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𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔

─Ven aquí. ─Hyunjin extendió su mano, y dijo en voz baja y firme.

El omega, que hasta hacía un momento había sido prácticamente arrastrado por la beta, suspiró al sentir el cambio de ritmo. El leve toque en su hombro, lo desconcertó. Jeongin aún no había notado la presencia del invitado de Hyunjin, así que cuando levantó la cabeza para observar mejor el jardín delantero de la casa, su expresión de sorpresa fue un deleite para Minho, quien soltó una risa burlona.

─Si te digo que acepto, ¿me prometes no echarme cuando descubras que no me vas a aguantar? ─preguntó Jeongin con aire distraído, claramente buscando conversación porque el aburrimiento le estaba matando.

Hyunjin rodó los ojos, probablemente deseando que el omega tuviera un botón de pausa. Habían pedido taxis porque, según Hyunjin, "el transporte público es un horror". Jimin, en un tono que solo podía describirse como venenoso, lo habría llamado mamón. Nadie discutió, pero tampoco nadie quiso sentarse de copiloto. Justo cuando Jimin estaba a punto de sacrificarse por el bien del grupo, el alfa mayor resolvió el problema pidiendo un Uber extra. Ahora, Hyunjin y Jeongin seguían en el taxi al Uber donde viajaban Minho y Jimin

─ No te preocupes ─murmuró Hyunjin─, tengo mi propia manera de sobrevivir.

¿Tu propia forma de sobrevivir? ¿Recogiendo extraños en la playa?

Hyunjin se hizo el sordo, como si no hubiera escuchado el reproche. Jeongin, al parecer, tenía una colección completa de lecciones de "no confíes en extraños" guardada en su mente, aunque eso no explicaba por qué estaba con ellos en primer lugar. Tal vez eran las leyes de tránsito, pero el viaje en taxi se sentía interminable. Hyunjin suspiró, imaginando lo fácil que sería todo si sus padres le compraran un auto. Claro, un deseo tan modesto como él mismo.

─Vamos, el médico nos está esperando. ─Hyunjin habló con calma, pero sus palabras hicieron que Jeongin lo mirara de reojo, desconfiado. ─ Pero, oye, no te preocupes... aunque te van a tener que examinar de cuerpo completo.

El ánimo del omega, que había logrado estabilizarse, volvió a alterarse de golpe. Se mordió el labio, dejando asomar sus pequeños y afilados colmillos.

¿Era necesario que ese pelinegro lo tratara así? Encima de todo, con ese hocico largo que tenía, ¿qué clase de experimentos pretendían hacerle?

🌊

Las yemas de los dedos de Jeongin estaban escondidas en los puños largos de la camisa. Hyunjin lo miró y levantó al omega que aún no podía caminar.

La suspensión repentina tomó por sorpresa al omega, quien por un momento perdió el equilibrio y, acto reflejo, levantó la mano, colocándola sobre el firme pectoral de Hyunjin.

Hyunjin, por su parte, sintió cómo los dedos de Jeongin tamborileaban nerviosos sobre su pecho, casi como si estuviera evaluando su dureza. Se obligó a no reaccionar, manteniendo una expresión seria mientras caminaba hacia lo que parecía ser la recepción del hospital. O tal vez era una clínica. ¿Cuál era la diferencia, de todos modos? Hyunjin se encogió mentalmente de hombros; nunca había entendido ese tipo de detalles.

En el jardín y zona de descanso del hospital particular, Minho finalmente les alcanzó. Observó el rostro de Jeongin, que parecía preocupado, aunque su atención iba y venía cada vez que su mano percibía el movimiento rítmico del pectoral de Hyunjin con cada paso. Minho tuvo que apretar los labios para no reírse.

─ ¿Podrías soltar su pecho? ─murmuró en voz baja cuando se acercó lo suficiente.

Jeongin, completamente distraído, parpadeó antes de retirar la mano como si se hubiera quemado.

