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Único.

8 años atrás... ☃️❄️
Busan, Corea del Sur📍

Apenas salió del avión, un viento frío envolvió su cuerpo y pequeños copos de nieve cayeron sobre él, siendo las siete en punto de la mañana del miércoles veintidós de diciembre, llegó a Busan. Había viajado hasta allí por negocios y se quedaría solo unos días pues debía volver a Seúl antes de navidad para pasarla junto a su mamá, papá y su hermana menor omega Jeon Hyuna.

Jeon Jungkook fue dejado en un orfanato junto a su hermana recién nacida cuando apenas tenía cuatro años de edad. Con el pasar de los años, la esperanza de que su madre volviera por ellos se fue apagando de a poco y solo le quedó esperar a que alguna pareja o persona quisiera adoptarlos a ambos, ya que no estaba dispuesto a separarse de su hermana menor. Después de ocho años una pareja de alfas, Jeon Jaejoon y Ahn Hyejin, llegaron para formar una nueva y hermosa familia con ambos niños.

Al principio Jungkook era reacio a la idea de formar un lazo parental con dos personas que no conocía, era serio y distante, todo el tiempo daba respuestas cortas y directas, pero al verlos intentar de mil formas acercarse a él y la manera en cómo cuidaban y demostraban su amor hacia su hermana, terminó por convencerse de que eran buenas personas y no debía tener miedo, porque ya no estaban más solos.

Salió del aeropuerto y tomó un taxi, el cual lo llevó hasta el apartamento que había conseguido. Caminó hacia la recepción para pedir la llave de la habitación que ocuparía, agradeció cuando se la entregaron y sin más, con sus maletas en mano se dirigió hacia el ascensor, que se encontraba completamente vacío, y presionó el botón que decía "8". Unos minutos después, ya se encontraba en el piso que le habían indicado, buscó su habitación y se adentró en ella.

Después de dar un largo suspiro, pasó de la sala a su dormitorio y dejó sus maletas llenas de ropa y papeles importantes ahí. Tenía hambre, así que decidió que iría a alguna cafetería cerca a desayunar. No era bueno cocinando y no se daría la mala vida intentado prepararse algo.

Salió del gran edificio y corrió hasta la acera, donde acomodó su bufanda blanca correctamente; lo mismo hizo con su gorro de lana beige tejido a mano por su padre, luego sacó de uno de los bolsillos delanteros de su abrigo blanco, unos guantes crema con corazones de un marrón algo oscuro y se los puso rápidamente. Tomó un taxi, le pidió al conductor amablemente que lo llevara a la cafetería más cercana y en tan solo seis minutos estuvo frente al establecimiento.

Sonrió para sus adentros y caminó hasta estar frente a la bonita y bellamente iluminada cafetería, empujó la puerta de vidrio para poder entrar y un aroma intenso a café inundó sus fosas nasales haciéndolo sonreír al instante. A él no le gustaba tomar café, en lo absoluto; pero, por alguna razón que no comprendía amaba el olor, sobre todo cuando era olor a café con leche. Le daba paz y lo hacía muy feliz.

Se sentó en una de las mesas cerca de la puerta de entrada, un omega rubio, tierno, de baja estatura y con aroma a caramelo y jazmín se acercó a su mesa, le dejó el menú a la carta y se marchó, después de ver entre tantas opciones terminó por decidirse, así que llamó al mesero que le había llevado el menú para decirle cual sería su pedido; sin embargo, notó que le pedía a otro que lo atendiera. El omega rubio iba a encontrarse con su alfa de sonrisa pequeña y mirada felina afuera de la cafetería y necesitaba que su amigo lo cubriera.

Un castaño más bajito que Jungkook, de tez blanca, con unos ojitos pequeños que tenían un brillo especial, nariz de botón y boca abultada y rosadita, que llevaba puesto un abrigo de lana negro con una camisa blanca de mangas largas encima, un pantalón con un delantal y unos zapatos de vestir, teniendo un lapicero y una libreta en mano se acercó de inmediato hasta su mesa para tomar su orden.

—¡Bienvenido a la cafetería Magnate! ¿Qué desea ordenar? —exclamó el castaño alegre. El pelinegro lo había visto de pies a cabeza antes de que llegara y le había parecido el chico más hermoso de todos, mas no imaginó que su aroma lo cautivaría a tal punto de ponerse nervioso y no saber que decir.

El olor a café que había en el ambiente de por sí, se volvió más fuerte cuando el omega llegó, pero no sólo eso, sino que también el olor a leche y miel, los cuales terminaron por volver loco a su lobo. Sus ojos comenzaron a brillar en un amarillo vivaz, y oyó a su lobo interior hablar.

Mi omega.

¿Podía ser posible? ¿De verdad había encontrado a su destinado?

El lindo omega se sentía hipnotizado por el intenso aroma a tierra mojada, madera y césped, que se volvía igual de intenso que el propio. Ahora lo comprendía, era por eso que amaba tanto los días lluviosos en la casa de campo de su mejor amigo. Ambos sentían como si todo a su alrededor se detuviera y sólo existieran ellos dos disfrutando de verse directamente a los ojos y de las feromonas que los envolvían.

—Jimin, yo tomaré su orden —un beta alto de cabellos morados se acercó a su amigo y compañero de trabajo, le quitó la libreta y el lapicero de las manos y le pellizco levemente el brazo para que reaccionara. El de aroma a café con leche y miel se mordió el labio inferior para no emitir queja alguna por el dolor causado gracias a la acción de su querido amigo, y volteó para prestarle toda su atención.

—Esta bien, Jinnie —sin más que decir, hizo una leve reverencia a su amigo y al alfa, quien le dirigió una bella sonrisa.

Mi alfa.

Sus ojos se volvieron de un potente azul zafiro. Los cerró de inmediato y dio un suspiro tratando de calmarse; en el momento en que estos volvieron a la normalidad, se marchó de allí para apuntar la orden de algún otro cliente.

—¿Qué desea ordenar?— preguntó el beta cuando vio que la situación se calmó entre la pareja.

—Ah sí, quiero un milk tea y un rollo de canela, por favor —pidió, el beta apuntó todo y se fue para entregarle al cocinero el pedido.

Jungkook estuvo de regreso el día siguiente e incluso en la mañana antes de su vuelo, solo para disfrutar de la presencia del hermoso omega. Sabía que era muy poco probable volver a cruzarse con él teniendo en cuenta que vivían en ciudades diferentes, así que quería aprovechar el poco tiempo que le quedaba.

Jungkook también era consciente de que todo eso lo provocaba su lobo, y le daría el gusto por el momento, cuando volviera lo olvidaría, pues estaba seguro de que su lado humano no sentía ni sentiría nada por él. Y así era mejor, pues dejar entrar a más personas a su corazón significaba darles la posibilidad de romperlo al alejarse o rechazarlo, y no dejaría que eso sucediera de nuevo.

