TRES
Jungkook estaba arrodillado frente a Taehyung, suplicándole que no le dijera a Jimin lo que había sucedido en Italia. La reunión había terminado y se encontraban en la puerta de la habitación de hotel del omega, listos para regresar a Corea.
—Levántate, te van a ver los huéspedes —dijo Taehyung, intentando ayudar a Jungkook a levantarse.
Pero Jungkook se negó a moverse. Estaba demasiado avergonzado y arrepentido por lo que había sucedido. No podía creer que hubiera cedido a sus instintos y hubiera traicionado a Jimin de esa manera. Se sentía como si hubiera perdido todo su orgullo y su dignidad.
—Por favor, Taehyung —suplicó Jungkook, mirándolo con ojos desesperados—. No le digas nada a Jimin. No puedo soportar la idea de que sepa lo que hice. Me moriría de vergüenza.
Taehyung lo miró con compasión y se arrodilló a su lado.
—Jungkook, amigo mío —dijo, poniendo una mano en su hombro—. No te preocupes. No le diré nada a Jimin. Pero debes prometerme que vas a hablar con él sobre esto. No puedes esconder tus acciones.
Jungkook asintió con la cabeza, sintiendo un poco de alivio. Sabía que Taehyung tenía razón. Debía hablar con Jimin sobre lo que había sucedido. Pero no sabía cómo hacerlo. No sabía cómo enfrentar a su omega y confesarle su traición.
—Gracias Taehyung y lo siento, yo... No quise tocarte, lo juro. —El omega se quedó en silencio un par de segundos, luego estiró la mano para ayudar al alfa a levantarse.
—Ya ponte de pie, entiendo la situación. No era tu intención follarme, olvidemos esto.
Jungkook tomó la mano de Taehyung y se puso de pie, después se miraron a los ojos. El omega sonreía con suavidad y el alfa suavizó la mirada. Estaba pactado, su secreto no sería revelado al mundo, pero Jungkook tenía que serle sincero a Jimin algún día.
Jimin y su empleada organizaron un pastel de bienvenida para Jungkook, luego de acomodar la comida y la mesa ella se marchó y Jimin se sentó en la sala a esperar a que llegara su alfa. Estaba feliz y emocionado, pero la marca le seguía doliendo, le pediría a Jungkook que la fortaleciera al verlo para que el dolor se detuviera.
Estaba oscureciendo cuando el sonido de la puerta abriéndose llamó la atención del omega, este corrió y al verlo sonrió iluminando su rostro.
Se abalanzó sobre su alfa, rodeándolo con sus brazos delgados y besándole la barbilla. Jungkook sonrió y lo abrazó fuertemente, sintiendo un gran alivio al estar de regreso con su omega.
—Te extrañé mucho —dijo, besando la frente de Jimin.
—Yo también te extrañé —respondió Jimin, mirándolo con ojos brillantes.
Jungkook se sintió un poco incómodo al ver la mirada de Jimin, sabiendo que había hecho algo que podría lastimar a su omega. Pero intentó apartar esos pensamientos y disfrutar del momento.
—Vamos a celebrar que estamos juntos de nuevo —dijo, sonriendo.
—Sí, claro —respondió Jimin, sonriendo también. Luego arrugó la nariz—. ¿Qué es ese olor?
—¿C-cuál?
—Hueles a... ¿Es el aroma de Taehyung? —Frunció el ceño—. Apestas a omega. —Chasqueó la lengua apartándose de Jungkook.
—Viajé con él en el avión, no seas celoso.
—Mmm. Da igual, vamos al comedor.
Juntos, se dirigieron al comedor donde estaba preparada la comida y el pastel de bienvenida. Jimin se sentó en su silla favorita y Jungkook se sentó a su lado, rodeándolo con su brazo.
—Te preparé tu comida favorita —dijo Jimin, sonriendo.
—Gracias, mi amor —respondió Jungkook, besando la mejilla de Jimin.
—También hay pastel de chocolate amargo, tu favorito.
—Me conoces bien.
Mientras comían, Jimin no podía evitar notar que Jungkook parecía un poco ausente, parecía sumergido en sus pensamientos. Pero no dijo nada, pensando que tal vez solo estaba cansado del viaje. Sin embargo, su instinto de omega le decía que algo no estaba bien y ese aroma, el aroma de Taehyung estaba por todas partes, incluso lo podía sentir en sus propios labios y en sus manos. Era una sensación extraña que nunca antes había sentido.
—¿Salió bien la reunión? —preguntó Jimin.
—Todo bien, firmamos el contrato y somos socios de los distribuidores de Italia. Exportaremos a todo el mundo.
—Mmm. ¿Y Taehyung? —Alzó las cejas.
—¿Taehyung?
—Ajá. ¿Cómo estuvo viajar con él? ¿No hubo complicaciones?
