JeongYeon y Nayeon no obtuvieron mellizas.

Trillizos fraternos en su lugar.

A día de hoy Nayeon sigue sin saber cómo sobrevivió al parto... y a los días después del mismo.

Llanto tras llanto, pañal tras pañal y berrinche tras berrinche, el cabello de la omega fue tan resistente en esas épocas. Sin embargo, la omega está tan agradecida con la vida por sus preciosos tres hijos.

Chaewon, su hija mayor por cuatro minutos. Una chica vista como una heroína por sus hermanos ante lo justa y decidida que es.

Minji, la hija de en medio, mayor que su hermano por dos minutos. Valiente y atrevida es su descripción a pesar de solo tener cinco años.

Sunoo, el hijo mejor. Un chico dulce y tímido, siempre siendo defendido por sus dos fuertes hermanas mayores.

No fue fácil teniendo en cuenta lo diferentes que son, el ejemplo más claro es que a Sunoo le encanta la leche caliente, a Minji algo fría y a Chaewon la tibia.

O que Minji adora dormir, Chaewon jugar y Sunoo colorear.

Fueron tiempos difíciles.

Aún recuerda esas veces que JeongYeon solo dormía tres horas al día ante la fuerte demanda de sus pequeños y el reposo que Nayeon debía hacer.

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Cuatro amores.

— ¡Ya voy bebé!

El grito de su esposa la despierta.

La omega deja la comodidad de la cama para dirigirse al cuarto compartido (temporalmente) de sus hijos.

Oh wow.

Su corazón está latiendo con fuerza y un calor se instala en su pecho.

Yoo JeongYeon está con Chaewon en brazos, envuelta en una cobija y con sus manos regordetas sobre la mamila que su madre le ayuda a sostener.

— Mi pequeña bebé, ¿qué sucede amor?

Su esposa comienza a tararear una suave melodía mientras mece a la cachorra entre sus brazos.

— Alfa, dámela y ve a dormir.

JeongYeon se acerca a la omega y la deposita con delicadeza en los brazos ajenos.

Y cuando Nayeon cree que finalmente saldrá por la puerta e irá a dormir un poco, las cálidas manos de la nipona le provocan escalofríos. JeongYeon la abraza y la pega contra ella, dejando salir feromonas alegres y calmantes.

— Mis cuatro amores juntos.

Murmura contra su cuello, la omega, mueve su cabeza para darle más acceso a su esposa y Yoo le deposita un beso en la marca.

«¿Esto podría ser mejor? »

Después de unos minutos más abrazadas Chaewon cae dormida, JeongYeon la acomoda en su cuna y ambas besan sus sonrojadas mejillas

— Te amo cachorra.

— Te amo Jeongie.

Justo cuando sus labios están a punto de unirse, un leve lloriqueo las interrumpe.

Minji es quien ahora está hambrienta.

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Cuartos individuales.

Es domingo.

Nayeon y Jihyo habían ido de compras.

Momo y JeongYeon estaban en la casa de la dominante, ambas con shorts y camisas viejas. Listas para comenzar a pintar y arreglar los cuartos de los cachorros Yoo.

La primera habitación fue la de Sunoo.

Se pintaron dos paredes de rosa claro y otras dos de blanco a pedido del cachorro. Se le colocó una cama individual junto a un pequeño televisor, también un escritorio para niños y su ropero.

La habitación de Minji fue un reto, pues la niña no se había decidido por un color, dejándoselo a su madre.

JeongYeon escogió diferentes tipos de azules para formar diversas fórmulas geométricas en cada pared. Se colocó lo mismo que su hermano menor, también un piano, ya que recién comenzaba a tocarlo.

Y ahora se encontraba en el cuarto de Chaewon.

Debatiendo sobre cómo se vería mejor, pues ella quería que fuera una habitación llena de luz pero con un color café claro también en la mezcla.

— Como la ventana está aquí, la pared blanca tiene que estar en frente, para que rebote la luz.

— Pero no me gusta.

— Maldita sea Momo, no vas a dormir aquí.

La alfa hace un puchero.

— No hagas eso, te ves fea. No sé cómo Jihyo te escogió.

Momo alza sus cejas de forma sugestiva.

— Por mi colega.

— Tu diminuto colega.

