Capítulo 7: El viaje empieza
Entré al tren sin mirar atrás. Ya no iba a esperar más, lo hecho hecho estaba y no tenía la menor intención de cambiarlo.
–Asiento 12B –leí.
Recorrí con la mirada el vagón, hasta encontrar mi sitio. Tardaría nada más y nada menos que 4 días en llegar, por lo que me senté y me puse cómoda. Por suerte, no se sentaba nadie a mi lado, así que me senté en el 12 A y apoyé las piernas en el otro.
–El tren rumbo Seúl está a punto de empezar, recuerden dejar el equipaje junto a...
Sin poder evitarlo, cerré los ojos, cansada.
–¿What are you doing in my seat? [¿Qué haces en mi asiento?]
Me desperté de inmediato.
Frente a mí se encontraba un chico de más o menos mi edad, tal vez de un año o dos más. Tenía la piel muy clara, el pelo corto y negro, los ojos grandes, marrones y asiáticos, una nariz alta y delgada y los labios grandes y rosados. Además, era bastante alto. Sin embargo, me miraba con mala cara.
–Yo-eh. ¿Hablas español?
–Un poco –dijo con un acento que no supe reconocer, con tono aburrido. –¿But can you go to your seat, now? [¿Te puedes ir de mi sitio de una vez?]–terminó cortante.
Entendiendo por fin lo que decía, me moví, avergonzada. ¿Cómo había llegado aquí? Revisé la hora: el tren ya llevaba 2 horas en marcha.
Intentando evitar mirarlo, incliné la cabeza hacia otro lado.
–Que mala suerte la mía –pensé.
Durante horas, lo único que pude hacer fue mirar al infinito, pensando en mis cosas o dormir (me hacía más falta de lo que pensaba). Sin embargo, por fin llegó la cena:
–Queridos pasajeros, el tren AVE a Seúl os ofrece una sencilla cena por el módico precio de 10 euros. Pulsad el botón verde para pedir vuestra ración. Dear passengers, the AVE train to Seoul offers you a simple dinner for the low price of 10 euros. Click on the green button to order your ration. Chers passagers, le train AVE à destination...
Pulsé el botón verde, rápidamente. Harían unas 7 horas que no comía no bebía nada.
Cuando llegó, sin embargo, me sentí un poco decepcionada: ¡Tan solo era un sándwich de jamón ibérico, una botella de agua y una manzana! Con razón habían dicho 'sencillo'.
No obstante, observé como mi compañero sacaba de su mochila una especie de sopa ramen, unos pastelitos de colores, algo parecido a los rollitos de primavera y diversas bebidas. Celosa, empecé a comerme el sándwich, sin embargo no podía parar de mirar la comida de aquel chico...
–Oye... –me giré de repente, dispuesta a pedirle un poco, sin embargo giré el brazo y...
–¡Puff!
Derramé todo el ramen sobre su camiseta.
–¡Lo- lo siento...! Digo, I'm sorry!
Cogí una toallita e intenté limpiarlo, sin embargo no hice más que estropearlo.
–¡Stop! –el chico me miró con mala cara y se fue.
–Stupid spanish... –escuché que murmuró.
Tragué saliva. Tampoco era para tanto, ¿no?
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