Ya en la recepción, la conversación tomó un giro más serio. Hyunjin explicó la situación, mientras Minho miraba al omega con cierta preocupación. Su expresión cambió al recordar lo que implicaba lo que estaban a punto de hacer.

La prueba de coincidencia del gen ABO no era algo que se tomara a la ligera, y mucho menos cuando se realizaba en una etapa tardía de la vida. Normalmente, estas pruebas se llevaban a cabo a los seis meses de vida, ya que los marcadores biológicos que determinan la casta son más claros y definidos en ese momento. Con el paso del tiempo, los cambios hormonales y el desarrollo físico dificultan la identificación precisa de estos marcadores.

Cuando el individuo es mayor, el procedimiento es esencialmente el mismo que el de un bebé, pero las implicaciones son más complejas. Requiere una extracción de médula ósea, un procedimiento que no está exento de riesgos. Implica la inserción de una aguja larga en el hueso, generalmente en la pelvis o el esternón, para obtener una muestra de médula.

La médula ósea contiene células madre hematopoyéticas, que son precursoras de todas las células sanguíneas. Estas células poseen marcadores genéticos específicos que permiten determinar la casta de un individuo con precisión. Sin embargo, el procedimiento no es solo doloroso, sino también invasivo, lo que explica por qué no se realiza de manera rutinaria en personas mayores.

─Bueno, al menos no me harán pasar por esto dos veces... ¿cierto? ─murmuró, buscando algún tipo de consuelo.

Minho alzó una ceja─. Solo si decides cambiar de casta de repente.

─Deja de asustarlo, Minho. Bastante tiene con esto como para que le añadas ideas locas. ─Replico Jimin, quien parecía haber llegado corriendo, a juzgar por lo agitada que estaba su voz. ─La prueba solo es una posibilidad, primero van a hacer el chequeo general para saber a qué departamento lo mandan.

─Después de esto podemos ir a desayunar, ─sugirió Hyunjin con una sonrisa serena, intentando calmar el ambiente cargado que traía consigo la beta.

Sin más preámbulos, el grupo se dirigió hacia el consultorio del Dr. Yu, quien ya tenía todo preparado para el chequeo.

Cuando Jeongin llegó al edificio, no podía decidir si desprendía una calma tétrica o una calma relajante. La recepción del lugar olía tan limpia que, por un momento, consideró si esa limpieza era tranquilizadora o... sospechosa. Fue al entrar en un pasillo cuando las cosas empeoraron, las paredes parecían acercarse con cada paso.

La nereida se tensó, sintiendo cómo su ansiedad crecía, cuando una mano cálida se posó suavemente sobre su hombro.

─No tengas miedo ─le dijo Rina con una sonrisa amable. ─Solo necesitamos ver al médico que programó la cita.

Jeongin intentó concentrarse en las palabras de la chica, pero las paredes seguían empequeñeciéndose a su alrededor ─o al menos eso creía─. A pesar de todo, suspiró con fuerza, más por tranquilizar a Rina que a sí mismo.

Intentando aliviar aún más la tensión, Rina añadió: ─Haré lo posible por ayudarte a encontrar tus recuerdos, para que puedas regresar con tu familia y amigos.

»O, ya sabes, siempre puedes contarme historias de tus novios pasados. Me vendría bien algo de chisme. ─Su tono desenfadado era tan genuino que Jeongin casi olvidó la situación por un momento. Aunque, claro, la idea de ser amigos después de esto le parecía un tanto lejana, considerando que vivían en mundos distintos.

─ ¿El consultorio está en otro piso? ─Preguntó Minho al ver que Hyunjin detenía la silla frente a un elevador. ─ ¿Es seguro que Jeongin entre en uno? Digo, por su estado. No sabemos cómo podría reaccionar al estar por primera vez en uno... o segunda, quién sabe. Créeme, cuando era niño, mi peor pesadilla eran los elevadores. Bueno, eso y las escaleras eléctricas.

─Reservé el tercer piso. No hay nadie más allí. Otros médicos y pacientes no pueden subir sin permiso.