✧✦✧

7 años atrás... 🌹🌷
Seúl, Corea del Sur 📍

Pasaron cuatro meses después de aquel encuentro entre alfa y omega. Ya era veinticuatro de abril, las flores de cerezo decoraban el lugar por donde caminaba, y la brisa fresca y ligera acariciaba su cuerpo entero, su lugar de trabajo no quedaba demasiado lejos, por lo que después de desayunar en su cafetería favorita a unas calles de su casa, se dio el tiempo de apreciar todo lo que le rodeaba mientras caminaba hasta llegar a su destino.

Cuando estuvo frente al gran edificio de veinticuatro pisos, tomó el ascensor y se dirigió al doceavo piso, apenas llegó saludó a todo el que se le cruzara manteniendo el semblante serio y relajado todo el tiempo, unos minutos después se adentró en su despacho y se encontró con su madre sentada en su silla giratoria negra con los brazos entrelazados sobre la mesa, apoyando su cabeza en la unión de sus manos, con las piernas cruzadas y una pequeña sonrisa que estaba seguro escondía algo.

—Mamá, ¿qué haces aquí? ¿Papá te mandó a que me vigilaras? Si es así, dile que no tiene de que preocuparse, sé hacer bien las cosas aquí y lo saben —exclamó mientras dejaba su maletín al lado de su escritorio.

—Claro que no es eso —dijo poniendo los ojos en blanco.

—¿Entonces? —cuestionó con los brazos cruzados y enarcando una de sus cejas.

—Te tengo una maravillosa noticia —dio un aplauso y se puso de pie para quedar cara a cara con su hijo.

—¿Y cuál es?

—Te conseguí un secretario —aplaudió feliz hasta que las feromonas de su hijo indicaron lo molesto que se encontraba con aquella noticia. Sin embargo, todo ya estaba hecho, así que no había vuelta atrás.

—¿Y eso por qué? Sabes que soy mejor trabajando solo y lo prefiero así —le respondió.

—Necesitas ayuda, te sobrecargas demasiado de trabajo y casi no puedes venir a visitarnos por eso —hizo un pequeño puchero al decir lo último.

—Sí, pero en las vacaciones siempre puedo ir —se excusó.

—No es suficiente —se quejó.

—¿Si les prometo que iré todos los días dejarían la idea de contratarme un secretario? —trató de negociar.

—No —negó con la cabeza.

—¿Por qué no?

—Porque ya lo contraté, llegará en cualquier momento, así que espero que lo trates bien —dijo y con una mirada feroz y el dedo índice apuntándolo le advirtió sin palabras que si hacía algo mal se las vería con ella.

De pronto, se escucharon tres golpes en la puerta que los hicieron sobresaltarse. Ambos voltearon a ver, y de inmediato abrieron las ventanas detrás de ellos, pues debían dispersar la concentración de feromonas que había en la habitación; sabían que para quien sea que fuera el que estaba detrás de esa puerta, sería incómodo tantas feromonas de alfas.

—Seguro es él —exclamó emocionada y fue a abrir—. Bienvenido —sonrió al ver al lindo omega castaño que había contratado. Y sí, quizá no sólo esperaba que ayudara a su hijo, si no que también se volvieran buenos amigos o algo más.

—Hola señora Jeon —saludó cordialmente el menor, y con una seña, Ahn Hyejin le pidió que entrara.

—¿Tú? —cuestionó Jungkook al ver que su secretario sería aquel omega castaño, de aroma a café, leche y miel, que conoció en Busan.

—Al parecer se conocen, eso es genial, espero les vaya muy bien —dijo lo más rápido que pudo y huyó de allí.

—Buenos días joven Jeon, estoy para ayudarle en lo que sea que necesite —habló con total serenidad, trataba de que no se notara su nerviosismo y por suerte lo había logrado.

—Mi mamá arregló todo esto —puso los ojos en blanco e ignorando a su lobo, le dio la espalda al omega y caminó hasta sentarse en su escritorio—, así que supongo que ese será tu lugar de trabajo —dijo y señaló aquel pequeño escritorio al lado del suyo.

El resto del día, Jungkook se dedicó a dejarle varios trabajos a Jimin, quien obedientemente se ocupó de hacer cada cosa que el alfa le ordenaba. Estaba cansado de ir de un lugar a otro haciendo diferentes cosas cada vez, pero tenía en mente que aquello era parte de su nuevo trabajo y debía acostumbrarse.

Jimin era hijo único, creció junto a su padre y madre —alfa y omega respectivamente— creyó que siempre estarían juntos, que serían los tres contra el mundo; pero, vaya que se equivocó. Su papá engañó a su mamá con otra omega y rompió el lazo que tenían, aquello provocó que su madre enfermara, por lo que tuvo que salir de la universidad y dedicarse a trabajar en la cafetería de su querido amigo Kim Taehyung, todo esto con el fin de tener dinero suficiente para llevar a su madre al hospital, además de al psicólogo para así curar su lazo roto.

La primera vez que se cruzó con Jungkook se sintió abrumado y confundido, había alejado a los alfas de su vida por lo que le había sucedido a su madre; sin embargo, de cierta forma el alfa de cabellos negros no le parecía alguien capaz de dañarlo y su lobo pensaba lo mismo pues sabía que había encontrado a su destinado. Jimin y su lobo omega eran uno solo en pensamiento y sentimiento, lo cual consideraba algo bueno, ya que sabía que sus instintos no se equivocaban.

Se sintió muy mal cuando no lo volvió a ver en la cafetería y supuso que tendría que aceptar que no se volverían a ver o que tendría que esperar mucho para que aquello sucediera. Sin embargo, se volvieron a encontrar más pronto de lo esperado; y todo gracias a que, después de unos meses de la recuperación de su madre, ella decidió viajar a Seúl para que Jimin postulara a un trabajo en una de las empresas más reconocidas de esa ciudad. Sabía que la meta de su hijo era esa, aunque no en el puesto que consiguió; no obstante, estaba segura de que en algún momento su pequeño omega, llegaría a tener lo que siempre había querido y que sentía que le había quitado a causa de su lazo roto.

El pequeño omega entendió tiempo después que todas aquellas cosas que el alfa le mandaba a hacer eran solo para mantenerlo alejado de su oficina, lo que no comprendía era el por qué. Le dolió que hiciera aquello, él quería tenerlo cerca y que viera lo mucho que deseaba conocerlo y pasar tiempo juntos, por lo que mientras se dirigía de vuelta a la oficina con unas copias de documentos importantes para el alfa, recordó que lo había visto desayunar en su tiempo de descanso, lo cual le dio una idea que esperaba funcionara.

—Aquí tiene joven Jeon —dijo alegre y dejó con sumo cuidado los papeles sobre el escritorio del pelinegro.

—Gracias Park —se limitó a decir sin dirigirle la mirada y continuó escribiendo en su computadora.

Al día siguiente, Park Jimin llegó temprano y aprovechando que Jungkook aún no se encontraba en la oficina, dejó sus cosas en su lugar de trabajo y se dirigió al escritorio del alfa para colocar un hotteok envuelto por una servilleta y al lado una bella nota amarilla que decía. «Espero que este pequeño y lindo detalle endulce tu día» sonrió muy orgulloso de lo acontecido y con total tranquilidad se sentó en el asiento frente a su escritorio, apoyó su codo en el y dejó caer su cabeza en la palma de su mano, esperando en aquella posición la llegada del alfa.

—Buenos días Park —saludó Jungkook cuando al abrir la puerta se dio cuenta de la presencia de su lindo secretario. Jimin lo saludó de vuelta y se mordió el labio inferior sumamente nervioso al ver que vio en su escritorio el detalle que le había dejado, de verdad esperaba que le gustara mucho.

—¿Esto lo pusiste tú? —preguntó y escrudiñó con la mirada a su empleado, el cual se sintió pequeño ante la intensidad de esta.

—Sí joven Jeon —respondió cabizbajo, ni a él ni a su lobo les había gustado la reacción del contrario.

—¿Por qué? —cuestionó con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.

—Porque quise hacerlo —se encogió de hombros, pero esta vez sosteniéndole la mirada al imponente alfa. Había tomado una decisión, él y su lobo harían lo posible para que Jungkook no los hiciera a un lado y se tomara el tiempo de conocerlos antes de juzgarlos y tratarlos como lo estaba haciendo. Sea cual fuera la razón de su actuar, estaba dispuesto a que el alfa le mostrara su verdadero yo, pues con seguridad podía afirmar que Jeon Jungkook no era alguien frío y serio como se mostraba ante los demás.

Jimin rompería aquel escudo de hielo que el alfa había construido a su alrededor.

—No lo hagas —ordenó y aquella fue la primera vez que Jimin no estuvo dispuesto a obedecerlo.

—Perdón joven Jeon, pero no puedo. Mi omega y yo somos uno, y ambos queremos una cosa —exclamó muy seguro de sí mismo.

—Bien haz lo que quieras, me da igual —mintió. Claro que no le daba igual que el omega de preciosos ojos negros le haya dejado su postre favorito y esas dulces palabras en la nota, de hecho era todo lo contrario, aquello hacía que su corazón latiera con más fuerza y sus mejillas junto a las puntas de sus orejas se calentaran levemente. Nadie había hecho algo tan lindo para él, y su lobo estaba feliz de que al humano le gustaran esos detalles, pues tenía la seguridad de que poco a poco caería por el omega de cabellos marrones.

Jimin se dio cuenta al final del día que a Jungkook le había gustado aquel detalle, lo cual agradecía, ya que al no saber mucho de él, no tenía la seguridad de que aquel postre fuera de su agrado; sin embargo, al ver que era así decidió que seguiría llevándole lo mismo todas las mañanas. También algo que notó es que se tomaba un descanso para leer el periódico, por lo que al día siguiente se lo compró y lo dejó junto al postre y una nueva notita en el escritorio, todo en perfecto orden.

—Buenos días joven Jeon —saludó Jimin a su jefe al verlo entrar.

—Buenos días Park —lo saludó con el semblante serio y tranquilo, lo cual no le duró nada al ver lo que el castaño le había dejado en el escritorio. Creyó que no continuaría con aquello, pero le alegró que lo hiciera. No pudo evitar sonreír al ver que ya no eran dos sino tres lindos detalles.

—Su sonrisa es bonita, debería mostrarla más —halagó su secretario.

—No gracias —carraspeó, borró su sonrisa y se sentó para continuar con el trabajo que tenía pendiente.

Todo se volvió un lindo hábito entre alfa y omega, y sin querer Jungkook esperaba los regalos del omega y este se emocionaba siempre que lo veía reprimir o intentar esconder su hermosa sonrisa de conejo. A Jimin se le ocurrió una nueva idea y era comprarle el desayuno al alfa, y si era posible, comer juntos antes de iniciar con sus deberes le parecía una excelente idea, solo esperaba que al alfa también.

Se dirigió a la cafetería más cercana al trabajo y pidió de desayuno lo que creyó que a Jungkook podría gustarle. Cuando pagó por el desayuno y salió del establecimiento, se encontró con Jeon a punto de entrar en el mismo lugar.

—Joven Jeon, que lindo encontrarlo aquí antes del trabajo —saludó el castaño llamando así la atención del pelinegro.

—Jimin —exclamó sorprendido y sonriente—. Digo, buenos días Park —habló esta vez en un tono neutro reprimiendo de nuevo los deseos de su lobo.

—Le compré un milk tea y un rollo de canela, no es igual que en la cafetería de mi amigo, pero espero le guste, se lo iba a llevar al trabajo, pero ya que está aquí, tenga —estiró sus manos, las cuales sostenían la comida, hacia el pecho del contrario y cuando este recibió todo, sonrió y volvió a hablar—. Ah, y si te preguntas como sé que pediste eso, mi amigo me lo comentó. Me encantaría saber más de lo que te gusta; pero, sé que no me lo dirás y estoy bien con eso no te preocupes, nos vemos en el trabajo —exclamó, dejó un beso fugaz en la mejilla de su jefe y corrió hasta el gran edificio donde ambos trabajaban.

Después de salir del pequeño trance en el que entró ante la acción del omega, Jungkook sonrió inmensamente y caminó con tranquilidad en la misma dirección en la que había ido su secretario, contemplando por momentos la comida que tenía en sus manos.

—Hola de nuevo Park —saludó Jungkook a Jimin al verlo frente a su escritorio, sin saber lo que él omega estaba observando—. ¡Oye! ¿A dónde vas? —exclamó al verlo caminar hacia él, pero saliendo de la oficina sin siquiera dirigirle una mirada, pues se encontraba cabizbajo.

—Me voy a mi casa, no me siento bien —contestó tratando de zafarse del agarre del alfa, quien había dejado su comida en una mesita a su lado y le había tomado del brazo para evitar que lograra huir sin explicación alguna.

—¿Qué tienes? —con su otro brazo, Jungkook tomó el rostro de su menor para que lo viera directamente a los ojos y notó que pequeñas lágrimas hacían un recorrido por su mejilla dejando esa zona húmeda y ligeramente brillosa. Intentó secárselas con sus dedos pulgares después de acunar su cara, pero el contrario se alejó de él apenas entendió sus intenciones.

—Nada que le importe la verdad, y otra cosa, le haré caso y ya no dejaré notas en su escritorio ni le daré comida —y dicho eso comenzó a caminar hacia el ascensor.

—¿Por qué? —cuestionó y con un dolor llenando su corazón observó como entraba en aquel pequeño espacio y presionaba el botón del primer piso.

—Porque será mejor que no me entrometa entre usted y su pareja —exclamó y las puertas se comenzaron a cerrar.

—¿Qué? Jimin, espera —intentó abrirlas, pero ya era tarde. El pequeño omega había logrado irse creando una pequeña confusión en la cabeza de Jeon.

