Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30: Ex.

Las palabras nacen en las bocas de las personas y mueren en sus oídos, pero algunas palabras no mueren, sino que van a los corazones de las personas y sobreviven. Para Miles, las últimas palabras de Opal eran algo que nunca olvidaría.

Habían pasado casi tres años desde que ellos comenzaron su relación pero, en realidad, solo se habían alejado aún más. Miles la evitaba todo el tiempo y rechazaba sus muestras de amor frente a los demás. Opal, en cambio, amaba vehemente a Miles, no solo por su físico, veía su interior. Creía de que si algún día llegaba a sentir, sería el hombre perfecto. Estaba decidida a vencer su alexitimia.

Con esa firme convicción llamó una noche a Miles a su casa, sus padres estaban de viaje como usualmente lo hacían así que solo estarían los dos. Él llevó sus libros convencido de que estudiarían juntos, sin embargo, ella tenía otros planes. Mientras Miles leía distraído sus apuntes de clase, ella dejó atrás su última pizca de orgullo y se desnudó frente a él.

Era inexperta, él era el primer hombre de su corta vida. Pensaba que si lograba despertar en él algún deseo, tal vez así sentiría. Lo amaba, pero no se amaba ella misma.

Aunque todavía era joven, Miles supo que hacer. Rápidamente la cubrió con una sábana y se fue corriendo de su casa. Nunca miró atrás. Opal se sintió muy humillada, sabía que lo merecía pero no podía evitar sentirse así. Después de eso empezaron a correr rumores por toda la escuela, algunos decían que ella lo había seducido, otros más descabellados que le había pagado para estar con ella. Todos habían sido testigos de las constantes humillaciones que había pasado así que se burlaban y la acosaban por eso.

Cansada, se mudó a otra ciudad, lejos de todos los recuerdos dolorosos. No obstante, antes de que se fuera le dejó una nota a Miles:

«Cuídate. Vive como si no hubiera existido. Espero que nunca ames a nadie, no lo mereces.»

Él estaba resuelto a cumplir con esas palabras.

****  

Después de que Opal se fue, constantemente pensaba en cómo sería nuestro reencuentro.

Le debía mucho. Ella ayudó a mi madre y a mí cuando más lo necesitamos. Curó sus heridas por los golpes de mi padre, me acompañaba cuando me encerraban en el ático para hacerme más estudios y sobre todo, traía siempre con ella mostaza para dármela. Pasábamos horas y horas leyendo los libros de su padre y cuando alguien se molestaba por mi actitud, Opal estaba dispuesta a defenderme. 

Cuando nos volviéramos a encontrar, le agradecería por todo y pediría perdón por lo que le hice sufrir. Ya tenía hasta un discurso preparado, pero ahora todo era diferente a lo que imaginé.

Lo único que ocupaba mis pensamientos era Eleonor. Me preocupaba cómo reaccionaría cuando se enterara, ¿sufriría mucho? ¿me dejaría por eso? Tenía que aclarar todo de una vez por todas pero primero debía hablar con Opal.

Llego a la cafetería donde hace unos días habíamos acordado encontrarnos y la observo ya sentada concentrada en su taza. Su cabello rubio luce tan ordenado como siempre, lleva unos guantes blancos y una chaqueta negra que cae hasta sus rodillas. Cuando se da cuenta de mi presencia se levanta y me señala el asiento frente al suyo. 

-¿Sobre qué querías hablar?- Pregunto para irme lo más antes posible.

-Sobre nosotros.- Responde ella.

-¿Por qué regresaste? Dijiste que nunca lo harías.

-Mi madre está enferma, desde que mi padre nos dejó lo único que ha hecho es esperarlo. Mi abuela va a cuidarla a partir de ahora.

-Lo siento.

-Si lo haces, visítala. Te extraña.- Dice despreocupadamente. Nota mi mirada acusadora, así que añade: -No voy a estar cuando lo hagas, ya no soy esa clase de mujer. 

-Voy a contarle la verdad a Eleonor.

-¿Curó ella tu alexitimia?

-La condición nunca va a desaparecer pero ella me está ayudando a mejorar. 

-Ya veo.- Dice riendo amargamente.- Es injusto, ¿sabes?  Por años intenté lograr lo que ella hizo en unos pocos meses. 

Yo también llegué a pensar como ella. ¿Qué hubiera pasado si me quedaba junto a Opal? ¿La hubiera llegado a amar tanto como a Eleonor? Luego lo entendí.

-Cuando te fuiste, en mi vida quedaron solo hojas secas.- Confieso.- Pensaba que por el resto de mi vida esperaría a que cada de unas callera. Creía que simplemente vivir estaba bien. Luego llegó Eleonor, ella me enseñó que todavía había esperanza para mí. Es cierto que la conozco menos tiempo que a ti, pero se siente como si fuéramos amigos de toda la vida. Tú y yo éramos muy jóvenes, tomamos malas decisiones y pagamos caro por ellas, simplemente no era un buen tiempo para nosotros.

Termino de hablar y Opal se levanta de la mesa. Noto por unos segundos como las lágrimas se le acumulan y ella se aleja rápidamente.

Unos minutos después voy hacia la universidad para recoger a Eleonor como habíamos quedado, espero afuera y cuando ella sale, corre a abrazarme.

-Te extrañé.- Dice entrelazando nuestras manos.

-Yo también.

-¿Cómo te fue tu día? ¿A cuántos sanos mataste?

-Hoy no fui al hospital.- Respondo ignorando su mala broma.- Tuve que hacer algo.- Reúno coraje y le digo: -Tengo que contarte algo.

