Miré de reojo la comida que le habían servido a Jackson hace apenas unos minutos, sentí mi estómago revolverse.

—Ey, ¿Estás seguro de que no quieres un poco?— Tomó una papa frita con capsu y me la acercó a la boca, yo simplemente me retire hacia atrás y negué rápidamente.

—N-No, gracias— Contuve el aire, realmente no quería vomitar aquí mismo.

—Bueno, tú te lo pierdes— Asentí no muy convencida de sus palabras, realmente me gustaba perdermelo, y es que, ¿Cuando fue que a Jackson le empezaron a gustar las papas con vinagre? ¡Iugh! Asco.

Dirigí mi mirada hacia la pequeña ventanilla, tratando de distraerme a mitad del viaje. Por lo que sabía, ya faltaban como una o dos horas para llegar a Estados Unidos, no estaba muy emocionada, pero realmente había extrañado a mis padres. Solté un suspiro.

—Por cierto, ¿Cuál es la razón por la que regresas con tus padres?— La voz de Jackson volvió a hacerse presente, pero con un mal aliento a vinagre. Me aguante las ganas de vomitar.

—Pues... me he graduado, y en eso quedé con mis padres— Dije. Pero, más que nada por...— una amenaza, quise decir, pero simplemente las palabras se quedaron atascadas detrás de una puerta que decía, palabras que no debo de decir. —Por estar con ellos de nuevo.— Mentí.

—Oh, ya veo— Dijo, para después comer esa maldita papa. —Yo regreso por asuntos en la empresa de mi padre, quiere que sea el nuevo CEO, aunque no estoy todavía muy seguro de tomar ese puesto, ¿Tú qué dices?— Para entonces, yo tenía los ojos cerrados, una mano en mi boca y tratando de detener el vómito. —¿Estás bien?

Me levanté, y como pude, pasé casi por encima de él, corrí por el pequeño pasillo, hasta llegar al baño, entre y cerré la puerta con seguro, me deje caer al piso y vomité en la taza.

Una arcada tras otra, mi estómago dolía y mi cabeza se sentía demasiado mareada.

—¿Yoongi, estás bien? ¿Necesitas ayuda?— La voz de Jackson sonó detrás de la puerta del baño, negué con la cabeza lentamente, recargue mi cuerpo en la pared del baño. —Señorita, ¿Podría abrir? Mi amigo está ahí dentro, y realmente necesito que me deje entrar para saber si está bien— Cerré los ojos, tratando de recuperar al menos, un poco de fuerzas para levantarme y regresar al baño.

La puerta fue abierta a los pocos minutos, escuché una maldición de Jackson.

—¿Yoongi, estás bien? ¿Puedes escucharme?— Entre abrí un poco los ojos y sonreí al verlo. —Dios, me asustaste, ¿Estás bien?— Asentí un poco. —¿Te ayudo a regresar a tu asiento?— Su aliento a papas con vinagre me revolvió el estómago y me incline nuevamente a vomitar. —Creo que mejor me tomo alguna pastilla de menta.

Después de vomitar todo y que Jackson tomara esa dichosa pastilla de menta, me cargo y me trajo devuelta a mi asiento.

—¿Quieres otra manta?— Preguntó, aún entredormido, negué, sonriéndole. —Yoongi, ¿Puedo...?

—Adelante, creo que me harás sentir más calmado y cálido— Él asintió, se acercó a mí, paso un brazo detrás de mi cabeza y me abrazo contra su pecho, para después, soltar un poco de su aroma, ese que siempre solía calmarme cuando éramos pequeños. —Gracias, Jackson.

—De nada, mi pequeño Gatito.