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VII. Sumergida En Sueños

  —Lleva 2 horas sin querer confesar, sentada aquí, hablé de una vez por todas.

En una fría y gris sala de confesiones, rodeada de hombres robustos y cansados, me encontraba aparentemente siendo interrogada. Dentro de mí sentía como si hubiera terminado de despertar, no podía comprender de una manera muy clara o precisa las circunstancias o lo que aquel individuo deseaba expresar. No obstante, una parte de mi ser parecía estar más que consiente de las circunstancias y, simultáneamente, dominaba en la escena.

—¿De qué serviría mi confesión? ¿Hm? —me incline y apoye mis codos sobre la mesa— ¿Acaso harán algo al respecto? —Nadie respondió y aunque hubieran tenido la intención, no di tiempo a qué respondieran— ¿No verdad? Entonces dejen de perder su tiempo conmigo, yo no les serviré de nada.

Uno de los hombres sacó la silla en frente mío, lanzó una carpeta con papeles a la mesa y se sentó— Mira Alexandra, lo único que te pedimos es que nos digas la verdad y acabar con el sufrimiento de muchas personas, no te pedimos nada más. Sabemos quién eres, sabemos que has hablado con la Sra. Thomas y que los estás cubriendo porque te amenazaron —me hablaba el detective que sonaba más amable que el otro—. Lo único que necesitamos es tu declaración para poder ponerla tras las rejas, donde pertenece.

—Ustedes no saben nada... —evite el contexto visual con ese tipo, desviando la mirada hacia un muro.

No veía a los presentes y mucho menos comprendía que había ocurrido para que yo llegara ahí, no entendía de qué amenaza hablaba, más si podía sentir algo extraño en mi interior. En el fondo tenía miedo, estaba insegura sobre lo que debería hacer y algo nerviosa al mismo tiempo, pero ninguna de esas emociones era reflejada en mis acciones o expresiones, ante todo me mostraba segura. Es extraño para mi sentirme así...

Un papel cayó al lado de mis manos y víctima de mi curiosidad, gire mi cabeza para ver de qué trataba.

No lo podía creer, a pesar de eso, dentro de mí un sentimiento de dolor invadió mi corazón.

Era un ultrasonido...

—Alexa, sé que piensas que somos los enemigos y que por haber trabajado con la policía somos corruptos, pero no es así y no todos somos tan malos como ustedes consideran. Quiero ayudarte si me lo permites —extendió su mano hacia mí — Dime lo que ocurrió realmente y te otorgaremos máxima protección a ti y a tu hijo.

¿Hijo?
—¿Y él? —interrumpí.

—¿Qué?

—El padre... Él también necesita protección.

—Alexandra, él...

—¿El qué? —fruncí el ceño.

El detective exasperado paso sus manos por la cara e inhaló profundamente—. Buscaremos la mejor manera de otorgarle la misma protección, no se preocupe.

— ¿Es una promesa o solo lo dice para que abra mi boca? Por qué si es así...

Volvió a extenderme su mano y me miró a los ojos— Lo juro señorita. Si quiere para más seguridad le permitiré supervisar que mi palabra se cumpla.

Lo miré fijamente buscando rastros de mentiras entre sus ojos y aún algo desconfiada, estuche mi mano con el detective.

—Bien, comencemos.

—Pero antes —interrumpí— ¿Puedo prender un cigarro?

Uno de los investigadores quiso alzar la voz, pero antes de poder hacerlo, el detective saco un cigarro y un bricket del bolsillo de su abrigo y me lo entrego.

Lo prendí y le devolví el objeto, quedándome con mi cigarro entre mis dedos desnudos—... Eliana Thomas —comencé a recitar, recargándome en la silla y dando una calada— La mujer más demente que he conocido desde que estoy en las calles. Mafiosa y tan desagradable como cualquier otro mafioso de la ciudad...

De manera inesperada, como si fuera una cámara transitando por la sala, sin tener control alguno sobre mi existencia, empecé a alejarme de mi cuerpo, de la escena y observando como en la sala de interrogatorios quedaban todos los individuos, incluyendo yo, dando una declaración.

Cuando traspase una segunda pared, como si hubiera cerrado los ojos todo se volvió negro y las voces de los terceros se perdieron en el silencio.

¿Qué significaba?
Aún no comprendía la relevancia de mi interlocutor con respecto al infante o el progenitor, resultaba imposible que yo estuviera enredada de esa manera con alguien y menos que aguardara un infante.

Inhale hondo en lo que pensé fueron mis pensamientos e intente conservar la calma. Si esto era un sueño, era mejor no alterarme.

Un sonido que no se distinguía con claridad se escuchó en el fondo, eran como miles de personas hablando, otras caminando con prisa o una carretera con múltiples carros pasando al mismo tiempo. Luces borrosas se hicieron presentes y poco a poco entre la oscuridad se empezaron a observar edificios, automóviles, camiones y personas cruzando enfrente mío.