Minho gimió y elogió sarcásticamente sin dudarlo: ─Eres tan rico.

─ ¿Por qué tanto? No es como si estuvieras llevando a tu amante a una consulta ─Cuestiono Jimin.

─ Felix me preguntó si mis padres estaban enterados... ─Dijo Hyunjin con cierta cautela. Ante esto, se encontró con un silencio tenso, salvo por Jeongin, que seguía concentrado en observar el elevador. Parecía fascinado viendo a las personas entrar y salir. Probablemente estaba más interesado en descifrar si aquel aparato era un portal a otro mundo.

»No quiero que esto llegue a nuestros padres ─añadió Hyunjin, mirando a Jimin, quien de inmediato agachó la cabeza. ─Tu madre es la doctora privada de mi familia y tu otra madre es socia de mi papá. Estaríamos en serios problemas si se enteran de que nos metimos en algo que debimos dejar a las autoridades. Felix me hizo el favor, el chico fue muy amable.

Jimin y Minho intercambiaron una mirada rápida cuando Hyunjin terminó. La parte de "Felix fue muy amable" era un tema que claramente dejarían que Hyunjin descubriera por su cuenta.

─Está bien, vámonos. El médico debe estar esperándonos ─interrumpió Minho, tomando el control de la silla de ruedas. Según él, solo alguien que compartiera la misma ansiedad inicial por los elevadores podía guiar al omega. Pero, Jeongin no parecía afectado. Al contrario, observaba el aparato con una expresión neutra, casi de decepción.

El camino hacia arriba era corto, solo unos cuantos pisos, pero suficiente para que los chicos se enfrascaran en una conversación que, a decir verdad, parecía más una clase improvisada de términos médicos. Minho, aprovechó para explicar la diferencia entre una clínica y un hospital.

─A pesar de ser un hospital, tiene poco equipo médico, ─comentó Hyunjin, quien al parecer había entendido la lección.

─Supongo que es porque está en un lugar que es casi un pueblo, ─siguió Jimin, encogiéndose de hombros.

─Yo sigo sin entender. ─Confesó Jeongin

─ ¿Cómo se llama el doctor que atenderá al chico? ─Preguntó Minho, intrigado. Debía ser alguien muy altruista para aceptar una propuesta tan extraña de un adolescente pecoso.

─Pensé que ya te lo habías imaginado, ─dijo Hyunjin con una sonrisa. ─Es el doctor Yu, el padre de Felix. Por eso fue fácil pedirle el favor.

Minho comenzó con una sonrisa que, lentamente, se transformó en una mueca de incredulidad. Sus cejas se alzaron y de su boca salió un grito a medio camino entre sorpresa y espanto:─ ¡¿El Doc...

No pudo terminar. Un golpe preciso y oportuno de Jimin en el hocico le cortó el alarido.

─ ¡Baja la voz, hombre! ─Le pidió la beta.

─ ¿Cuál es el problema? ─Preguntó Hyunjin, sin inmutarse, como si no acabara de presenciar una pequeña escena de violencia.

─Ah... Ninguno, ─dijo Minho, claramente nervioso. ─Solo que Felix es mi medio hermano y, oh, ¿ya mencioné que ese hombre es ex de mi mamá? Nada grave.

─ ¿Medio hermano? ─Repitió Jimin, incrédula. ─Mira que llevo poco tiempo conociendo a Yongbok y lo único que sé es que su padre biológico tiene hijos regados por todos lados.

─Técnicamente soy su hermano por parte de madre, ─aclaró Minho, cruzando los brazos. ─Lo que me sorprende es que mi mamá saliera con ese tipo de hombres.

─ ¿Qué tipo?

─ ¡Médicos!

Jimin lo miró con las cejas arqueadas─. ¿Eso qué tiene que ver?

─ ¡Todo! ─Minho levantó las manos al cielo, buscando apoyo divino. ─Esas son señales claras, chica. Las personas que trabajan en el área de salud no traen nada bueno.

