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Capítulo 15

El silencio era extraño en ese momento, porque Jules sabía que cuando esas tres féminas se reunían, había todo menos tranquilidad. Estaban reunidos en un comedor general; el único momento en donde los agentes de las Trinidades se encontraban ya que se podía suponer que pronto vendría un operativo importante y que gracias a la Trinidad Ares, eran recompensados antes con una buena comida y bebidas.

Algunos usaban ese momento para disfrutar, mientras que otros le sacaban más provecho. Lo cierto era que algo había pasado entre esas chicas y Jules quería saberlo, después de todo, de alguna forma esas chicas se habían vuelto extrañamente cercanas a las Trinidades. Se debía tener cuidado especialmente para él que también su vida de encontraba en peligro.

—Y bueno, ¿hay algo que deba saber ahora? —interrogó el castaño mientras miraba indiferente su propia comida en el plato. Las chicas alzaron la mirada lentamente hacia él, algo nerviosas por la pregunta. Por suerte tuvieron el tiempo suficiente para componer sus reacciones antes de que Jules les encarara mirándola directamente.

—Te hemos dado toda la información que recolectamos, no sé que más esperas —respondió la morena con la costumbre de apalearse con el contrario. Pero este no reaccionó como ella esperaba; más bien, estaba tranquilo y hasta serio.

—Espero que sea todo lo que saben, porque vuelvo a repetirles, esto no es un juego —expresó nuevamente—. Si hay algo, lo que sea, referente a las Trinidades que pueda poner en peligro nuestras vidas deben informar a tiempo.

Las tres habían puesto expresiones distintas, Evelyn de mostraba indignada y molesta, Alessia pensativa mientras que Gianna atónita antes las palabras de su compañero. Eso fue hasta que Jules volvió a hablar.

—No me hagan perder el tiempo.

—Lo dices como si estuvieras haciendo algo de provecho más que ser el perro de una Trinidad —contestó la morena sin aguantarse—. Nosotras hemos avanzado más que tú en un año de lo que lograste en cinco.

—No voy a discutir los "métodos" que cada uno habrá utilizado para lograr alcanzar ese nivel —respondió este alzando aún más la indignación de las chicas.

—¿Qué carajos quieres decir con eso? —habló Alessia ante lo que entendió de la insinuación de Jules. En tanto Gianna miraba en silencio la discusión con su rostro sonrojado pero molesto.

—Pero dejando eso de lado, la razón principal por la que todos estamos involucrados aquí es por ti —expresó indiferente dirigiéndose específicamente a la morena—. Cuando involucras a más personas en tus problemas, tratas de cometer la menor cantidad de errores posibles para no ponerlos en peligro.

—Nosotras elegimos estar aquí —habló Gianna.

—¿Y aún quieren seguir quedándose aquí? —añadió Jules—. Con todo el tiempo que pasó y sabiendo lo que sabemos... en un año, ya será difícil encontrarla de una sola pieza.

La primera en reaccionar ante esas palabras sorprendentemente no fue Evelyn ni siquiera Alessia de la que podría esperar una repentina reacción explosiva entre su sarcasmo. Más bien fue Gianna quien saltó cual serpiente para tomar el cuello del contrario con una de sus manos y presionarlo con tanta fuerza que el rostro de Jules se desfiguró por completo del dolor y el ahogo.

—¿Quién te crees? —gruñó la menor con suma molestia a lo que sus amigas quedaron perplejas por su reacción. Pronto notaron como otras miradas lejanas se pusieron sobre la mesa en donde estaban y se notaba que estaban a punto de reaccionar también hacia ellos, pero al ser la favorita de Jason tuvieron que mantener distancia momentáneamente hasta que encontraran la excusa perfecta para ir hacia ellos.

Después de todo Jules llevaba un tiempo ya ahí y tenía más aliados de lo que podría contar. Solamente que cuando se trataba de esas féminas era complicado actuar a la ligera ya que estaban estrechamente relacionadas a las Trinidades. Eso lo tenían bien en claro después de lo que sucedió en la fiesta del club nocturno.

—Gianna, nos meteremos en problemas si hacemos escándalos —habló la morena con ciertos nervios al sentir la mirada de casi toda la sala en ellos.

