Capítulo 12
A pesar del frío afilado que se presentaba esa noche, ella siguió parada ahí. Su cuerpo temblaba inevitablemente como una respuesta natural de su organismo para mantener su temperatura de forma equilibrada, pero a pesar de esas advertencia solo quería estar en ese lugar solitario en donde podría pensar con más claridad. La soledad, el frío viento que recorría su ser a través de la tela poco abrigada de lo que sería su uniforme que llevaba puesto.
Alessia estaba teniendo realmente una crisis inexplicable, sabia que debía ir corriendo a hablarles a sus amigas sobre ello, porque la castaña siempre fue así. Prefería mil veces ir y contarles todo sin importarle nada ya que desde su adolescencia fue una chica que solía tener la boca floja cuando se trataba de sus amigas y gente de confianza para contar cosas importantes.
Sin embargo, por alguna extraña razón ahora mismo se sentía acorralada en todos los sentidos, su mente se había nublado en ese instante y se quedó congelada en medio de esa nebulosa sin saber a dónde ir. Aunque sea necesitaba unos minutos para aclarar sus pensamientos y mente para después analizar lo que podría hacer, pero sin importar cuanto lo intentara al recordar las partes importantes de la conversación, en sus recuerdos, solo venían imágenes borrosas de esa escena al igual que unas pocas palabras claves.
Quizás era producto de los nervios o que aún seguía ansiosa, pero el no poder manejar bien su mente la estresaba aún más. Cerraba los ojos y ahí veía el cuerpo del de ojos grises que, le doblaba en tamaño, sobre ella. Todavía tenía la sensación de recordar cómo sus grandes manos presionaron sus muñecas contra el sofá para inmovilizarla a su voluntad y en cuanto a la sonrisa soberbia que formuló al apreciar que la había derrotado en todos los sentidos... le dejaba un revoltijo de emociones que ni ella podía identificar. Pero eran fuertes, eso era seguro.
Pero muy aparte de ello, Alessia también sentía una gran sensación de impotencia al estar al merced de este tipo, además de que su mente no dejaba de sobre pensar esas palabras que sin querer se instalaron en su cabeza como agujas para repetirse una y otra vez, incluso haciéndole imaginar cosas que no debería.
"No confíes en Jules"
¿Qué era eso? ¿Qué no confíe en la persona de la cual en teoría también dependía sus vidas? Jules era el coordinador, el infiltrado más confiable de la agencia de policías. La persona que tiene más conexiones y quien más logros ha tenido avanzando con la familia Empirio, más que nadie ya que pudo hacerse camino ahí sin ser descubierto... o bueno, eso se pensaba hasta ahora donde Luke admitió saber su verdadera identidad.
Pero había tantas preguntas para la castaña que la hacían desesperarse. ¿Qué sabía Luke de Jules que ella no sabía? Para decirle que desconfíe de su propio compañero siendo que Luke era uno de sus enemigos en común...
No conocía demasiado a Jules, más allá de lo que Evelyn solía decir sobre él en sus constantes peleas sobre superioridad debido al trabajo. Sí, llegó a hablar con él e incluso trabajar en los operativos de la policía al igual que en la familia Empirio por las Trinidades. Parecía realmente un buen tipo y a pesar de todo lo que sucedió hasta ahora, pero por supuesto que no se dejaría llevar por ninguna de esas cosas. No sabía si lo que Luke intentaba era ponerla paranoica para que desconfíe de sus compañeros, pero si le pondría un ojo encima a Jules desde ahora. No le diría ese detalle a Evelyn ya que con el odio que le tiene seguramente la morena iría directo hacia él para confrontarlo y si todo resulta falso, solo sería una pelea sin sentido que los pondría en riesgo de ser descubiertos.
Eso lo tenía bien pensado. Pero había algo que no podía normalizar en su mente;
"Al menos una de tus amigas; caerá"
—¿Que mierda quieres decir con eso? —chilló la castaña a lo bajo mientras se despeinaba el cabello con las manos y bajaba todo su cuerpo hasta que finalmente apoyó sus manos en la barandilla del lugar.
Haber estado tan sumergida en sus pensamientos la hizo olvidar el lugar en donde estaba. Ciertamente se había escapado en la azotea del edificio para disfrutar un poco de la vista y el aire fresco aprovechando que Jules le había hecho el cambio de turno que le correspondía, por lo que tenía la oportunidad de ir a ese lugar solitario para pensar antes de actuar por impulso.