─Una de mis madres es médico. ─Replico la beta.

─ ¡¿Ves?! ─gritó Minho, señalándola con ambas manos.

Jeongin abrió la boca para intentar participar en la conversación, pero antes de que pudiera decir una palabra, la puerta del elevador se deslizó con un suave ding, y sintió las manos de Hyunjin empujándolo hacia afuera con apremio. Los otros, inmersos en su discusión, apenas notaron la abrupta salida del omega. Sin embargo, la beta, al darse cuenta de que Jeongin ya no estaba en el elevador, reaccionó de inmediato y salió corriendo tras él.

En el consultorio, el doctor Yu parecía haber estado esperando, aunque la escena sugería lo contrario. Cuando Hyunjin tocó la puerta, no hubo ningún sonido del interior. Apenas pasaron unos segundos cuando esta se abrió de golpe, revelando a un joven de cabello albino que los miraba con curiosidad.

Jeongin alzó la vista hacia el desconocido y levantó una mano para saludar con timidez.

─ ¿Hola? ¿Sr. Doctor?

Demian, lo observó fijamente durante un momento, luego dirigió su mirada al alfa que estaba justo detrás del omega.

Frunciendo ligeramente el ceño, soltó con tono serio:— La ley de protección personal para omegas menores de edad fue promulgada la semana pasada. ¿Estás seguro de que no fuiste secuestrado?

Hyunjin apretó la mandíbula, molesto, pero antes de que pudiera defenderse, Jeongin levantó una mano para interrumpir.

─Señor doctor, Hyunjin es muy bueno conmigo. No fui secuestrado, él solo me recogió para ayudarme.

Demian parpadeó, sorprendido por la respuesta directa y desprovista de temor del omega. Por un instante, pareció perdido en sus pensamientos, pero Hyunjin, con una sonrisa discreta y la cortesía aprendida de años de etiqueta, dio un paso adelante.

─Profesor, ¿podría dejarnos pasar?

El peliblanco pareció procesar la respuesta por un momento antes de mover un paso al lado, dejando el camino libre hacia el interior.

El doctor Yu se puso de pie al notar su llegada, inclinándose ligeramente para saludarlos.

─Adelante, tomen asiento, por favor. ─Indicó con un gesto amable hacia las sillas frente a él.

Hyunjin ayudó a posicionar la silla de ruedas de Jeongin antes de sentarse. Mientras tanto, el doctor Yu dirigió una mirada firme a su esposo, quien había estado observando al omega con evidente desconfianza. Con un movimiento de la mano, lo despidió discretamente.

Apenas la puerta se cerró tras el omega mayor, se escucharon murmullos en el pasillo. Por el tono amable pero insistente, era evidente que Jimin había interceptado al esposo del doctor y estaba interrogándolo sobre lo que sucedía.

Barom, tras explicar sus indicaciones a los presentes, decidió pasar a la acción. Se levantó de su asiento y caminó hacia Jeongin, ayudándolo con cuidado a sentarse en la mesa de examen.

─Déjame revisarte las piernas primero, ─dijo el médico, inclinándose ligeramente, con un tono calmado y profesional que intentaba tranquilizar al pequeño y dulce paciente.

Mientras tanto, Hyunjin, sentado en una silla cercana, intentó girarla como había visto hacer a Barom, pero el chirrido metálico y su falta de habilidad solo lograron que se sonrojara de vergüenza. Aunque nadie parecía prestarle atención, él sintió el calor subirle a las mejillas. Su mirada se fijó en el alfa, que ahora estaba inclinado, inspeccionando cuidadosamente las piernas de Jeongin. Este último, que al principio se veía despreocupado, comenzó a mostrarse nervioso bajo el contacto del médico.

Hyunjin observó en silencio, hasta que Barom terminó de revisar la segunda pierna. Finalmente, rompió el silencio:─ ¿Cómo está?

Jeongin, con la garganta seca, también miró al doctor. Por un instante, su mente divagó hacia el peor de los escenarios. Por favor, que no diga que soy un pez...