Dice JeongYeon mientras alza la mano y muestra el dedo meñique.

— Okey, estoy tan ofendida.

— No dije una mentira.

— ¡Ven aquí!

JeongYeon se acerca a ella y justo cuando Momo está a punto de bajarse el pantalón, sus omegas entran por la puerta. Haciendo que se queden quietas en su lugar, como piedra.

Momo con las manos sobre el resorte de su pantalón corto y JeongYeon inclinada hacia ella.

— ¿Que hacen?

JeongYeon se aclara la garganta antes de hablar.

— Cosas de alfas, no lo entenderían.

Las omegas se miran a sí mismas y salen de la habitación sin decir ni una palabra.

— ¡Mira!

— Oh wow, bueno. Me retracto. ¡Simplemente, el poder de los Yoo!

— Yo no soy Yoo.

— Yo te considero mi hermana.

— ¡Orgullosamente una Yoo!

Después de... "Las cosas de alfas" decidieron que pintarían un cuarto de las paredes de café y lo demás de blanco para que fuera un cuarto brillante pero no demasiado.

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Primer día de escuela.

— ¿De verdad tienen que ir ahí? No creo poder sobrevivir sin ellos, Nay.

JeongYeon pregunta guardando una manzana en cada lonchera. Nayeon rueda los ojos dándoles la vuelta a los tres panes en el sartén.

— Por décima vez, lo lograrás corazón. No podemos dejar que falten, tienen que ir, empezar un ciclo. Conseguir amigos, colorear, simplemente hacer las cosas que hacen los cachorros de su edad.

Yoo bufa, pero no dice nada más.

— Ya estamos, mamá.

La pequeña Chaewon aparece en la cocina, con su uniforme azul marino (no rey) y con su mochila del mismo color. Minji con una mochila de los Power Rangers aparece seguido de Sunoo que tiene una mochila del perrito de las pistas de Blue.

— ¿Listos mis amores?

Nayeon apaga el gas y juntas las piezas tostadas de pan de sandwich (junto jamón también tostado y queso amarillo derretido) para después ponerlas en las loncheras y cerrarlas.

Los tres asienten.

— Yo no.

JeongYeon no vuelve hablar después de la mirada que su esposa le da.

Después del recorrido en auto llegan a la escuela.

Todos bajan del auto y Chaewon y Minji se despiden rápidamente de sus madres ansiosas de entrar y conocer nuevas personas.

Pero Sunoo retrocede al ver la enorme puerta.

JeongYeon se acerca a él, agachándose para estar a su altura y revolver su cabello.

— ¿Qué sucede campeón?

— N-No van a estar conmigo...

La alfa muerde su labio, buscando las palabras correctas para su hijo.

— Lo sé. Pero estarás con tus hermanas, ellas te defenderán de todos y todo.

El labio de Sunoo comienza a temblar.

— N-No es lo mismo, mami. ¡Las quiedo a ustedes!

— Oh, no, no, no. No llores bebé...

Las mejillas del pequeño se mojan ante las lágrimas que deja salir, haciendo que JeongYeon sin quererlo, también comienza a llorar.

Nayeon corre hacia ellos.

¿Cómo es que ella no se acercó primero? JeongYeon siempre fue muy sensible con sus hijos.

Ahora tenía dos desastres llorosos enfrente de ella.

— ¿Qué sucede con ustedes dos? ¿Mmh?

— ¡No vas a estar aquí!

Grita el pequeño.

— ¡No estaremos aquí!

Nayeon lleva una de sus manos al cuello de su cachorro y la otra a la nuca de su alfa para depositar caricias. También deja salir feromonas tranquilizantes.

— No mi amor, no estaremos físicamente, ¿pero sabes dónde si estaremos? Aquí, bebé.

Señala el pecho de Sunoo, donde está su corazón.

— Tu mami y yo siempre estaremos para ti sin importar la distancia, el clima o el tiempo bebé. Pero ahora debes ser valiente por nosotras y tomar la clase.

Unos cuantos abrazos y caricias, Sunoo logra calmarse y con el apoyo de la profesora Lia logra entrar a su salón, no sin antes mover su mano, despidiéndose.

JeongYeon deja salir un sollozo cuando lo ve partir.

— Mi pobre alfa, ¿qué haré contigo?