No podía estar tranquila luego de eso. Especialmente por el hecho de que Luke involucró a sus amigas en sus advertencias.
Ella confiaba mucho en ellas, realmente confiaba muchísimo más de lo que podría hacerlo con su familia, conocidos o incluso otro ser humano. Habían cosas que solo ellas sabían y otras que solo a ellas podía contar sin sentirse realmente juzgada o ignorada. Las conocía ya casi una década como para preocuparse ahora de una posible traición.
Pero lo cierto es, y con las cosas que están pasando...
Sin pensarlo dos veces y de forma automática, la castaña extendió su brazo hacia atrás la cual sostenía su arma preparada para disparar. De repente sintió una presencia la cual se le había acercado sigilosamente por la espalda y ya casi por instinto empuñó su arma hacia ese individuo sin siquiera girar del todo su cuerpo para ver quien es. Pero al hacerlo, con su rostro serio, se sorprendió al ver de quién se trataba.
—Oye, tranquila. Solo te quería asustar, tarada —habló sorprendida la rubia que tenía los hombros alzados al igual que sus manos en símbolo de paz.
Fue ahí que Alessia soltó todo el aire que traía en sus pulmones con un gesto casado y luego bajó su arma para colocarlo una vez más en su lugar. No le tomó mucho volver a girar para apreciar el paisaje y luego dirigirle la palabra a su amiga.
—No creo que sea un buen momento para hacer ese tipo de bromas, sabiendo en qué situación estamos —expresó la mayor.
Gianna observó a la castaña desde su posición, a pesar de que cualquiera podría decir que no había nada raro en el comportamiento de la fémina, la rubia pudo apreciar con más precisión que algo que sucedía a la misma. Estaba más callada de lo usual, el hecho de que no le dirigiera la mirada la hacia sentir ansiosa de por si, sumado con su tono de voz y la forma apagada de como veía el mundo desde su posición.
Frunció ligeramente el ceño en señal de reflexión pero supo que no podía hacer las cosas a la ligera si quería saber la razón del porque la castaña se encontraba tan distante de todo. Suspiró ligeramente y solo se acercó para colocarse a un lado de ella y apoyar sus codos al igual que su compañera en esa barandilla para también mirar el nocturno paisaje de la ciudad.
Ciudad que no habían visto por un tiempo debido a permanecer bajo los suelos con la familia Empirio.
—Tienes razón, no es buen momento —comentó a lo anteriormente dicho por Alessia—. Ya pasó un tiempo desde que estamos aquí, pero en vez de acercarnos a algo... pareciera que nos estamos alejando más, ¿no?
—Sí, realmente así se siente a veces —respondió la castaña quien aún tenía la mirada ciertamente perdida en la nada—. No sé en qué estamos pensando al decir que debíamos venir aquí...
La rubia miró expectante a su compañera al oír sus palabras. Realmente todo había sido complicado desde que llegaron, estaban tan metidas en ese lugar que, si es que logran sus objetivos, ni siquiera sabían cómo serían capaces de salir de ese mundo sin tener alguna repercusión. ¿Si quiera tenian la oportunidad de vivir a salvo desde ahora?
Eran cosas que recién ahora se estaba tomando el tiempo de pensar...
—¿Te arrepientes de haber hecho esto? —cuestionó Gianna.
Hubo un momento de silencio entre las dos, hasta que finalmente Alessia respondió;
—No, tampoco me sirve de nada arrepentirme ahora de todas formas. Yo propuse venir aquí y mucho menos puedo culparte a ti, ni a Evelyn. También lo hice porque quiero que Evelyn esté bien —confesó con su voz serena, lo cual era aún más preocupante para Gianna pero esta no decía nada ni lo demostraba, solo se limitaba a escuchar en silencio—. Solo qué... si tuviera la oportunidad... —murmulló mientras su mente volvía a reproducir las palabras de Luke: "Una de ellas caerá" — hubiera deseado nunca venir a este lugar.
"La rubia"
—Gianna...
—¿Hum? —contestó ella.
—Eres mi mejor amiga, al igual que Evelyn —soltó bajando la mirada, pero sin dirigirla nunca hacia la contraria—. Y las amaré siempre...