Algo apesadumbrado, caminó de regresó a su oficina pues tenía trabajo que hacer, y cuando estuvo sentado frente a su computadora vio una nota rosada que decía:

«Kook, tengo que contarte algo súper importante, salgamos hoy cuando sea tu descanso del trabajo. No quiero esperar hasta que llegues a casa, no olvides que te amo mucho.
Hyuna»

—¿Ahora qué hiciste Hyuna? —susurró, cuando su pequeña hermana le decía que no olvidara lo mucho que lo amaba, siempre era porque tenía que pedirle algún favor o comunicarle de algo que podría denominarse como: «Motivo para un castigo de nuestros padres» o «Motivo para que nuestros padres se molesten conmigo».

Trató de almorzar lo más rápido que pudo y después de terminar, esperó a su hermana en el parque de enfrente. Se sentó en uno de los bancos blancos que rodeaban los diferentes y hermosos tipos de flores. Unos minutos después la vio correr hacia él con un bolso blanco en mano, vistiendo un bello vestido rojo de cuello blanco, mangas largas y que le llegaba por encima de las rodillas, junto a sus botines negros favoritos.

—¿Qué hiciste Hyuna? —le preguntó apenas estuvo parada frente a él.

—Hola hermanito, ¿cómo estás? —habló sarcásticamente, le gustaba fingir estar molesta con su hermano cuando él prefería ir directo al grano y dejarse de rodeos cada vez que ella venía a hablarle de algún tema que consideraba importante o serio.

—Perdón, estoy bien —le dijo y después de ponerse de pie, la abrazó—. Bien. ¿Ahora sí me contarás hermanita? —la omega se separó riendo y asintió como afirmación a la pregunta de su hermano.

—Llevo cuatro años saliendo con mi novio y sabes lo mucho que nos amamos, ¿verdad? —preguntó y Jungkook asintió como respuesta—. Bueno, ya que ya terminé la universidad, decidí postularme en la empresa donde mi novio está de solista y estamos pensando en vivir juntos—soltó como si nada mientras inocentemente peinaba con sus manos aquellos largos y hermosos cabellos dorados, iguales a los de su madre.

—¿Estás loca? Aún eres muy joven.

—Tengo veintiún años, soy mayor de edad y Hyojong me ha demostrado lo mucho que me ama al renunciar a su anterior empresa porque no le dejaban estar conmigo, para buscar una mejor donde nos dejaran estar juntos; además, quiero ser cantante como él y que hagamos giras juntos, lo sabes —respondió.

—¿Ya hablaste con nuestros papás? —preguntó y dejó salir un pequeño suspiro de resignación.

—Aún no porque esperaba que me apoyaras en esto —se encogió de hombros y nerviosa jugueteó con aquella pulsera a juego que compartía con su querido novio.

—Esta bien, si ese es tu sueño te apoyaré, aunque me dolerá estar lejos de mi pequeña y bella hermanita, si es por tu felicidad haría hasta lo imposible —la omega lo miró sorprendida y después de unos segundos se lanzó encima de su hermano haciéndolo caer en el banco en el que antes había estado esperándola, dejó muchos besos en su coronilla y lo despeino un poco también.

—Hablaremos juntos con nuestros padres, ¿no? —preguntó cuando ambos volvieron a estar de pie y frente a frente.

—Claro que sí y si se niegan, no te preocupes que yo los convenceré sí o sí.

—Eres el mejor, te amo mucho —lo abrazó y escondió su rostro en el pecho del mayor. De la nada comenzó a olfatearlo por mero instinto y se dio cuenta de que el aroma a madera y césped se tornó agrio. Levantó la mirada y se congeló en su sitio por unos segundos al ver cómo los ojos de su hermanito se volvían amarillos y gruñía en un tono bajo para tratar de no asustarla ni que se diera cuenta de lo que le pasaba, pero de nada sirvió.

—¿Qué tienes hermanito? —preguntó preocupada.

—Solo no me siento bien —contestó parpadeando y respirando profundamente con la intención de calmar a su lobo.

Hyuna volteó a ver lo que su hermano estaba viendo y notó a dos chicos no muy lejos de ellos, el alfa alzaba al omega en brazos y giraba con él, se podía notar en sus caras lo muy emocionados y felices que ambos estaban por verse.

—Son una muy linda pareja, ¿no lo crees? —le dijo, a ella le había parecido una tierna escena digna de una película de romance, pero a Jungkook y a su lobo, les molestaba que afirmara que eran una pareja.

—No es así —esta vez no se contuvo de gruñir y cruzó también sus brazos frente a su pecho.

—Hey, ¿estas bien? —exclamó Hyuna y tomó la cara de su hermano para que este la viera a los ojos.

—Vámonos —dijo tratando de tomar la mano de su hermana, pero ella se alejó, pues quería entender lo que había sucedido.

—Espera, ¿lo conoces verdad? ¿Te gusta ese chico? —lo señaló con el dedo índice y sonrió divertida por la situación, era la primera vez que veía a su hermanito celoso.

—Por supuesto que no, solo vámonos —tomó su mano, pero Hyuna negó con la cabeza y siendo más hábil, con una rápida maniobra hizo que Jungkook tropezara con aquellos chicos que estuvo observando minutos antes.

—Perdón, no fue mi intención —exclamó y cuando recuperó el equilibrio en su cuerpo le dirigió una mirada de auténtico enojo a su hermana, quien se acercaba lentamente a ellos.

—Discúlpenlo, es algo torpe —dijo y palmeó la espalda del alfa.

—No se preocupen estamos bien —respondió el otro alfa y miró preocupado a su amigo al darse cuenta de que otra vez tenía aquella expresión triste con la que lo había encontrado antes—. Estás bien, ¿no?

—Sí —respondió, aunque no fuera cierto logró convencer al pelirrojo.

—Un gusto soy Eunwoo y él es Jimin —se presentó, y también a su querido amigo, ante aquellos que para él eran completos desconocidos.

—Yo soy Hyuna y él Jungkook.

—Ya nos conocemos —dijeron Jungkook y Jimin al unísono.

—¿Él es el alfa de hielo? —cuestionó Eunwoo. Claro que Jimin le había contado sobre su alfa destinado y aquel tonto apodo que le había puesto por pura molestia y tristeza después de ver aquella nota rosada en su escritorio. Jungkook completamente avergonzado piso discreta; pero fuertemente, a su ahora no tan querido amigo.

—Auch —se quejó.

—Él es mi jefe —masculló molesto, Eunwoo hizo un pequeño puchero por ello y depositó un corto y dulce beso en la frente de su amigo, quien solo puso los ojos en blanco. Aún se sentía avergonzado y Eunwoo necesitaría más que eso para que lo perdonara.

—¿Y tú? —preguntó Jungkook aguantándose las ganas de interponerse entre ambos.

—Ah, yo soy su mejor y único amigo —cuando aquel alfa dijo eso, Jungkook se sintió algo más tranquilo y logró calmar a su lobo—. Bueno no soy el único, pero sí el mejor de todos obviamente —aclaró después de ver a Jimin enarcar una ceja y mirarlo con suspicacia.