Barom se mantuvo pensativo, su expresión parecía debatirse entre lo serio y lo incrédulo. Tras unos momentos de reflexión, finalmente habló.

─Esta es la estructura ósea más perfecta que jamás haya visto.

─Sé que es bueno, pero puede elogiarlo más tarde. Ahora hablemos del problema. ─Interrumpió Hyunjin, confundiendo las palabras del doctor como una referencia a la estética de las piernas de Jeongin, no al verdadero problema. La intervención de Hyunjin dejó al médico momentáneamente sin palabras, y no pudo evitar preguntarse qué tipo de sistema educativo había en la escuela a la que asistían Hyunjin y su hijo.

─Bueno, el problema es que estas piernas son tan perfectas como las de un recién nacido. No hay signos de desgaste, ninguna huella de haber soportado peso o de haber caminado por mucho tiempo. Las heridas en su cuerpo son profundas, pero se concentran de la cintura hacia arriba.

El ambiente en la habitación se tensó. Aquellas palabras eran inquietantes, casi como si insinuaran que Jeongin no había sido diseñado para caminar, sino para adaptarse a un entorno donde eso no era necesario. Pero Barom guardó para sí esa conclusión, limitándose a observar al omega con renovada curiosidad.

Hyunjin frunció el ceño, ─ ¿qué quieres decir con...

─Primero, quiero hacerle una pregunta a este joven caballero, ─El médico se enderezó, metiendo las manos en los bolsillos laterales de su bata blanca. Sus ojos oscuros y ojerosos parecían analizar cada detalle del muchacho frente a él.

Jeongin se tensó bajo aquella mirada inquisitiva.

Barom esbozó una sonrisa tranquilizadora antes de hablar con suavidad: ─ ¿Alguna vez has caminado?

Aunque su memoria era confusa, debía haber algo, algún vestigio. Pero no lo había.

El omega, que solo sabía nadar, permaneció en silencio.

Barom dejó caer su sonrisa lentamente y asintió con gravedad.

─Ya veo...

El doctor parecía preocupado. Si la memoria procedimental de Jeongin estaba comprometida, la recuperación de sus recuerdos sería un desafío aún mayor.

Hyunjin no pudo contenerse más. Se levantó y caminó hasta colocarse al lado de Jeongin.

─Piénsalo bien. ¿Alguna vez has caminado?

Jeongin, al escuchar la voz del alfa, reaccionó. Movió los labios, susurrando apenas: ─No.

─ ¿Qué?

Ninguno de los dos escucho con claridad.

Jeongin simplemente amplifico su voz y dijo:─ No he caminado en mi vida.

La habitación quedó en silencio.

Por primera vez, Jeongin tenía pies. ¿Cómo podría caminar si nunca lo había aprendido?

Hyunjin sintió una punzada indescriptible en el pecho. Inconscientemente, sacó las mismas conclusiones que Barom.

Un omega que nunca había caminado... ¿era porque nadie le había enseñado? ¿O porque alguien, desde pequeño, lo había convencido de que no podía hacerlo?

¿Podría ser que lo hayan sobreprotegido y mantenido aislado desde su nacimiento, lo que le impide desarrollar un pensamiento independiente al crecer? Finalmente, decidió suicidarse arrojándose al mar, perdiendo así todos sus recuerdos del pasado.

Hwang había estado inmerso en su propia mente desde la infancia, llenándola de todo tipo de tramas dramáticas que volaban con facilidad por su imaginación. Por otro lado, el doctor Yu, con su vasta experiencia enfrentando situaciones similares durante sus años de práctica en Australia, encontraba sencillo interpretar casos como este.

─ ¿Tendrá que usar una silla de ruedas en el futuro? ─preguntó Hyunjin, su voz teñida de una inquietud lúgubre.

