Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1



Pequeña pausa antes de comenzar: 

Esta es una nueva historia que llevo planeando ya por bastante tiempo. Debido a la escuela y a que no tenía portada jejeje no había podido subirla antes. Sin embargo, ya está! JAJAJa y me hace mucha ilusión compartirla. Espero que les agrade. 

Fin del comunicado


Abro los ojos gracias a la ruidosa alarma de mi teléfono, gimo de fastidio y me pregunto quién en la vida decidió que sería adecuado levantarse a las 7 de la mañana. ¿Qué acaso no sabía del placer que significa dormir?

El ruido continúa, así que decido estirar el brazo y posponerla por cuarta ocasión; luego, me entierro una vez más en las cobijas. Son tan cálidas que cierro los ojos, y poco a poco el sueño se asienta en mi piel. Es quizá el mayor de los placeres, descansar en un sitio suave y cálido. Pronto me encuentro entre la inconsciencia y la consciencia... En medio de esa nada, pienso en que no sería extraño que se me hiciera tarde otra vez, siempre pasa y cuando lo hace, aun si me salto el desayuno, tampoco marca gran diferencia en mi puntualidad. Bufo, estoy acostumbrada a no almorzar que realmente no me importa.

—¡Karim! Llegarás tarde si no te levantas ya.

La voz de mi madre. En realidad, lo que quiere decir es que llegaré muy tarde si no muevo los pies ahora, porque ni de chiste llegaré temprano. Me resigno, es el primer día de la semana, no puedo faltar... Me toma toda mi voluntad meterme al baño y me animo a cada segundo prometiéndome que, si voy hoy a la escuela, el viernes me saltaré la última clase.

Es algo que nunca hago, pero que imaginar la posibilidad hace que mi cuerpo active el modo autónomo y entre en acción. Salgo de mi habitación con el cabello todavía húmedo, pero al menos ya vestida y con la mochila en la espalda. Al llegar al comedor, veo la quesadilla de mi madre en la mesa y, como ya me he cepillado los dientes si me la como ahora sabrá horrible, la envuelvo en una servilleta y la meto en el bolso.

—De nuevo, te irás sin comer —me reprende mamá.

—Pero lo comeré en el receso —me excuso y corro a la salida.

Camino un poco para llegar a la parada y tomar el autobús. En poco menos de veinte minutos estaré en la escuela. Antes de entrar reviso mi horario en el teléfono. Siempre olvido hacerlo y para ser honesta en los semestres pasados me ha tocado que llego a la escuela sin saber qué clase o en qué salón debería estar. No es mi culpa, es mi cerebro quien se niega a aprenderse algo que puede revisar todos los días y que, por cierto, nunca recuerda hacer. Supongo que será otro semestre en el que me aprenda sin querer el horario hasta los finales.

—¡Karim! —Mad se acerca a mí con una amplia sonrisa.

Oh, mi mejor amiga, mi única salvadora. Fue la primera chica en hablarme el primer año. En aquel entonces yo era todavía más retraída de lo que soy. Mad no sabe que puedo saber con exactitud cuántos años de vida le quedan, aunque sí es consciente de que hay algo que no está bien conmigo. Tal vez es esa empatía y comprensión tan hondas en ella lo que la hizo hablarme el primer día.

Sus rizos dorados rebotan con alegría contagiosa alrededor de su pequeño rostro blanco, y una mochila azul cuelga de sus hombros. Sus ojos azules brillan reflejando el sol. Es curioso... pienso sin malicia, cómo la vida puede darle todo a pocas personas y nada a muchas. Mad no solo es hermosa, es adinerada y posee una seguridad envidiable. Supongo que lo tercero consecuencia de los dos primeros.

—¿Ya sabes qué clase te toca?

—Sé que son matemáticas —murmuro.

—No sé cómo sobrevives.

—Tampoco yo.

Resulta que es biología la primera clase y me toca con ella. Entramos al salón y nos sentamos una al lado de la otra. El tiempo pasa volando, sobre todo porque Mad y yo solemos intercambiar notas acerca de lo que hicimos el fin de semana, y las muchas cosas que desearíamos hacer. Sé que es una actitud tonta porque podríamos conversar de ello en el receso, pero lo cierto es que hace un poco más digerible la clase.

Cuando la clase termina, prometo verla en el descanso. Tengo que cambiar de salón un par de veces por las materias optativas en las que cada una siguió sus deseos. Pronto la campana que anuncia el receso suena y un suspiro colectivo de alivio puede escucharse. El profesor se limita a negar con la cabeza y nos deja marchar en paz.

Mi estómago cruje, no he comido; sin embargo, lejos de ir por las quesadillas que madre me ha preparado, decido correr por unas papas antes de ir con Mad. Literalmente voy corriendo. Es por esa absurda decisión que en una esquina mi cara se estrella contra una pared, los reflejos de mi cuerpo me hacen cerrar los ojos y la fuerza del impacto caer sobre mi trasero. Mi primer pensamiento es una maldición al arquitecto que decidió elevar un muro en donde estaba antes un pasillo.

—Disculpa, no te vi. —La voz es suave, amable y grave.

Abro los ojos al no reconocerla, aunque no sin cierta irritación. Me ha robado el derecho de enojarme con él. Ahora no puedo reclamarle si se ha mostrado tan arrepentido. Su mano espera extendida para ayudarme a levantarme, es lo primero que veo. Me lleva casi cinco segundos aceptarla, mi corazón bombea con fuerza y mis ojos no dan crédito a lo que ven, ambas reacciones van por cuenta doble.

Se trata del chico de recién ingreso, o casi, tiene cerca de 15 días en la escuela. Sin embargo, han sido más que suficientes para que una reputación acerca de ser la amabilidad y perfección hechas persona lo rodee. Eso es, por un lado; no obstante, lo que ha robado mi aliento y mi capacidad de reacción son los números que sobre su cabeza flotan... Es tan joven, tan joven y con muchos sueños probablemente... Casi quiero llorar, me duele el pecho por él y siento profunda empatía.

Le quedan solo 8 días de vida. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro