—¿Alex? —Una voz en el micrófono habló.

—¿Qué pasa? —respondí observando ese hermoso planeta que reflejaba la luz del sol. Me desenganché de la base y observé el lugar en el silencio total. Estaba completamente tranquilo, mi respiración era lenta y mi mente estaba vacía. Mis ojos estaban brillando, la ilusión de ver algo tan magnífico frente a mí, fue...

—¡Quintana! ¡¿Qué sucede?!

Mi respiración se aceleraba. Comencé a dar vueltas cada vez más rápido; intentaba aferrarme a algo, pero nada, no había ni un solo lugar del cual sujetarse.

—¿I-Imran? N-no puedo r-respirar —dije con el escaso oxígeno que me quedaba.

La Tierra cada vez se acercaba más, los minutos fueron eternos y de pronto, mi cuerpo se sintió completamente pesado; ya no me faltaba el oxígeno, más bien, mi casco se inundaba lentamente. El traje me llevaba a las profundidades de los mares. Intentaba alcanzar la superficie, pero cada vez me pesaba más y más aquella coraza que me protegía en el espacio exterior.

Necesito salir de aquí. Necesito deshacerme de esto que me hunde. Mis manos y piernas se agitaban con desesperación, respiraba cada vez más y más rápido, lo cual, no me ayudaba con el agua. La luz cada vez se alejaba más.

TOQUÉ FONDO, ME ROMPÍ, caí a tal punto que cuando abrí los ojos, me encontraba de nuevo en el cosmos. Tranquilidad y paz inmensurables. Las estrellas iluminaban la profunda oscuridad en mi alma.

Cierro los ojos. Reacciono. Me siento de golpe. Veo los ojos oscuros y profundos de un lobo negro, al cual, no podía reconocer como amigo o enemigo. Observo a mi alrededor, todo está congelado. Una pequeña cabaña a lo lejos parece ser el hogar deseado, ya que de esta sale el humo de la chimenea mostrando el calor del lugar maderado entre las esquirlas del frío.

La nieve cae lentamente en mi rostro y cubre las montañas alrededor del paraje. El lobo me observa fijamente y finalmente se despide con un aire de arrogancia. El polvo blanco se derrite al instante en mi boca y dentro de mi nariz, los copos más santos que los mismos dioses me humectaban la piel.

Estaba solo y mi alma estaba sola, pero ¿qué sabemos nosotros de soledad? Todo el mundo habla sobre las heridas en el alma y caminos solitarios, pero ¿realmente existe una definición a este sentimiento?

Me encuentro en un lugar con unos cuantos, vacío de almas, frío y oscuro. Al final del corredor de la muerte crujen los barrotes de las celdas. Mi amado se ha decepcionado de mí, mis padres... mi mejor amiga... Solamente me queda suspirar en mi lucha interna entre el bien y el mal.

Observo el cuadro de un demonio y sonrío ligeramente. ¿Acaso me siento reflejado en el mal? ¿Me causa una verdadera satisfacción ser un monstruo? Hay algo que me queda claro en la vida, y es que el humano está hecho para debatirse entre el bien y el mal, pero ¿realmente tenemos elección?

¡ASESINO, CORRUPTO, VIOLADOR, MENTIROSO, TRAICIONERO, ABUSADOR!

Los demonios gritan en las paredes.

HONESTO, CARIÑOSO, FIEL, BONDADOSO...

Susurran los ángeles que esperan lo mejor de mí, pero no logran ver el caos interno con el que vive cada ser humano. Intentas ser el chico rudo, pero en el fondo estás destrozado.

«Calla.»

Una voz se escucha en el fondo más recóndito de mi mente.

«¿Lo has olvidado por completo?»

Todos somos verdaderos demonios. Nos dan miedo los monstruos porque son un reflejo real de lo que somos y nos aterra saber que, aunque nos esforcemos por ser el héroe, tenemos el papel del malo en la historia.

¿Realmente maté a esa chica por odio, egoísmo?

Intentaba proteger a mi amiga, pero tal vez era lo que mi mente me hacía creer y no era más que una falsa ilusión del héroe prometido.

Me levanto furioso y golpeo las paredes, el caos rebota en mi mente.

«No te victimices. Responsabilízate de tus acciones.»

«Pídele una disculpa.»

«No, mejor no lo hagas, ella se lo merecía y él... más. Tienes que darte tu lugar.»

«Era tu mejor amiga.»

«Traicionado, pobre perro faldero.»

«¿No tomarás venganza? Qué cobarde.»

«¿Buscas escapar de tu mente?»

—No hay salida, lo sé —le dije en un susurro a aquellas voces que realmente eran pensamientos. Volví a mi asiento y dejé salir un largo suspiro. ¿Cómo puedo estar tranquilo si el ser que más amo está tan decepcionado de mí? La muerte ya no me importa, pero sé que debo verlo una vez más, debo escuchar de frente que realmente me tiene rencor alguno. No me importa si me asesinan, no importa lo que pase conmigo después, solo quiero... escucharlo una última vez.

Las estrellas explotan, el universo se crea y todo gira tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos puedes escuchar el llanto de un recién nacido. Un humano ha llegado a la vida... ¿A la vida? ¿Cuándo empezamos a vivir? ¿Empezamos cuando vemos la luz, cuando lloramos, cuando abrimos los ojos, reímos, cuando nos enamoramos? ¿Cuándo comienza a vivir el humano? Podría escuchar un sinfín de respuestas, pero para mí, la vida comenzó cuando una llama se encendió dentro de mi ser, cuando un sueño, una meta apareció. Deseaba ser un General de Alto Mando, no más, solamente ser un buen hombre y defender a los que más lo necesitan.

Mis padres estaban de acuerdo... bueno, al menos mi padre lo estaba. Sabía que mi madre iba a sufrir demasiado si me mataban, así que tenía que cuidarme bien el trasero para no causarle un dolor terrible.

Recuerdo que siempre fui un niño solitario. Mi padre y mi madre se la pasaban trabajando en la empresa del "Imperio Quintana" y casi siempre era cuidado por los padres de Magaly, mi mejor amiga de la vida, o eso creía hasta hace unos días...

Me gusta pensar que mi vida es compleja y si soy honesto... no sé por dónde empezar.

No deseo que esto sea un diario, ni que sea el libro de "El hijo condenado a muerte de los Quintana"; solo... es bueno escupir lo que tienes adentro. 

Bienvenidos a esta gran historia. Les anticipo que si no han leído el libro de "Let's  Forget Our Demons" puede que se lleven un gran spoiler. Espero que disfruten esta historia tanto como yo disfruté hacerla. Mantengan su mente abierta, ya que es un libro bastante filosófico y con muchas referencias. 
Quiero agradecerle a mi mejor amiga K. por todo su apoyo en estos años. Ella ha sido un gran motor e inspiración para mis historias. Te amo mucho.