Sus ojos se preparan expectantes y me invitan a continuar hablando pero soy interrumpido.

-Hijo.- Alguien dice tocando mi hombro. Volteo y veo a mi padre. Él se fija en nuestras manos así que Eleonor intenta separarlas, yo se lo impido.- Escuché que ya puedes sentir, ¿es cierto?

-Sí lo es.

-¿En serio?.- Dice emocionado.- Tengo que informarle a la comisión. Acompáñame ahora mismo.

-No puedo, estoy ocupado.- Mi respuesta hace que su semblante inmediatamente cambie. Ahora mira con desprecio a Eleonor.

-¿Ocupado para irte con esa? Tu padre es mucho más importante.- Toma mi brazo y empieza a jalarme.

-¿Doctor Caulfield?- Él me suelta y dirige su atención hacia Opal.

-Eres la hija de los Thompson, ¿no?

-Así es. A decir verdad, lo he encontrado en un momento oportuno, mis padres están interesados en invertir en proyectos científicos, ¿está trabajando en alguno?

-¡Claro! Déjame que te cuente de...- Opal nos hace una señal para que nos vayamos pero cuando estamos a punto de hacerlo mi padre se da cuenta y nos detiene.- ¿Por qué no cenamos todos juntos como los viejos tiempos? Voy a preparar mi tradicional lasaña.

Eleonor permanece callada todo el tiempo pero cuando empezamos a caminar ella me susurra:

-Ve con ellos, tengo que hacer unos trabajos.- Está mintiendo, tiene todo el fin de semana para hacerlos.

-¿No te molesta que me vaya con Opal?

-Sí, está bien.

Quiero asegurarme de que está diciendo la verdad pero se va antes. Regreso con mi padre y él sigue hablando con nosotros, sin embargo, ya no les presto atención. Solo me preocupo por cómo se siente Eleonor.

****

Dicen que lo mejor que le puede pasar a una persona es conocer tanto a su pareja que llegue al grado de saber qué es lo que está pensando. Me he dado cuenta que a veces eso no es tan bueno.

Cuando vio a Opal en el hospital lo supe de inmediato: habían sido más que amigos en el pasado. Me prometí a mí misma que sería madura y esperaría a que Miles me dijera la verdad, no sentiría celos de ella ni me compararía pero simplemente no puedo.

Desde que entendí quién era realmente ella, me siento triste. No porque Opal haya sido su novia, sino porque es muy diferente a mí y aunque me cueste aceptarlo, Miles sería más feliz con alguien como ella.

Luché por actuar con normalidad, no quería que nuestra relación se afectara por mis inseguridades pero cada vez se me hace más difícil, sobre todo cuando se fueron juntos a cenar con su padre.

Y, ¿lo peor de todo? Hoy tengo clases con ella.

-Señorita Warmer, ¿puede quedarse unos minutos?- Dice Opal frente a todos los demás así que no puedo inventar alguna excusa. Cuando el aula queda vacía pregunta:

-¿Estás molesta conmigo por algo? He visto como me mirabas durante toda la clase, parecía como si quisieras matarme.

He sido descubierta, así que trato de hacerme la desentendida. -Estoy en mis días, debe ser por eso. Lo siento. 

Opal entrecierra sus ojos haciéndome saber que no está muy convencida de mi respuesta. -No te creo. Espera a que marque mi salida y comamos juntas. Necesitamos hablar.

La espero en la entrada de la universidad y los minutos se hacen eternos. No quiero enfrentarme a ella, estoy segura de que la lengua se me trabará o terminaré diciendo incoherencias. Empiezo a caminar para irme pero Opal aparece detrás mío y entrelaza nuestros brazos.

-No te vas a escapar.

Nos dirigimos al restaurante que ella elige y promete que hoy pagará por la comida. Unos mozos nos indican nuestra mesa y nos sentamos frente a frente. Después de unos minutos donde no sabemos qué decir, es ella la que se atreve a hablar.

-Ya sabes lo de Miles y yo, ¿no?

Me remuevo en mi asiento. -¿Cómo lo supiste?.- Pregunto casi gritando.

-Me mirabas como yo lo hacía contigo cuando me enteré que eras su novia.- Responde despreocupadamente.- ¿Estás molesta?

-Eso depende, ¿me lo quieres quitar?.- Ella ríe fuertemente.

-Eleonor, no somos niñas. Creo que somos los suficientemente maduras para no pelear por un hombre. Es él el que tomará la decisión, aunque creo que es obvia cuál es su opinión. Yo solo me conformaré con ser la amiga de ustedes. No quiero perder a ninguno de los dos.- Dice con tristeza.

-No te creo, eso es lo que siempre dicen las villanas para que la protagonista baje la guardia. No te acerques a mi hombre.

Bueno, eso fue lo quería decirle pero en realidad solo fue:

-Está bien. Eso espero. Más bien, discúlpame pero he quedado con Miles en ir a ver unas habitaciones para mudarme. Se me está haciendo tarde.

-Claro, ve.

Me levanto y me dirijo a la puerta, en eso Opal contesta una llamada y corre a la calle sin pagar la cuenta. La cajera me detiene y soy obligada a pagarla. Cuando salgo del recinto, un mensaje de Miles es recibido por mi teléfono.

-No voy a poder acompañarte hoy, lo siento.

****

Pregunta: ¿Le creen a Opal?

Capítulo dedicado a luzamericasantiago porque me lo pidió y porque me gusta cuando me dice amix.

~bananatoxica

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro