NUEVAS AMISTADES
Mi hermano y yo nos quedamos helados, no sabíamos cómo reaccionar, ¿Cómo notó que el documento es falso? ¿Qué nos delató?.
- Vamos, estoy esperando una respuesta – mi madre miró fijamente a Alexander, y levantó una ceja.
- Este .... Yo...... – tartamudeó.
- ¡Fue mi culpa! – me levanté del asiento. – lo siento mucha madre. – imploré – es todo mi culpa, pensé que no te ibas a dar cuenta.
- Como no voy a darme cuenta de tremenda mancha de comida chatarra, en un documento importante – mi madre dio vuelta a la hoja, y alcanzamos a ver una mínima manchita en la parte inferior, que apenas se podía notar si mirabas con mucha atención.
Automáticamente recordé que Christian estaba comiendo bolitas de queso antes de ayudarnos. Sentí un alivio enorme cuando vi que se trataba de eso.
- Alexandra – prosiguió mi madre – ¿estabas comiendo bolitas de queso?
- Lo siento – agaché la cabeza.
- Sabes que tienes prohibida la comida chatarra, tienes una dieta que debes llevar dentro y fuera de casa, ustedes no comprenden que somos parte de la empresa, ¿no se dan cuenta de la imagen que le generan a la compañía?.
Mi hermano y yo solo nos limitamos a escucharla mientras asentíamos con la cabeza.
Mas tarde en mi habitación, me encontraba recostada en mi cama escuchando música con los auriculares de mi hermano, ya que había perdido los míos. De repente recordé la chaqueta de aquel chico.
- ¿La chaqueta dónde estará? - Inmediatamente me levanté y corrí hacia donde Nana.
- Nana – la saludé mientras la abrazaba por la espalda - ¿Dónde está la chaqueta que trajiste el día de inauguración?
- Está en el cuarto de secado, mi niña.
- Dime que no se manchó ni se dañó, please.
- No cariño, está intacta.
- ¡Gracias! – contesté emocionada.
Tomé la chaqueta, la examiné, y efectivamente estaba intacta, regresé a mi habitación y la puse en el sofá de mi cuarto.
- Me da mucha pena devolverla, tiene una historia muy penosa. – pensé mientras la veía – no quiero que él la vea, y se acuerde para qué fue utilizada – puse mi cabeza en la almohada en signo de lamentación.
Pensé que, si tal vez le compraba una idéntica, me quedaría con la anterior, y aunque el piense que es la misma, por lo menos yo sabría la verdad, y eso disminuiría un poco mi vergüenza; ya que, si alguna vez se la veo puesta de nuevo, sabría que esa chaqueta no tapó mi accidente.
Al día siguiente en la Universidad, dejé la chaqueta en mi casillero antes de dirigirme a clases, estaba decidida a comprar una nueva, definitivamente no quería devolver esa.
Keyla, mi hermano, y yo, nos encontrábamos sentados en una de las áreas verdes del campus; así que aprovechando la ocasión, decidí preguntarles si conocían la chaqueta.
- Chicos ¿Saben de qué marca es esta chaqueta?, la busqué por todos lados, pero no la encontré
- A ver – me la quitó Keyla, y la examinó – no tengo idea, no la he visto en ninguna colección.
- ¿Ésta es la famosa chaqueta del rescate? – la tomó mi hermano.
- Si – le contesté, entrecerrando los ojos.
- ¿Para qué quieres otra?, esta está intacta, excepto por una pequeña enmendadura en la parte interior interna al final del cierre.
- Porque me da pena darle esta.
- No es de las marcas conocidas – continuó - sus costuras son más artesanales, tiene buen material, además se nota la dedicación en cada puntada.
- ¿Cómo sabes tanto? – Keyla impresionada por los conocimientos de mi hermano.
- Crecí entre telas, ropa, ...... costuras, y diseños.
- Si, al igual que tú hermana – haciendo referencia a que yo no era la mayor conocedora de moda y confección.
- ¡Oye! – arranqué una hoja de mi cuaderno, la hice bolita y se la lancé.
Keyla hizo lo mismo, me lanzó una bolita de regreso, y le tiró otra a mi hermano; mi hermano como respuesta le tiró la chaqueta directo al rostro, para después sorprender a Keyla con un ataque doble de bolitas de mi parte y la de mi hermano.
- ¿De qué nos reímos tanto? – nos asustó Christian, quien ya estaba sentado junto a nosotros.
- Tienes que dejar de hacer eso – le dije con la mano en el pecho.
- ¿Hacer qué? – abrió una bolsa de papitas.
- Éso, aparecerte de repente.
- Aaaaa, estaba caminando por el campus y los vi jugando.
Comenzamos a levantar las bolitas de papel del suelo, mientras Keyla me devolvía la chaqueta.
- Christian, ¿De casualidad sabes dónde puedo comprar esta chaqueta?
- No creo, no la he visto – dijo mientras le tomaba varias fotos – si está en internet la voy a encontrar.
- Te lo agradecería un montón – le contesté mientras guardaba la chaqueta en mi bolso.
- Chicos, me tengo que ir, tengo clases – Christian guardó su teléfono en su mochila. – si la encuentro te envío la dirección. Eso me recuerda que ...... no tengo tu número.
