V. Chico Albino
"LO HIZO OTRA VEZ"
¿QUÉ ESTÁN PLANEANDO
ALEXA Y JACQUES AHORA?
Mientras la ciudad entera se está recuperando de los catastróficos eventos de la noche del 2 de marzo, ha salido a la superficie una nueva y sorprendente información rodeando a los eventos que tuvieron lugar en la calle Kingwood.
Múltiples testigos afirman haber visto a una de las ladronas más buscadas tener una interesante discusión con un muy conocido ladrón no mucho tiempo antes de entregárselo a la policía de Castravand.
La información ha sido corroborada por el oficial Jordán Peterson Pedrosa quien afirmó haber contestado la llamada de la conocida ladrona, Alexa. Peterson nos contó que nuevamente Alexa actuó en contra de los suyos para entregarles al ladrón Jacques Llonch quien recientemente le había robado a una de las familias de uno de los investigadores más respetados de la ciudad, Edgar Marlow.
Aunque no es algo nuevo que la chica haya sido de ayuda para la policía en la captura de algunos convictos, no es misterio para ninguno de nosotros que el señor Jacques y la señora Alexa tenían una gran amistad desde hace muchos años, lo que nos hace preguntarnos ¿Por qué traicionó a su único amigo? Los reportes establecen que ambos habían tenido una fuerte discusión que incluyó amenazas y por poco se hubiera convertido en una escena sangrienta de no ser porque una explosión no muy lejos de ellos los interrumpió antes de que finalmente Alexa se decidiera por llamar a la policía.
Sin embargo, cada interrogado tuvo una historia diferente y Jacques tampoco quiso revelar lo que realmente pasó, pues según el oficial Yael Iriart encargado de cada interrogatorio, lo único que decía era "Nada de lo ustedes crean es verdad y de mi boca no obtendrán lo que buscan".
También se ha reportado que la familia Marlow recuperó los objetos robados esa misma noche, siendo sorpresa para todos que por primera vez Alexa permitió que las cámaras la capturaran mientras dejaba la caja con las pertenencias robadas en la entrada de la casa Marlow.
Al parecer todo esto fue por el robo a esta familia o eso nos hizo entender por su inusual comportamiento.
¿Puede ser que Alexa haya traicionado a su amigo para ayudar a esta familia? ¿Por qué de repente está cambiando sus métodos? ¿Qué estarán planeando estos dos? ¿O acaso será que esta joven criminal es conocida o miembro de esta destacable familia?
Algo raro está pasando entre los convictos más buscados de la ciudad, seguramente están planeando algo que por el momento desconocemos (para más información sobre los sucesos del 2 de marzo, por favor ir a la página 7)
Nuevamente, aparezco en la portada.
Pero al terminar de leer no cambié de página cómo hago comúnmente.
En su lugar, mis ojos volvieron a concentrarse en la peculiar foto centrada en la página donde solo había escritas puras mentiras. Éramos Jacques y yo, una noche hace años estuvimos discutiendo en medio de una carretera después de que accidentalmente rompí el ventanal de una tienda. Lo recordaba perfectamente, pero seguramente el mundo entero se creería que la escena de la foto era de esa catastrófica noche. Al menos que se fijen en mi vestimenta, era muy diferente a la actual.
Era la peor foto que El Estelar pudo haber escogido. Aunque supongo que tampoco tenían muchas fotos que poner, son pocas las veces que me han logrado fotografiar sin que la foto saliera borrosa.
El Estelar quería vender la historia, solo que, a diferencia de otros periódicos, esta vez todo lo que había escrito en esta página eran completas mentiras. Aparte de que traicione a mi único amigo en las calles y deje que las cámaras me captarán regresándole las cosas a los Marlow, todo lo que decía era falso.
Lo único que agradezco de esto, es saber que, a pesar de lo que hice, Jacques haya guardado silencio y no delatara mi identidad.
Mierda, me siento tan culpable ahora.
— Con razón no tiene amigos y Jack solo huye de ella —decía Stephanie dándole una mordida a su dona.
— ¿Quién querría ser amigo de alguien que es capaz de traicionarte solo para salvarse el pellejo? —continuó Selena.
Auch, eso dolió, pero debo admitir que tiene razón.
Aunque Stephanie sí se equivoca, Jack en vez de huir se dedica a perseguirme como perro a su hueso.