—Ya quisieras hyung —exclamó, sabiendo que el hecho de que negara aquello, le molestaba mucho.

—Bueno, yo soy la hermanita menor de este lindo alfa —interrumpió Hyuna.

—¿Hermana? —preguntó Jimin con las mejillas ligeramente sonrojadas, pensó que la tal Hyuna de la nota, la misma que estaba frente a él, era la novia de Jungkook. No esperaba que fuera su hermana, y aquello lo hacía sentirse muy apenado, además de volver la situación más incómoda para él.

—Sí —confirmó.

—¿Iban a salir a algún lugar? —preguntó Jungkook algo curioso, pues minutos antes Jimin había dicho que se sentía mal, entonces no tenía sentido que ahora estuviera con aquel alfa que decía ser su mejor amigo.

—No, sólo vine a sorprender a mi amigo y a alegrarlo ya que estaba algo triste.

—¿Por qué? —preguntó Hyuna, le dolía el imaginarse a tan lindo omega pasándola mal.

—Porque creía que... —comenzó diciendo Eunwoo, pero Jimin tapó su boca con la palma de su mano lo más rápido que pudo. No estaba dispuesto a pasar por más vergüenzas a causa de su amigo o por su propia cuenta.

—Nada importante, ya pasó, nos vemos mañana —exclamó y se fue junto a su amigo dejando a una omega y un alfa notablemente desconcertados.

Después de pasar un lindo rato charlando con su hermana, sobre el como harían para convencer a sus padres de que Hyuna sea parte de la empresa en la que estaba también su novio, regresó a trabajar en su oficina y estuvo así casi todo el día, pues la última hora de trabajo se dedicó a pensar en cómo debería plasmar lo que quería decirle a Jimin. Por suerte, al final lo consiguió.

«No entiendo bien porque te fuiste ni porque te sentías mal, pero si fue por mi culpa, perdón. Yo no quería ser distante ni frío contigo y supongo que merezco ese apodo que dijo tu amigo. Solo tenía miedo de lo que podia pasar si te dejaba entrar a mi corazón; sin embargo, he decidido que pase lo que pase te mostraré mi verdadero yo, solo a ti»

Cuando en la mañana del día siguiente, Jimin leyó aquella nota amarilla apenas entró a la oficina y se sentó en su sitio, sintió como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo entero y no pudo evitar sonrojarse en demasía. No podía creer que aquel alfa que siempre actuaba frío y distante con él e intentaba ocultar su alegría por sus bellos detalles, hubiera escrito algo tan hermoso y con tanto sentimiento como aquello. Valió la pena volver a dejarle esos tres detalles en su escritorio a pesar de haber dicho que no lo haría de nuevo.

—Buenos días joven Jeon —saludó al verlo ingresar cabizbajo. Y sonrió en demasía al ver como esa bella sonrisa característica se formaba rápidamente en el rostro del alfa al notar su presencia, y que esta vez no intentara reprimirla ni ocultarla.

—Creí que seguías mal y no vendrías hoy.

—Me siento mejor ahora —se encogió de hombros y miró disimuladamente la nota del alfa.

—Ya la leíste, ¿no?— preguntó y se sonrojó al verlo asentir—. Bueno, es verdad, así que solo tú puedes llamarme por mi nombre o si quieres por algún apodo, mientras no sea alfa de hielo.

—Perdón por eso —se rascó la nuca y se encogió en su asiento.

—Como te dije en la nota, sé que lo merecía.

—Tú también me puedes llamar como más gustes —dijo Jimin, a lo que Jungkook solo sonrió, tenía muchas ideas en mente y comenzaría de a poco.

—Bien Minnie, antes de comenzar a trabajar quiero que hablemos de nuestros gustos, dijiste que querías saber más sobre mí, así que seré sincero en lo que me preguntes —propuso.

—¿Cuál es su comida favorita?

—La verdad me gustan muchas cosas como el jajangmyeon por ejemplo, el problema es que no cocino muy bien, la última vez que lo intenté casi quemé mi casa —admitió muy avergonzado.

—Me gustaría cocinar algo para ti algún día, soy muy bueno en eso —exclamó orgulloso de su gran talento culinario.

—Sería genial.

—Tu sabor favorito de helado.

—Mi helado favorito es crema del cielo.

—A mí me gusta el de té verde, ¿y tu película favorita?

—About time.

—¿La verías de nuevo, pero conmigo? —preguntó Jimin jugueteando con sus manos.

—Sí.

—¿También verías titanic conmigo? —exclamó ahora más emocionado, no evitó en ningún momento soltar sus feromonas, cosa que a Jungkook le encantó, pues al estar en un lugar cerrado las feromonas de ambos se mezclaban en el ambiente.

—Claro que sí.

—¿Qué opinas de que mañana te cocine un rico almuerzo, y que después de eso pidamos nuestros sabores favoritos de helado y veamos ambas películas?

—Me encantaría.

✧✦✧

6 años atrás... ☀️🌻
Camino a Daegu, Corea del Sur 📍

—Hermanito, ¿cuánto más seguirán jugando al «Somos amigos que parecen y quieren ser novios, pero no se animan a declararse»? —preguntó Hyuna mientras masticaba uno de sus chicles de menta, su sabor favorito. Jungkook había decidido ir a visitarla ahora que apenas iniciaba su carrera profesional como cantante junto a su novio, quien sostenía a Hyuna en su regazo mientras disfrutaban los tres de la película que habían elegido ver.

—¿De nuevo con eso?

—Sí, ya te digo que al final él se va a aburrir de eso y llegará alguien más rápido que tú y te lo quitará, lobito —exclamó con la única intención de provocar al lobo alfa de su hermano para ver si este sí hacía algo al respecto.

—No pasará —exclamó su lobo interior enojado, y Hyojong bajó a Hyuna de su regazo para que se sentara a su lado, pero muy lejos de Jungkook. Sabía que eran hermanos y no sería capaz de hacerle daño; pero, aún así su instinto de protección era más fuerte.

—Por favor Hyuna, deja de provocarlo —pidió el castaño.

—Amor, solo soy realista —dijo y besó los labios de su alfa, para luego dirigir toda su atención y próximas palabras a su hermano mayor—, deja de ser tan lento y pídele permiso para cortejarlo, ¿o sigues teniendo miedo? —ella sabía que había acertado al ver la expresión pensativa del de cabellos negros—. Recuerda que lo que pasó con nuestra madre biológica no fue tu culpa y lo de nuestro padre es parte de la vida, habrán momentos malos y buenos entre ustedes, pero sé que pase lo que pase sabrán seguir adelante, solo piénsalo.

—Esta bien hermanita —asintió y vio la hora en su celular—, ya me tengo que ir —exclamó, quizá luego terminaría de ver la película él solo, pero ahora tenía que ir de viaje de negocios.

—Suerte, y de paso recuerda que nuestros papás quieren conocerlo, dile eso si puedes —exclamó al verlo abrir la puerta dispuesto a irse.