—Vamos, ya sabes como es. No debes hacerle caso a este idiota, ni Evelyn lo hizo porque ni la pena vale —añadió la castaña en un tono amistoso mientras llevaba su mano a la de su amiga para que finalmente se decidiera por soltar al chico, aunque de por si ella ya iba aflojando el agarre para soltarlo. Solo que faltó ese pedido de sus amigas para que finalmente lo dejara estar.

Al principio Jules dejó escapar unas cuantas maldiciones mientras tosia y se acomodaba mejor en su asiento. No se esperó para nada una reacción así por parte de la rubia quien parecía la más dócil de las tres.

—Les guste o no esa es la realidad —volvió a hablar Jules con notable fastidio y molestia—. Deben decidir pronto qué harán porque saben bien por mí situación, que una vez que entras lo suficientemente en el fondo de esto, luego se te hará imposible salir.

Dicho eso el castaño se levantó abruptamente sin permitir que las chicas pudieran agregar algo más a la discusión. Dejando un tenso silencio en medio de las tres.

—Saben que pueden irse cuando quieran —habló Evelyn en lo que hubo otro breve silencio antes de que la castaña soltara un suspiro cansado.

—Esto no termina hasta que termina, no podemos irnos sin ti —respondió la misma.

—Para empezar, nosotras fuimos la de la idea —habló Gianna—. Esto es una mierda pero al menos estamos embarradas juntas.

Evelyn sonrió débilmente mientras agachaba un poco la cabeza ante el pensamiento que le dejó las palabras de Jules y todo lo que pasó recientemente. De repente las cosas se habían complicado demasiado y más ahora que en sus vagos recuerdos estaba la imagen de cierto rubio sobre ella. Y finalmente la situación de amanecer en la cama del mismo sin recordar casi nada de lo ocurrido.

No sabia que había sucedido. O más bien no quería creerlo.

En cuanto a las dos otras féminas era casi lo mismo. Gianna se encontraba sumamente abrumada por los tratos de Jason que por momentos era encantador y en otras frío e indiferente como el hielo, era algo que la confundía a más no poder y ciertamente cuando eso pasaba su tranquilidad se disparaba hasta instalarse un fuerte sentimiento de ansiedad. Jason especialmente era el más peligroso de los tres, la rubia lo sabía y es por eso que no tener en claro cómo tratar con él la ponía nerviosa.

Lo único que era seguro es que debía esforzarse para que este no se pusiera de malas. Era la única forma que conocía de mantenerlo tranquilo pues en todo este tiempo en lo que estuvo con él, pudo apreciar su personalidad cuando las cosas no eran como a él le gustaban.

Era terrible.

Y sin duda todo culmina en la situación de la castaña. Ella parecía estar en otro aprieto igual o peor de grave que el de sus amigas puesto que su Trinidad si sabia sobre la verdadera identidad que tenía e incluso habían hecho un trato con el mismo para trabajar junto en el asunto de Jason. Solo que no podía darles esa información tan crucial a sus amigas o más bien se encontraba indecisa.

Era demasiada presión, pero en el fondo sabía que debía decirlo al menos a una y ya elegió a quien.

—Hay algo de lo que-

Justo cuando estaba por iniciar la conversación, fue interrumpida por el llamado de los líderes de escuadrón que avisaron el fin del momento de comida para que pudiera prepararse ante lo que venía. Y si, porque como se había mencionado anteriormente estas comidas solo se daban cuando había una situación especial de por medio.

—Mierda... ¿no saben de qué se trata esto? —cuestionó Evelyn a la par que se levantaba con sus amigas para dirigirse a sus divisiones.

—¿Qué tu no lo sabes? Se supone que estás con la Trinidad principal, deberías saberlo y además ni te vimos cuando sucedió el desastre de Jason se supone entonces que estuviste cerca de él, ¿no te lo dijo? —interrogó Alessia.

—No soy un jodido criminal para que me interrogues —respondió la morena— Y sí, estuve trabajando para él, pero no me ha dicho nada de esto.

Si bien ya pasaron cinco días desde el incidente con Jason, no había visto a el rubio desde que despertó en su cama y mucho menos intentó buscarlo, quiso evitarlo de ser posible lo cual funcionó ya que ni el contrario pidió su presencia en nada como era costumbre.

Lo cual también, la ponía de un humor del culo y ni sabía por qué.

(...)

La sorpresa fue mayúscula en la morena cuando se enteró en que consistía el nuevo trabajo especial que debían hacer. Sabia que se venia algo grande por los preparativos pero irse a francia de viaje era una cosa de locos, especialmente cuando las tres Trinidades debían ir y con ello una parte de su equipo especial como lo eran las tres féminas y unos cuantos más.

