21- Surgen los sentimientos
Kassia, observaba todo pero el recuerdo de Dafne y sus amigos ya es historia. Por más que tratase de recordar algo de ellos no podía, a su habitación llegó Azrael con un poco de comida de mar destacando en la bandeja carne de cangrejo y una sopa de aleta de tiburón.
Nibiru ya tenía en su poder dos gemas de las trece que existen en todo el mundo, una que Alaric Windsor le entregó hace ya tres años y la otra que Gahlia le robó a Dafne y compañía. Kassia siguió observando la comida que le trajo el sujeto y empezó a comer tranquilamente bajo la atenta mirada de Azrael.
—¿Te sientes mejor? Nibiru me dijo que te dio una voz — Azrael se le acercó y se sentó en la cama.
—Sí... — respondió ella con un tono de voz bastante delicado —estoy agradecida con él
—Iremos en busca de otras gemas, Nibiru piensa que están en el mar del norte — informó el hombre poniendo una rosa en la oreja de la sirena.
La chica sonrió levemente y se levantó una vez hubo terminado su comida siguiendo a Azrael fuera de la mansión para irse a su misión que ahora se trataba de buscar alguna de las gemas que están en el mar. Azrael abrió un portal sorprendiendo a Kassia sobremanera, ambos lo cruzaron y llegaron a la costa en donde Gahlia había obtenido la gema amarilla robándosela a Dafne.
Del fondo del mar salió un barco con tripulantes fantasmagóricos; el capitán, su barba específicamente se asemejaba a los tentáculos de los pulpos y calamares, además su mirada reflejaba una gran sonrisa de sorna y malicia combinadas. Kassia ni se intimidó y saltó al mar convirtiendo la mitad de su cuerpo en una larga cola de pez.
—Yo buscaré en el fondo — le lanzó una caracola a Azrael —Tú encárgate desde la superficie y si ves algo me avisas con eso — cerró con una sonrisa y se sumergió.
—Vámonos capitán, debemos seguirla — indicó el hombre y de un salto llegó a la cubierta del barco.
—Estupendo, ¡todos a bordo! — exclamó el espectral ser.
El navío arrancó siguiendo el rastro que Nibiru les había dejado para que buscasen esa nueva joya y así poder tomar ventaja sobre sus competidores que en este caso serían Dafne y sus aliados. El hecho de contar con Kassia hacía las cosas más sencillas hecho que le permitía a él ensuciarse las manos y aparentar ser un acaudalado hombre de negocios de Cipango.
Las aguas que rodeaban a Kassia comenzaban a contaminarse de su energía maligna asustando a los peces que incautos circulaban en su hábitat, algunos que se acercaban o intentaban hacerlo morían con el sólo contacto del agua contaminada por la sirena. Sonidos de ondas muy cortas rebotaban en los objetos, pasó por una grieta marina ingresando en ese profundo abismo. La luz del sol no entraba y la oscuridad era la reina del lugar.
Un minúsculo brillo verde llamó la atención de Kassia que se sumergió más profundo y encontró una gema mágica, pero esta empezaba a perder su brillo al contacto de las manos de la sirena, esta empezó a tornarse negra y oscura, Kassia no entendía muy bien qué estaba pasando en ese lugar pero decidió regresar a la superficie del mar. A lo lejos ella pudo divisar el barco en el qué venía su compañero ¿por qué era tan veloz? ni ella lo sabía.
—Vaya Kassia, eres muy rápida — felicitó el chico —toda una ágil y fuerte sirena
—Gracias pero hay algo que no entiendo — mencionó Kassia mirando la gema oscurecida —esta cosa se oscureció.
Azrael esbozó una sonrisa alegre, la magia negra utilizada en la sirena había logrado contaminar de energía negativa aquella gema. Luego él dio un salto hacia el agua y Kassia le ayudó a que no se hunda y termine por ahogarse en el mar, tomó la gema entre sus dedos poniéndola en contraluz encontrándose con un extraño ser dentro de la misma.
—Excelente, hiciste un buen trabajo — dijo Azrael y luego volvió al barco de un sólo salto.
—Gracias
(...)
Dafne y su grupo llegaron a una aldea de pescadores que estaban muy preocupados porque la marea del mar se había vuelto negra y emitía un olor putrefacto. Ellos no entendían qué era lo que sucedía allí, la híbrida miró a Ceres quien estaba temerosa aunque ella sabía que un tipo de energía purificadora le recorrió el cuerpo a la chica loba.
Todos estaban en una rústica casa de madera y piedra escuchando atentamente las palabras de uno de los ancianos más viejos y más sabios,
—El olor es muy similar al de un pescado muerto de varios días — explicaba un aldeano a los viajeros —no sabemos bien lo que sea pero si nos pueden ayudar estaríamos muy agradecidos.
Ceres se acercó a la puerta y corrió la cortina que fungía como separación del exterior y el interior de aquella humilde morada, Dafne la miró entrecerrando sus ojos sin saber mucho de lo que planeaba hacer.
—Dafne, intentaré purificar el agua de la costa — mencionó la loba a través del enlace.
La híbrida abrió sus ojos asombrada por la confesión de su amiga.
—Disculpen, los veré luego — habló Dafne disculpándose con el anciano.
—No, no hay problema, jovencita — respondió el hombre con una cálida sonrisa.
Dafne sacó de la casa a Ceres con brusquedad llevándosela a la costa, mientras tanto Alexey bebía el té y se sentía extraño cuando no veía a esa híbrida. El anciano miró el comportamiento tan peculiar del joven alguacil y decidió hablar.
—Hijo, ¿te gusta esa chica? — preguntó el señor y Alexey se atragantó con el té.
Jack lo golpeó en la espalda para ayudarle a su compañero de viaje a poder hablar y respirar, luego usó su telepatía para hablarle a su aliado.
"Vamos acepta que Dafne te trae loco"
Alexey no podía estar más avergonzado y sonrojado por lo que escuchó en su mente de parte del vampiro, giró su rostro a otro lado evitando las miradas de Jack, del anciano y de la misma Ivanna que le acusaban de estarse enamorando de la alfa de esta manada tan peculiar.
—¿De qué habla, señor? — indagó el humano del grupo.
—He visto cómo la miras, es una mirada muy cálida y dulce para dedicársela a cualquier persona — explicó el hombre de mayor edad.
—Amigo, de verdad, si no quieres perderla debes estar alerta o puede que llegue alguien más y te la arrebate — comentó Jack.
Él no quiso hablar más y salió de la cabaña ya harto de que le hostigaran con lo mismo, pero ¿qué sentía él por Dafne? y ¿si ella no sentía lo mismo? dejó de pensar en eso y se sentó en el borde de un barranco observando el horizonte.
—¿Qué diablos me pasa? — se preguntó tomándose el cabello desesperado.
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