Cuando todo a mi alrededor volvió a ponerse claro para mis ojos, sentí como si el alma me volviera al cuerpo y casi instantáneamente recuperaba mis sentidos, sintiendo como gotas de agua caían con fuerza sobre mi piel, empapando mi ropa y mis largos cabellos. La gente apresurada pasaba a mi lado cubriéndose bien de la lluvia, algunos chocando conmigo y otros mirándome como si fuera lo más raro que hubieran visto.
En menos tiempo del que imagine, mi ropa aparentaba como si acabara de salir de una piscina y de mi cabello cada vez caía más agua. Di un paso al frente con la intensión de empezar a caminar y en eso me di cuenta de que ya tenía control sobre mí, pero casi al mismo momento me fijé en otra cosa aún más extraña. ¿¡Mi cabello es largo!?
Mis manos temblaban tanto que apenas podía mover mis dedos, lo que dificulto que pudiera agarrar mi pelo y en cambio apenas si pude deslizar una mano entre mis finos cabellos. Mi cabello seguía siendo negro y como en mi peluca, tenía uno que otro mechón blanco que alcanzaba a ver sobre mis hombros, mientras mis cabellos caían hasta casi tocar mi pecho. Si ya de por si había tenido días extraños, creo que esto está siendo lo peor de todo.

Eche mi cabello para atrás para que no me incomodará, metí las manos dentro de la chaqueta de cuero que tenía puesta y mire hacia el frente una vez más. Habían cambiado muchas cosas, mi cabello era largo, el lugar donde me encontraba era completamente desconocido para mí y, por alguna extraña razón, tenía el presentimiento de que me encontraba lejos de mi hogar, más exactamente de Castravand.
Mi ciudad nunca estuvo tan iluminada y la cantidad de personas en las calles no era tan grande en las noches.

"¿Dónde estoy?" Exhale el aire que sin darme cuenta había contenido durante todo este tiempo y observe a mis lados, los autos estaban lo suficientemente lejos y al mismo tiempo que una cierta cantidad de personas, atravesé la calle lo más rápido que mi cuerpo me permitió.

Detrás de un enorme poste de luz, había un extraño tipo de canasta azul colgando de la chapa de una tienda, donde había un letrero pegado a una ventana con letras rojas que decían CLOSE.

Aparte de estar tambaleándose con ayuda del viento, cuando me acabé de acercar, pude ver que en la canasta había unos periódicos organizados horizontalmente y que, aparentemente, la gente se fue llevando con el paso de las horas, pues solo quedaban dos ejemplares en el interior de la canasta. Antes de detenerme frente a la pequeña puerta, pude ver como un hombre se bajaba de su bicicleta, dejándola tirada en el andén mientras corría para agarrar uno de los periódicos.

Me detuve extrañada, aprovechando que había un pequeño tejado para poder escampar. Él chico ni siquiera se dio cuenta de mi presencia, se veía alterado y la preocupación se le notaba en la mirada mientras leía la primera página del periódico; Esté estaba igual de mojado que yo, con la gran diferencia de que llevaba una capa impermeable que protegía de la lluvia tanto su ropa como su cabello, sin embargo, de su rostro caían gotas de agua que alcanzaban a manchar las hojas y ni hablar de las gotas que se mantenían sobre sus guantes. El periódico tardó en humedecerse del todo.

— No, no, no —se le escucho hablar, mientras dejaba caer el ejemplar un charco de agua que se formó cerca a la puerta del local. En cuanto el periódico abandonó sus manos, el extraño corrió volviendo a agarrar su bicicleta y desapareció entre los vehículos que pasaban por la calle.

A pesar de estarme congelando de frío, no pude evitar quedarme a observar al desconocido como si intentará averiguar que lo tenía tan preocupado, al fin y al cabo, la curiosidad siempre suele vencerme, pero no fue hasta que me acerque más al lugar donde encontraban los dos ejemplares que pude entender.

¡TORNADO EN
MIAMI!

El título de aquel ejemplar anunciaba la presencia de un tornado que, por lo que me dio a entender el chico de la bicicleta, había ocurrido el día de hoy en la ciudad de Miami, pues en ninguna parte de la página ponía la fecha.

Pensé en dos posibilidades, él desconocido vivía allí o tenía familia allí, lo más probable es que fuera lo segundo.

Decidí no darle más vuelta al asuntó y, aprovechando el tejado que me protegía de la lluvia, empecé a buscar entre mis bolsillos algo que pudiera darme alguna pista de donde estaba, o aún mejor, una dirección de un lugar a donde poder alojarme.

Mi tacto todavía fallaba, todo se sentía absolutamente igual gracias a las arrugas que se formaron en mis dedos y resultaba fastidioso, no obstante, a pesar de las dificultades conseguí sacar del bolsillo izquierdo de mi pantalón un teléfono móvil. Al prenderlo, la imagen de un gato negro con una hermosa mancha blanca en su oreja y otra en el pecho formando un extraño rombo fue lo primero que apareció, junto a la hora.

9:08 p.m.

El gato aparentaba ser un bebe todavía, era tan tierno que no pude evitar quedarme admirándolo por un minuto y me hubiera quedado más tiempo si no fuera porque una extraña notificación me llego de repente.

SMS.
2 mensajes nuevos de Yo.

Arquee una ceja con confusión y deslice con delicadeza mi dedo sobre la pantalla para desbloquear el extraño celular, no sabía cómo, pero sabía cómo utilizarlo, sin embargo y para mi desgracia el teléfono contenía clave.

¿Qué tipo de clave podría utilizar? No soy hacker y mucho menos adivina. Tomé aire profundamente y empecé a poner todo tipo de nombres, palabras y fechas que podrían resultar importantes para mí.

