MIS PENSAMIENTOS SIEMPRE SE TRATAN DE TI.

Una vez Yoo JeongYeon se marchó, la de cabellera castaña suspiró poniendo el papelito contra su pecho mientras suspira cuál colegiala enamorada.

No muy lejos de la realidad.

¿Porque estaba tan embobada con Yoo? Se pregunta al verla partir.

Con la mente en sus pensamientos se encaminó al hogar de uno de sus amigos BangChan, luego de un rato caminando reconoció el vecindario de su Oppa, saludando a algunos vecinos por cortesía, llegando al hogar de este y abriendo la puerta con su copia de la llave.

— ¡Bang! ¡BangChan Oppa!

Grita mientras se quitaba sus zapatos y tomaba una de sus pantuflas. En la sala no había nadie, ni en la cocina pero en está dejo todo listo para empezar a calentar ramen instantáneo, conociendo la actual ubicación del mayor dejó el ramen en un plato, un vaso y las medicinas del pelinegro en una charola. Con todo ordenado se fue por los pasillos haciendo malabares hasta que llegó en la habitación.

Con su trasero dio un empujón a la puerta abriendola y encontrando a su Oppa enfermo, sus mejillas rojizas e hinchadas, mientras tiraba saliva y mocos en su almohada, solamente en boxers y su cabellera desaliñada.

— Oppa~

Canturrea de forma dulce pero no funciona

— ¿BangChan?

Vuelve a hablar, el mayor no se inmuta.

— ¡BangChan Oppa!

Grita fuerte haciendo que el chico salte asustado de su cama.

— ¡Que carajo!

Un asustado BangChan responde exaltado, su pecho moviendo rápidamente.

— Oh, eres tú, hola Nay.

— ¡No despertabas!

Dijo con un puchero, dejando la charola en las piernas del mayor.

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La omega puede ser muy amigable y tierna, pero su paciencia no es demasiada y su comportamiento en este preciso momento es un claro ejemplo de ello.

Solo unos minutos de más esperando su tan ansiado turno, pero se encontraba muriendo del aburrimiento, incluso cansada de estar ahí, sentada en blancas bancas rodeada de abuelitos y con el irritante tick tack de aquel reloj. Dormitando hasta que su número llegó.

— ¡Número cincuenta y uno!

Grita una dama portando un lindo vestido rosa, viendo como Nayeon se aproxima a ella.

— Buenos días señorita, ¿Que necesita?

— Buenas tardes.

Corrige entre dientes, harta de esperar.

— Buscó un pedido pagado a nombre de Bae Irene.

— ¡Si, si! Le esperábamos —

Menciona leyendo el ticket que Nayeon le proporciono.

— Medía docena de pastelitos de limón y medía docena de pastelitos de mango. Ahora vuelvo, voy a buscarlos.

Responde mientras se encamina rápidamente hacia la bodega, dejando a Nayeon y al pobre intento de coquetear que estaba haciendo Jackson.

— Oye guapa, ¿a que hora sueles pasar por el pan?

Nayeon aguantó una carcajada al ver como la omega le daba una cachetada y le decía lo descarado que había sido mientras se marchaba.

— El pedido de Bae Irene, aquí tiene.

Deja la caja violeta de pastelitos mientras extiende una pequeña galletita glaseada de chocolate.

— Lamento que haya tenido que esperar tanto, cortesía de la casa.

Mira a la puerta de donde salió la trabajadora, se veía un pequeño chico mirando de reojo, sonriendo ligeramente al ver como esa mujer le daba la galletita. Con una sonrisa infantil aceptó el regalito, agitando su manito hacia el chico escondido a quién un sonrojó le atacó y casi cae de rodillas por la omega.

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— Trae esmalte con brillitos, alcohol, desinfectante, quitaesmalte, mascarillas de puntos negro y-y curitas que Jisoo y tú, se lastiman siempre.

— ¡Unnie! ¡Con calma! No voy a recordar ni la mitad si va tan rápido.

— Bien... ¡P-Pero también trae piruletas de frutilla!

— Si, lo que quieras.

Dice con evidente sarcasmo y rodando los ojos, su Unnie aveces era muy intensa.

— Disculpe, ¿cuánto es?

— Son mil quinientos wons

Ve como su hermana saca su dinero, atendiendo a su exigente hermana mayor.

— Bien, tome. Muchas gracias.

Contesta sin darle mucha importancia, saliendo con sus productos en una mochila rezando para que no se desbordaran aunque al salir esperó un poco al notar a Jisoo caminar lento.