Para ese entonces todos estaban en un avión privado con unos contados agentes presentes. En la primera fila vip obviamente se encontraban las Trinidades juntas y por otro lado sus unidades especiales vigilaban por turnos de rotación.

En ese entonces eran Gianna y Jules quienes debían tomar guardia en la entrada de la habitación de las Trinidades.

El silencio era algo esperado entre los dos, puesto que Gianna no era la mejor conversadora del mundo y mucho menos con personas que no le agradaban porque era bastante palpable que a la rubia no le agradaba el castaño. Ciertamente no le gustaba su actitud y las cosas tan desagradables que a veces decía sin medir el alcance de las mismas.

—¿Acaso no te vas a disculpar por lo que me hiciste? —habló el chico de repente llamando la atención de Gianna que pronto lo miró con cinismo.

—¿Por qué lo haría? Agradece que no fue peor y que me contuve —respondió desviando su con orgullo. Era bien conocida para las personas de su entorno que una de las cosas que más se le destacaba a ella era su fuerza que podía considerarse superior en cuanto al promedio por lo que siempre fue fácil para ella noquear a cualquier persona con un solo golpe.

Aquella rubia era mortal en cuanto pelea de cuerpo a cuerpo se tratase ya que con las habilidades de combate que conocía más su fuerza, podría ser algo muy peligroso para su oponente. En tanto Jules la miró indignado antes sus palabras pero este pronto tomó la compostura para responder.

—No dije nada que no fuera verdad y lo sabes.

—No es tu asunto lo que hagamos o no mientras no estés involucrado directamente.

—Parece que no te has dado cuenta pero estoy más que involucrado en esto, Gianna —habló encarando a la joven mientras bajaba la voz—. Yo fui quien las recomendó y dejó entrar, mi vida estará en juego con el mínimo error que cometan. Recuerda lo que pasó el primer día que entraron y lo que tu amado Jason le hizo a ese compañero nuestro cuando fue descubierto. No creas que porque te trata un poco diferente te perdonará la vida si se entera de quien eres.

—¿Qu-

—Nos damos cuenta de cómo te comportas con él y por supuesto que sabemos lo que te traes con eso —añadió el mismo—. No me extrañaría que hasta tus amigas sospechen de ti con el tiempo.

—¿Por qué rayos sospecharian de mi? Yo jamás haría algo para traicionar su confianza —respondió molesta.

—Hay muchas formas de echar a perder una amistad, Gianna.

La tensión nuevamente era palpable ahí y la rubia contaba todos los números existentes para controlar la rabia que comenzaba a generarse en ella gracias al contrario pero este fue más rápido al hablar luego de soltar un cansado suspiro.

—No digo estas cosas para molestar porque sí, Gianna —habló de repente—. He estado en este mundo más tiempo del que quisiera y he visto cosas que quisiera olvidar. El punto es que quiero que tengan cuidado con lo que hacen aquí y de que forma se involucran con esas Trinidades porque todo puede salir terriblemente mal si no se toman las decisiones correctas.

—Si, ya lo sé —bufó girando los ojos.

—No creo que seas lo suficientemente consciente de ello... —expresó frustrado—. Solo no quiero que terminemos todos muertos después de esto...

(...)

Ya era bastante tarde, las dos de la madrugada para ser exactos, pero en ese momento era la guardia correspondiente a Evelyn y Alessia. Ambas tomaron puestos que se distribuían y en tanto la castaña permaneció en la puerta de las Trinidades mientras que la morena recorría los alrededores del gran avión.

Por suerte para la castaña que ya estaba acostumbrada a las guardias, no era ningún problema permanecer despierta a esas horas de la noche. La cosa era en que no estaba del todo preparada para lo que sería viajar en aviones por muy moderno y cómodo que podría ser en el que iban. No iba a negar que sentía leves náuseas.

Mientras su atención estaba levemente fijada en sus pensamientos y dolor de estómago, no se fijó que alguien se encontraba recostado en el marco de la puerta, observandola.

—Podría despedirte y tirarte del avión ahora mismo —habló aquella voz familiar.

La castaña giró rápidamente para ver cuando su corazón casi salió disparado de su pecho por el susto que le había dado esa repentina charla. Y más aún porque no se había dado cuenta de que el se encontraba observándola mientras hacía caras de desagrado por el malestar que sentía.