Chocolates, Kohana, Selena, 29/12/1985, Alexa, Grégoire... Nada! Al final se bloqueó por un minuto y medio, obligándome a esperar pacientemente a que se desbloqueara mientras pensaba en algo más. No tenía muchas cosas en mi vida, ¿Cómo era posible que no pudiera atinarle a una simple contraseña?

Me recargue sobre el ventanal del libro y observe a la gente que iba pasando por la calle. Desde una tienda de dispositivos, una suave canción empezó a escucharse a alto volumen, acompañando a la lluvia que seguía cayendo lentamente.

«...It's useless, don't do this
It's hubris to try
He's ruthless, you knew this »

Cruzando la esquina, cuando menos me lo esperaba, pude ver a un hombre alto, delgado y de cabello platinado, inmediatamente lo vi en mi mente apareció la imagen de Adam riendo mientras caminábamos por el campus. No sé porque, pero el recuerdo me hizo sentir una extraña sensación de felicidad y tristeza.

Bajé la mirada al móvil y decidí volverlo a intentar:

A D A M

Escribí y, para mi inmensa sorpresa, el teléfono se desbloqueó de inmediato.

Era curioso, ¿Por qué utilizaría el nombre de ese joven como contraseña? Me parece ilógico, únicamente me agrada, ni siquiera hemos establecido una amistad autentica como para usarlo de excusa para tenerlo de contraseña. Aunque no dispongo de una respuesta lógica ante esto, preferí dejar de pensar en el tema y me apresure con la intención de marcharme rápido, no soy realmente aficionada a detenerme en la calle para examinar mis cosas, mucho menos de noche.

Deslice mi dedo sobre la pantalla con suavidad y la barra de notificaciones bajo rápidamente, dejándome leer el mensaje que había llegado hace unos minutos.

"Hola.
Se que la situación puede
ser muy inusual para mí, pero
cabe aclarar que esto es un
simple sueño, y es necesario
despertar ya.
No puedes seguir durmiendo
Alex.

Despierta, Alexandra"

Mientras me encontraba en la lectura, el ambiente a mi alrededor se tornaba oscuro de nuevo, y los edificios junto a la música fueron los primeros en comenzar a desaparecer sin ningún tipo de prisa, pero yo, yo por alguna extraña razón no podía apartar la mirada del móvil.
En lo que me aproximaba al final, los vehículos y todo lo que me rodeaba se desvanecían, siendo envueltos en una enorme sombra negra que había caído desde los prominentes edificios y ahora se desplazaba por el suelo, como un agujero negro que empezaba a comerse el mundo que me rodeaba.
El irritante ruido de los autos y las voces de las personas caminando de un lado a otro no tardaron en esfumarse tampoco, dejando un enorme silencio que parecía agradable al inicio, hasta que algo extraño en mi cabeza empezó a incomodarme.

El móvil se quedó conmigo durante cada segundo desde que el mundo desapareció a mi alrededor, sin embargo, cuando cerré los ojos debido al dolor que crecía en la zona izquierda de mi cabeza, justo por encima de la oreja, fue tan solo parpadear para darme cuenta de que el teléfono había desaparecido y en mi mano se veían algunas manchas de sangre.

El dolor se intensificó y cerré mis ojos con fuerza, dejando ambas manos sobre mis orejas y sintiendo como poco a poco el dolor se adueñaba de todo mi cuerpo.

— ¿Cómo paso esto? —no era muy claro, no obstante alcance a escuchar una voz masculina en el fondo. Abrí un poco mis ojos para averiguar de que se trataba, aunque mis pestañas me impidieran ver mejor.

Los dolores seguían creciendo y no sé cómo, pero pude mantener mis ojos ligeramente abiertos. Más que el dolor y el frío que empezaba a sentir, la confusión me estaba venciendo. ¿Qué había ocurrido? No podía entender nada, sentía como si hubiera terminado de despertar de una larga siesta luego de varios días sin dormir, pero ¿en qué momento me he dormido?

Parpadeé buscando aclarar mi visión, sin embargo, solo pude encontrarme con un techo de un tono gris azulado con pequeñas piedras sobresaliendo y un foco no muy lejos a mi ubicación. No reconocí el lugar donde me encontraba y de cierta manera me asusté, ya que por más que parecía mentira, ahora si me sentía más viva que antes y los dolores eran tan malditamente reales que estaba segura de que ahora si había despertado y todo lo anterior había sido un simple sueño.

Intente moverme, aunque fue completamente inútil, así que preferí quedarme estática escuchando antes de que la desesperación me venciera.

— No lo sé —escuche otra voz, esta vez era de una mujer joven y algo familiar para mí.

— ¿En dónde quedó él? —otra voz más masculina y gruesa se escuchó en el fondo de la habitación.

— No lo sé, señor...

— ¿Cómo que no sabes?

— Alcanzaron a huir antes de que pudiéramos atraparlos, él estaba con ellos.

— ¿Y el maletín?

Hubo silencio, pero no por tanto tiempo. Escuche como uno de ellos recargaba un arma y el eco de los pasos de otros individuos que parecía estaban llegando a la escena.

— ¿Dónde está el maletín? —repitió la pregunta.

—... Ellos se la llevaron, mi señor —respondió la mujer con la voz temblorosa.

— Pff, ¿De qué me serviste entonces? ¿Hum?

— Mi señor-

Antes de que pudiera acabar su frase, el sonido de un disparo inundó el lugar y seguido de eso, algo pesado cayó al suelo.

