Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34




Vuelo en brazos de Dwanel, después lo que se sintió una eternidad caminando, he accedido a viajar de este modo. El viento me acaricia la piel y, aunque intento cada rato ver por dónde vamos, no puedo, me entran pequeñas basuritas cada que lo intento. Levanto la mirada hacia Dwanel para ver qué se pone para evitarlo, al hacerlo descubro que tiene una película que brilla y protege sus ojos en el vuelo. Abro la boca asombrada, su cuerpo esconde características increíbles; alas, un segundo párpado en cada ojo, ¿tendrá cola también? Una risita brota de mis labios al imaginarlo y mis ojos viajan a la parte trasera de su cuerpo, no puedo ver gran cosa.

—¿Qué haces? —pregunta con el ceño fruncido.

Es claro que se ha dado cuenta mi risita y escrutinio.

—Me preguntaba si tenías cola.

—En mi forma natural no —explica—, pero en mi forma animal sí.

—¿Forma animal?

—Algún día te la enseñaré.

Tan solo unos minutos después, él comienza a descender. El piso asciende despacio, y con delicadeza y ternura, él me ayuda a poner los pies en la tierra.

—¿Dónde estamos?

No parece haber alguna clase de aldea ni tampoco puedo ver ninguna cabaña en los terrenos cercanos. Solo veo árboles por donde quiera que voltee, este lugar siempre tiene verde, salvo con la serpiente. Allí era todo arena. Dwane me adelanta y continúa por un camino invisible.

—Cerca de un portal.

—¿Ya vamos de regreso? —No puedo ocultar la sorpresa en mi voz.

Él se detiene, gira y me sonríe.

—No, todavía no. Tenemos que cruzar a un portal hacia otro punto de Eieno.

—De acuerdo.

Solo nos lleva unos pocos minutos llegar al portal. Dwanel se detiene frente a un árbol de tallo grueso y oscuro, mis ojos recorren su naturaleza. Tiene hojas verdes con puntas doradas, brillan como si fueran metal puro. Dwanel toma mi mano y de esa forma, él camina hacia el centro del tronco. Por un segundo creo que se va a estrellar con madera firme; sin embargo, no sucede eso, la forma sólida ondea como agua cuando se lanza una piedra, él tira de mí y entonces yo lo sigo. Cierro los ojos.

Se siente como si callera, me aferro a Dwanel, mas pronto al sentir el suelo bajo mi espalda, lo suelto. La sensación duró menos de un latido. Me levanto y sacudo mi ropa. Estamos en más bosque. De pronto, siento que la tierra comienza a temblar cada tanto. Algo se acerca, algo grande y que probablemente sea peligroso, mi corazón se acelera, volteo a Dwanel para encontrar respuestas, pero él parece estar tranquilo, se acomoda al pie de un árbol.

—¿Qué es eso, Dwanel? ¿Qué haces?

—Esperar.

—¿Esperar? —Mi voz sale aguda, lo que se está acercando está cada vez más cerca—. ¿Esperar qué?

—A mí...

Volteo con rigidez, incluso sin ver, sé que no es humano el que me ha respondido. Viro el cuerpo con lentitud, temiendo lo que he de encontrar. Ahogo un gemido, es un perro, un canino enorme que supera mi altura por al menos dos metros.

—¿Dwanel? —Mi voz sale temblorosa.

—Él es Iar, guardián del oeste.

—De acuerdo... ¿y qué se supone que debo hacer? ¿Lanzarle una pelota?

—Ah... Es un honor y placer verte de nuevo —interviene Iar.

—¿De nuevo?

El perro me observa con detenimiento, me hace sentir incómoda, como si algo faltara en mí, como si no fuera suficiente.

—Sí, me alegra que sea en mejores circunstancias. Hueles distinto. —No se acerca para olfatearme, pero es evidente que su nariz lo hace, sus fosas se mueven.

—¿Qué debo hacer? —inquiero en un susurro.

—Solo platicar conmigo —responde el guardián, luego con la cabeza me indica que lo siga.

Camino a su lado al principio en silencio, es difícil hablar con un perro, y lo es todavía más cuando de un solo bocado podría devorarme.

—¿De qué debemos hablar?

—De lo que quieras, Karim. De tu escuela, de tu familia o de tus amigos.

La mención de amigos hace que recuerde a Mad, mi corazón se contrae, nunca he hablado bien de ello ni de cómo me hace sentir.

—Hace poco una amiga mía murió —confieso, mi voz sale estrangulada, lágrimas amenazan con delatar mi dolor.

—¿Cómo era ella?

—Se llamaba Mad —le digo con una sonrisa—, era amable, cuidaba de mí y siempre comíamos juntas... —le narro mi amistad con Mad, las risas que compartíamos, las películas que veíamos, las clases y las mañanas cuando nos saludábamos, cuando termino descubro que mis mejillas están completamente empapadas.