Rápidamente, la envuelve en sus brazos y Yoo entierra su cara en su cuello.

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Presentación.

— ¡La presentación! ¡Que nervios NayNay!

Jihyo y Nayeon habían formado un lazo muy íntimo conforme el tiempo pasaba, mientras Momo y JeongYeon tenían sus sábados de película, ella y la híbrida de gato compartían sus domingos yendo a alguna cafetería o de compras.

Pero ahora, la omega había venido a aportar apoyo.

No faltaría mucho para el cumpleaños número diez de los trillizos y con ello su transformación.

Cada uno había sido separado, en su propia habitación, respectivamente.

Mientras Nayeon y Jihyo se decían lo orgullosas que estaban la una de la otra (la hija de la otra pareja se había presentado como una Omega desde hace siete meses.), JeongYeon y Momo apostaban quien se presentaría como alfa u omega (beta descartado de la lista por lo fuerte que son los genes dominantes de JeongYeon)

— ¡Minji será omega! ¡Apuesto mi maldito cabello negro!

— ¿Qué? ¡Por supuesto que no! ¡Ella será una alfa como su madre!

— ¡Confío en que Sunoo será un alfa!

— ¿Estás tonta? ¡Él será un omega! ¡Chaewon será la alfa!

Al final Momo apostó su cabellera negra a qué Minji saldría omega y su consola de videojuegos antigua a qué Sunoo daría una sorpresa y se presentaría como un alfa, en cambio, JeongYeon apostó un cuadro de pintura (que la híbrida de oso llevaba intentando raptar desde que se conocen) que Chaewon sería una fuerte alfa.

— ¡Mamá Nay!

Sunoo es el primero en gritar.

Jihyo y Nayeon se acercan corriendo a la habitación del menor (puesto que sus parejas al ser alfas no podían acercarse durante las primeras diez horas) y un fuerte olor a fresa las golpea al abrir la puerta.

Sunoo es un omega con olor a fresa.

Marcador: Momo cero, JeongYeon uno.

La siguiente es Chaewon, quién al desprender un olor a vainilla es más que obvio que se trata, igual que su hermano menor, de una omega.

Marcador: Momo uno, JeongYeon uno.

Minji tarda más de cinco horas en presentarse, por lo que ella puede bajar a la sala y jugar con la nueva consola de su madre, un rato.

Sin embargo, al cabo de unos minutos un olor a chocolate con menta empieza a esparcirse por la habitación.

— ¡EN TU CARA MALDITA BASTARDA MINJI ES UNA ALFA HECHA Y DERECHA! ¡TE VAS A TEÑIR EL CABELLO DE VERDE FOSFORESCENTE POR LA APUESTA PERDEDORA!

— ¡Yoo JeongYeon!

— ¡Hirai Momo!

Así fue como las dos amigas terminaron en el patio trasero de la casa de la dominante, ambas muriendo de frío ante el invierno.

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Un día para las dos.

El veintitrés de mayo es el aniversario de la pareja Yoo.

Por lo que sus amigas, al verlas dedicar su vida a sus preciosas crías, decidieron brindarles una noche para ellas. Prometiendo que cuidarían a los niños Yoo.

— ¡Cuídense! Momo que Minji no coma chocolate después de las nueve, que Chaewon deje ese libro y duerma sus ocho horas y por favor que Sunoo no tome mucha agua porque va a querer hacer pipi todo el rato.

Momo asiente ante el parloteo de una ansiosa Nayeon.

Se sabe ese monólogo de derecho al revés porque desde hace dos horas han estado repitiéndoselo.

— Entendí, que Minji coma chocolate cuando le dé la gana, que Chaewon se desvele y que Sunoo mee toda la casa.

— Momo...

— Tranquilízate omega, todo estará bien. Si no recuerdo una de esas cosas la buscaré en la intensiva lista que tu alfa hizo para mí.

Saca un largo papel de su bolsillo.

— En fin, no debes de preocuparte por esto. Lo tendrías que hacer por algo más. En específico por tus piernas y tú...

Nayeon frunce su ceño, confundida.

— ¿Mi qué?

— Tú...

Ante una seña extraña, Yoo capta la indirecta y le da un golpe en el hombro a la alfa mientras sus mejillas se vuelven rojas.

— ¡Momo! ¡No seas cochina!