—Todo bien, ya hemos viajado juntos antes.
—Sí, pero nunca habías llegado apestando a su olor. ¿Durmieron juntos? —Jungkook dejó el tenedor en la mesa, mirando a Jimin a los ojos.
No hubo necesidad de que el alfa dijera palabra alguna, Jimin y su lobo descubrieron la verdad en ese instante, en ese gesto, en la mirada del alfa porque lo conocían bien.
—¡¿Dormiste en la misma cama que Taehyung?! —cuestionó Jimin con voz chillona.
—No es lo que piensas...
—¿Entonces qué es? —Se puso de pie.
—Durante el viaje de ida me dio fiebre en el avión.
—¿Qué tiene que ver la puta fiebre con que hayas dormido junto a él?
Jungkook sabía que estaba en aprietos, Jimin ya estaba furioso y eso que pensaba que había dormido junto a Taehyung, ahora cuando se enterara de que follaron enloquecería.
—Llegó mi rut —confesó y Jimin se quedó en total silencio—. Taehyung me ofreció darme de sus feromonas de omega para calmarme. —Jimin puso rostro de horror—. ¡Pero me negué! No podía fallarte.
—¿Y luego? —Cruzó los brazos.
—Llegamos a Italia, nos hospedamos en el hotel y enloquecí en mi habitación. Co-comencé a masturbarme de manera frenética, después sentí que enloquecería.
»Taehyung fue a mi habitación a llevarme paracetamol para ayudarme a pasar la noche y yo... —Jungkook se quedó en silencio al ver la expresión de Jimin, aunque tenía el rostro endurecido, podía ver la desilusión en sus ojos—. Te fallé, soy un asco, soy un alfa infiel.
Los brazos de Jimin cayeron a sus costados, pero en lugar de llorar sonrío de manera sarcástica.
—¿Fue antes o después de que me cantaras la ridicula canción de cuna?
—Antes...
—Entonces la marca me duele por tu infidelidad.
—Estaba con mi rut, no pude controlarme.
—¡Te pudiste encerrar en el baño, pudiste llamar a un médico, pudiste pedir un puto supresor y volver para saciarte conmigo! —gritó.
—Lo siento, mi amor yo...
—¡Te rechazo, Jungkook! —gritó molesto—. ¡Te rechazo como mi alfa, no quiero estar más contigo!
—No voy a irme de la casa, no voy a irme de tu lado.
—No es necesario que lo hagas, el que se va soy yo.
Jimin caminó tan rápido, es que era un omega enojado, tan enojado que hasta se le olvidó que estaba cargando con una vida en el vientre. Tomó su cartera, las llaves de su auto y el teléfono de la mesa para salir de la casa azotando la puerta.
Se subió a su automóvil y pisó el acelerador alejándose de la puerta, por el retrovisor pudo ver a Jungkook salir de la casa quedándose parado en la puerta viéndolo marcharse.
Mientras conducía le pidió a la inteligencia artificial que hiciera una llamada, iría con su mejor amigo.
—Hola Jimin. ¿Qué pasa? —preguntó Namjoon al contestar la llamada.
—Voy a tu casa, lo acabo de dejar con Jungkook.
—¿Qué?
—Lo que escuchas, llego en quince minutos.
Finalizó la llamada y comenzó a llorar. Conducía llorando y sintiendo que el dolor en la marca estaba aumentando, no había nada peor que una infidelidad a un omega embarazado. Nada. El dolor y la tristeza lo estaban consumiendo, y no podía evitar sentirse traicionado y engañado por el hombre que amaba.
Al llegar a la casa de Namjoon fue recibido con los brazos abiertos y Seokjin le sirvió una taza de té mientras les contaba con lágrimas en los ojos lo sucedido. Ambos le entendieron y le brindaron su apoyo, escuchando atentamente mientras Jimin les contaba sobre la confesión de Jungkook.
—No te preocupes, Jimin —dijo Namjoon, poniendo una mano en su hombro—. Estamos aquí para ti. Si necesitas algo, no dudes en pedirlo.
—Sí, estamos aquí para apoyarte —añadió Seokjin, sirviéndole otra taza de té para Namjoon—. No te preocupes por Jungkook. Él se lo pierde.
Jimin asintió con la cabeza, sintiendo un poco de alivio al saber que tenía el apoyo de sus amigos. Pero todavía sentía un gran dolor y tristeza en su corazón.
Esa noche Jimin recibió bastantes llamadas por parte de Jungkook, pero no contestó ninguna y fastidiado decidió apagar el teléfono. No quería hablar con él, no quería escuchar sus disculpas o sus explicaciones. Solo quería estar solo y procesar sus emociones.
. . .