— Encárguense del cuerpo —ordeno el mismo hombre de voz gruesa y escalofriante.

— ¿Qué desea que hagamos con él, señor?

—... Métanlo en una bolsa y bótenlo en los patios de la mansión T. En cuanto a él... —escuche que empezaba a caminar hacia mi dirección, haciendo sonar sus botas contra las baldosas.
Frente a mí, se asomó la cara descubierta de un hombre mayor. Era rubio, su piel blanca y desde mi punto de vista se veía bastante alto, tenía labios finos y unos ojos cafés que brillaban con la luz del foco.

No parecía alguien de por aquí, de hecho, si lo pienso bien tiene un acento peculiar, parecido al de Grégoire, definitivamente este hombre no era de por aquí.

Se llevó un cigarrillo de tonos negros a la boca e inhalando una buena cantidad de humo, luego exhaló todo sobre mi rostro.

— Mátenlo. Ya no nos será útil.

. . .

Me duele la cabeza.
¿Qué ocurrió?

— Ya vienen a buscarnos.

Fui abriendo mis ojos con lentitud, aclarando mi visión e intentando recordar que había ocurrido.

Desde el momento que Didier y yo empezamos a correr para escapar del tiroteo, mi mente se queda en negro, no recuerdo nada más allá de eso y tan solo intentar recordar provocaba que mi dolor aumentará a tal punto que deseaba intentar dormirme otra vez.

El mismo techo de antes apareció frente a mis ojos, aunque ahora de un color más gris que antes y con algunas manchas de suciedad. Estaba acostada sobre algo duro que alcanzaba a lastimar mi espalda, no podía identificar de que se trataba, pero por la textura podía llegar a pensar que se trataba de una vieja tabla de madera y, por lo que alcanzaba a escuchar, había una que otra gotera en este lugar, seguramente estaba lloviendo.

Jadeé e hice el intento de levantarme, apoyando ambos codos sobre la tabla y elevando mi cabeza al mismo tiempo que un pedazo de trapo caía desde mi frente hasta mi estómago.

— ¡Alexa! —escuche no muy lejos lo que parecía la voz de un hombre joven.

Escuché pasos y cuando me di cuenta, un chico de blanco como la misma nieve estaba tomándome de la mano para ayudarme a sentar.

— ¿Estás bien?

— ¿Qué sucedió? —pregunte, hurgando mis ojos y mirando hacia el suelo.

— Un auto los estaba persiguiendo e intento atropellarte —me decía. Me sonaba malditamente familiar, aunque aún no podía identificar su voz por completo.

— Afortunadamente no fue así —una voz más adulta se escuchó en el fondo y levante un poco mi mirada, notando la figura de un hombre con un abrigo azul noche acercándose a nosotros, el cual, por la vestimenta y el cabello azabache identifique como Didier—. Te golpearon la cabeza con la farola del coche y quedaste inconsciente, si no fuera porque el líder de Orage Noir apareció seguramente ninguno de los dos estaría aquí.

¿Orage Noir?.

El líder de... Espera, ¿Jack?

Levante la mirada y preciso, el chico frente a mí era el líder de aquel grupo. Me quede mirándolo sin saber que decirle, por un lado, agradecía que apareciera para ayudar, pero por otro, me molestaba que siguiera entrometiéndose en mis asuntos. Jack me miro un rato, mientras sostenía en su mano el trapo ensangrentado que anteriormente estaba sobre mí, parecía que quiso limpiar algo en mi rostro, sin embargo, cuando cruzamos miradas solo extendió el trapo hacia mí y desvió la mirada.

— Se que ustedes tienen fama por odiarse, pero por favor, Alexa, no es momento.

Inhale y desvíe la vista hacia el suelo— Supongo que gracias —rodee los ojos y observe a Didier— ¿Y el maletín?

— Está a salvo, aunque no creo que podamos realizar la entrega mañana.

Abrí mis ojos de par en par y me levanté— ¿Qué? —agarré el trapo y lo llevé a mi frente al sentir que algo frío empezaba a escurrir.

— Me temo que sería peligroso que te quedarás con el paquete, viendo lo que ocurrió hoy, no es buena idea que te involucres demasiado en problemas de la mafia.

— ¿Y qu..?

— Si por alguna razón... Deciden perseguirla a usted e intervenir en la entrega, lo más probable es que la maten señorita Alexa. Se que no es de mi incumbencia, empero no vale la pena arriesgar la vida por algo tan estúpido.

Fruncí el ceño— Por supuesto que no es de su incumbencia, el problema podría ser peor.

— Alexa yo creo que...

— ¡No te metas, Jack! —lo voltee a mirar frunciendo el ceño.

Jack se quedó callado con una cara de temor y dio un paso atrás.

— Yo me encargaré de que Eliana no juegue sucio por este inconveniente, sin embargo, ustedes son solo jóvenes delincuentes, ninguno de los dos —me señaló y luego dirigió su dedo hacia Jack— debería meterse en problemas con Le Cauchemar y Le Cartel. Sigan trabajando con L'ombre de la nuit, son la organización más grande que tiene Francia, tienen más oportunidades de salir adelante que cualquier otra organización.

Bufé— Solo es trabajo.

— Es tu vida —frunció el ceño.

— Arg —me quejé en voz baja y volví a sentarse, acomodando mejor el trapo sobre la herida en mi frente— lo que digas. ¿En dónde está mi máscara?

