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Extra 03: Los hermanos Harrison

En realidad, los hijos de Calyspo tienen diferentes apellidos porque sus padres, Alfas, eran distintos, pero dado que siempre vivieron solo con uno de sus padres, todos los conocían como los hermanos Harrison, el apellido de Calyspo.

Los hermanos estaban de acuerdo con eso, de las pocas cosas que estaban dispuestas a aceptar de su progenitor, era ese apellido, y solo porque los hacía sentir más unidos, después de todo desde muy pequeños habían entendido que solo se tenían los unos a los otros.

A veces, tenían un infantil sueño de que al ser grandes, iban a poder cambiar sus nombres y apellidos y se pasaban horas pensando en nombres que sonaban geniales en sus mentes.

Eran tres hermanos:

Oliver era el mayor, tenía 8 años, pero era un niño bastante inteligente y rápido en entender su ambiente. También era sobreprotector con sus hermanos, siempre dispuesto a desviar la ira de su progenitor o sus citas, por esa razón había tenido más fracturas de las que cualquier niño debería tener en su vida. Incluso una cicatriz adornaba su párpado izquierdo como recordatorio de cuando salvó a su hermano Al de un posible abuso. Tenía bastante confianza en su fuerza física, casi nunca perdía una pelea con otros niños de su edad o similar.

Albert tenía 6 años. Era mucho más bajo y menos robusto que su hermano, y absolutamente no tenía la fuerte personalidad de Oliver, pero nunca dudaba en ser su apoyo si lo necesitaban. Tenía muchas pecas salpicando su rostro y grandes ojos claros, había aprendido a usar su aspecto vulnerable a su favor para mendigar comida cuando lo necesitaban, por supuesto solo si Oliver estaba cerca para rescatarlo de cualquier persona extraña. Incluso si era solo un pequeño niño escuálido, algunas personas habían querido sobrepasarse con él por lo que estaba aprendiendo a pelear para defenderse a sí mismo y a Isi.

Isidora era la única niña y tenía 5 años. Tal vez porque era niña su progenitor no solía dirigir su ira hacía ella, pero había visto suficiente de cómo los adultos trataban a sus hermanos para tener un miedo innato a ellos, tal vez por eso era una callada y obediente niña con ellos, pero por dentro y con los otros niños era traviesa e ingeniosa a la hora de hacer bromas. Sus hermanos solían encargarle la tarea de avergonzar a los niños que se atrevían a meterse con ellos, y siempre la protegían en caso de ser necesario. Después de una broma de Isi ningún niño se atrevía a intentarlo de nuevo.

El día del parque Oliver había insistido en volver específicamente a ese parque. Era el mayor y él único dispuesto a discutir con su progenitor, lo que generalmente significaba un par de golpes por responderle al adulto a cargo, pero siempre estaba dispuesto a discutir (Y ser golpeado) si era por un momento de libertad y entretención con sus hermanos.

Lo había conseguido, y solo habían logrado jugar unos minutos cuando una discusión entre su progenitor y otros adultos había estallado. Sin siquiera procesar todo lo que estaba pasando, los hermanos Harrison habían sido llevados a un hogar de menores.

En sus infantiles mentes solo había una verdad: Estaban en un nuevo lugar. Por fin alejados de un hogar en ruinas, no más terror a golpes, abusos, hambre y frío. Al menos eso prometían los otros adultos, pero les costó meses bajar la guardía y sinceramente jamás lo lograron del todo.

Mientras los meses pasaban tuvieron que reconocer que estaban mejor que nunca: tres comidas al día; una cama cálida y blanda; ropa adecuada dependiendo del tiempo, suave y limpia; cajas llenas de juguetes, incluso libros para aprender y colorear.

Pero mientras el tiempo pasaba, también se iban las oportunidades de ser adoptados. Las cuidadoras les dijeron que su Cuarto hermano había nacido y había sido dado en adopción rápidamente, su nueva familia les daba la oportunidad de verlo si querían, pero los tres se negaron: No querían pegarles la mala suerte, ese Cuarto Harrison iba a ser feliz desde el inicio.

El Cuarto nació y se fue con su nueva familia, y siguieron siendo solo tres.

Ningún adulto de allí les decía realmente nada, pero ellos entendían, desde que se habían negado a separarse ser adoptados era casi imposible, ninguna familia quería tres niños de una sola vez, y sus verdaderos padres que no querían ni a sus hijos biológicos, menos querían tres.

Oliver convenció a todos de que eso estaba bien mientras siguieran juntos, los tres habían aprendido que una familia no siempre era algo bueno, así que solo intentaban ser niños normales mientras apretaban los labios cuando algún amigo del hogar se iba a una nueva familia.

Pero no era tan malo, porque también tenían las visitas de sus salvadores.

Habían visto que eran 4 personas que habían discutido con su progenitor, pero a una pareja la vieron una que otra vez y nunca parecieron muy interesados en ellos, pero sus salvadores eran diferentes, ellos se habían preocupado por ellos tanto como los cuidadores del hogar.

Una de las primeras cosas que decidieron unánimemente los hermanos Harrison, ya en el hogar de menores, fue que Mathieu y Gratien eran sus salvadores.