— Tienes razón, nadie quiere un amigo así —afirmó Step.
Yo me limitaba a permanecer callada, bebiendo de a poquitos de mi taza de té caliente. No tenía humor para sentarme a discutir sobre "Alexa" otra vez, desde los desastres de hace tres noches, de lo único que todo el mundo habla es sobre eso, los incendios, asesinatos y ladrones, ahora que acaban de soltar la información sobre Jacques y yo, vamos a ser el tema de conversación de todo el mundo hasta que suelten nueva información.
Qué bueno que la radio de la cafetería está dañada.
Las primeras clases acababan de dar por finalizadas hace apenas una hora y según mi horario aún me faltaban tres clases más en este día, la siguiente comenzaba en cuarenta minutos. No sé si estar feliz o triste por eso, no creo poder soportar tanto tiempo escuchando las quejas de mis amigas, pero de igual manera creo que esta clase la comparto con ellas y dura tres horas.
No me salvo ni de una.
Mientras las chicas seguían conversando sin parar y leían el periódico una y otra vez, yo terminé con mi refrigerio, luego, en un intento de ignorar su tan interesante conversación, saqué un libro teniendo la sencilla intención de estudiar mientras mis compañeras terminaban su comida.
Aunque a este paso creo que primero se acabará nuestro tiempo de descanso.
"Muchas gracias Kohana" pensé con frustración y miré de reojo a mi perrita, quien yacía a mi lado esperando que nos fuéramos.
Adoré la inteligencia de Kohana, pero a veces me arrepiento de haberle enseñado a traer el periódico.
En vez de sacar mi libro de cálculo como lo tenía pensado, saqué uno de mis libros favoritos que, recordé, había decidido traerlo hoy para volverlo a leer durante el descanso, ya que decidí hacer mi ensayo de literatura sobre esta obra maestra.
"Harry Potter y El Cáliz de Fuego" es el cuarto libro de una saga que me fascina y si mal no estoy en unos meses saldrá a la venta el siguiente libro. Ya quiero continuar esta magnífica historia. Siempre fui muy amante de los libros y de hecho otra de las obras que amo es "El Perfume", en mi opinión son mis dos obras preferidas, ambas me han marcado, pero con la salida de las películas de h.p me he vuelto aún más fanática, a de admitir, que físicamente los personajes son aún más bellos de cómo me los imagine.
Si como a cualquier otro lector me enojan ciertas cosas, pero no me importa, tanto libros como películas se merecen mi total admiración.
La conversación de mis amigas continuó como si nada, dando una probaba a su comida muy de vez en cuando, mientras tanto yo logré distraerme en mi libro para no amargarme con sus comentarios.
O al menos así fue hasta que...
— Disculpen, ¿De qué están hablando? —Una voz masculina interrumpió mis pensamientos, logrando que apartara la vista del libro para ver de quién se trataba.
Un chico con cabello blanco, más o menos de mi altura, quizá un centímetro más alto, tenía ojos de color gris clarito, vestido con una sudadera plateada similar a la del equipo de baloncesto y llevaba unos libros entre sus brazos. No es la primera vez que lo veo, de hecho, se me hace... Conocido.
— Uh, Hola, Adam —escuché a Selena saludarlo y en eso me acordé.
Era Adam Frey, el tipo del que mis amigas tanto habían hablado. Ese que era tan popular como yo, y vaya, ahora que lo puedo ver en persona, entiendo el porqué es popular. Además del hecho de que es bueno en lo que hace.
Estoy segura de que la mitad de su fama es debido a su belleza, conozco muy bien a las mujeres y, de hecho, mis amigas son de esas que persiguen al más guapo.
— Estábamos hablando sobre la última noticia de la tal Alexa, ¿Si lo viste? Con razón no tiene amigos la muy estúpida —dijo Stephanie con molestia como si todos estuviéramos de acuerdo con su pensamiento.
— Si lo vi, pero a diferencia de la mayoría yo no opino igual —se apresuró a decir el albino, cerrándole la boca a Stephanie— Habrá tenido sus razones para hacer tal cosa, no creo que estén contando todos los del periódico, y, de hecho, que le devolviera los objetos robados a esa familia me pareció un acto que deberían admirar, no todo ladrón lo hace.
Oh, por dios.