—Si se da el tema quizá —gritó ya afuera de la inmensa casa de dos pisos.

Tomó un taxi hacia el aeropuerto, pues ahí se encontrarían todos los empleados que viajarían a Daegu. Unos minutos después llegó y se dio cuenta que por primera vez era el último en llegar, rió para sus adentros y se acercó a su secretario, el único que se percató de su presencia al instante.

—Minnie, ¿estás listo para el viaje?

—Claro que sí Jungkookie hyung.

Jungkook terminó de saludar a todos y cuando llegó la hora, todos con sus maletas en mano entraron al avión que los llevaría a su destino. A Jungkook y Jimin les tocó ir sentados uno al lado del otro en la parte izquierda del avión.

—¿Tienes sueño, pequeño? —preguntó Jungkook cuando volteó a ver a Jimin, quién se encontraba al lado de la ventanilla por donde se colaba el bello atardecer.

—Solo un poco —dijo y se tapó la boca al bostezar.

—Ven aquí —le pidió y Jimin alegre obedeció, dejó caer su cabeza en el espacio entre el hombro y cuello del alfa y recogió sus pies mientras pasaba sus manos por el pecho de Jungkook y este mismo lo abrazaba por la cintura.

Se mantuvieron en aquella cómoda posición para ambos durante casi una hora, mientras que de vez en cuando Jimin se deleitaba con el aroma a tierra mojada, madera y césped que desprendía su jefe, y este acariciaba la cintura de su secretario depositando pequeños besos en su frente.

—Disculpe —ambos escucharon una voz femenina y el alfa gruñó en voz baja apenas la beta le tocó el hombro con su dedo índice. Cuando un alfa y un omega están en un momento como tal es mejor no interrumpir. Ryujin era consciente de ello, pero antes de cualquier cosa, estaba el seguir el protocolo en su trabajo como aeromoza.

—¿Qué se le ofrece? —preguntó Jungkook en voz baja, ya más calmado.

—Les traigo el almuerzo.

—Puede dejarlo allí, gracias —indicó mientras señalaba con su codo aquel espacio frente a su asiento, el cual al moverlo se volvía una pequeña mesa.

La chica asintió y con suma tranquilidad puso la comida del alfa en el lugar que le indicó y la del omega al costado de esta. Hizo una pequeña reverencia y se fue.

—¿Qué pasó? —cuestionó Jimin separándose de Jungkook y restregando con sus puños cerrados sus ojos.

—Nos trajeron de comer, pero, ¿tienes hambre o quieres seguir durmiendo? —preguntó después de verlo estirar sus brazos, pies y arquear un poco su espalda para alejar la flojera.

—Tengo hambre; además, es mejor que coma ahora a que termine saltándome la comida por quedarme dormido más tiempo —dijo encogiéndose de hombros y vio a Jungkook asentir de acuerdo con su declaración. Se ruborizó levemente al ver que el alfa, con sus pulgares quitaba las pequeñas legañas de sus ojos y dejaba cortos besos en su cara.

—Perdón, tu carita de sueño es muy linda —halagó el pelinegro y sonrió por la reacción del pequeño omega, quien avergonzado se tapó la cara con las mangas de aquel suéter blanco que le quedaba algo ancho y largo.

Jungkook tomó el plato de comida de Jimin y lo colocó en su regazo, separó en dos los palillos que se encontraban pegados, y tomando con estos un poco de arroz, alzó la mano que los sostenía y la otra la puso debajo para evitar que algo se cayera. Todo esto con la única intención de darle de comer al castaño.

—Di ah —exclamó el alfa viendo los labios del omega en la espera de que los abriera para recibir la comida.

—Jungkookie no estoy tan cansado —habló intentando a su vez quitarle los palillos al alfa, cosa que no logró pues este fue más veloz.

—No importa, solo déjame consertirte —pidió.

—Esta bien, ah —y abrió la boca para que Jeon cumpliera con su propósito.

—¿Está rico? —preguntó Jungkook al ver que el omega terminaba de masticar el arroz.

—Mucho —aseguró y repitió todo lo que el alfa había hecho anteriormente, puesto que también quería darle de comer en la boca.

—¿Puedo? —preguntó.

—Eso no se pregunta, ah —y abrió la boca para recibir la comida de parte del castaño.

—¿Te gusta? —cuestionó y lo observó asentir aún con la boca llena—. ¿Es mejor que lo que te cocino?

—Nada es mejor que lo que me cocinas pequeño.

Y así se la pasaron el resto del viaje, mientras se dieron de comer mutuamente hablaron de temas triviales y próximas salidas que querían tener juntos.

—Mira, ya llegamos a Daegu —exclamó el alfa señalando la ventanilla al costado del omega.

—¡Qué bonita se ve tu ciudad natal!

—¿Verdad que sí? —cuestionó emocionado por enseñarle los hermosos lugares que ahí podían encontrar, y sonrió al verlo asentir ante su interrogante.

Después de aterrizar, todos los empleados se dividieron en grupos para tomar taxis de esa forma y dirigirse al apartamento que había conseguido su jefe. Cada uno dejó sus cosas en sus respectivas habitaciones, se bañaron y cambiaron y vestidos con sus trajes formales fueron camino a la empresa de los Choi.

—Buenas tardes señor Jeon —saludó Choi Yeonjun, el heredero de aquella compañía, y llevó al alfa a su sala de juntas. Los demás empleados lo siguieron, a excepción de Jimin quien fue interceptado por Choi Jaemin, un alfa de pensamientos retrógradas y actitud arrogante.

—¿Y tú eres? —le preguntó.

—El secretario del señor Jeon —respondió y trató de seguir su camino, pero el contrario no lo dejó.

—¿Te han dicho lo bonito que te ves? —preguntó mientras acariciaba los cabellos marrones del omega.

—No y preferiría que no lo hiciera —exclamó y alejó la mano del alfa de su cabello. No quería que ese estúpido le pusiera un dedo encima.

—¿Por qué? No tienes alfa ni una marca.

—Aléjese si no quiere acabar mal —amenazó Jimin al ver la intención del contrario de tomarlo por la cintura.

—¿Qué me va a hacer un omega como tú? —preguntó con autosuficiencia y le tomó de la cintura después de todo.

—Suéltame —dijo tratando de mantenerse sereno, pero al ver que el alfa no tenía intención de obedecerle, agarró su mano y la dobló tras su espalda, hizo que perdiera el equilibrio al patear la parte de atrás de una de sus rodillas y de esa forma lo hizo caer de cara al piso.

—Suéltame —se quejó el alfa.

—¿Acaso lo hiciste tú cuando te lo pedí?

—Hey —exclamó el alfa mirando a su costado, Jimin siguió su mirada y vio a Jungkook con las manos en sus bolsillos y el semblante sin expresión alguna—, tu maldito secretario me está haciendo daño y yo solo me acerqué a él porque me sedujo-acusó.