—¿Por qué te pones así tan de repente? —soltó la rubia de forma nerviosa mientras le daba un pequeño codazo a la castaña. Se estaba preocupando por su actitud y más porque no sabia que hacer para aportar algo de ayuda a la situación, deseaba de alguna manera que la castaña volviera a ser como normalmente lo era.
Pero de un momento a otro, finalmente en todo este tiempo desde que llegó, Alessia le dirigió directamente la mirada; en su mirada buscando una única respuesta por su parte. Gianna lo sabía.
—¿Seremos amigas siempre, verdad?
Mientras que la rubia quedó perpleja por la repentina pregunta de su amiga, un estruendo se escuchó desde la entrada de la azotea que las hizo girar rápidamente para ver de que se trataba. Y al ver a una cabellera castaña allí quien tenia una expresión de pánico y desesperación; supieron que se trataba de Jules y que traía malas noticias con él.
—¿Qué pasa? —interrogó Gianna ante el alborotado castaño que apenas podía respirar con regularidad debido al cansancio de seguramente subir a toda bala a las escaleras que daban a ese piso.
—Evelyn... Jason... la atraparon —soltó entre jadeos— creo que la mataran...
Ese fue el único detonante que necesitaron para dispararse en dirección a donde pudieran estar su mejor amiga y aquella Trinidad. A lo lejos escucharon como Jules le gritaba que pararan antes de hacer otra tontería pero sus mentes que habían sido perturbadas ahora quedaron en blanco a la búsqueda de una de las pocas personas que les importaban en ese lugar. Eso era lo único que querían.
(...)
—Evelyn, lo que hiciste fue una falta de respeto y un signo de guerra descaradamente directa —mencionó mientras se servía un poco de vino en su lujosa copa y miraba de reojo, de manera maliciosa, a la morena que se encontraba sentada en uno de los sofás individuales mientras era sostenida desde los hombros por dos subordinados del rubio para que ella permaneciera quieta—, algo realmente grave.
La morena lo miraba sigilosamente en silencio mientras él merodeaba cerca como una maldita serpiente esperando atacarla en el momento indicado. Luego de haber sido encontrada masacrando prácticamente a los cerdos esos que a parte de haberla intentado abusar, también eran los subordinados de Jason. Ciertamente no podía atacarlos porque sí, tenía justificación, pero eso realmente no importaba si se trataba de enfrentar al juicio de una Trinidad.
—¿Me puedes explicar por qué lo hiciste? —preguntó el mayor con sutileza, posando sus verdes ojos en la fémina mientras tomaba un trago de su vino. Se sentía casi como si sus ojos brillaran al contraste de la oscuridad al combinarlo con sus prendas oscuras.
Era un hijo de puta extraordinariamente atractivo y perverso.
—Ya te lo dije, ellos intentaron atacarme primero. Yo solo me defendí.
Al finalizar de deber, el chico siguió mirando su copa mientras se recortaba ligeramente por un escritorio y tomaba aire para suspirar de forma descarada, como si tratara de aparentar que no tenía muchas opciones de creerle ante su relato.
—No lo sé, ellos eran demasiado eficientes en su trabajo como para hacer algo así. Pero independientemente de si creerte o no, la realidad es que mataste a dos de mis subordinados —expresó alzando la mirada hacia ella con una media sonrisa—. Eso no se puede quedar así, querida. Tendrás que pagar.
Evelyn frunció el ceño con molestia cuando finalmente todo terminó como lo había pensado. A ese tipo realmente no le importaba las razones, simplemente quería castigarla y ya. Pero cuando se estaba preparando para reaccionar a cualquier estupideces que intentaran hacerle, el rubio volvió a hablar.
—Pero hay una forma de solucionar este inconveniente sin derramar sangre —indicó el rubio dejando de lado su copa para cruzar sus brazos y mirar directamente hacia la fémina—. Tengo una baja de dos hombres gracias a ti; pero si vienes a mi grupo, tu vales más que esos dos inútiles. La idea de matarte es igualar la fuerza entre las Trinidades, pero si vienes conmigo, en teoría, estaríamos iguales con Ares y Luke sin la necesidad de matarte.
Ciertamente la morena debía admitir que quedó perpleja por la propuesta del rubio ya que se esperaba todo menos eso. Pero ahora pensándolo bien también tenía sentido, había hecho todo ese show para que ella llegara a asustarse al pensar en su muerte y que cuando él le haga aquella propuesta final la tomara como su salvación. Era un hijo de puta bastante astuto.