¿Este tal Adam me está defendiendo? ¿En serio? O, mejor dicho, ¿Está defendiendo a Alexa? Vaya sorpresa, quién diría que justo hoy conocería a un admirador mío.
No pude evitar sonreír, al fin, alguien que pensaba como yo, y, por si fuera poco, parecía ser un admirador de mi trabajo. No, no lo digo por lo que dijo, lo digo por la manera en la que lo dijo. Sonó tan seguro, como si estuviera defendiendo a alguien por quien siente al menos un poco de admiración.
No pude evitar sonreír, al fin, alguien que pensaba como yo, y, por si fuera poco, parecía ser un admirador de mi trabajo. No, no lo digo por lo que dijo, lo digo por la manera en la que lo dijo. Sonó tan seguro, como si estuviera defendiendo a alguien por quien siente al menos un poco de admiración.
— Estoy de acuerdo con él, Step, no porque sea una ladrona significa que no puede realizar buenas acciones —después de tantos minutos sin decir nada, decidí hablar para afirmar las palabras del albino. Baje mi mirada y la cruce con la de Step, sin siquiera hacer el esfuerzo de quitar la sonrisa.
Stephanie se veía sumamente molesta y no tardó ni cinco minutos en empezar a ponerse roja, seguramente por la rabia que le dio que yo estuviera de acuerdo con ese chico. Supongo que ahora no sentirá la misma admiración por él como antes.
— ¡No puedo creer que estés de acuerdo con él! ¡Esa mujer le ha causado mucho dolor a nuestra ciudad!...
— ¿Dolor? ¿Ella quien nada más se dedica a sacar algo de dinero y entregarle a la policía a convictos peores? —dije, manteniendo una calma que hacía enfurecer más a mi amiga— Por favor, Stephanie, Pierre le ha hecho mucho más daño a nuestra gente que esa chica o cualquier otro ladrón que conozcamos —pasé uno de mis dedos sobre la página del libro, jugueteando sobre este mientras miraba fijamente a la rubia.
— Pff, supongo que tienes razón —dijo ella, dándose por vencida mientras se levantaba y se marchaba de la cafetería con su dona en la mano.
— ¡Stephanie! —la regañó Selena mientras se levantaba para ir detrás de ella.
Me reí y levante mi mirada hacia Adam, quien seguía allí algo desconcertado— Disculpa, ella es así —suspire, dejando que la sonrisa se esfumara de mi rostro.
En eso el joven pareció reaccionar y bajó la mirada hacia mí, dándome una sonrisa amigable, supongo— No- No te preocupes Alexandra, de hecho, me alegra saber que pensamos igual —confesó con alegría y nervios.
Incline mi cabeza, apoyándola sobre la palma de mi mano. Con mi mano libre le indiqué que se sentara a mi lado y sin decirme nada, obedeció, sentándose en aquella silla celeste que había junto a mí.
— Bueno, dicen que nos parecemos, creo que esto es solo un parentesco más—dije, sin quitarle la mirada de encima y sin esforzarme en ocultar mi curiosidad.
— No creo que seamos muy parecidos en realidad... O no tanto como dicen.
— Opino igual —sonreí, dejando el libro sobre la mesa— ¿Por qué...? —Hice una pausa, analizando mi pregunta antes de hacerla— ¿Por qué decidiste acercarte justo hoy? Es la primera vez que te acercas a nosotras y eso que apenas me enteré de ti hace unos días —pregunté finalmente, algo nerviosa por admitir que no sabía quién era él y volviendo a fijar mi vista en esos ojos grises del chico.
Nunca pensé que habría alguien más de ojos grises. Aunque los míos son más oscuros. Es bueno saber que no soy la única en esta ciudad con un color de ojos poco visto.
— Bueno, vine a comprar unos lápices de chocolate y Fun Sparkly Fudge, iba a salir cuando vi que tenían el periódico y quise saber de qué hablaban. Discúlpame si te incomode —se disculpó sonando apenado y agachando la mirada para ocultar su vergüenza.
Agrandé mi sonrisa— Oh vaya, esos son dulces favoritos —dije de repente sorprendida y sin pensarlo. Me di cuenta de mi comentario cuando sentí la mirada de Adam sobre mí y agité mi cabeza con rapidez para cambiar mis palabras— Quiero decir, tranquilo, más bien me agradó que al fin alguien las callará. Lo hubiera hecho yo, pero no quería ponerme a discutir con ellas.