─Sus huesos están en buenas condiciones, y sus piernas... ─El médico hizo una pausa deliberada antes de continuar. ─Las reacciones de estimulación son prometedoras desde un punto de vista médico. La rehabilitación tiene muy buenas perspectivas. En cuanto a la incapacidad para ponerse de pie, parece haber factores psicológicos involucrados. Es muy joven. Con práctica y esfuerzo, debería poder levantarse lentamente. Es un desafío, pero no imposible.

El doctor Yu desvió la mirada hacia el omega, observándolo con profesionalidad.

─Por tu físico, deduzco que eres un adolescente. ─Dijo, su tono más afirmativo que inquisitivo. No quería presionar al joven para que recordara detalles que tal vez aún no podía afrontar.

─Tengo dieciséis años. ─Respondió Jeongin, con voz clara, dejando perplejos a los presentes. ¿Por qué parecían sorprendidos? ¿No era natural responder a una pregunta?

Barom, presionó su pulgar contra su barbilla, adoptando una postura reflexiva. Después de unos segundos de silencio calculado, habló con serenidad:─ El cerebro es un órgano complejo. No importa lo que haya olvidado, el noventa por ciento de la recuperación dependerá de los propios esfuerzos del paciente para recordar. Por ahora... ─Hizo una pausa mientras hojeaba la historia clínica, levantó los ojos y concluyó─: Lo más importante es realizarle primero una prueba completa sobre su casta.

Jeongin frunció el ceño, desconcertado. No tenía ningún problema con su cerebro, pero las palabras del médico lo dejaron confundido. ¿Cómo se suponía que debía "trabajar duro" en ese noventa por ciento del que hablaban los humanos?

🌊

─ ¿Así está bien? ─preguntó Jeongin mientras se acomodaba boca abajo sobre la camilla de cuero gris. Su cuerpo se deslizaba ligeramente mientras intentaba encontrar la posición exacta que le había pedido el médico.

─Sí, relájate. Esta prueba no tomará mucho tiempo. ─La voz tranquila de Barom trataba de infundir calma, aunque no era difícil imaginar el motivo del silencio de Hyunjin. Él había palidecido al ver el tamaño de la aguja dentro de la ampolleta que sostenía el doctor Yu.

Jeongin se tensó repentinamente cuando sintió algo húmedo en su muslo. Su cuerpo reaccionó por instinto, levantando la parte superior como si intentara apartarse. Al mismo tiempo, notó que Hyunjin había salido del consultorio, y por la pequeña ventanilla alcanzó a verlo conversando con Karina y Minho.

─No te muevas, ─advirtió Barom, con una firmeza que no admitía discusión.

─ ¡¿Por qué se fue Hyunjin?!

─Le pedí que lo hiciera. No solo vamos a tomar tu casta. Previamente deduje que eras un omega, y esta prueba inicial es solo para confirmar. Si mis sospechas son ciertas, necesitarás privacidad para los exámenes que siguen.

Jeongin exhaló, rindiéndose al proceso, y volvió a recostarse. ─Está bien, hagámoslo rápido.

Barom sonrió detrás de su máscara quirúrgica, sus ojos ligeramente entrecerrados denotaban una mezcla de concentración y empatía. Para distraer a Jeongin, comenzó a charlar con ligereza. ─Primero, aplicaremos anestesia local. Adormece la piel y reduce el dolor cuando la aguja se inserta, aunque no elimina por completo la sensación de presión o la incomodidad de la extracción.

Jeongin, tratando de concentrarse en las palabras de Barom en lugar de en el procedimiento. Sintió un pinchazo agudo cuando la aguja atravesó su piel y una presión intensa cuando penetró el hueso del muslo. La sensación era extraña, una mezcla de dolor y una incomodidad profunda.

Jeongin apretó los dientes mientras la aguja alcanzaba su meta. La extracción fue rápida, pero el dolor era agudo y punzante. Sintió como si una parte de él estuviera siendo succionada.

Finalmente, Barom retiró la aguja y aplicó una venda sobre la herida. ─Listo. Lo hiciste muy bien, Jeongin. Ahora solo necesitas descansar un poco.