— ¿Nos vamos o-?

— Voy tras de ti, bebita.

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— ¡Ay! ¡Nayeon Noona!, ¿que es eso? ¡Ah, que feo es! ¡Dios ayudame!

Un gritón y asustado JungKook hablaba (de forma muy alta) logrando perforarle los tímpanos a Nayeon a través de los auriculares.

— No, no, aléjate. ¡Lo traes a mi!

Pide con voz aguda, corriendo al un lado del personaje del chico.

— Nay... ¿Ese no es el hombre de rojo?

La omega levantó la mirada de su personaje mirando de forma sorprendida al personaje de pintura y sangre roja, con una armadura de mucha resistencia por todos los monstruos y poderoso cuerpo.

— ¡Es él! ¡Asqueroso, feo!

Dice huyendo de la escena, ignorando las quejas de Irene por todos sus gritos y como JungKook le reclamaba por dejarlo solo.

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— ¡Oh! Jisoo Unnie. Tome esto.

Deja rápidamente una pequeña libreta de tapa azul y hojas a rayas. Yendo a levantar las preciosas persianas del su local de comida, otro día que tenía que trabajar.

— Gracias, bebita.

Responde con un tono dulce a su hermana menor, guardando la libreta de canciones y pensamientos en su bolsillo. Acomodando todo en su respectivo lugar.

Mientras Irene salía de la cocina luego de preparar los postres y dejar algo en caliente en todas los hornos, cada comida o postre ya preparado. Se acercó a la puerta y abrió el negocio.

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LA IMPORTANCIA QUE TIENES EN MI VIDA ES INCALCULABLE.

Una pelinegra salía apresuradamente de las instalaciones con la vergüenza y timidez a flor de piel, su loba había hablado, no ella, entregando su número telefónico a la tierna cachorrita.

Nunca daba su número, ni a compañeros más íntimos (spoiler: son menos de tres) Seguramente los chismes y rumores comenzarían a correr por todo el campus, todos los omegas envidiando a Im Nayeon por conseguir el número de la temible y siempre indispuesta para citas románticas Yoo JeongYeon.

Sabe qué lo que la hizo ceder fue aquellos ojos cafés, esa mirada brillante y tan dulce como la miel misma. Aunque ahora tenía diferentes opiniones respecto a quienes irían rumoreando.

“Haré que usen sus pollas de corbata, no molesten” Para los alfas y para los omegas “Filtrare fotos de ustedes recién despiertos, ningún alfa les buscará.” Bueno, Yoo JeongYeon la alfa más amigable y amable de toda la prestigiosa academia Taeyang.

Al llegar a su cálido departamento bostezo agotada de la primera jornada de estudio. Momo aún estaba ocupada en la academia, por ende en su nevera solo había comida de un par de días o comida instantánea.

Mientras el agua hervía la dejó caer en el ramen instantáneo junto su salsa picante y busco sus palillos para empezar a almorzar ella sola en su cocina. Aburrida mientras comía rebusco el nombre de esa linda omega.

«Esto es solo con métodos para la ciencia...de mi corazón.»

Entre perfiles y perfiles encontró el indicado después de unos minutos de búsqueda.

Bae-Im Nayeon. Nacida el veintidós de septiembre. Dos hermanas. Originaria de Daegu. Myoui Mina y Son Chaeyoung. Una alfa y una beta.

Se mostraba como alguien bastante sociable, con un círculo de amistad muy grande, en especial que tenía dos amigos trainees de empresas discográficas reconocidas y una futura actriz de doramas. Le pareció absolutamente extraño no encontrar información alguna sobre padres o más familiares, solo Nayeon, Jisoo e Irene. Nadie más. Ellas contra el mundo.

— ¡JeongYeon-ssi, llegué!

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De forma perezosa se deja caer en su cama, su cuerpo cubierto solo por su fina ropa interior, se trataba de su pijama, una muy cómoda si le preguntaban. Abrazo una almohada, hundiendo su nariz en ella y suspirando por su anhelada tranquilidad.

Pero al cerrar los ojos una mirada fugaz paso atravesó su mente, quitando todo rastro de tranquilidad  y mandando al carajo a su cansancio.

Su corazón ahora estaba muy ocupado latiendo de forma casi desenfrenada.

— Jodida cachorra.