Lo escuché reír y no pude evitar sentirme apenada por ello, juraría que me sonroje de la vergüenza en ese momento, pero ni siquiera fui capaz de mover mis manos para cubrir mis mejillas.
— Entonces llegué en el momento adecuado —dijo sonando feliz quizá.
Su mirada bajó a uno de sus bolsillos al igual que una de sus manos y fue sacando una caja naranja y una botella transparente de tamaño pequeño que contenían las golosinas nombradas anteriormente. Dejo ambas en medio de la mesa.
— Agarra si quieres, a ninguno de mis amigos les gusta y creo que compre demasiadas para mí solo.
Tal cual como decían sus nombres, en la caja había muchísimos chocolates en forma de pequeños lápices, mientras en la botella había un dulce de azúcar que normalmente se utilizaba para crear mini caramelos y congelarlos; sin embargo, al revolverlo con algún tipo de chocolate o golosinas sin mucha azúcar, debo admitir que es sencillamente delicioso.
— A mis amigas tampoco les gusta —admití sonriendo— Supongo que es ventaja y por eso uno siempre se pasa mientras está comprando —ambos nos reímos.
— Tú me entiendes.
1:10 p.m.
Adam es un chico muy simpático y es de esos que siempre te hace reír, el poco tiempo que llevo a su lado me ha dado a entender que es un hombre que vale la pena tener como amigo. No lo conozco muy bien, pero me agrada este chico e incluso me parece raro lo rápido que se ganó mi amistad, no es normal que me lleve tan bien con alguien tan rápido, sin embargo, es alguien que sabe cómo ganarse el cariño de la gente.
Se nota en su mirada.
A primera vista, por su forma de vestir y su tan arreglado cabello, se nota que es alguien que tiene dinero y no se conforma con pequeñas cantidades. Aunque tampoco creo que sea rico o de una familia conocida, su apellido no me suena de nada en absoluto, yo creo que más bien tiene una familia que gana bien.
Pero solo es algo que deduje mientras lo analizaba, a lo mejor y me equivoco, al igual que también podría tener razón.
Sea lo que sea, me encanta su estilo.
— ¿Cuántos años tienes? —pregunté, buscando el calor para mis manos entre los bolsillos de mi pantalón.
Íbamos caminando por el terreno del colegio, observando las hermosas vistas verdes y azules que nos rodeaban mientras hablábamos sobre nosotros. Después de todo el tiempo que pasamos juntos me di cuenta de que al parecer nuestros supuestos admiradores tenían razón, éramos más parecidos de lo que yo me imaginaba y no tardamos nada en sacar distintos temas de conversación con los que nos hemos entretenido desde la salida de la cafetería.
Él es muy divertido y no es tan serio como yo, pero en cuanto a gustos y pasatiempos somos muy similares.
Nos gusta entrenar, tenemos cierto fanatismo por las cosas de otros mundos y también nos gusta leer para salir de esta realidad de vez en cuando. Por el momento son los tres temas que más hemos hablado, pero también hay algo que tenemos muy en común es que odiamos a todo el mundo.
Pero no nos pueden culpar, estamos hartos de esta fama que hemos tenido los últimos años y la gente no hace más que ganarse nuestro desprecio, aun así, ambos sabemos cómo liderar con esta ridícula fama, y obvio tenemos métodos completamente opuestos, no todo puede ser igual en nosotros.
Supongo que debe ser raro vernos juntos, que de un momento a otro los dos chicos más populares del colegio que antes ni un hola se daban, aparecieran caminando juntos, conversando y riendo. Es tan raro que se vuelve molesto, todos nos estaban mirando y algunos intentaban acercarse a hacernos mil y una preguntas como si no tuviéramos nada mejor que hacer que responder sus estúpidas dudas.
¿Por qué a la gente le interesa tanto la vida de otros? Jamás lo entenderé.
Afortunadamente, a Adam le disgusta tanto como a mí y con su ayuda nos ocultamos detrás de unas diminutas montañas que se encontraban cruzando el campo de fútbol en donde, para nuestra suerte, no había nadie y nadie nos había seguido.
