La luna llena estaba en su punto más alto, brillaba con esplendor y gracia, sin embargo, parecía enferma, o eso creían sus hijos lobunos; una mancha negra se dibujaba en su redonda figura, amenazando con que la noche sería algo tormentosa.

Un empedrado circular, rodeado por seis horcones de madera de lo que una vez fue un poderoso roble blanco, hacía gala en medio de la gran aldea del clan Alfa. Los extremos de seis cadenas de hierro se aferraban a la punta superior de los horcones, mientras que los otros extremos, armados con grilletes, sujetaban al joven Namjoon; tobillos, muñecas, cuello y cintura estaban apresados para impedir que su dueño escapara o dañara a alguien tras comenzar la transformación, pues el dolor sería insoportable, cada hueso de su cuerpo se dislocaría para adquirir otra postura, otros incluso cambiarían su forma y su tamaño para transmutar, finalmente, a una figura lobuna.

—Hoy la luna llena está más hermosa y brillante que nunca —una voz suave y armoniosa captó la atención de quienes estaban a su alrededor—, igual que hace dos años, esa mancha negra aparece en el cuerpo de nuestra diosa luna —dijo, alzando su vista hacia el vasto cielo.

—¿Cómo puede brillar de esa manera tan explendorosa cuando parece estar enferma? —preguntó una chica de cabellera blanca con listones negros y ojos carmelitas brillantes.

—No creo que esté enferma —dirigió la mirada hacia la chica—. Solo no puedes ver lo que es, nadie puede ver lo que en verdad es esa mancha negra; pero yo sí y —desvió su mirada entonces hacia Namjoon—, supongo que alguien más podrá verlo conmigo.

—Jin, estás asustando a los padres de Namjoon —alertó Jazmin, al notar la cara de terror de Shina y el rostro pétreo de Namjuel.

—Pero para eso me trajiste aquí hoy, ¿no es así madre? —mencionó, quitándose la capucha que hasta ese momento cubría su rostro—. Ellos tienen derecho a saber lo que le ocurrirá a su hijo —una media sonrisa se dibujó en sus labios, su mirada no se desviaba del cuerpo desnudo de Namjoon—, aunque, después de todo, lo van a presenciar con sus propios ojos.

Un foco de luz, proyectado desde la propia luna, irradió sobre el joven Nam, la temperatura fría de la noche bajó de repente hasta volverse más gélida y una densa neblina, surgió de la nada; parecía provenir del bosque, se escabullía entre los pies de los espectadores del ritual de presentación y serpentinamente se dirigía hacia Namjoon, que gritaba con sumo dolor cada vez que alguno de sus huesos se dislocaba.

—¿Qué está pasando, Jazmin? ¿Qué le está sucediendo a mi hijo? —preguntó Namjuel, con la voz sumamente ronca y profunda que hizo temblar a la mujer y a los que lo acompañaban.

—No lo sé bien —respondió—, esto mismo pasó en el ritual de mi hijo cuando tuvo su presentación.

Namjuel obervó al hijo de la líder Omega y su sorpresa fue más grande cuando en la frente del chico observó una marca circular que brillaba como el oro. Se suponía que los alfas eran fuertes, grandes y no le temían a nada; pero Namjuel no podía creer que el pánico se apoderara de él de un segundo a otro al punto de hacerlo temblar, cuando vio aquella figura en la frente de Jin.

Una marca, eso solo supondría una tragedia, ¿y que a su hijo le pasaría lo mismo? No, no podía ser. La luna solo marca a sus hijos cuando estos no serán lobos comunes, ella marca a una particular clase de lobo, a la que los cinco clanes denominaron: Lycans.

—Debo matarlo —susurró, iniciando una transformación en su forma de lobo.

—Cálmate —Jazmin, que logró escucharlo, lo sujetó por la muñeca de su mano derecha—. Sé que tu lobo interior te pide que lo mate, me pasó lo mismo en la presentación de Jin —confesó, obervando a su hijo que encaminaba sus pasos hacia Namjoon, que agonizaba por el dolor y la fiebre—; pero a diferencia de ti yo sí me transformé y lo ataqué, en ese momento las cadenas que sujetaban a Jin me aprisionaron a mí y una espesa neblina igual a esta me envolvió hasta casi asfixiarme. —Miró al hombre, que ya estaba más calmado y soltó su muñeca—. Fue la luna llena, ella me impidió que cometiera ese acto atroz contra mi propio hijo. Y es la misma luna, que se alza en el cielo esta noche.

—¿Mi hijo... se transformará en... un monstruo de esos?

—No lo sé Namjuel, han pasado dos años desde la presentación de Jin y hasta ahora solo se ha transformado en un lobo común y corriente. Además —se cruzó de brazos, mientras escuchaba a su hijo gritarle cosas a Namjoon—, la marca de los lycans radica en el hombro izquierdo, en forma de luna creciente, nuestros hijos la tienen en la frente y en nada sus marcas se parecen a una luna.

—¿Qué?

Namjuel, al prestarle atención a las palabras de Jazmin, había dejado de observar a Namjoon, que ahora levitaba casi a la altura de los horcones, los grilletes que lo sujetaban ya no los tenía, como si mágicamente se los hubiesen quitado. Su cuerpo aún seguía siendo humano, pero su cabello, que antes era oscuro, ahora era enteramente blanco; en su frente, una luz brillaba y entonces, la neblina lo cubrió por completo, nadie podía ver lo que le pasaba hasta un rato después, que comenzó a descender hasta tocar el empedrado circular y la neblina que lo envolvía, como mismo llegó se fue.

Un hermoso lobo blanco, descansaba en el suelo.

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Aish, siento que estoy haciendo aportes al omegaverse jaja. Bueno, solo quería darle mi toque personal a la historia y no sé a ustedes pero a mí me está gustando por dónde va esto.

Nos leemos, cuando me exprima la neurona nuevamente y saque el 3.