—Y supongo que sí me niego me matarás.
—Eso es correcto —respondió astuto.
A pesar de que ese tipo le desagradaba a más no poder, se mantuvo en silencio pensando aquella propuesta. Y no por el hecho de que temiera por su vida o algo parecido, sino más bien que era una buena oportunidad para averiguar más sobre los asuntos ilícitos que la Trinidad Jason realizada, ya que con la reciente sospecha de que el podría estar implicado en un caso de trata de personas, si estaba cerca de él y fingía ser una subordinada leal, quizás podría acercarse más a su hermana.
—¿Y bien? Tik tok tik tok —bufó el contrario ante el silencio de la morena.
—¿Cuál será el requisito para unirme a tu grupo del todo? —preguntó seria
—Eres más astuta de lo que pensé —soltó el rubio con una sonrisa divertida a la par que volvía a agarrar su copa para jugar nuevamente con la misma—. El requisito es sencillo para alguien de tu calibre.
—Dilo.
—Mata a Alessia Stronger.
Evelyn quedó helada ante el pedido de aquel sujeto y por un momento una pequeña desesperación interna surgió dentro suyo, ¿por qué quería que mate a Alessia especificamente? ¿Acaso sabía que la castaña era especial para ella y quería probarla para saber hasta donde era capaz de llegar?
Pero rápidamente pudo mantener la compostura y relajar su aspecto para responder, no sin antes soltar una pequeña carcajada sin gracia en respuesta;
—Quieres mandarme a matar a Alessia Stronger, la subordinada élite de Luke Wagner que es la Trinidad encargada de la seguridad general de la familia Empirio —comentó la fémina—. Haciendo un trato secreto conmigo de que me paso a tu bando, al descubrirse que soy yo la asesina y al no tener una prueba de que hice ese trabajo por ti, será adjudicado a la Trinidad Ares como traidor y un acto de ataque directo contra otra Trinidad, generando una disputa interna —explicó teniendo la mirada de Jason que parecía querer explotar de la emoción—. En pocas palabras te importa una mierda lo que me llegue a pasar, piensas utilizarme como una carnada para hacer que las otras Trinidades se destruyan entre sí para tu beneficio.
En ese instante se escuchaba los sonidos de unos aplausos provenientes de Jason que seguía encantado por la deducción que había logrado aquella fémina sin casi nada de información sobre su plan. Estaba realmente sorprendido a pesar de su actitud tan irónica.
—Esa es Evelyn Scarlett, la subordinada élite del líder de las Trinidades Ares Geradt —expresó con un exagerado elogio— y con justa razón. Eres excepcional, ya veo por qué Ares te tiene tan guardada, pero es una verdadera lástima.
Antes de que pudiera hacer nada, los dos hombres que habían estado ahí sosteniéndola la obligaron a arrodillarse en el suelo mientras que uno aprovechó rápidamente para estirarle el cabello hacia atrás haciendola mirar directamente a la Trinidad que se acercó a ella para hablarle a la cara mientras que los antes mencionados la sostenían también de los brazos con fuerza.
—Ahora que ya sabes lo que planeo hacer, no puedo dejarte con vida ya que no colaboraras por voluntad propia —expresó en un tono falso de lástima—. No puedo arriesgarme a que salgas de aquí viva, linda. A veces es mejor quedarte callada y dejarte llevar, ¿no crees?
—Pudrete, cerdo —expresó la chica escupiendo a traición en el rostro del contrario que cerró los ojos en silencio y se levantó sin hacer ni un solo gesto.
Dicho eso fue hacia su escritorio donde ya tenía preparado una katana que bien conocía la morena y mientras se acercaba a ella, vio como este limpiaba con su palma la saliva que había quedado en su mejilla y luego lamia aquella parte frente a ella con un gesto de diversión y sadismo.
—Si querias que me ponga rudo solo debias pedirmelo, al menos ahora, ya tienes un beso indirecto mío —expresó soltando una que otra risa de burla mientras empuñaba su katana.
—¡Eres un cerdo, asqueroso! —gruñó la fémina mientras los que la tenían acorralada trataban de bajarle la cabeza lo suficiente como para que después Jason pudiera pisarla y preparar su cuello para ser cortado.
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