11- Aavikon kuolema
La oscuridad que rodea a los chicos que estaban separados por altas paredes las cuales no serían capaces de sortear por sus propios medios; los ojos de Jack brillaron en rojo y este adquirió una mejor visión en la oscuridad de aquellos pasillos.
—¿Qué ves Jack? — preguntó la loba.
—No veo más que un largo pasillo hacia atrás y hacia adelante. Debe haber una manera de salir de aquí — respondió el vampiro con desdén.
Jack dio un paso al frente pisando una baldosa de piedra que rápidamente se hundió en el suelo, interpretó que era una trampa y no se equivocó. Un montón de flechas que parecían estar envenenadas lo atacaron pero con agilidad logró esquivarlas dando un salto hacia atrás cayendo al lado de su pareja.
—¡Diablos! — masculló molesto el vampiro de ojos rojos —el lugar parece estar infestado de trampas, me preocupa tu amiga Dafne — comentó Jack.
Ceres comenzó a olfatear el aire sintiendo el aroma a humedad y otros olores que resaltaban entre los demás, era el olor a sal de Dafne.
—Pancracio, Jack, háganse a un lado — indicó la mujer.
—¿Qué vas a hacer? — preguntó Jack preocupado.
—Cuando una manada se separa, uno de los integrantes puede aullar para llamar al Alfa — informó la chica con una sonrisa.
El cuerpo de la loba comenzó a llenarse de pelo blanco paulatinamente, sus uñas se volvieron largas garras. Poco a poco su ropa fue rompiéndose hasta hacerse añicos, se puso a gatas en el suelo mientras sus piernas se transformaron en unas patas traseras con forma lobuna.
Sus manos se convirtieron en patas de lobo también, su rostro se alargó quedando solamente un hocico idéntico al de los lobos, Jack quedó sorprendido por la nueva forma que tenía Ceres que ahora era un lobo en toda regla cuyo pelaje era completamente blanco.
—Es hermosa — musitó Jack mostrando una sonrisa algo tonta.
El lobo Ceres aulló esperando que esto diera resultado, por otro lado Dafne y Kassia resolvían un complejo acertijo. Cuando la híbrida escuchó el aullido de un lobo a la distancia sintió su corazón latir con más fuerza, sus ojos azules se tornaron amarillentos y luego emitió un fuerte sonido sólo que sonaba como la voz de una sirena mezclada con los aullidos de un lobo.
Kassia logró descifrar el acertijo tras varios minutos de intentos fallidos, este consistió en una ruleta donde con la que debían formar una frase en una lengua muerta y antigua.
"Puedo sentir las energías de los lobos y las sirenas fluir en su cuerpo" pensó Kassia observando a su amiga.
La espada de Dafne comenzó a brillar en un tono azulado sorprendiendo aún más a la sirena.
A pesar de la oscuridad, Dafne logró caminar varios pasos al frente sin pisar alguna trampa.
—Vamos Kassia, debemos salir de aquí — murmuró la híbrida tomando su espada.
Kassia asintió sonriente y se puso a la altura de Dafne, caminaron con sumo cuidado evitando caer en las múltiples trampas que allí habían pero nada es tan fácil.
El sonido de la piedra romperse al paso de un animal grande acercarse a ellas. Frente a ellas apareció un monstruo enorme de un sólo ojo, una mandíbula con dientes enormes y cuatro gigantescas patas con largas y peligrosas garras. Cuando la bestia rompió la última pared ellas pudieron ver la luz del sol colarse por los huecos.
—¿Qué es esa cosa? — inquirió Dafne asustada —tsk... No importa, Kassia quédate atrás de mí, yo te voy a proteger — añadió la híbrida con seriedad y Kassia abrió los ojos sorprendida.
Los ojos de Kassia cambiaron a un tono azul, giró su cabeza encontrando una filtración de agua. Corrió rápidamente hacia allá pero la lengua del monstruo la atrapó y comenzó a arrastrarla hacia él.