—Sí, no pienso hacer ningún contrato con esta empresa si usted es parte de ella —exclamó, sabía que aquel señor era el padrastro de Yeonjun, y el verdadero dueño de la empresa, pues el alfa de cabellos azules sólo era el próximo sucesor de todo eso, por ahora.

—Bien, no me importa, haz lo que quieras, pero dile que me suelte —suplicó, Jungkook puso los ojos en blanco y con una seña le indicó a Jimin que se posicionara a su lado. Apenas vio al otro alfa levantarse le propinó un merecido golpe dejando su mejilla roja.

—Necesitaba hacer eso —suspiró y dirigió toda su atención a su lindo secretario—. ¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes —dijo, y junto a los demás empleados sin despedirse ni nada, salieron de aquel gran edificio.

—A parte de lindo y tierno, eres muy fuerte.

—Ya sabes, mi mamá me enseñó todo lo que sé —claro que recordaba que ella le había enseñado defensa propia, y estaba orgulloso del omega por haber aprendido muy rápido.

—Me alegra que ahora ella esté bien.

—Por cierto ella quiere conocerte —confesó.

—Mis padres también a ti —ambos sonrieron y dirigieron toda su atención a los demás quienes los miraban con ternura y envidia de la buena.

—Joven Jeon, ¿ya regresaremos a Seúl? —preguntó el alfa de cabellos rojos, Hoseok, uno de sus más eficientes empleados.

—No, no dejaremos que este momento arruine nuestro día, así que paseen por Daegu o regresen y vean películas en el apartamento, tómenlo como una tarde libre.

—Muchas gracias joven Jeon —exclamó una omega muy contenta por tal noticia.

—Minnie tengo que hacer algo, puedes pasear con los demás o regresar al apartamento, te llamaré luego, ¿sí? —Jungkook tenía en mente algo y esperaba que todo saliera perfecto, pero para eso tenía que estar alejado un rato del omega.

—Esta bien Jungkookie, me iré con Hobi hyung —palmeó la espalda del alfa pelirrojo, quien sonrió al instante. Ambos se habían hecho muy buenos amigos en poco tiempo y estaban felices de pasear juntos en otra ciudad que no fuera Seúl.

—Claro, ven —pidió Jungkook y Jimin dio pequeños pasos hasta llegar a él y ser envuelto entre sus brazos.

—Nos vemos luego —susurró Jimin y aún con una sonrisa lo vio alejarse.

—¿Te gusta, no es así? —preguntó Hoseok al acercarse y quedar a su lado derecho.

—¿Tanto se nota? —cuestionó e hizo un pequeño puchero.

—Sí, pero lo bueno es que él siente lo mismo.

—No lo sé, no me ha pedido cortejarme y eso que somos destinados —aclaró en un tono de voz algo apagado.

—A veces demoramos más de lo esperado, generalmente por miedo —habló haciendo referencia a la mayoría de los alfas—, pero no te preocupes, en cualquier momento te lo pedirá y si no, hazlo tú.

—Eso estaba pensando, ¿me acompañarías a comprar algo?

—Con todo gusto.

En una joyería en el centro de Daegu, se encontraba Jungkook observando cada uno de los hermosos collares, brazaletes, anillos y aretes de plata y oro puro. Había una gran diversidad de cosas y entre más veía más se convencía de que sí fuera por él le regalaría todo el lugar. Sin embargo, después de ver entre tantas opciones, su mirada cayó en un bello collar de plata de una media luna que dentro tenía varias líneas en un orden diferente, pero sincronizado al mismo tiempo, donde también decía «I♡you». Ya había tomado una decisión.

—Buenas tardes —saludó a la beta que atendía en aquella tienda.

—Quiero este collar —señaló el objeto que había llamado su atención.

—Claro señor —asintió, le dijo el precio y al ver que aún cuando estaba algo caro lo quería, lo sacó de la pequeña caja de cristal—. ¿Quiere los dos?

—No, solo uno por favor —exclamó algo distraído, ya que había comenzado a sacar dinero para poder pagarle a la joven—. Gracias —dijo después de recibir el collar, el cual fue puesto en una caja azul que por dentro tenía un aterciopelado negro muy llamativo. Con la pequeña caja en mano decidió que antes de llamar al omega, debía comer algo para calmar sus nervios.

Mientras tanto, Jimin observaba fascinado junto a Hoseok un collar de oro de un círculo, que hacía referencia a un sol, el cual tenía el borde lleno de pequeños diamantes, y en el centro líneas algo desordenadas, pero que se veían bien de esa forma, con un «I♡you» sobre estas.

—Este, definitivamente es este —le dijo a Hoseok y llamó la atención de la señorita que atendía al levantar la mano repetidas veces—. Quiero este señorita —le dijo.

—Bueno, pero alguien se llevó el otro —le advirtió.

—¿Cuál otro? No, sólo quiero este —dijo dando pequeños saltitos en su sitio.

—Esta bien, aquí tiene —le entregó la cajita con el objeto adentro y le dijo su precio, Hoseok se ofreció a ayudar a pagarlo pues estaba más caro de lo que esperaba, y a pesar de que Jimin se negó, el alfa terminó por convencerlo al decirle que luego podía ahorrar y devolverle el dinero.

—Muchas gracias —le dijo a Hoseok mientras caminaban fuera del lugar, a lo que él con un ademán le resto importancia al asunto.

—Minnie que coincidencia, justo te iba a llamar —habló Jungkook corriendo hacia su secretario y su otro empleado. Jimin al verlo acercarse escondió aquella cajita en su espalda por acto reflejo—. Hoseok, ¿nos puedes dejar solos? Por favor —pidió su jefe muy amablemente. El mencionado dio una reverencia, pero antes de retirarse, en un susurro le deseó suerte a Jimin quien agradeció de igual forma.

—Jimin, yo quería hablar de algo importante.

—¿Es malo o bueno?

—Espero que bueno —rió nervioso.

—Dime.

—Jimin yo —comenzó a decir, pero los nervios volvieron—, pues tú —tartamudeó—. Soy pésimo para esto —se quejó con un pequeño puchero que Jimin quiso besar, pero se contuvo.

—Tranquilo, sea lo que sea no te juzgaré ni me burlaré.

—Es para ti —le alcanzó aquella caja y la abrió para que viera el regalo que contenía.

—Está hermoso, pero aún falta para mi cumpleaños —bromeó.

—No es por eso.

—Para navidad también.

—No, yo, ¿me harías el honor de dejarme cortejarte? —exclamó con los ojos cerrados y con una expresión de ligera preocupación.

—Bueno yo, la verdad es que yo iba, en realidad quería —ahora Jimin trastabilló nervioso sin saber cómo expresar lo que deseaba decirle.

—Está bien, olvídalo, yo entiendo —dijo e intentó guardar aquel regalo; sin embargo, Jimin se lo impidió, tomó la pequeña cajita entre sus manos y le entregó otra igual.

—Ten esto —Jungkook la abrió y sonrió—. Claro que quiero que me cortejes, lo que trataba de decir es que yo quería pedirte que lo hicieras, ya que demorabas mucho en eso —pellizcó con suavidad y cariño la mejilla sonrojada del alfa.

—Lo siento por eso. Yo tenía miedo, pero ya no porque sé que pase lo que pase juntos podremos afrontarlo.

—Claro que sí Kookie —se tomaron de las manos y suspiraron ahora más tranquilos de saber que comenzaba una nueva etapa en sus vidas. El inicio de muchas cosas maravillosas—. ¿Me lo colocas? —le preguntó el omega.

—Claro, si tú me colocas el que me diste también —propuso y Jimin asintió de acuerdo con eso.

Después de colocarse ambos collares mutuamente, se dieron un gran abrazo, y cuando minutos después Jungkook se separó dispuesto a enseñarle más sobre su ciudad natal, un pequeño jalón los detuvo.

—¿Se unen? —dijeron al unísono al ver sus collares pegados, rieron por la divertida situación y después de despegarlos comenzaron a caminar hacia la acera para pedir un taxi que los llevara al primer lugar del pequeño tour que tenía el alfa en mente.

✧✦✧

5 años atrás... 🍂🍁
Seúl, Corea del sur📍

—¿Y cómo va todo con Jimin, hermanito? —preguntó Hyuna, quién al igual que su hermano mayor había ido de visita a la casa de sus padres, quienes ahora se encontraban descansando pues el día de ayer se habían quedado hasta tarde viendo una serie con sus hijos.

—Pues hoy es el último día de cortejo, solo esperaré su respuesta —dijo mientras se acomodaba la corbata y se veía una y otra vez en el espejo para verificar que sí estaba presentable.

—Obviamente te dirá que sí —exclamó desde su cama, donde se encontraba acostada boca arriba dejando caer su cabello rubio en la alfombra rosada de su antigua habitación, con los pies recogidos, pero aún así cerca de la cabecera de la cama y saboreando un dulce de limón mientras veía con notable desinterés un juego de cartas que iba perdiendo—, así que después de eso, no olvides invitarlo para que venga a comer aquí conmigo y nuestro padres uno de estos días.

—Así será hermanita.

—Esa es la actitud Kookie, dale con todo —alzó sus manos emocionada por su hermano y también porque había logrado ganar aquel juego después de todo.

—Nos vemos en la noche —le dijo, a lo que su hermanita asintió y se tomó una foto para publicar en sus redes sociales ya que sus fans se la habían pedido.

Jungkook llegó después de Jimin como ya era costumbre, y alegre tomó el desayuno que su secretario le trajo mientras leía las novedades en el periódico. Cuando terminó, disfrutó del postre y leyó la bella nota que le había dejado.

—¿Ya te dije que amo tus lindas notitas? —preguntó Jungkook en un tono meloso.

—Siempre, pero me encanta escucharlo.

—Hoy te tengo una sorpresa —exclamó contento después de limpiar su boca con la servilleta que anteriormente envolvía el postre.

—¿Ah, sí?

—Después de terminar con el trabajo iremos a un lugar que espero te guste mucho.

—Todo lo que has hecho hasta ahora me ha encantado y estoy seguro de que esta no será la excepción.

El reloj de la oficina indicó que ya eran las siete en punto de la noche, hora en la que casi siempre terminaban con el trabajo a menos que tuvieran horas extras, cosa que no era el caso. Ordenaron y guardaron todos los papales importantes, y salieron del gran edificio tomados de la mano.
Antes de que ambos entraran al auto del alfa, el cual había traído solo porque llevaría al omega a un lugar algo alejado de su casa y de su trabajo, sacó de su bolsillo un pañuelo rojo.

—Confía en mí, te pondré esto, pero no tengas miedo —le explicó.

—Sabes que iría hasta el fin del mundo mientras sea contigo —sonrió y se dejó colocar aquel pañuelo como venda para sus ojos. Después de asegurarse de que el pequeño omega no veía nada, lo ayudó a entrar en el asiento del copiloto, él entró en el del conductor y viajaron durante una hora aproximadamente para llegar a un lindo campo lleno de pasto sedoso y árboles con hojas de diferentes tonos de anaranjado.

—Y ya llegamos —le quitó la venda de los ojos apenas salieron ambos del auto.

El lugar no solo estaba decorado por la misma naturaleza, sino que también Jungkook se había esforzado mucho por llenar los árboles de brillantes luces amarillas.

—¿Sí te gusta?

—Todo es absolutamente precioso —exclamó. Jungkook sacó del maletero una manta de líneas rojas y recuadros blancos junto a una canasta llena de comida.

—Ven, hay que comer —tomó su mano y lo dirigió hacia aquellos árboles rodeados por luces, colocó en el piso aquella manta y sacó de la canasta diferentes recipientes llenos de comida, la favorita del omega.

—¿Lo preparaste tú?

—No, lo pedí de tu restaurante favorito antes de salir del trabajo, no demoraron demasiado en traerlo y guardarlo en el maletero como les indiqué —admitió.

—Está muy rico todo —exclamó apenas probó de una que otra cosa que el alfa le había traído.

Después de unos minutos, terminaron de comer y volvieron a guardar los recipientes en la canasta. Jungkook la dejó un poco alejada de ambos y después de inhalar y exhalar unas tres veces se decidió, al fin había llegado la hora de pedirle aquello que tanto deseaba desde que se dio cuenta de que no solo su lado animal se había enamorado de aquel bonito omega.

—Jimin —se puso de pie y ayudó al castaño a hacer lo mismo—, me es imposible poner en palabras mis sentimientos por ti, te he mostrado mi verdadero yo, aquel que solo conocen quienes son importantes en mi vida y quienes quiero que estén siempre a mi lado, por eso de verdad espero que aquello sea lo que tú quieras también, ¿me harías el honor de dejarme ser tu alfa?

—Mi lindo alfa de hielo —lo molestó, pues sabía que haría un puchero por aquel apodo y amaba cuando eso pasaba—, amo que seas tan cálido solo conmigo, y claro que quiero estar siempre a tu lado, te dejo ser mi alfa y acepto ser tu omega.

—Te amo —lo abrazó fuertemente y dejó un tierno beso donde pronto estaría su marca.

—Yo más.

Jungkook se acostó y atrajo a Jimin para que apoyara su cabeza en su hombro y tuviera mejor acceso a su cuello, donde su olor era aún más fuerte. El omega dejó su mano sobre el pecho del alfa mientras este lo sujetaba por la cintura. Podían admirar aquel inmenso cielo lleno de estrellas fugaces y una luna llena y brillante, pero preferían verse mutuamente como si fueran la mejor obra de arte el uno para el otro. Los ojos del alfa y el omega se volvieron de un vibrante amarillo y un feroz azul respectivamente, sus lobos solo con la mirada se decían todo lo que sus corazones albergaban y ellos sellaban con su primer beso una promesa silenciosa de un amor eterno.

Fin.

✧✦✧

Adaptación autorizada. Historia original de @SweetbabyTJ, gracias por permitirme adaptarla. 💗

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