— 18, casi 19 —me respondió el albino, quien se encontraba jugando a lanzar pequeñas piedras a un charco de agua no muy lejos de nosotros— ¿Y tú? ¿Es verdad que tenemos la misma edad? —me miró mostrando sus relucientes dientes en una sonrisa engreída.
Le sonreí de regreso y fui dando un movimiento con la cabeza, afirmando— Sí, por lo visto tenemos la misma edad, joven Frey, aunque yo cumpliré 19 en diciembre.
Lo escuché reír y sin poder evitarlo yo también me reí. Su risa puede llegar a ser contagiosa una que otra vez— Significa que soy mayor que tú, al menos por un mes — decía casi que pareciendo como si fuera una victoria para él.
— Oh por favor, no es como si fuera importante eso, ¿o no me digas que eres de esos que se creen superiores por cumplir primero? —cruce mis brazos, incrédula— Pero sí, se podría decir que soy menor que tú por un mes.
— Lo siento, es un hábito que me prendieron mis amigos —relajo su rostro, mostrando una sonrisa mucho más tranquila y fue dando cortos pasos hacia mí hasta poder sentarse a mi lado. Su voz era más tímida que antes, parecía que se arrepentía por decir eso— Y entonces, dime ¿Qué tan bien te va como mesera?
Nuestros ojos volvieron a encontrarse y le devolví una sonrisa ligera y amistosa— Bueno, digamos que bien, no es el mejor trabajo del mundo y suele ser algo agotador, pero la paga podría considerarse buena, sin embargo, insisto en que un trabajo en una empresa o incluso como maestra deja mejor dinero que ser una simple mesera —le explicaba sin problema alguno.
No me molesta hablar sobre mi trabajo, de hecho, es un tema del que puede salir un buen tema de conversación de vez en cuando. Se puede decir que, aunque soy buena en cualquier tipo de trabajo, ser mesera definitivamente no es algo que me fascine, es superagotador trabajar diez horas los fines de semana por solo 395 €, si es bastante, aquí el arriendo de una casa como la mía no cuesta más de 100 y la matrícula escolar 35 por un descuento que me hacen, con lo que me sobra me alcanza para el mercado de tres semanas, pero, aunque sea bueno no es suficiente.
No me gusta conformarme con lo mínimo y esta ganancia tampoco me permite ahorrar.
Además, y lo que considero lo peor de mi trabajo, es que el trato hacia los empleados tampoco es el mejor y ya ha pasado que salgo pagando cosas en las que yo ni siquiera estuve involucrada. Una vez ni siquiera me quisieron pagar.
Es un asco.
— ¿Tan malo es? —esos ojos grises se achicaron de repente y en algún punto de su mirada pude notar que estaba sorprendido.
—No del todo, es buena la paga, pero no para lo que yo busco y el trato hacia el personal del lugar donde trabajo es muy malo. Daría lo que fuera por otro tipo de trabajo, pero en la mayoría que realmente me interesan no me aceptarán hasta que termine mi año escolar —aparte la mirada con un lento movimiento, clavando mis ojos en el suelo.
—Entiendo eso, tengo un caso similar.
No lo estaba mirando, pero lo escuché suspirar muy profundo y sentí que su mirada ya no estaba en mí, cosa que agradecí muchísimo. No me incomoda su mirada, pero por alguna razón me hace sentir igual que alguien que odio desde hace años.
No es la primera vez que siento algo así con alguien, el jefe del grupo nocturno me hizo sentir así una vez, es muy raro, pero imagino que son solo mis nervios o alguno de esos sentimientos fastidiosos.
Nos quedamos en un corto silencio durante un rato, un silencio que no hubo entre nosotros desde que salimos de la cafetería y nuevamente los sentimientos raros quisieron presentarse. Al parecer ninguno de los dos sabía qué decir o quizá solo era yo y él estaba esperando que yo dijera algo, de todas formas, este más que un día malo, está siendo un día extraño.
Más extraño que cualquiera de los días anteriores.
—... Pero yo tengo otra pregunta, claro si no es molestia —hable tras unos pocos minutos, sin apartar la mirada del césped.
—No, adelante —lo escuché al mismo tiempo que volví a sentir su mirada encima de mí.
Esta vez el sentimiento fue mucho menor, pero la molestia continuaba.
—¿Eres un tipo de admirador de la ladrona, Alexa? —me atreví a preguntar por fin, no me había quitado la duda desde que se nos acercó y aparte de hablar de trabajo, creo que esto sería más interesante.