—... Se rompió —la voz tímida de Jack se escuchó desde la esquina que había entre la banca y un mueble. Lo mire— Fue un golpe fuerte —sonrió en un intento de ocultar sus nervios.

Volví a mirar a Didier— ¿Cuándo sería la entrega entonces?

Didier se dio media vuelta para volver a sentarse en un sillón que hacía en medio de la sala— El domingo en la noche si tenemos suerte. Por ahora vendrán conmigo.

— ¿Qué? ¿Yo también? —pregunto Jack elevando la voz y sonando angustiado.

— ¿Hmm? —los mire a ambos aún más confundida— ¿Cómo? ¿Ir a dónde?

El azabache nos miró con seriedad por un tiempo sin decir absolutamente nada y cuando el ambiente empezó a ponerse algo tenso, tomo un vaso que había sobre una pequeña mesa de madera, bastante desgastada, por cierto, y lo acerco a sus labios.

— La policía está patrullando la zona, si salen e intentan atravesar las calles o callejones para volver a sus hogares o algún refugio, lo más probable es que los atrapen —se bebió de un trago el contenido del vaso y aclarando la garganta volvió a dejar el objeto en la mesa—, eso o que vuelva a haber otro tiroteo. Mis compañeros están a punto de llegar para recogernos y nos llevarán a un lugar más seguro.

— Pero...

Antes de que pudiera presentar alguna queja al respecto, Didier levantó un dedo para callarnos y sonrió al escuchar golpes en la puerta.

12:30 p.m.
Bosque Azul -
Pueblo Abandonado Khuifrego

Cuando salimos del pequeño local abandonado donde antes nos habíamos refugiado, dos hombres robustos y corpulentos, luciendo un caro traje negro y unas gafas oscuras, nos esperaban frente a una furgoneta blanca con ventanas polarizadas. Nosotros nos fuimos en la parte de atrás, como si quisieran impedirnos que viéramos el camino, sin embargo, creo que se trataba más por un tema de espacio debido a que en la parte delantera solo había cupo para tres personas: Didier y sus dos hombres.

Atrás estaba oscuro, lo único que nos daba luz era la pequeña ventana de la puerta por donde entraba la luz de la luna, y una linterna que Jack había prendido. Nosotros estábamos sentados sobre una fría caja metálica y, puedo asegurar que ambos íbamos bastante incomodos, sin embargo, por las constantes quejas que escuchaba de Jack, parecía que con cada salto se le iba a partir algo.

No sé si exageraba o en serio se le había partido algún hueso, igual era exasperante oírlo.

Aún estaba molesta por lo que paso. ¿Siento miedo? Quizá un poco, temo que la señora Thomas no comprenda bien la situación y me meta en un aprieto más grande, es tan capaz de hacerlo. O incluso el hombre al que se le debe entregar el paquete puede tomarlo a mal, hay tantas cosas que podrían pasar que no se ni que pensar al respecto.

La vida no es justa, pero espero que, pase lo que pase, salga ilesa de la situación y que ninguno de mis conocidos salga lastimado.

No estuve tan pendiente al camino como normalmente lo estaba, estaba tan sumergida en mi mente que no quise prestar mucha atención, fue después de un largo recorrido que me di cuenta cual era el lugar a donde nos dirigíamos exactamente. Khuifrego, el pueblo abandonado del bosque azul. Me tomo por sorpresa, hace tiempo no visitaba este sitió, no me alegra, ni me desagrada venir, tan solo su historia es lo que me gusta de este sitio, a parte de su hermosa arquitectura.

Mucho antes de que mi madre muriera, ella me llego a contar varias veces sobre este lugar, me decía que le encantaba y que alcanzo a vivir en el antes del gran accidente que hubo, acompañado de esto, me contaba una sorprendente historia que hoy en día sigo atesorando por ser uno de los hermosos recuerdos que dejo mi madre conmigo.

Yo siempre le llame la historia de los seis hombres y creo, soy la única en esta ciudad que puede contar esta versión, no sé si sea la original o no, de igual forma he escuchado tantas versiones que solo en la de madre puedo y quiero creer.

Hace décadas, cuando Castravand aún no se convertía en la ciudad que hoy en día conocemos, los bosques que nos rodean eran mucho más extensos y las especies que habitaban en ellos eran muchas más de las que hoy en día podemos apreciar. En medio de los tres bosques que existen en estas tierras, había un pueblo de poca población y hermosas arquitecturas medievales únicas por sus maderas, tan bellas eran que solían atraer a algunos turistas, aquellos que eran afortunados de conocer la ubicación de tal poblado, y claro, poder llegar con vida hasta él.

Gran parte de este pueblo se ubicaba en el interior del bosque de pinos azules, o como también suelo llamarle, bosque azul. Su nombre científico es desconocido para mí, a pesar de eso conozco perfectamente la razón de porque este bosque es tan especial para nosotros.
El bosque poseía una peculiar energía que ningún otro humano era capaz de descifrar e incluso lo creyeron maldito por los extraños colores que manejaba. Pinos enormes de hermosas hojas azul rey, troncos grises y hongos de colores blanco y dorado, la mitad de ellos eran curativos, sin embargo, la otra mitad eran potentemente venenosos. Que un humano pudiera darse camino entre las hierbas era casi imposible, o eso creían nuestros vecinos italianos, no fue hasta que dos niños se perdieron, que empezaron a superar su miedo absurdo por este lugar.