Noche tras noche lloraba en su habitación y el dolor en la marca aumentaba, incluso podía sentir el aroma a putrefacción pues se estaba deteriorando bastante. Se sentía como si su corazón estuviera partiéndose en dos, como si la traición de Jungkook hubiera destrozado su alma.
Seokjin y Namjoon eran alfas, ambos sintieron el aroma de la marca de Jimin y decidieron ingresar a su habitación en la madrugada para ver su estado. Estaban preocupados por su amigo, sabían que la marca de un omega era un vínculo muy fuerte con su alfa, y que la traición de Jungkook debía estar causando un gran dolor a Jimin.
Al entrar en la habitación, se encontraron con Jimin llorando echo bolita en un nido que le ayudaron a fabricar. Estaba rodeado de almohadas y mantas, y su cuerpo estaba temblando de dolor y tristeza. Seokjin y Namjoon se miraron entre sí, y luego se acercaron a Jimin.
Ambos soltaron de sus feromonas de alfa para darle apoyo, pero Jimin las estaba rechazando. No quería que nadie más lo tocara o lo consolara, su sistema no quería a nadie más.
Necesitaba a su alfa, necesitaba al padre de su cachorro.
—Jimin, amigo mío —dijo Seokjin, intentando consolarlo—. Lo siento mucho. No sabemos qué decir o hacer para ayudarte.
—No hay nada que puedan hacer —respondió Jimin, entre sollozos—. Mi estúpido lobo quiere a Jungkook.
»Y mi cachorro también, puedo sentirlo...
Seokjin y Namjoon se miraron entre sí, y luego se sentaron a su lado, rodeándolo con sus brazos y ofreciéndole su apoyo y su consuelo. Pero Jimin sabía que no había nada que pudieran hacer para aliviar su dolor.
Solo Jungkook podía hacer eso.
Y Jungkook no estaba allí.
—¿Lo llamamos? —preguntó Namjoon—. Que venga a ayudarte, no puedes seguir así. Piensa en tu cachorro.
—No quiero, tengo que soportar, en dos semanas doy a luz. Falta poco.
—Como digas, nosotros haremos lo que nos pidas —dijo Seokjin.
Ambos alfas se retiraron, dejando a Jimin solo.
Al día siguiente, el par de alfas fueron a desayunar al comedor y al notar que Jimin no bajaba y no hacía ruido Namjoon decidió ir a buscarlo.
Al abrir la puerta se encontró con una escena terrible. El omega estaba tirado en el piso, sosteniéndose el vientre e inconsciente. Corrió a tomarlo en brazos para llevarlo al hospital e hizo mueca de asco porque el aroma de la marca pudriéndose le caló en la nariz.
Bajó las escaleras corriendo y llamando la atención de Seokjin entre gritos.
—¡Llama al mal nacido de Jungkook, lo llevaré al hospital, Jimin necesita a ese estúpido alfa!
—S-sí, cariño —dijo Seokjin, poniéndose de pie y siguiendo a Namjoon al automóvil mientras tecleaba en su teléfono para llamar a Jungkook.
La cosa se había puesto bastante grave.
Mientras conducían hacia el hospital, Namjoon no podía evitar sentirse enfadado y preocupado por Jimin. ¿Cómo podía Jungkook haberle hecho esto a su omega? ¿Cómo podía haberlo traicionado de esta manera? ¡Estaba embarazado!
Namjoon sabía que Jungkook y Jimin tenían una relación muy fuerte y que Jimin lo amaba con todo su corazón. Pero ahora, Jimin estaba sufriendo y Namjoon no podía hacer nada para ayudarlo.
Seokjin, por su parte, estaba intentando contactar a Jungkook, pero este no respondía a sus llamadas.
Seokjin sabía que Jungkook debía estar sintiendo un gran remordimiento por lo que había hecho, pero también sabía que debía enfrentar las consecuencias de sus acciones. Jimin necesitaba a su alfa ahora más que nunca, y Seokjin esperaba que Jungkook estuviera dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ayudar a su omega.
Finalmente, llegaron al hospital y Namjoon llevó a Jimin a la sala de emergencias. Los médicos y las enfermeras se apresuraron a atender a Jimin, y Namjoon y Seokjin se quedaron en la sala de espera, ansiosos por saber qué estaba sucediendo con su amigo.
Ansiosos porque Jungkook no respondía las llamadas de Seokjin. Se sentaron juntos y en silencio cuando de pronto el teléfono de Seokjin comenzó a timbrar; era Jungkook.
—¿Qué pasó? ¿Sabes algo de Jimin? —preguntó Jungkook al otro lado de la línea.
—Hijo de puta —dijo Seokjin apretando la quijada.
—Lo soy.,.
—Ven al hospital de maternidad.
—¿Jimin está de parto?
—Mucho peor, está muriendo.
Oigan que fuerteeeeeee
Mi pobre Jimin 😭💔
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