— A otro perro con ese hueso, ¿tú de verdad crees que no sé qué harán cosas que hacen a nuestro papi Dios taparse los ojos? Pero, en fin, en el cielo se decide todo.

— Aquí está hermana, la última de los tres.

JeongYeon aparece con un bolso donde las ropas de sus hijos están.

Momo lo toma y se dirige al auto.

La pareja la imitan y se despiden de sus pequeños.

Finalmente, el auto avanza y se pierde entre la ciudad.

Nayeon y JeongYeon entran a su casa. La puerta se cierra y ambas comparten una mirada incómoda.

— ¿Y ahora q-

La alfa no puede terminar porque los labios de la omega se posan contra los suyos.

— Quién toque la cama primero va arriba.

Nayeon termina la frase y comienza a correr, dejando a una atontada JeongYeon detrás.

La alfa se acuesta en la cama al llegar viendo como Nayeon gatea hasta llegar a ella.

— Mmm... parece que yo gane.

El suave murmuró contra su oreja la hace soltar un gemido.

— Lo que tú desees.

Nayeon se sienta en el regazo ajeno, quita su playera y atrae a la alfa a ella.

JeongYeon lleva sus manos a la cintura, sus labios se dirigen al cuello blanquecino de su esposa. Varios besos húmedos son depositados por toda su extensión.

Su esposa inclina su cabeza hacia atrás, dejando salir gemidos de satisfacción.

Cuando la erección de JeongYeon pega contra sus genitales, Nayeon se despega de su alfa para comenzar a desnudarla.

JeongYeon también lo hace, ambas desnudando la una a la otra.

Se acomodan y su esposa baja con lentitud sobre su miembro.

— Ah, Dios.

— Oh, había olvidado lo deliciosa que es esta sensación.

JeongYeon dirige sus manos a los glúteos de la omega, los aprieta y la misma entiende que necesita.

— Matate tu solita Nayeon.

Maldita sea.

La omega casi se corre con esa frase.

Nayeon comienza a moverse, algunas veces solo es en círculos y otras saltando sobre el falo.

Mientras su esposa mueve sus caderas, JeongYeon acaricia y besa todo lo que está a su disposición.

Y después de unos minutos de placer, JeongYeon anuda a su esposa y Nayeon llega al orgasmo.

— Parece que un nuevo cachorro vendrá en camino.

Nayeon ríe.

— Me puse la inyección anticonceptiva la semana pasada, alfa.

JeongYeon abre bastante sus ojos y grita.

— ¿QUÉ? ¿No quieres otro pequeño?

— Es muy pronto.

— Claro que no.

— Lo dices así por qué tú solo me anudas.

— Yo sufrí también cachorra, vómitos, mareos y subir de peso por cada cosita fue mi realidad durante esos nueve meses.

Dice enumerando las acciones, Nayeon se acerca a robar un beso interrumpiéndola.

— Hay momento para todo alfa, pero este no es el correcto. Ahora abrázame que ya me dio sueño.

La alfa hace el pedido y envuelve a su esposa con sus brazos.

— No eres la persona que más amo. Así como yo sé que tampoco lo soy yo en ti vida.

Dice acariciando la espalda ajena.

Nayeon se separa y la mira confundida.

— Te mentiría si te dijera que eres la persona que más amo, porque tú eres la cuarta en mi vida. Lo siento corazón, pero amo un poco más a nuestros hijos.

«Te amo, te amo, te amo. » Dice la loba de la omega moviendo su cola.

No le disgustaba perder el primer puesto, no si sus pequeños cachorros la sustituían.

— Eres tan preciosa JeongYeon.

Sus labios vuelven a encontrarse, un par de caricias más y algo le golpea la pierna

— Alguien ya despertó.

— Encantada de ayudarlo.

JeongYeon ríe y la acerca más a ella.

— Gracias por nunca dejarme ir.

Susurra Nayeon.

La alfa en vez de hablar demuestra sus sentimientos como mejor lo sabe hacer.

Con un beso.

Intentando transmitirle una verdad, nunca podría dejarla si la seguía sosteniendo de esa forma.

En la que solo ella sabía.

— Te amo Nayeon. Te amo como a la vida misma. Te amo

— Te amo JeongYeon. Más que la vida misma.