─ ¿Ya es todo? ─Preguntó el omega, con voz débil y los ojos entrecerrados. Parecía que no tenía intención de moverse de la camilla. No es que pudiera hacerlo con facilidad, sus piernas, aunque inútiles, estaban llenas de una sensibilidad casi insoportable.

Barom negó con la cabeza, aunque sabía que Jeongin no lo veía. ─Por ahora puedes descansar. El procedimiento completo se hace en partes, precisamente por lo intenso que resulta. ─Su risa suave intentó disipar el ambiente tenso. ─Esta fue la primera etapa. Luego realizaremos otros exámenes, incluyendo evaluaciones de tu estado mental, ¿de acuerdo?

─ ¿Cuánto tendré que esperar para la segunda etapa? ─Pregunto Jeongin.

─Si el dolor persiste después de una hora, será necesario esperar dos días. Si no, podremos realizarla en unas dos horas aproximadamente, ─explicó el doctor con calma, ajustando la posición de las almohadas alrededor del omega─. Por ahora, no debes apoyarte boca arriba. Mantente así, por favor.

Tras dar esas instrucciones, el médico pidió permiso para retirarse y dejó a Jeongin descansando en el cuarto. Apenas salió, fue interceptado por un trío de adolescentes que lo aguardaba en el pasillo, cada uno con diferente determinación.

─ ¿Está bien?

─ ¿Cuánto tiempo estará en reposo?

─ ¿No era más fácil hacer un ultrasonido? ─Espetó Jimin, cruzando los brazos mientras fruncía el ceño. Había reprendido a los chicos antes por aceptar que Jeongin se sometiera a una prueba completa de su casta sin informarse bien de qué implicaba.

─Una ecografía transabdominal no garantiza identificar su casta como omega. ─El doctor se ajustó las gafas con una paciencia casi ensayada antes de responder:─ Aunque confirmemos que tiene un útero, eso no asegura que lo sea. Temo recordarte que los machos de las castas deltas y gamas también poseen útero. En el caso de los gamas, estos son reducidos, y en los deltas apenas son estructuras mutadas.

Jimin abrió la boca para replicar, pero se quedó en silencio, sorprendida por aquel detalle que no había considerado. Por un momento, se sintió muy lejos de ser la hija de una doctora.

─No se preocupen. Es evidente que solo intentan proteger al chico. Aunque, si me permiten la pregunta... ¿tenían alguna relación con él antes del accidente? Perdón por la indiscreción.

El trío evitó mirarse directamente, pero sus ojos se encontraron por un instante, compartiendo una duda tácita. No sabían cuánto confiar en aquel hombre. No habían hecho nada malo, pero eran adolescentes sobreprotegidos, cuya mayor rebeldía hasta el momento había sido aceptar un riesgo como este.

─ ¿Qué tan malo sería no conocerlo ni de vista?

─Bueno, Minho, sería malo si yo fuera un doctor común. Pero, afortunadamente para ustedes, soy una persona solidaria. Estoy de su lado.

«Desestimar» no era suficiente para describir lo que Minho y Jimin sintieron al escuchar las palabras del médico. Si bien era un alivio tener a un adulto que guiara la situación, la manera en que lo hacía no parecía del todo profesional.

¿Por qué un médico con ética aceptaría involucrarse en algo así? Ayudar a escondidas a unos adolescentes, en lugar de notificar a los servicios sociales, desafiaba toda lógica. Y todo porque su hijo lo había convencido.

Ninguno pronunció palabra, pero ambos habían llegado a la misma conclusión. Sin necesidad de hablarlo, entendieron que tendrían que mantenerse alertas.

🌊

En las profundidades del océano, las olas parecen bailar con una serenidad infinita. La marea fluye calmada y constante, mientras el agua acaricia los corales con la delicadeza. El oxígeno, puro y limpio, impregna cada respiro, llenando el entorno de una paz que debería ser absoluta.

Entonces, ¿por qué todo parece al borde del caos? 

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