—Kassia — gritó Dafne aterrada y le cortó la lengua a la bestia —¿Estás bien? — la sirena asintió y señaló a su derecha donde había una filtración de agua —muy bien, este sitio es muy seco y parece que anularon bien tus poderes — murmuró molesta la joven.
En otro punto Ceres cargaba a Jack en su lomo mientras saltaba por las cornisas de las paredes de aquel laberinto, el olor a sangre inundó las fosas nasales de la pareja, de pronto una lluvia de hojas de papel los detuvo cuando una hirió la pata del lobo Dafne.
—¿Qué demonios? — se preguntó el vampiro.
El sonido de una mujer caminando con sandalias sobre la roca de la pared del laberinto le hizo girar la cabeza hacia atrás, gracias a su gran visión nocturna divisó una mujer de piel verde y cabello rojo, portaba un largo vestido negro terminado en una falda y un sombrero puntiagudo negro.
—Eres una bruja...
—Nibiru me encargó matarlos a todos ustedes — mencionó esa bruja —se ven tan tiernos ustedes dos juntos, tortolitos — añadió con sorna.
—Maldita, yo no te perdonaré que hayas lastimado a Ceres — usando su telequinesis Jack le tiró una piedra grande a la bruja.
El escombro se rompió creando una enorme nube de polvo, el vampiro sonrió ampliamente pero su sonrisa fue en vano porque en la mano de la de tez verde había un papel y la protegía una barrera de energía mágica.
—Maldición — gruñó molesto —, Pancracio llévate a Ceres a un sitio seguro — ordenó el hombre.
—Sí, Amo — respondió el jorobado ayudándole a caminar a la loba.
—¿Creen que los dejaré escapar? No están ni tibios — se mofó la bruja lanzando un encantamiento.
Pero el vampiro se interpuso entre el ataque y su Mate, Jack sonrió levemente mostrándose muy confiado con su fuerza y sus habilidades especiales.
—Si voy a morir aquí al menos dejaré vivir a mí Mate — comentó Jack con una siniestra sonrisa en sus labios —pero no moriré aquí y tampoco dejaré sola a Ceres.
Mientras tanto Dafne apenas y lograba esquivar los ataques de la bestia que tantos problemas les estaba causando a ella y a Kassia.
El ruido del galope de unos caballos resonó en todo el lugar, Dafne giró su cabeza recibiendo un golpe que la mandó a una pared que se agrietó, uno de sus tentáculos se acercó peligrosamente a ella, cerró sus ojos esperando su final pero nunca llegó.
Cuando abrió sus ojos, la sangre de Tefnut corría por el tentáculo de ese monstruo.
—Esta chica no morirá aquí y eso te lo digo bestia — habló con dificultad —Híbrida, sirena, lárguense ahora — ordenó la centaura.
Caronete apuñalaba por el abdomen a aquel monstruo de un solo ojo sin saber que eso sería su última acción en vida pues una de las enormes patas de aquel engendro lo pisó acabando así con su vida salvando las de Dafne y Kassia.
—¡¡Caronete!! — exclamó Dafne en shock.
—Ya váyanse, qué me estorban — ordenó la centaura pero la híbrida se negó.
Ella desenvainó su espada y la blandió con fuerza lanzando una ráfaga de viento muy frío que congeló el monstruo y aprovechó para cortarle el tentáculo que había herido a la centaura.
—¿En qué diablos estabas pensando? — cuestionó la centaura —Caronete dio su vida para salvarlas — vociferó molesta al borde de las lágrimas.
—Y yo te salvé a ti, Tefnut — replicó la híbrida.
Tefnut no pudo más y la golpeó en la cara con su puño, sin duda estaba frustrada y muy molesta con esa híbrida pero también agradecía que la haya salvado de terminar como su compañero y mentor.
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