Capítulo 3: Solo quiero llorar
Por fin llegó el Sábado, el día en el que tenía que contarles a mis padres mi secreto. No tenía por qué ser complicado, mis padres siempre me habían apoyado en todo, y estaba segura de que en aquello también. Sin embargo, estaba muy nerviosa.
Tragué saliva.
-No voy a poder ir a la gala de Navidad -empecé con timidez.
-¿Por qué? -preguntó mi padre. -Siempre has dicho que era tu parte favorita del curso.
-Ha surgido otra cosa...
-Sea lo que sea, no puede ser tan importante. Además, la pobre María estaba muy ilusionada de que actuéis juntas por primera vez -opinó mi madre.
-Y has practicado mucho... -continuó mi padre.
-Pero...
-Todos confían en que participes -dijo mi madre como si fuera un evento de importancia.
-Y nosotros ya hemos comprado el traje. ¡Qué desperdicio de dinero!
-Papás...
-No te rindas, si es porque no te sale bien no pasa nada -me ignoró mi padre.
-Tu padre tiene razón, tú...
-¡He hecho una audición! -solté.
Mis padres se miraron.
-¿Cómo que una audición? ¿De qué estás hablando, hija? -dijo mi madre.
-¿Recordáis eso que os conté de una compañía de k-pop?
Mis padres seguían sin comprender.
-Pop surcoreano, como el grupo que vi en el concierto de Barcelona, BlackPink -empecé. -Hice una audición hace poco, y la he pasado. El 14 de enero tengo que estar en Seúl para la siguiente fase. Y si lo consigo, me mudaré a Corea del Sur y me convertiré en cantante. Bueno, dentro de unos años si todo fuera bien...
Mis padres se miraron serios y luego me miraron a mí con la misma seriedad.
-¿Así que quieres ser cantante en el extranjero?
Asentí rápidamente.
Se echaron ha reír.
-¡Qué bueno, Alex! ¡Irte a la otra punta del mundo para intentar convertirte en cantante! -dijo mi padre muriéndose de la risa.
-¡Teniendo 14 años!
Estuvieron riendo un poco más hasta que mi madre dijo:
-Ay, Alex, estás hecha toda una bromista.
Los miré enfadada:
-Voy en serio. Es mi sueño.
Mis padres, entre risas, me miraron, hasta que por fin comprendieron que hablaba seriamente.
-Hija -mi madre puso una cara entre enfadada y decepcionada. -Tienes 14 años, lo único que te tiene que importar ahora es tu familia y estudiar. Ya tendrás tiempo para tonterías cuando te gradues de la universidad.
-¡La universidad! -dije. -¡La edad máxima para adicionar son 25 años! ¡Cuando me gradué será tarde!
-Pues no se hable más. No serás cantante -sentenció mi padre como si fuera lo más natural.
-¿Qué?
-Haz caso a tu padre, Alex. -dijo mi madre sin perder la calma. -Cuando somos jóvenes tomamos decisiones inconscientemente, no quiero... no queremos, que luego te arrepientas.
-¡No soy inconsciente! ¡Es lo que quiero!
-Si lo eres, hija. No hablas con seriedad.
-¿Con seriedad? ¿Sois vosotros los que no actuáis con seriedad!
-¡Basta ya Alex! -gritó mi padre visiblemente cabreado. -Eres nuestra hija y harás lo que nosotros te digamos. -sentí como si me clavara una estaca en el corazón. -No se hable más de este tema.
Con lágrimas en los ojos, me fui a mi habitación y cerré con un portazo. Yo que pensaba que iba a ser tan fácil...
Empecé a escribir en mi diario, pero terminé rompiendo el boli.
Me puse a llorar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro