JeongYeon tiene el dedo meñique roto.

Si tú le preguntas el cómo sucedió ella avergonzada te dirá que se cayó.

Pero si le preguntas a su Omega, Im Nayeon, no tardará en contarte la verdad.

Hirai Jihyo le había roto el dedo a la gran y poderosa alfa.

¿Pero cómo paso?

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JeongYeon suspira al sentarse en el sillón.

Momo (alias maldita impuntual) aún no había terminado de arreglar su próximo hogar, diciéndole que solo armaría el último mueble y volvería a casa, así que sí, llegaría tarde al día de películas y cervezas.

— Como lo siento JeongYeon, ¿hay algo que te pueda ofrecer?

Habla la omega mirándola, JeongYeon lo piensa detenidamente.

— Sí, tú serás el suplente de Momo. Ahora ven acá y elige una película.

Rápidamente, la elección de la omega capta la atención de las dos, ambas comiendo palomitas acarameladas extendidas por todo el largo del sillón.

Sin saber cómo o qué momento, Jihyo ahora descansa su cabeza en el regazo de la leona, mientras que la misma deja caricias por todo el rubio cabello de la coreana.

«Solo lo hago porque está embarazada, únicamente por eso. »

Sin embargo, cuando Yoo está a punto de tomar un sorbo de su cerveza artesanal Jihyo deja salir un gemido de dolor y lleva su mano a su vientre.

— ¿Todo bien, omega?

Pregunta preocupada ante la forma en la que la cara de la chica se desfigura de dolor.

— ¡Agh!

Hirai vuelve a jadear. Y cuando su mano baja más, su rostro solo expresa sorpresa.

— J-JeongYeon... rompí fuente.

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JeongYeon nunca había estado tan nerviosa como lo está en este momento.

Está buscando por toda la casa donde fue que la maldita y bastarda Hirai Momo dejo el bolso de preparación.

— ¡JEONGYEON!

Los gritos solo hacen que sus músculos se tensen más, volviendo torpes sus movimientos.

No, Yoo no acaba de caerse.

¡Eureka! ¡El bolso está bajo la cama!

— ¡Lo tengo!

Dice mientras sale corriendo de la habitación de la omega.

Jihyo vuelve a gritar de dolor.

— ¡Felicidades! ¡Maldita sea ahora llévame a un jodido hospital!

JeongYeon toma en brazos a la jadeante omega, se dirige a su auto y la mete con mucho cuidado en el asiento reclinado hacia atrás. Rodea y entra, enciende el carro y avanza.

Cuando su teléfono ya está conectado por Bluetooth, llama a su cachorra.

— ¡Nayeon!

— ¿Qué sucede JeongYeon?

— ¡Jihyo va a tener a su bebé! ¡Voy en camino al hospital! ¡Te veo ahí!

Lo último que Nayeon puede escuchar antes de que la llamaba se corte es un:

"JeongYeon, como no avances, te corto las malditas bolas."

"Pero Jihyo, ya vamos en la velocidad máxima."

"¡Rompe las malditas reglas de tránsito! ¡Yo misma te pagaré la multa!"

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Yoo cree que lo peor ya ha pasado, que el viaje camino al hospital es la última prueba que la vida le dará por hoy.

Pero como siempre, JeongYeon está equivocada.

— ¡Usted!, tiene que acompañar a la paciente.

El doctor habla cuando Jihyo ya está preparada en la camilla.

— Yo no soy la madre de ese niño, Doctor.

— No importa, eres cercana a ella, ¿cierto? El tener a un alfa cercano hace que la omega pueda liberar feromonas y que el cachorro salga más pronto, también que sea más llevadero. Así que aquí tiene.

Le extiende una bata y un juego de guantes antes de volver a entrar a la habitación.

JeongYeon suspira mientras se coloca lo que le dieron.

Cuando entra se dirige directamente a la omega, toma la pequeña mano entre las suyas y deja salir unas cuantas feromonas calmantes.

— Muy bien Jihyo, el tiempo de espera ha valido la pena, ya tienes la dilatación necesaria. Lo que necesito que hagas es que pujes con todas tus fuerzas, ¿okey? Empieza.

La pobre mano de la alfa es aplastada por Hirai.

— ¡Vamos omega!

JeongYeon quita el molesto cabello de la frente sudorosa de la Omega.

