o tu padre te matará"
"No perderé"
Thomas se relajó, o al menos lo intentó, pero su cuerpo se tensó al ver al actual Alfa transformarse, el león dorado se sacudió y le gruñó a Jacob
Jacob reaccionó erizándose y mostrando los colmillos, Thomas encajó las uñas en la pared más cercana tratando de estabilizarse, intervenir en un reto estaba prohibido.
El león dorado fue el primero en atacar saltando hacia Jacob, Jacob se agachó y gruñó, sus zarpas hicieron un movimiento arañándole el costado, el león contrario lo tiró al suelo.
Thomas sintió a su león despertar, sus colmillos se alargaron y por un momento perdió la noción de lo que hacía.
— Cálmate, no puedes intervenir en un reto — gruñó alguien cogiéndolo de la camisa.
Thomas parpadeó a tiempo para ver a Jacob quitarse de encima a su padre y gruñir.
— ¿Quién?
Miguel estaba presionándolo contra una pared con toda su fuerza, el hombre era rubio, un rubio que brillaba con el sol y sus ojos de un marrón oscuro, Thomas presionó más fuerte al ver a Jacob otra vez en el suelo.
— Quieto — murmuró Miguel con un gruñido, Thomas le enseñó los colmillos como respuesta — Tu compañero está bien — susurró en su oído, Thomas se congeló.
— ¿Cómo?
— Mierda — masculló, luego le enseñó una sonrisa — Lo sé desde que éramos críos — Thomas no sabía que decir a eso, así que solo salieron tartamudeos de su boca, hasta que Miguel bufó — Está bien, me alegro de verte otra vez.
— Yo también — farfulló aún desconcertado, Miguel parecía estar bien con él y Jacob, eso lo hizo un poco feliz — Dios, fueron unos largos trece años — suspiró, pero por el rabillo del ojo captó el lomo ensangrentado de Jacob y su león volvió a reaccionar precipitadamente.
— Lo sé — murmuró Miguel y presionó su cuerpo contra el suyo, Thomas se retorció viendo a Jacob cojear y morderle a su padre una pata — ¡Eh, concéntrate en mi!
— Estoy sorprendido de que me ayudes — musitó conteniéndose un poco esta vez.
Jacob ganaría, tenía que hacerlo.
— ¿En serio? ¿Por qué? Somos amigos aún ¿verdad? — preguntó Miguel con una de esas sonrisas despampanantes, Thomas se burló, le encantaba eso desde que eran cachorros.
— Sí, por supuesto.
— Bien — dijo, Jacob rodó sobre su padre y gruñó.
— ¿Por qué no estás del otro lado?
— La pregunta es ¿Por qué no estaría de este? — Jacob mordió el cuello de su padre y el león se rindió mostrando aún más su cuello, luego de unos minutos Thomas dejó salir un suspiro de alivio — Terminó ¿Puedo soltarte ahora?
— Sí — dijo, Miguel lo soltó cuidadosamente.
— Visítame cuando tengas tiempo — ofreció, Thomas sonrió agradecido.
— Lo haré, ya sabes, también puedes visitarme y gracias.
— Está bien, ve con él — señaló a Jacob con un dedo quien se declaró ganador con un gran rugido.
......
Jacob cojeó con Thomas a su lado hasta su habitación, a penas su compañero cerró la puerta Jacob regresó a su forma humana, las heridas abiertas dolieron, por lo que dejó salir un gimoteo vergonzoso.
Thomas lo ayudó a llegar al baño y abrió la ducha para él, Jacob gruñó estampándolo contra la pared y capturando su boca en un beso feroz que incluía mordidas.
— ¿Por qué rayos hueles a otro león? — gruñó olisqueando su cuello, Thomas dejó salir una risita y Jacob se separó para verle, sus ojos tenían diversión, algo que no había visto desde que eran cachorros, desde hace trece años, Demasiado jodido tiempo, se dijo.
— Alfa ¿Estas celoso? — preguntó con sorna utilizando su título recién adquirido.
— Lo estoy, mataré a ese jodido león — sentenció arrancándole la ropa con las garras, a Thomas le brillaron los ojos.
— Miguel.
— ¿Qué?
— Es su aroma. Me ayudó antes — Jacob gruñó aún más fuerte ¿Qué se creía Miguel para dejar su olor sobre su compañero?
— ¿Y tenía que dejar su aroma en ti?
— Me estuvo agarrando mientras peleabas, él me mantenía en mi lugar — explicó Thomas con una sonrisa.
Su cabello y cuerpo ahora mojándose bajo la lluvia artificial de la ducha, lo que lo hacía ver demasiado apetecible, Jacob lamió sus labios antes de hablar.
— ¿Estuviste preocupado? — Thomas le dio una mirada que no pudo descifrar.
— Sabes que sí, somos compañeros — Jacob ladeó la cabeza.
— Antes dijiste...
— Tenemos que lavar esas heridas — interrumpió Thomas cogiendo una esponja y untándola de jabón.
Thomas se encargó de restregar su cuerpo sin pudor alguno y lavar las heridas lo más cuidadoso posible, mientras Jacob lo lavó para quitar ese aroma tan fastidioso. Ambos terminaron con erecciones dolorosas, pero ninguno hizo nada por ello.