Bufa sacando su móvil con una funda llena de pequeños ositos Kumamon. Mirando distintas aplicaciones hasta encontrar una nueva notificación de un número desconocido pero con un peculiar icon.

¿Acaso eso era un peluche de un conejito con una jodida arma nerf?

Desconocido.

holi

soy nayeon, perdón
por la tardanza <3

Hola Im.

¿Desea guardar el contacto como I. Nayeon?

Aceptar    Denegar

Aceptar.

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Unas palmadas en su espalda la hizo pegar un respingo, su compañero de trabajo en aquella farmacia le había levantando, Sooyoung, una alfa híbrida de lobo. También su despertador personal para cuando llegaban clientes.

— Jisoo, buscaré lo de JooHyun Unnie rápidamente, tenemos que irnos lo más pronto de aquí.

Una chillona pero dulce voz suena, la cuál reconocería en cualquier sitio.

Una omega castaña entraba de la mano junto a otra omega, viendo como buscaba cosas por el local con aquella preciosa chica detras de ella como un cachorro siguiendo a su madre, la pálida no quitaba la mirada de la intrusa, aguantando gruñidos y extrañada al ver como la omega  miraba unos dulces caramelos de miel. Mientras una ocupada y casi distraída en su móvil Nayeon se acerca a las cajas donde la única disponible era ella.

— Son veinte wons.

Pide, Nayeon se los entrega con velocidad sin levantar la vista de su teléfono y antes de preguntar si necesitaba algo más la menor salio.

Mira con el ceño fruncido como la otra chica que acompaño a la pequeña cachorra de cabellos castaños le entrega unas paletas sabor a limón y uva, y como Nayeon se pone de puntitas para dejar un beso en su mejilla.

Tal vez crean que no debería estar preocupada por una simple omega pero en su chequeo compulsivo en las redes noto que Nayeon apoyaba todo tipo de relación, sin importarle si era Omega con Omega o Alfa con Alfa.

Así que solo se preguntaba.

¿Quien rayos era esa omega?

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Una vez termino su turno fue directo hacia el vestuario, tomando una profunda respiración al notar la tranquilidad que habitaba el lugar. Adorando su soledad empezó a depositar sus utensilios en su casilla.

Hasta que noto como una pelirroja entraba, otra vez.

Esa chica.

— ¡JeongYeon Unnie!

Canturreo la mujer omega, de perfecta figura, cintura fina y caderas anchas, de baja estatura y buen peso. Ropa costosa, piel pálida, de ojos verdes y labios rojos. Descripción perfecta de una omega de Busán perfecta; Choi YeWon.

— No, YeWon

Habla tajante, contra la mujer.

— ¡P-Pero Unnie!

Lloriquea. Palateando a su lado. Luciendo estúpida, según la alfa.

— Mi celo se está aproximando...T-Tu familia estaría orgullosa de tener crías pura sangre. ¿Porque lo niegas?

— No me interesa el tema de cachorros y no estoy para cuidar una embarazada. Aparte me interesa alguien más, ¿entendido?

— ¡No hay nadie más perfecto que yo en todo Seúl!

Chilla, sintiendo como su cara se volvía de color rojo de la ira.

— ¿Que es que yo no tengo?

— Cabellos castaños, piel de porcelana, cuerpo hermoso y rostro fino. Y es un una mujer respetable, amable y cariñosa.

Describió para ella la perfección pura.

— ¿¡En serio!? Esa omega suena como una atrocidad.

— ¿Crees que Nayeon es una atrocidad? Simplemente es que no lo has visto, YeWon. Quedarías alucinando.

Junto una sonrisa superior se marchó dejando a una mujer rabiosa.

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El ambiente tan hogareño, la gente pasaba a tomar sus cafés y comida tranquilamente. Sin sus crías, quienes estaban en su rinconcito especial infantil. Mirando como una pequeña niña castaña era dejada por un omega junto a su madre.

— Mami, NayNay ayudó a JiWoo y Tae a tirarse las pelotitas.

Habla una emocionada cachorrita.

— ¡Oh! ¿En serio, SoMin? —Responde la madre, viendo como dicha "empleada" del lugar dejaba una reverencia hacia ellos y se marchaba

Cuando la omega castaña pasó a su lado, tomo su brazo por instinto. Al mirarla a los ojos un leve sonrojo corrió a sus mejillas.

— Im.

— ¿Unnie?

La miro sorprendida, igualmente sus mejillas volviéndose aún más rojas al ver esos ojos negros.

— ¡H-Hola JeongYeon Unnie!