Puede que la historia este cambiada, más recuerdo aun cuando mi madre la contaba y aunque he escuchado diferentes versiones, esta es en la única que creo.

Seis hombres a altas horas de la mañana pidieron permiso a la naturaleza del bosque azul para acceder a sus terrenos, con las intenciones de poder acampar hasta lograr encontrar a los niños extraviados, haciendo una reverencia en señal de respeto y recitando una oración que crearon específicamente para ese bosque; Fue una sorpresa que consiguieran el permiso, un largo camino de tierra se abrió frente a sus ojos y mientras se asomaban plantas de otros colores, completamente nuevas y hermosas desde lejos, aunque a de avisar que no son de fiar.

Fueron los primeros hombres en conseguirlo y los que abrieron paso a un nuevo estilo de vida, aunque hoy en día ellos no sean tan nombrados por tal logro.

Se adentraron en el bosque y empezaron su recorrido. Duraron tres días en el bosque, sobrevivieron sin problemas a pesar del miedo y, siguiendo las pocas pistas que el bosque les concedió seguían en la búsqueda de los menores.
Uno, dos y tres hombres murieron el cuarto día. Uno cayó en un charco de agua negra, que lo succionó hasta matarlo. El otro, sin darse cuenta, tocó una planta venenosa y falleció horas más tarde. Por último, el tercer hombre callo en garras de una manada hambrienta de lobos y, para que los demás pudieran escapar, se sacrificó.

Los tres hombres restantes corrieron sin rumbo lo más lejos que sus piernas les permitió, esquivaron las plantas que ya reconocían como peligrosas, atravesaron gran parte del bosque azul y continuaron hasta la vegetación empezó a pintarse de un azul más verdoso. No se sabe cuánto tiempo paso cuando por fin se dieron cuenta de que ya no eran perseguidos y se sentaron a descansar. Quizá ya estaban tan asustados que ni de los niños se acordaban, o quizá sí y solo se estaban rindiendo después de tantas horas allí atrapados, se desconoce por completo que pensaban ellos en ese momento, sin embargo, de ahí en adelante la historia se pone más extraña.
Cuando estos hombres volvieron a caminar y atravesaron unos enormes arbustos, todo empezó a ponerse visiblemente más extraño para ellos. Un extenso camino de piedras y ladrillos se extendía por sus pies hasta una pequeña fuente, donde se veían tres caminos diferentes adornados con un arco de flores color lila y un par de mariposas revoleteando por el lugar.

Cansados de las sorpresas y sustos que habían presenciado, quisieron darse la vuelta para irse, cuando la voz de dos niños los hizo quedarse. Los infantes de alguna manera los habían visto y felices de ver a más personas corrieron hacia ellos, lanzándose a abrazarlos. Le explicaron lo que habían vivido a los exploradores, resaltando que el bosque fue el que los guio hasta aquel lugar y no recibieron ningún daño, al contrario, fueron cuidados. Por supuesto no les creyeron al inicio, sin embargo, los cuerpos de los menores lucían intactos y eso les pareció extraño por todo lo que ellos tuvieron que enfrentar para llegar hasta allí. No fue hasta que los mismos niños decidieron actuar, jalándolos por uno de los caminos, que los hombres comenzaron a ver credibilidad en sus palabras.

Atravesando varios arcos de flores de colores celestes y lilas, el camino de piedras se extendió haciéndose más ancho y empezando a bajar por una enorme colina. A los costados, grandes casas de maderas grises y azules brillaban bajo la luz solar, adornadas con hermosas plantas que parecían sacadas del mismísimo paraíso, había velas prendidas en algunas de ellas y también algunos pocos animales domésticos parados en las ventanas. Como si fuera poco, en el hermoso paisaje que se asomó frente a sus ojos, había aves negras pasando por encima de ellos hacia el este, mariposas de muchos colores paseándose por los jardines y arbustos de hojas azul cerúleo con diferentes formas, algunas parecían tener la figura de un conejo, otras de serpiente y la que más decían que se repetía era de un ave, exactamente, de un cuerpo.

Era completamente innecesario decir que este lugar parecía un paraíso, aunque no del color verde que la mayoría podría imaginar al escuchar esta palabra, el color más repetido fue el azul, de ahí el nombre del bosque, no obstante, había una gran variedad de colores que en la naturaleza no se suelen ver a menudo.

Los hombres quedaron impactados, tanto que no tuvieron más opción que creerles a los niños, aunque aún no les cabía en la cabeza como algo que parecía obra humana, había sido creado por la misma naturaleza y, desgraciadamente, hoy en día seguimos teniendo la misma duda.

A raíz de esto se sabe que la población en Khuifrego empezó a aumentar, no se sabe exactamente como lograron más humanos llegar hasta acá y no pienso profundizar en una posible respuesta, hay muchas teorías que si me pongo a decirlas y explicar cada una jamás terminaría. Ahora bien, por muy entretenida que sea esta historia para mí, como se verá las cosas no terminaron para nada bien.

Realmente nada está bien desde que Pierre nació.