Ha sido más fácil confesarme ante un perro que ser honesta ante personas que me conocen. Quizá se deba a la certeza de que no lo volveré a ver lo que hace que mi boca emita con sinceridad cada palabra. Él conocerá mi dolor, pero no podrá recordarlo cada vez que me vea porque no volverá a pasar. Por ello lo oculto a otros.

Omito a Alexander, no por falta de afecto sino porque él es alguien a quien quiero tener solo para mí, a quien no pienso compartir todavía. Él y mi madre son las únicas personas que me mantienen cuerda, que evitan que mi cabeza se parta en dos al pensar en que hay dos mundos y que de alguna manera pertenezco a ambos. A lo mejor la imagen que tengo de mi padre no es más que una mentira y él pertenecía o pertenece a este mundo. A estas alturas sería estúpido pensar que no podría estar vivo.

No sé bien cómo es que funciona esto de ser de dos mundos, pero sé que es así, incluso si Dwanel no me lo ha dicho, es evidente que lo soy. Lo único que no entiendo es por qué insiste en mantenerme en la oscuridad, tal vez podría ser de mayor utilidad y saber cómo comportarme si él me explicara bien la situación.

—La querías mucho.

—Era mi mejor amiga, mi única amiga.

—Tus lágrimas son sinceras.

Él me concede varios segundos de silencio, como si me dejara llorar mi dolor, mi respiración poco a poco se regulariza. No obstante, no intenta consolarme como un perro lo haría.

—¿Por qué me trajo Dwanel contigo? —consigo preguntar una vez me tranquilizo.

—Reconocimiento. Debemos asegurarnos de que seas el alma correcta.

—Yo creo que se equivocan, todavía me cuesta asimilar esta realidad.

—Es normal, dada tu crianza. Esperemos que tu educación haya sido mejor que la última.

Hablar de cosas distintas hace que el dolor se apague, se quede al fondo de mi cabeza y corazón. Platicamos de más cosas, de mi escuela, de la comida humana y de otros temas sin relevancia. Luego de una vuelta, estamos cerca de donde Dwanel se quedó. Entonces, aprovecho los últimos segundos que tengo para preguntar.

—¿A qué te referías con el alma correcta?

—Exactamente a eso.

—Qué ilustrativo —murmuro con sarcasmo.

—Me alegra que lo tomes con humor.

Veo a Dwanel a la distancia, está sentado sobre una roca cerca de un precipicio, aunque no está en peligro. Su cabello rojo revolotea con el viento, tiene las alas guardadas y gracias a que está de espaldas, caigo en la cuenta de los cortes simétricos que tiene su chaqueta, son para permitir la salida a las membranas cristalinas que lo ayudan a volar.

—Creo que tiene alma de perro —dice de repente Iar.

—Ah, ¿sí?

Frunzo el ceño, no creo que Dwanel parezca un perro.

—¿Por qué haces esa cara?

—De donde vengo ser comparado con un perro es un insulto.

—¿Por qué?

—Porque los tienen concebidos como animales sucios y de poca autoestima. Su obediencia a veces es denigrante para ellos mismos... pertenecen a alguien y nada es peor para ellos que estar sin un amo porque entonces significa vivir en la calle, comer de la basura. Vagar sin rumbo fijo.

El guardián gimotea, como si lamentara la situación de aquellos a quienes no conoce, pero con los que comparte el aspecto.

—Aquí no es así —explica—, aquí... el perro es el ser más noble y leal que puede haber en esta tierra. Te amará desde el principio y hasta el último de sus días, lamerá tus heridas y protegerá tu cuerpo con su vida de ser necesario. Son más valiosos de lo que podrías imaginar y no lo digo solo porque yo sea uno.

—Me agrada el modo en que ves las cosas.

—No es un modo, es la verdad.

Me encojo de hombros.

—Cuida de él, ¿quieres?

Sus palabras me confunden, no soy yo la que tiene alas o párpados dobles, ni la que tiene fuerza como para cargar a alguien más.

—Pensé que él me cuidaba a mí...

—Lo hace, matará y morirá por ti de ser preciso para mantenerte a salvo. —Suspira—. Pero tú puedes proteger su corazón de una manera en que nadie puede.

—No me dirás más, ¿verdad?

—No, el resto tienes que descubrirlo por ti sola. 









----

Palabras de la autora:

¿Alguien estaría interesado en crear contenido en la página de fb de Zachriel?

Las publicaciones son al gusto, siempre y cuando estas estén relacionadas con libros, historias y demás. Por lo que los requisitos principales serían: a) tener tiempo libre para crear contenido y b) ser lectora.

Se podrá publicar frases, imágenes, personajes de cualquier historia, lo importante es hacer crecer la comunidad :D 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro