29- Más misterios sin respuesta
Palacio de Esmirna - Isla de Esmirna
El caluroso y sofocante clima de la inmensa isla de Esmirna golpeaba con fiereza el palacio de la sultana, ella disfrutaba de un poco de descanso luego de su mes de ayuno. Sobre su cuello una peligrosa serpiente de cascabel agitaba su cola haciendo sonar el final de su alargado cuerpo. Su palacio estaba bellamente adornado con alfombras persas, algunos jarrones de fina cerámica y algunas piezas de exuberante belleza.
Su castillo estaba construido con ladrillos de barro que con el paso de los años se volvieron de un tono similar a la arena del desierto. Frente a ella un grupo de bailarinas danzaban al compás de la música que salía del Sitar, el laúd y otros más.
—Sultana, recuerde que pronto vendrá el señor Alaric Windsor a su castillo — informó uno de sus servidores.
—Mehmet — sacó su lengua para aspirar el aire —, los rumores de los mercaderes que traen mercancías desde Cipango de que él usurpó el poder no hay que tomárselo a broma.
—Sí, sultana, perdone mi impertinencia — se disculpó Mehmet pero ella simplemente le sonrió.
—No tienes por qué hacer eso, seas un ser sobrenatural o un humano todos cometemos errores — respondió la soberana con mucha tranquilidad —por cierto, ¿viste a Jalil entrenando con sus escorpiones gigantes?
—Él estaba pescando con el joven señor Hussein, ¿por qué lo dice?
—Quisiera ir con Jalil a Cipango para investigar qué está sucediendo — murmuró la sultana.
La sultana se puso de pie y dejó a Mehmet en el lugar donde estaba, caminó por los largos pasillos del palacio hasta llegar a su sitio favorito. Un terrario con varias especies de serpientes, cada uno de sus hermanos tienen una relación estrecha con algún tipo de animal que pertenece al desierto. Una de las serpientes se trepó por el brazo de la mujer enrollándose en su cuello, sus ojos eran de un color verdoso con sus pupilas alargadas.
(...)
Madame Lilith ya había sido informada de la situación de Alaric Windsor y el nuevo orden en Cipango, la mujer acomodada se puso un elegante vestido negro que realzaba su figura, unos zapatos de tacón alto y un sombrero de ala ancha que impedía a cualquiera que se acercara de frente verle su rostro.
—Llévame a una posada que está a las afueras de la ciudad — ordenó la señora de la casa a su chófer una vez dentro del automóvil.
Inmediatamente el hombre encendió el vehículo y puso marcha hacia el destino que le había indicado su jefa. Casi en cada esquina ellos podían observar soldados de pie con sus armas de dotación montando guardia, pronto el sonido de un motor de avión la hizo sobresaltar. Sacó su cabeza del auto y lo que logró divisar en el cielo era algo sencillamente inaudito.
No era un avión, la forma de esa cosa que estaba volando se asemejaba más a un barco que a una aeronave. El conductor recibió la orden de ir más rápido al lugar de destino, cuando llegaron allí, un sitio que estaba rodeado por bosques y una capa de neblina que cubría la carretera notó a una chica vigilando con una espada colgada en su cintura.
Llevaba un abrigo de piel de oso sobre sus hombros para protegerse del frío, unos pantalones de lana muy rudimentarios y unas botas de cuero, además de tener su cabello algo desordenado.
—Madame, ¿le sucede algo? — preguntó el chófer.
—Al fin la he encontrado — musitó la señora.
Dafne se giró sobre sus talones para irse al interior del edificio, la híbrida se acostó en su cama mostrándose bastante tranquila. Sobre una mesita de noche puso una tacita de té que estaba humeante. Esa habitación era compartida por ella y Alexey, él leía uno de los tantos libros que reposaban sobre una estantería.
—Alexey, ¿qué estás leyendo? — indagó Dafne.
—No lo sé — mencionó el joven alguacil —, la verdad es que el título estaba muy borroso y la tapa es inexistente.
—Uhm qué mal, este sitio se siente muy húmedo y eso me hace sentir tranquila — musitó la híbrida soltando una sonrisa —, ¿y a ti qué te tranquiliza?
—La verdad me gusta un buen trago de vodka en un día nevado mientras estoy frente a la chimenea — mencionó el chico con suma felicidad —, ¿quieres pedir algo para comer?
—Primero que nada: ¿qué es vodka? — preguntó inocentemente Dafne y Alexey se cayó de la cama por tal pregunta —, ¿dije algo malo? — volvió a preguntar la chica.
—El vodka es un licor de donde vivo, es bastante fuerte — contestó él levantándose del suelo —y no tienes por qué disculparte, no todos conocen todo de todo el mundo.
—Vaya enredo — se mofó la chica y Alexey se rio levemente —, de hecho en mi antigua aldea... A Costa dos Lobos, había una bebida a base de vid que lo dejaban fermentar y con él se festejaba en el solsticio de invierno — comentó la chica volviéndose al espejo del cuarto
—¿Y tenían un idioma propio? digo como el nombre de tu aldea sonaba a un idioma que no era español pregunto
—Sí — respondió Dafne con una sonrisa —, tiñamos outra lingua, unha lingua que entedemos — habló la híbrida con suma calma en su idioma natal.
—Oye, la verdad es que no entendí nada pero suena muy lindo ese idioma. Me gustaría aprenderlo por si algún día decides que es buen momento para empezar otra manada странствующий волк (stranstvuyushchiy volk) — cerró Alexey hablando en su idioma natal.
—Si el mío era difícil para ti, imagínate ahora tu idioma — comentó la híbrida riéndose.
Pero cuando más amena estaba la plática el encargado del hostal tocó la puerta, Dafne se acercó a la puerta algo preocupada pues ni siquiera habían pasado una noche en la posada y ese sujeto ya parecía que quería sacarlos de allí, según ella. Mientras tanto Alexey, él salió al balcón y allí vio un automóvil bastante lujoso como para andar en las afueras de una ciudad tan concurrida como lo era Cathair Gheal.
"¿Que ese no es el auto de la más importante empresaria de Cipango? ¿Lilith Datenshi?"
El sonido de unos tacones golpeteando la madera lentamente lo hizo salir de su trance volviendo a la realidad, el casero dio espacio para que Madame Lilith entrara a la habitación. Alexey tomó a Dafne del antebrazo poniéndola detrás de él haciéndola confundir demasiado y eso fue justo cuando la madame estaba frente a ellos.
—Vaya, pero si es el alguacil Alexey Stepanyan, no esperaba verlo por aquí ¿tiene algo con esa chica? — preguntó Lilith.
—Ella es mi prometida — respondió Alexey sin exaltarse demasiado.
"¿P-prometida?" pensó Dafne muy sonrojada.
La híbrida apenas podía moverse, su sonrojo era más que evidente por lo que dijo el chico venenoso. Pero de alguna manera Madame Lilith le traía algo de paz con tan sólo estar cerca de ella; aclaró su mente sacudiendo su cabeza de lado a lado y sonrió bobamente dejándole a su loba Aysel tomar un momento el control de sus pensamientos.
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