—Ah... No exactamente, digo, si quizá lo sea, no estoy de acuerdo en que robe la verdad, pero es una chica muy talentosa, astuta y fuerte, creo que a pesar de lo que hace para ganarse la vida, es una grandiosa persona detrás de esa máscara. —confesaba con ese tono nervioso que mostró al inicio de nuestra conversación. A pesar de ser popular parece que no es alguien muy abierto con sus gustos, como yo, pero él es más tímido— ¿Por-... por qué? ¿Tú también eres algún tipo de admiradora?
Reí levemente y agité mi cabeza negando— No, no me considero una admiradora. Yo veo los mismos puntos que tú, pero ella es más una persona que me causa curiosidad, es muy misteriosa, pero lo que más me da curiosidad es el tipo de amistad que tendrá con Jack.
Lo volteé a mirar y él estaba sonriendo, casi luciendo sorprendido.
— Vaya, al menos ya sé que no soy el único que se pone a pensar en esas cosas. ¿Tú crees que sean algo? —sus ojos otorgaron un suave brillo.
Oh no puede ser. No de nuevo este tema por favor.
¿Soy la única en serio que no se había dado cuenta de que Jack me veía con esos ojos? Es probable. Pero me gustaría creer que esto no es así, después de todo Jack siempre ha sido alguien muy directo con todo el mundo, incluidos sus cuatro perritos, yo creo que, si en verdad mi otro yo le gustará a ese chico, ya me hubiera enterado, ese grupo es muy malo para guardar secretos. ¿O no?
No puede ser posible y como la chica detrás de Alexa, no lo voy a creer así de fácil.
Mi sonrisa se mantuvo, solo que ahora era más falsa que antes y sin apartar mi vista de él, apoyé mi mentón sobre mi puño y levanté una ceja.
— Si te soy sincera, Adam, yo no los veo como una pareja, ni siquiera creo que Alexa sienta algo por él, pero si de algo estoy segura es que parece que Jack sí siente algo.
La expresión de Jack cambió a una que no fui capaz de interpretar, pero parecía ¿Desilusionado?
— Entiendo, lástima, pero tienes razón, Jack sí parece enamorado —lo escuché reír con nervios y delicadamente puse mi mano sobre su hombro.
— Tanto Jack como Alexa me resultan interesantes, son muy distintos, pero al mismo tiempo igual de misteriosos. Son dos personas talentosas que a pesar de cómo se ganan la vida, creo que quienes sean los que están tras esas máscaras, pueden cambiar y recibir una segunda oportunidad para mejorar sus vidas.
A veces no creo que esas hayan sido mis palabras, creo que me cuesta más creerme lo que dije.
Desvíe mi mirada hacia la cerca frente a nosotros, observando el potrero que rodeaba la cancha y fijándome en la casa casi destruida que estaba perfectamente centrada en el verde terreno. Aún conservaba esos tonos durazno que la hacía única y a pesar de los años seguía siendo reconocible para mí, admito que me duele ver lo deteriorada que está, pero más me duele recordar lo que pasó allí.
En este mismo lugar hace 7 años yo estaba paseando por el terreno para verificar que todo estuviera en orden con la familia que anteriormente vivía aquí. Ellos eran los Nivard y yo trabajaba para ellos en ese tiempo, obteniendo una paga tres veces mejor de la que ganó hoy en día, sin embargo, no trabajaba para ellos solo por eso, lo hacía porque me agradaban.
Los Nivard eran las personas más amables y leales que yo haya conocido alguna vez, recuerdo que cuando yo los conocí, el Sr. Nivard se acababa de quedar viudo, con una hija de ocho años y una gran casa, pero fue por el que me di cuenta de que sin importar cuánto dinero tuviera, uno nunca podría volver a sentir esa felicidad de estar con el amor de su vida. Tanto el padre como la hija estaban tan mal, pero, ese apoyo que se daban, vaya, nunca vi algo igual, era la mejor relación padre e hija que haya visto. Ninguno de los dos sé abandono, se abrazaban y apoyaban siempre que les era necesario, incluso se aconsejaban mutuamente, era tan lindo verlo. Cuando llegue con ellos también fui de ayuda, parece que cure ese vacío que quedó en la niña y mejore el ánimo del padre. Aun cuando solo estuve con ellos un año como niñera, siento que pude hacer más y los extraño, son muy pocos los que se ganan un cariño tan grande de mi parte.