Thomas lo ayudó a salir del baño y lo sentó sobre la cama, Jacob dejó salir un gruñido, no le gustaba sentirse débil, pero le gustaba la atención de su compañero, Thomas volvió con varias cosas y las tiró sobre la cama, frunció el ceño pensando en qué hacer con todo eso, Jacob sonrió.
— Primero utiliza el yodo — dijo, Thomas se sonrojó levemente.
— Ya lo sabía — gruñó ladeando la cabeza y cogiendo el frasco, Jacob suprimió una carcajada.
Thomas se seguía viendo igual de confundido y eso era normal teniendo en cuenta que los leones se curaban al momento, excepto si las heridas te las hacia otro león, hizo una mueca moviendo el hombro, Thomas por fin descubrió el uso del yodo y limpió sus heridas con él, Jacob gimió.
— Dios, eso duele — Thomas gruñó limpiándole el hombro.
— Aguanta, fuiste tú quien se lo buscó — Jacob puso los ojos en blanco.
— Y no me arrepiento — Thomas dejó salir el aire y le colocó una venda mientras se quejaba.
— Porque eres un idiota.
— Soy un idiota enamorado de ti — murmuró, Thomas apretó más de lo debido enviando una punzada a su brazo — Oh, duele.
— Calla, dolerá menos — Jacob bufó.
— Por mucho que me hagas callar sigue siendo un hecho.
— Shshsh — siseó Thomas yendo a otra herida en su espalda.
— ¿Por qué?
— No me dejas concentrarme, deja de parlotear — Jacob se giró y le agarró la mano con lo que lo estaba curando, sus heridas podían esperar, al final estarían sanadas para mañana.
— ¿Qué soy para ti?
— Eres Jacob — contestó sin inflexión, pero Jacob pudo escuchar su corazón sobresaltado.
— No me refiero a eso — Thomas negó y sacó su mano del agarre.
— Lo sé, pero es la única respuesta que obtendrás — Jacob gruñó y saltó hacia él.
Thomas quedó sobre el colchón mirándole como si hubiese perdido la cabeza mientras él se acomodaba sobre sus caderas, Jacob simplemente deseó que las toallas no estuviesen en su lugar.
— Antes dijiste...
— ¿Qué soy tu compañero? — preguntó irónico, Jacob burbujeó de rabia, este hombre lo ponía de los nervios últimamente — Lo soy, pero eso no quiere decir nada.
— Estas mintiendo, ¿sabes por qué reté a mi padre?
— No — susurró.
— Para darte una manada, quiero que me ayudes con esta manada como mi compañero, no como beta — Jacob se preparó para la reacción cuando a Thomas se le oscurecieron los ojos y luego el dorado se asomó.
— Ibas a heredar en unos cuantos meses ¿Por qué corriste ese riesgo? Eres un idiota — gruñó con los colmillos fuera.
Jacob bajó a su nivel y se pinchó la lengua con uno de ellos, Thomas jadeó cuando unas gotas de sangre pasaron a su garganta, la sangre de tu compañero actuaba como un afrodisíaco y Jacob utilizaría cada uno de los trucos si hacia falta.
— La hubiese heredado, ahora me la gané — Thomas negó, sus caderas se movieron tentativamente, Jacob gimió sintiendo la dureza rozar un lugar sensible.
— Eso no hace la diferencia.
— Si no les gusta que tenga un compañero pueden irse al infierno, no me importa — gruñó besándolo y restregándose con más fuerza, Thomas jadeó y agarró sus caderas, sus uñas se enterraron tan fuerte que sangró, pero a Jacob no le importó realmente, ya no.
— No tendrás manada si cometes semejante error.
— Tu serás mi manada, no me importan los demás — Thomas parpadeó saliendo de su bruma de placer, sus ojos se entrecerraron.
— No juegues conmigo — Jacob bajó con un suspiro y buscó ropa interior en uno de los cajones, no la encontró así que se colocó un pantalón, le tiró uno a Thomas, él se lo puso sin chistar.
— No juego, quiero que tú, mi compañero, te quedes a mi lado — Thomas chasqueó la lengua, el tema parecía ser verdaderamente fastidioso para él.
— No, eso no va a pasar, vine porque soy tu beta por el momento, sólo eso Jacob — Jacob negó y un gruñido enojada salió de su garganta.
— Mi beta no me hubiese bañado, o curado, eres mi compañero.
— Se acabó, parece que realmente me sobrepasé, así que lo siento mucho, Alfa, me iré — Jacob lo señaló con un dedo, su león salió a la superficie por el enojo.
— No hagas esta mierda.
— ¿El qué?
— Huir como un cobarde después de que tuvimos un momento — refunfuñó agarrándolo con fuerza, Thomas ni siquiera pestañeó.
— ¿Puedes soltarme?
— Explícame porqué me niegas — pidió, Thomas levantó la comisura de su boca con ironía.
— ¿Realmente quieres saber?
— Sí
— Fui reprogramado para odiarte Jacob, eso no va a cambiar — gruñó y se retiró de la habitación dejándolo doblemente confundido.
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