—Ya sabia que estabas ahí, solo fingía no verte para saber hasta dónde te dolía el ego —respondió nerviosa mientras volvía a reincorporarse pero nuevamente sintiéndose una idiota por haberle hablado de esa manera a alguien como él.

Pero según lo visto, Luke no lo tomó a mal.

—Eres malisima mintiendo —respondió divertido haciendo que la castaña sintiera un cierto calor de vergüenza recorrerle en el rostro. Le ponía demasiado nerviosa el hecho de que el contrario sea tan agudo en analizar a los demas, en especial a ella—. Por lo que veo la policía no está tan acostumbrada a viajar en aviones, eh.

—Por si no lo notaste, soy policía latina. Esas cosas aquí no son comunes.

—Yo también soy latino.

—Con plata, es diferente.

Por muy que la castaña estuviera refunfuñando al debatir contra el de ojos grises, este de repente había dejado escapar una sonrisa ante lo simpático de la situación. Nunca en su vida había tenido una conversación tan absurda en un tono tan serio como el que mostraba la castaña, era extraño que alguien como el estuviera gastando su tiempo en cosas así.

—Sígueme, aquí hay medicamentos contra los mareos —habló el chico mientras avanzaba hacia uno de los pasillos y hacia que la castaña se alterara.

—Pero no puedo dejar mi puesto, debo hacer guardia para las Trinidades.

—Yo soy una trinidad y conmigo, son dos Trinidades que ya estas perdiendo de vista cuando Ares salió de la habitación sin que te dieras cuenta —expresó divertido mientras seguía su paso tranquilo—. Ahí el único que queda es Jason, pero nos harían un favor si lo matan a él.

La castaña había quedado sumamente indecisa en lo que debían hacer en ese entonces, pero finalmente se decidió por seguir al mayor.

(...)

—No hay mucho que vigilar, ¿no?

El corazón casi da un paro a la morena que se sobresaltó al oír esa voz tan cercana y familiar detrás de ella, que por suerte, pudo reconocer a tiempo antes de reaccionar en su defensa ante el repentino acercamiento. Al girar obviamente se encontró a quien no había visto en días desde lo sucedido con Jason; Ares.

Este venia con un pantalón negro de vestir y una camisa blanca a botones sin más que se encontraba desprolija en ese momento. Parecía ser que estaba descansando hace unos momentos puesto que su rubia cabellera se encontraba algo alborotada y su rostro relajado mientras la miraba. En tanto la morena, intentó mantener la compostura al tenerlo en frente, solo que ahora le era imposible mirarlo al rostro como antes solía hacerlo.

—Todo está bastante tranquilo, en unos momentos terminará mi guardia así que estoy esperando a que llegue el cambio —respondió aparentando tranquilidad.

—Debió ser una gran sorpresa este viaje para ti, después de todo no pude decírtelo al no estar presente últimamente. Han pasado cinco días desde que te vi.

—Sí... seguramente estuvo ocupado —respondió la fémina tratando de cambiar de rumbo la conversación—. Por cierto, ¿necesita algo? Si es que puedo ayudarlo yo-

—Tengo que hablar contigo de lo que pasó esa noche —expresó dando un paso hacia la fémina que hizo que la mayor parte de la distancia que había entre ambos desapareciera—. Sabes de lo que estoy hablando. Así que no evadas el tema innecesariamente.

Evelyn quedó atónita ante la firmeza del chico que la arrinconó por completo sin dejarle escapatoria. Si bien había estado repasando mentalmente lo que podría decir o hacer en una situación similar a esta, su mente nuevamente la había traicionado dejándola en blanco y lo único que pudo hacer fue balbucear ligeramente.

—Lo que sucedió... no fue nada.

—¿Estas segura de que es así? —cuestionó el mayor ladeando ligeramente la cabeza.

La mano de Ares fue subiendo poco a poco hasta que acabó en la mejilla de la contraria y repartió una suave caricia que alertó todos los sentidos de la menor. Y más aún cuando el rubio pretendía acortar aún más la distancia, no suficiente, como para planear tomar los labios de la mujer una vez más.

Cosa que no fue posible ante el movimiento brusco que dio el avión de un momento a otro. Los dos quedaron consternados unos segundos por lo que acababa de pasar, pero pronto entendieron la situación cuando de repente se empezaron a escuchar disparos.

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