Aunque a decir verdad creo que tuvo mucho que ver que me hicieran sentir más como un miembro de la familia que como una niñera. Me incluyeron incluso más que la familia de mis amigas.
El 8 de agosto hace 7 años, Pierre puso como objetivo a los Nivard y al medio día, cuando pensaba en ir a visitarlos, el incendio comenzó y yo llegué demasiado tarde.
Jure desde ese momento que me vengaría de ese hombre, cueste lo que me cueste, y sí, es el día en el que todavía no logro vengarme, pero, oh dios, llegará el momento, muy pronto lo haré pagar por todo el sufrimiento que ha causado.
Tal vez no hoy ni mañana, pero algún día será y no seré piadosa.
[¡Rin! ¡Rin!]
Él timbre anunció el final del descanso, logrando sacarme de mis pensamientos nuevamente.
— Oh —la voz de Adam se escuchó con decepción— ¿Qué clase tienes? —se levantó rápido y me extendió la mano para ayudarme.
Acepté y me levanté, quedando a su lado.
— Tres horas de biología, ¿Tú?
— Aritmética, dos horas y luego Química. Supongo que nos veremos otro día, joven Alexandra —me obsequió una ligera, pero cálida sonrisa— Hasta luego —se dio media vuelta sobre sus talones, sacudiendo su mano y empezando a alejarse. — Hasta la próxima, Frey —me despedí de igual manera.
6:30 p.m.
Las horas fueron pasando rápidamente, después de despedirme de Adam, nos fuimos a nuestras aulas y desde ese momento no me lo volví a encontrar. Pase la clase de tres horas, entrené con mi grupo por media hora y finalice mi día normal con la tarea de cálculo.
Cuando el sol terminó de esconderse, junto a mis amigas y Kohana nos dirigimos a mi casa, yo me había ofrecido a acompañarlas hasta la casa de ellas, pero no quisieron, así que forzosamente me tocó aceptar su compañía hasta la calle Des Archers.
Hasta el momento podría afirmar que todo ha transcurrido normal, ha sido un día tranquilo y divertido a pesar de los disgustos que tuve con Stephanie, al final arreglamos las cosas y nos olvidamos del estresante asunto sobre la noche del 2 de marzo, prometiéndonos no volver a mencionarlo. O por lo menos no volver a discutir por esas cosas. Después de una no muy larga despedida, las chicas se fueron a toda prisa hacia su casa y yo ingresé a la mía con la compañía de Kohana.
Al cabo de dos largas horas revisando apuntes y terminando de reparar el estuche de mi espada, di una última hojeada a mi lista de deberes, verificando haber finalizado cada uno de ellos antes de salir a continuar con mi rutina nocturna.
Al parecer todas mis actividades pendientes ya estaban resueltas, desde la más pequeña como mi tarea de artística, hasta lo más importante como mi largo trabajo de cálculo y el arreglo del estuche de una de mis armas preferidas.
Sonreí entusiasmada, levantándome de la comodidad de mi sofá y dando rápidos pasos hacia el cuarto de ropa, donde sobre una repisa yacía mi espada reluciente esperando a ser regresada en su preciado estuche de cuero negro. Pase mi dedo anular sobre el filo, deslizándolo hasta llegar al grueso mango negro con una mariposa plateada pintada, lo sujete con firmeza y la levante con toda la delicadeza del mundo, como si de una pieza de porcelana se tratara.
Hay mil y un razones por las cuales empecé a destacar en la ciudad, mi estilo de vestir, robar e incluso amenazar, pero cuando empezaba en esta peligrosa vida, algo hizo que me encariñara con los objetos filosos como los cuchillos, navajas, tijeras, cualquier cosa que pueda cortar, nunca pensé en matar con ellos y hasta el momento no está en mis planes, pero puedo afirmar que en el momento que lo haga, si es alguien a quien le guarde rencor, quiero verlo sufrir y no me acuerdo quien, pero alguien una vez dijo que si quieres causar una muerte lenta y dolorosa, las navajas son mucho más eficientes que un arma de fuego.