Cuando el pueblo empezaba a ampliarse y la ciudad empezaba a ser construida, el susodicho, con la edad de 13 años, tomo la maravillosa decisión de prenderle fuego al pueblo entero. El incendió duro un par de horas, afortunadamente el equipo de bomberos pudo controlarlo, pero por desgracia unos 15 habitantes perdieron la vida, entre ellos algunos bebes, la mayoría de los niños mayores de 5 años fueron rescatados, una parte por sus padres, quienes se sacrificaron para que la vida de sus hijos continuara adelante.

Madre me conto el terror que sintió viendo el sufrimiento de tantas personas. Ella perdió a mi abuela en el incendió y eso la quebró por completo.

Fue el evento más duro que hemos vivido y por desgracia, seguiremos viviendo hasta que detengan a Pierre, más específicamente, hasta que lo maten. Varias veces fue encerrado y en todas ellas se escapó, las posibilidades de mantenerlo en una prisión son muy bajas, menos ahora se dice que tiene la protección de los Thomas, por lo tanto, encerrarlo es imposible.

La historia termina con algo obvio: aceleraron las construcciones de las nuevas casas para que la gente tuviera un lugar cómodo donde habitar mientras tanto, todas las casas que se construyeron en aquella época son las que están por toda la calle des Archers, incluyendo la mía.

La zona más pobre de toda la ciudad.

— ¿En qué piensas tanto?

La tímida y adolorida voz del chico a mi lado me saco de mis pensamientos, fue como si despertará de un amargo sueño y volviera a la realidad a la que me enfrentaba.
Todavía estábamos en la furgoneta, nuestro viaje aún no finalizaba, aunque no deberíamos tardar mucho o eso quise creer.

Por la pequeña ventana se veía como íbamos dejando atrás un montón de árboles azules, con pequeñas luces que parecían de luciérnagas, pero en realidad no lo eran, solo era la espora que se desprendía de los árboles y con la luz del auto brillaban por unos cuantos segundos, hasta al final, hacerse invisibles para nuestros ojos.

Me relajaba ver tanta belleza, era precioso de presenciar y te daba cierto deseo de salir a verlo mejor, sin embargo, como todo en la vida, lo hermoso a veces es peligroso.

Inhale aire con profundidad y aleje mi mirada del hermoso paisaje que se volvía borroso gracias al vapor que cubría nuestra única ventana. Fije mis ojos sobre Jack y lo analice antes de responder, estaba recargado en el pedazo de metal que cubría cada extremo del interior de la furgoneta, por lo menos de la parte trasera, me miraba con atención con esos ojos que parecían reflejar la mismísima luna con un agujero negro en el centro y frotaba suavemente sus brazos, pensé, intentaba entrar en calor. Su cara estaba al descubierto, tan solo utilizaba su antifaz y un audífono en una de sus orejas.

— ¿A ti que te importa? —respondí fríamente, lanzándole una mirada de odio e incredulidad.

Ese brillo único de su rostro pareció intentar apagarse cuando rechace su curiosidad, su sonrisa y amabilidad, no obstante, se recompuso rápidamente, aunque no por completo, en su cara se notaba como se forzaba a no borrar su sonrisa.

— Solo deseo saber. Siempre te veo muy metida en tu mente y me gustaría saber ¿Qué es lo que piensas?, ¿Qué es lo que te mantiene tan distante del mundo en general? Como tú dices, no es de mi incumbencia, aun así, deseo conocerte.

Era insólito escuchar a Jack hablar de esa manera, él solía ser muy arrogante, un prepotente que solo hacía lo que quería y no escuchaba las opiniones de los demás, cometía errores y el bien lo sabía, y aunque no sé cómo, él siempre se las arreglaba para salirse con la suya. No niego que su grupito es una gran ayuda para él, siento que sin ellos el estaría perdido entre las rejas con su primer error, a pesar de eso, el aparenta ser un buen chico con quienes quiere, conmigo por ejemplo, actuaba como todo un adolescente bipolar, la mayoría de días me amenazaba, acosaba e irrespetaba, sin embargo, había al menos tres días en el mes que intentaba ser gentil conmigo y acercarse a mi para convivir, como si fuera posible que yo aceptará sus actos simpáticos luego de toda la basura que me hizo vivir.

Parece solo un juego para él. No confió en su palabra.

— Definitivamente no te entiendo —solté con cierto enfado, arrugando el ceño. Juguetee con la punta de los dedos de mis guantes e incline mi cabeza— ¿Por qué sigues estando tan dispuesto a conocerme? ¿Por qué insistes cuando sabes perfectamente que no te quiero cerca de mí?

Se que era dura con mis palabras, es mi manera de ser y no puedo cambiarla, además, estoy segura de que a él no le afecta en lo absoluto que se lo diga, yo sé muy bien que el en realidad no quiere nada conmigo, más que mi fama y ayuda.

Con gusto le dejaría mi fama, pero por desgracia así no funcionan las cosas.

— Porque me interesas —tardo un rato en abrir la boca de nuevo, hubiera preferido que se quedará callado—. Se qué crees que solo te he buscado todo este tiempo para que seas parte de Orage Noir y si, lo admito, amaría que fueras uno más de nosotros, eres una chica muy inteligente como para estar aquí, pero, de todas formas, deseo ser tu amigo, aunque no te unas a nosotros, te admiro Alexa y desearía me dieras la oportunidad de conocerte.