— ¡Más fuerte Hirai!

El doctor pide sin despejar sus manos y vista de los genitales ajenos.

Jihyo suelta un gruñido cuando puja.

Los minutos pasan entre gritos de la omega, palabras de aliento de la leona y pedidos del médico. Y cuando JeongYeon piensa que su mano no puede sentir más dolor, algo más sucede.

En un mal movimiento durante un breve descanso de apenas unos segundos, JeongYeon mueve su mano, su dedo meñique queda doblado cuando Jihyo aprieta con una fuerza desmesurada la mano.

— ¡No Jihyo! ¡Esperaaaaaaaaaaaaa!

Dos sonidos se escuchan casi simultáneamente.

El hueso del dedo meñique de JeongYeon siendo roto, destruido sin piedad alguna y el suave lloriqueo del bebé.

Ignorando su dolor, JeongYeon voltea cuando Jihyo deja su mano, dirige sus labios a su frente y deposita muchos besos ahí y en las mojadas y sonrojadas mejillas de la coreana.

— ¡Lo

Beso.

— hiciste

Beso.

— tan

Beso

— bien

Beso.

— Jihyo-ah!

Beso.

— ¡Estoy tan orgullosa de ti omega!

Después de que el cordón umbilical sea cortado y el bebé limpiado, se le extiende a JeongYeon, quien a pesar del insufrible dolor que siente correr por toda su mano, se las ingenia para tomar al cachorrito entre sus brazos, inclinándose levemente para que una agotada y ya casi dormida Jihyo también pueda verlo.

— Hola bebito, ella es tu mami Hyo y soy yo tu tía Jeongie.

Saluda con tranquilidad, dejando caricias con su dedo pulgar en la mejilla del bebé.

Sin embargo, la cachorra toma el dedo equivocado y jala de él.

— ¡AAAAAAAAAAH!

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— ¡Mi pobre alfa! ¿Qué te han hecho? ¿Te duele mucho mi amor?

Una muy preocupada Nayeon se dirige hacia la alfa, JeongYeon inmediatamente se esconde en su cuello donde deja salir unas cuantas lágrimas.

— Yo iré a ver a Jihyo, lo siento hermana.

Momo desaparece tan rápido como llega.

Nayeon lleva sus manos al sedoso cabello de la mayor, donde largas caricias y besos comienzan a ser depositados por toda su extensión.

— Mi pobre bebé, aquí estoy. Sé lo mucho que te duele, solo desahógate, mi amor.

Las parejas predestinadas tienen algo especial.

Tanto omega como alfa pueden ser capaces de transmitirle a la otra persona su sentir.

Así, si JeongYeon siente tristeza, Nayeon es capaz de percibirla. Si Nayeon le transmite calma, JeongYeon lo puede sentir.

Justo como ahora.

Nayeon enfoca todo su cuerpo para que la transmisión sea un poco más eficaz y exitosa, parece funcionar puesto que JeongYeon ya no está llorando, solo está ahí disfrutado de las caricias y besos.

— Gracias cachorra.

— No hay de que, mi alfa.

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— ¿Ella es su alfa?

Pregunta la enfermera que acompaño a Jihyo en su parto.

— Sí, desde hace seis años.

Responde Nayeon, entre cerrando los ojos.

«Ojo cuidado con esta señorita. » Piensa su lobo.

La beta, sin saber que es considerada una amenaza, sonríe.

— Bueno, por la forma en la que calmo a la paciente, con toda la paciencia y cariño del mundo y por cómo mira a la pequeña cachorra, hace oficial algo.

— ¿El qué?

— Ella será una gran madre. Pues mi esposo fue igual cuando yo tuve mi primer bebé.

Nayeon dirige sus ojos a la alfa.

JeongYeon está con una férula específica para dedos meñiques, con el bebé en los brazos susurrando palabras y acariciando sus mejillas regordetas.

— Disculpe.

Rápidamente, llega a su lado y se abraza a su espalda, poniéndose de puntitas para posar su mentón sobre su hombro.

— Oh, mira quién llego bebé, ¡es la tía Nay!

Sí, tal vez sus hijos propios no tardarían en llegar.

Nayeon toma la fecha exacta de cuando su celo caerá y decide que JeongYeon y ella comenzaran a practicar para que un cachorrito llegué a la familia Yoo.