NUNCA ME HAS DEJADO SOLA, Y LO AGRADEZCO CON TODA EL ALMA.

JeongYeon siente estrés en todo su cuerpo.

Hace menos de una hora que había llegado a la cabaña con la omega dormida, el supresor de emergencia que estaba en el coche había terminado su efecto cuando recién entraban al bosque. El lobo de JeongYeon quedando hipnotizado ante ese dulce y agradable olor.

Incluso detuvo el coche cuando el aroma comenzó a llenar el carro, paralizando todo su cuerpo.

Al parpadear varias veces volvió a poner en marcha el auto, tratando de ignorar su notable e incómoda erección, cada vez que ponía algún cambio "accidentalmente" tocaba la pierna de la menor, quién aún en sueños suspiraba gustosa.

La omega sentía la piel quemarle cada vez más conforme el tiempo pasaba y el "accidental" toque de la alfa aliviaba con rapidez la sensación.
Cuando por fin llegaron a la cabaña, Nayeon ya había despertado, al abrir sus ojos vio a Yoo a su lado estacionando el vehículo, su vista se dirigió a sus pantalones y se sonrojó fuertemente.

— Ven aquí cachorra.

JeongYeon abre la puerta del copiloto, viendo a la pequeña con las mejillas rojas y ojos brillantes.

Nayeon deja salir un gemido cuando la alfa la toma en brazos y "sin querer" roza su mano con los genitales de la menor.

— L-Lo siento...

La voz sale en un tono muy bajo, la vergüenza filtrándose entre su disculpa, su lobo poco a poco perdía la cordura. Si seguía oliendo el aroma a caramelo derretido y chocolate con toques leves de cereza, terminaría por enloquecer.

— N-No... yo siento que me t-tengas que ver así. P-Puedes dejarme en la cabaña e irte d-después.

«Por supuesto que no, tú eres mía.»
Gruñe su lobo.

— No, tu olor es fuerte, no dejarás de atraerlos.

Dice enojada, nada tocaría a Nayeon en ese estado si no era ella.

— Minari ya ha peleado con ellos...

La alfa frunce el ceño, estando a nada de pedirle explicaciones sobre por qué pasaba su celo con ella, pero al ver el estado tan vulnerable en el que la omega se encuentra decide ignorarlo.

— D-De algún modo vuelven...

JeongYeon apresura su paso y rápidamente ya se encuentran en la sala donde deposita a Nayeon en un lindo sofá de cuero.

— ¿Dónde hay más supresores?

— S-Segundo piso, primera habitación.

Murmura, acostándose en el sillón, se posiciona con sus piernas pegadas a su pecho, buscando un calor reconfortante en ellas y no en los brazos de la alfa.

JeongYeon no pierde tiempo y corre hacia arriba, claramente se trata de la habitación de la menor, pues los tonos pasteles abundan y una montaña de peluches de conejos descansan en la cama. Dando un vistazo rápido supo que al parecer esa era una cabaña específica para los celos, ya que un olor muy débil se colaba desde la otra habitación, el aroma de vino y chocolate con menta de Mina.

Se acerca a la cajonera y empieza a abrir cada cajón, encontrándose con uno lleno de frituras y dulces, otro de agua embotellada y el último... oh dios...

¿Cómo se supone que JeongYeon sobreviva?

En el último cajón se encuentran los supresores, pero también un juguete sexual.

— Malditas sean Dahyun y Chaeyoung.

Murmura entre dientes al sentir su pantalón más ajustado de la zona pélvica.

Sí, la imaginación no era su amiga en ese momento.

19:35 p.m

Dahyun entra corriendo a la cabaña, detrás de ella vienen Chaeyoung y Mina, la última ya bajo control por tomar supresores normales y no de emergencia.

Sin embargo, la omega mayor se detiene en seco, ignorando los chillidos de dolor de las dos menores al pegarse mutuamente, simplemente se acerca aún más a la sala, adorando la imagen.

La pálida y fría alfa dormida con la pequeña omega cálida y juguetona en su regazo, está con su cabeza en el hueco entre el cuello y hombro de JeongYeon.

— ¡No estuvo tan mal! ¡Nayeon encontró a su predestinada!

— ¡Ay mi dios!

La omega chilla emocionada mientras señala el suelo.

Nayeon se encuentra únicamente con sus bragas puestas y con una camisa más grande que ella (siendo obvio quién es la dueña real) sus hebras rojizas desordenadas, sus clavículas, hombros, brazos y piernas llenos de mordidas y chupetones de un rojo y morado brillante.

Ahora Yoo, sin camisa, sus pantalones de chandal más abajo de lo que normalmente estarían, su cuello y pecho también tenían chupetones por toda su extensión (al parecer recientes) y su cabello azabache despeinado.

— ¡Esto es demasiado para una persona tan santa como yo!

Chaeyoung sale de la cabaña tapando sus ojos.

«Si claro.» Piensa Dahyun al mirar sus propios pechos, en el mismo estado que las pieles de la dormida pareja.

— ¡Estoy de acuerdo!

Mina corre detrás de su amiga.

Mientras que Dahyunnie les deja una nota.

“Para mis queridas niñas calenturientas, por favor no salgan de aquí hasta que el aroma de Nayeon no sea tan fuerte y los supresores puedan controlarlo más. Sé que esté cuerpo de envidia, las hace creer que ya soy alguien madura, pero es todo lo contrario, aún no quiero ser la sexy tía, así que por favor protéjanse, las veremos en casa.”