Me quede callada. En el fondo idiotamente le creí, algo en el fondo de todo mi egoísta ser creía que sus palabras eran honestas, que todas las veces que nos agarramos fueron solamente por una estúpida rivalidad sin sentido y que, si le daba una oportunidad, todo cambiaría, no obstante, ¿Qué me aseguraba que eso se cumpliera? Nada. No creía en él y no importa cuánto me ruegue, jamás le daré una oportunidad.

Mientras pensaba y analizaba lo que me dijo, antes de que pudiera darle mi más sincera respuesta, un recuerdo se atravesó entre mis pensamientos; El día que Eliana me dijo sobre los sentimientos de Jack hacia mí.

Raro era pensar que probablemente tenía razón, que podría sentir algo sincero hacia mí y de alguna manera, siento que ahora podría tener razón. Sonreí en mi mente, si era cierto, podría aprovecharme un poco de eso, de su amor, su dolor, su ingenuidad...

— ¿Sabes, Jack? A veces eres super convincente con cada tontería que dices, pero en esta ocasión no colaron tus mentiras. —sonreí y crucé mis brazos con elegancia— Ahórrate palabras, no te sirven de nada.

Con eso se quedó callado y agacho la mirada, dejándome en paz por fin.

Rodé los ojos y fijé mi mirada en la ventana una vez más, aunque ya no veía nada por el vidrió empañado, me pude distraer con el hermoso tono azul que llenaba mi mente de buenos recuerdos.

1:00 a.m.

Luego de una larga media hora de camino, finalmente llegamos a nuestro destino, aquel en el que había estado pensando gran parte del camino, al menos hasta que Jack me interrumpió.

No soy conocedora de las razones por las cuales estamos aquí, es extraño, no visitaba este sitio desde que mi madre me trajo a los cinco años y, aunque debo reconocer que no ha cambiado nada, todo se ve mucho más oscuro que antes. No sé si sea por la oscuridad de la misma noche o porque el bosque aparentaba más apagado de lo normal.

Bajamos de la furgoneta y en seguida empezamos a caminar cuesta arriba por una estrecha calle adoquinada, siguiendo a Didier y a sus hombres, con quienes mantenía una conversación en italiano. Contemple las hileras de ruinosas casas de madera, las cuales se habían desgastado con el tiempo y perdido ese hermoso azul vibrante que antes lucían. Jack iba detrás de mí, no era de mi interés saber qué hacía, pero de vez en cuando lo escuchaba quejarse.

Era triste ver el pueblo en ese estado, a pesar de que no alcance a conocerlo cuando sus estructuras estaban en una pieza y la gente vivía en calma, de igual manera, ¿de qué sirve lamentarse ahora? solo quedaba esperar a ver que preparaba el destino para ese sitió, quizá lo derrumben o quizá siga en completo abandono hasta que la naturaleza se trague lo que hoy aun podemos ver.

Dejé de ver las ruinas de lo que fueron los antiguos hogares de muchas personas y volví a ver a el grupo delante nuestro que nos guiaba por aquellas calles llenas de historias y almas inocentes que murieron por culpa de un niño con claros problemas mentales.

Me causa curiosidad saber quiénes son o a que se dedican aquellos hombres, era obvio que no eran personas comunes y aunque pensé Didier sería un trabajador de la señora Thomas, ahora creo que él tiene algún trabajo especial entre las mafias de Italia y la ciudad de Castravand, de otra manera, no me explico cómo es que tiene contacto con los Thomas y, para colmo, sus propios guardaespaldas. Eso o directamente forma parte de alguna mafia.

No se mucho al respecto, siempre evito involucrarme directa o indirectamente con algún tema que tenga que ver con esa gente mal de la cabeza, ni siquiera suelo leer las noticias que los involucren de alguna manera. Aborrezco su fama, su manera de manejar las situaciones y que se refugien en su dinero para seguir dañando a las personas inocentes, e incluso a aquellos que son culpables, nadie se merece ser la marioneta de aquellos que se creen dueños de todo.

Yo estoy atrapada en esto porque elegí a la persona equivocada, aunque sé que puedo salir ilesa de esta situación a diferencia de muchos.

Cuando estábamos por mitad del camino, un sonido extraño hizo que me detuviera, un gemido de dolor a un par de pasos detrás de mí fue lo que capto mi atención. Di media vuelta sobre mis pies y pude observar a un Jack fatigado, adolorido y sudoroso.

— ¿Qué tienes tu? —pregunte desinteresada, quedándome atrás junto con él.

— Me... me duele mi hombro —me respondió en medio del dolor, levantando la mirada hacia mí y pasando saliva con nervios. Con su mano derecha sostenía su brazo izquierdo, el cual por lo visto era su hombro lesionado— ¿Po-podrías ayudarme? N-no te m-molesto más.

Tome una buena bocanada de aire y me acerque a él, tomándolo con firmeza de su brazo bueno— No te quejes tanto, vamos, no falta mucho. Cuando lleguemos pediré que te chequen —dije seriamente, volviendo a avanzar, pero esta vez empujando a Jack con suavidad.

Le Cauchemar:  Mafia de Castravand
Le Cartel: Mafia de Roma

L'ombre de la nuit: 
Organización protestante de criminales que busca realizar un cambio de todo el personal  el gobierno para que la ciudad deje de tener problemas económicos.
Su símbolo es un lobo.
Patrullan las calles en grupo y en caso de que alguien se separe y  este en peligro, con
un silbido es suficiente para llamar a los demás, algo así como al aullido de un lobo.
También tienen un gran deseo por el poder.

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