Se habían mostrado fríos y antipáticos con ellos en un inicio, cuando aún tenían su guardía alta por estar en un lugar desconocido, inseguros de cómo actuar, pero ellos nunca dejaron de venir a verlos y traerles cosas. Más o menos cuando nació el Cuarto se habían dado cuenta que esa pareja se preocupaba realmente por ellos, eran sus padrinos, decían, incluso habían abierto unas cuentas de ahorros para ellos, siempre se disculpaban por no poder poner mucho dinero allí, pero les prometían que cada mes ese dinero iría aumentando, sin saber que los hermanos se miraban impactados porque jamás habían tenido más que una u otra moneda, encontrada en la calle, en sus manos, nunca nada fue suyo, incluso en el hogar, nada era realmente solo suyo, pero lo que sus salvadores le daban si era solo de ellos, cosas propias a las que podían poner sus nombres sin miedo a regaños.

Con sus salvadores también habían venido los hijos de ellos. Una familia que parecía sacada de la televisión.

Un niño completamente mimado y hambriento de halagos de su madre, nada a lo que ellos estuvieran acostumbrados, pero fue cosa de tiempo darse cuenta que Yven aunque era un poco tímido al inicio, era amable y divertido.

Una niña traviesa e igual de mimada que su hermano, corriendo y saltando de un lado a otro, sin miedo a nada, y capaz de reír a carcajadas por un segundo y luego llorar como si estuviera escupiendo un pulmón.

Si los hermanos Harrison fueran completamente honestos debían reconocer que habían pasado un periodo de envidia por esos niños.

Había sido incómodo y doloroso ver esa familia al inicio. Ver a esos niños siendo felices y amados de forma incondicional, niños totalmente ajenos a la maldad del mundo. Niños que no habían pasado ni un día sin comer, no habían sido golpeados ni insultados, tampoco se habían tenido que encerrar en un armario de 1m x 2m intentando que sus hermanitos no escucharan los asquerosos sonidos que podía hacer una pareja de adultos, ni se habían encerrado en un baño con miedo a una paliza.

Era evidente que sus salvadores protegerían a sus hijos con garras y dientes, era claro y casi palpable el amor que tenía esa familia. Tan perfecta ante sus ojos que a veces era incómodo verlos.

Solo habían pasado un par de años cuando Oliver escuchó una conversación que no debía. Sus salvadores re-organizando el día de visita porque venía el aniversario de una tal Mylene. Mylene que descubrió era la verdadera madre de esos niños. Con ese conocimiento y un poco de preguntas discretas a los inocentes niños entendió que no todo era perfecto en la vida de ellos tampoco.

Un accidente que se llevó a la verdadera madre de esos niños, y unos nuevos padres que se esforzaban día a día en pintar nuevamente un mundo hermoso y cálido para ellos. Un nuevo respeto lleno a Oliver al saber eso, y le dio a entender a sus hermanos un nuevo acuerdo de los hermanos Harrison.

Yven e Yvette eran sagrados: Esos niños debían ser protegidos y amados sin excepción

Ya que los veían mensualmente era fácil decir que eran amigos, incluso con la diferencia de edad, todos lograban siempre jugar algo juntos.

Incluso cuando se añadió el tercer hijo de sus salvadores, Yzan, nada cambió ese acuerdo.

¿Alguien siquiera osaba dar una mala mirada a uno de esos niños?

Oliver estaba allí listo para pelear, nadie se metía con sus hermanos y mucho menos con los hermanos Rusell. Provocar un cambio de opinión a base de golpes o un poco de intimidación era su especialidad. De por sí los otros niños le temían, así que todos sabían que meterse con sus protegidos era una sentencia de paliza asegurada.

Isi era la estratega, planeando la broma más pesada y vergonzosa para cualquiera que molestara a su círculo cercano, solo dale un momento para planear y buscar lo que haga falta, ella haría correr a cualquiera que quisiera molestarlos con una sonrisa traviesa en sus labios.

Albert era el encargado de distraer a los adultos o llevar a su presa al lugar perfecto para la trampa. Era el apoyo de sus hermanos y él que pondría cara inocente si eran atrapados, ningún adulto responsable era capaz de regañar a Albert.

Mientras más crecían, más grande era el deber de proteger a los hermanos Rusell. Eran tan preciados que nadie debía tocarlos con malas intenciones.

Lamentablemente eso dio muchos sentimientos de culpa cuando alguno de los hermanos Harrison desarrollaron sentimientos por sus intocables protegidos o culpa por ser el único apoyo de tu mejor amigo, que tiene una relación que sus salvadores definitivamente no aceptarán.

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Cosas a editar:

El último párrafo, siento que lo redacté mal, pero bueno, se entiende ¿No?

La palabra sagrado no me convence, pero no logré dar con la que busco ¿Ideas?

Este extra tiene 3 Sub extras, cada uno con un hermano

Tengo el primero listo, me falta editar.

El segundo el borrador, idea general (Siento que es mi favorito de momento ese par y quiero que quede lindo)

El tercero aún solo está en mi mente.

Espero subirlo pronto, pero no prometo nada. Ya es tarde y mañana trabajo, así que nos leemos.

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