Seguramente quien me dijo esto murió o está en prisión, porque, en la actualidad, nadie mas utiliza este tipo de armas, eso suma otra de las cualidades que todos ven sobre mi persona, supongo por eso muchos me consideran una persona única entre la sociedad, tal vez tenga más defectos que habilidades, pero si algo nunca he sido es una mujer débil y menos alguien que le demuestre miedo a alguna cosa. Para mí mostrar miedo es como relevar mi punto débil y eso me pondría en riesgo.
Y con este tipo de armas, me refiero a una espada, he visto a ladrones como Jack usar navajas, pero nunca a alguien con una espada. Tal vez en este momento no le dé un gran uso, pero cuando quiero hacer grandes amenazas a un grupo de personas viene muy bien, o incluso también es útil para romper cosas que a una navaja le tomaría más tiempo o quizá ni siquiera podría romper.
Yo le he sabido sacar bastante provecho a mi espada, dándole más utilidades de las que el público podría imaginar.
Además, este precioso objeto fue un regalo preciado que conseguí durante mis años en la calle, supongo que por eso es tan valioso para mí a pesar de todo.
Mi sonrisa entusiasta rápidamente paso a una nostálgica y sin pensarlo más, guarde la espada en su estuche, regresándola a su hogar.
7:45 p.m.
Aún era temprano para salir y la verdad tampoco tenía demasiadas ganas, si debía cumplirle mi promesa a la egocéntrica de Eliana si no quería problemas, pero la reunión es a las nueve y no tengo razones para vagar por las calles desde temprano, si lo hacía, acabaría con mis deberes más temprano de lo que lo hago normalmente y hoy más que nunca, no quería pasar mucho tiempo en casa.
Las calles todavía no eran seguras, ni siquiera para ladrones como yo.
Había familias y bancos que todavía se estaban recuperando de los ataques de Pierre, los asesinos seguían fuera de control, incluidos los francotiradores. Esa gente no se sentará a pensar ni un momento si su siguiente víctima es un ladrón o no, lo único que harán será jalar del gatillo cuantas veces sea necesario y hasta no ver cuerpos desplomados en la carretera, ellos no se detendrán.
Con personas como Jack y yo tenían tan pocas probabilidades que literalmente hemos sido los únicos ladrones rondando por las calles en estos días, no les tenemos tanto miedo, pero hoy no puedo jugarme tanto la vida como lo he hecho hasta ahora, hoy tengo un papel importante que jugar y debemos cuidarnos la espalda.
A pesar de que estos días nuestra rivalidad se ha mantenido normal, espero Jack hoy no haga presencia para fastidiar, cuando esta sin su grupo suele aburrirse mas rápido y por eso me busca, para divertirse, pero hoy no lo necesito detrás de mi.
En cuanto todo esto acabe, los asesinos sean capturados y me libre de Eliana, seguramente podremos regresar a nuestros días normales, nuestra rivalidad y competiciones estúpidas para ver quién lograba robar primero alguno de nuestros objetivos, porque si, a veces mi lado competitivo acepta los raros desafíos que suele ponerme Jack.
Aunque si estas cosas pasarán mas seguido, me alegraría porque significaría no soportar a Jack tan frecuentemente, sin embargo, al mismo tiempo sería una pesadilla tener que enfrentar problema tras problema cada noche, bastante tengo con el colegió.
Fui acomodando el cinturón de mi traje de cuero y me dejé caer sobre la cama con la intención de despejar mi mente al menos unos minutos, intentando centrar mis pensamientos en otras cosas.
Mis intentos fueron un enorme fracaso. Segundos después de haberme recostado, el dispositivo móvil sobre mi mesita de noche vibró, avisando de la llegada de un mensaje.
Gruñí por lo bajo, extendiendo mi mano hacia el aparato para sujetarlo y prenderlo.
"Hola, ¿Alexandra Gómez?"
Fruncí mi ceño, observando con extrañeza el número desconocido del que acababa de recibir un mensaje. Era de aquí, pero ¿Quién podría ser? Aparte de mis amigas nadie que yo sepa tiene mi número.
Muy dudosa de mi decisión, me puse a escribir para enviarle una respuesta y saber de qué se trataba.
"¿Sí? ¿Quién habla?"
"Disculpas las molestias, soy Adam,
tu amiga me paso tu número, esperono haya ningún problema"
En momentos como estos, mataría a mis amigas si estuvieran presentes
¿Cómo se atreven?
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