- ¡Eso es cierto! – exclamé. – dame tu número yo se los paso a los muchachos.
Tras darme el número, le escribí para que guarde el mío, y el nuevo contacto se lo pasé a mi hermano y a Keyla.
Mi hermano se levantó del césped donde estábamos.
- Tengo clases también, nos vemos luego.
En cuanto Alexander se fue, recibí un mensaje de Liam. ¿Dónde están?, le mandé la ubicación e inmediatamente llegó.
- Como están chicas – dijo mientras besaba nuestras mejillas.
- Bien y tu ¿Cómo van tus clases?
- Bien ..... creo – se recostó en el césped, puso su mochila sobre mis piernas como una almohada y apoyó su cabeza en ella.
- ¿Dormiste bien? – le cuestionó Keyla, pues se veía exhausto.
- No en realidad, estaba revisando mis apuntes y hay algunas cosas que no entiendo, por lo que me desvelé estudiando.
- ¿Qué estás estudiando? – le preguntó Keyla.
- Negocios Internacionales.
- ¡Igual que Alexander!, son compañeros entonces, ¿Por qué no estudian juntos?, eso les facilitaría las cosas.
Liam me miró extrañado, pues era obvio que mi hermano no estaba en las clases con él, por lo que me limité a abrir mis ojos tratando de decirle que no diga nada.
- Si..... – respondió – solo que, como te diste cuenta, ahora no estamos en nuestro mejor momento precisamente.
- Claro, que tonta, lo olvidé por completo.
Me sentí aliviada, pues el secreto de mi hermano seguía a salvo, pero ..... ahora tenía un nuevo problema, Liam me iba a preguntar qué está pasando, y no se lo podía decir, no iba a traicionar a mi hermano.
Ya tarde en casa, mientras salía de la ducha, recibí la llamada que estaba esperando.
- Entonces ...... ¿me vas a decir porque Keyla cree que Alexander está estudiando en la carrera de negocios?
- ¿Recuerdas cuando me dijiste que no podías decirme lo que pasaba entre tu y mi hermano? Pues en este momento te cito. No puedo contarte ahora, eso le corresponde a Alex, pero no te preocupes, todo está bien.
- ¿Estas utilizando mis palabras en mi contra? – soltó una risa conforme.
- Touché – le dije en señal de victoria.
Conversamos durante al menos una hora, entre recuerdos, y planes que esperábamos hacer con los chicos, hablamos de todo un poco hasta que mi oreja se comenzó a tornar roja.
- Espero verte más seguido en la Universidad, casi no nos vemos.
- Lo sé Alex, pero no quiero incomodar a Alexander, todos los intentos previos por estar en el mismo espacio no han salido bien.
- ¿Por eso evitas encontrarte con nosotros en el almuerzo y cuando tenemos horas libres?
- Es lo mejor por ahora, hasta que logre arreglar las cosas con él. Tú sabes lo importante que son ustedes para mí, y sea lo que sea que le moleste a tu hermano, tengo que solucionarlo.
- Yo también espero eso.
Al fin terminé la conversación con Liam, e inmediatamente recibí una videollamada, esta vez de Christian.
- ¿Adivina qué? – dijo mientras bebía un sorbo de su café.
- ¿Qué? – le contesté - ¿Estás en tu habitación?
- Es mi centro de operaciones – giró rápidamente su teléfono y me mostró toda su habitación.
- ¡Vaya! ¿centro de operaciones? - sonreí
- Y que crees, al fin encontré la tienda que vende la chaqueta que querías.
- ¡Qué! – dije sentándome en la cama, pues estaba acostada mientras hablaba con el - ¿Dónde?
- Es un pequeño negocio, sus diseños son originales, no tiene sucursales, y la única tienda está a unos 20 minutos de la Universidad.
- Mañana tengo las primeras horas libre, así que la pasaré comprando camino a la Universidad, y por fin terminaré con ese pendiente.
- Está bien, dijo mientras se terminaba su café.
- Gracias, gracias por todo -le lanzaba besos a través del teléfono.
- De nada – terminó la conversación con un guiño y su tan cálida sonrisa.
A la mañana siguiente me puse un top negro, una chaqueta, pantalón de mezclilla tiro alto y unos tacones, me maquillé y arreglé mi cabello, ese era el día que estaba decidida a ver al chico nuevamente, y no iba a dejar que mantenga la imagen que se había llevado de mí.
Al fin tenía la chaqueta en mis manos, era idéntica a la original, estaba segura que no lo notaría, la había usado toda la mañana para que no se vea tan nueva. Le conté la misión a Keyla e inmediatamente comenzamos a buscar por toda la Universidad, buscamos por los pasillos, espacios verdes, restaurantes, pero no lo encontramos, me di por vencida al final del día, tenía que entrar a la última clase, por lo que decidimos terminar la búsqueda.
Keyla también tenía clases por lo que regresamos a nuestras facultades, en el pasillo nos cruzamos con aquel grupo de chicas, eran Irina y su grupito de amigas, veíamos como se acercaban a nosotras entre risas y rumores. Keyla notó eso me agarró del brazo y seguimos caminando directamente hacia ellas también.
- Vaya cuanto negro vemos aquí – dijo Irina mirando a Keyla – ¿Qué eres? ¿la hija perdida de los Addams?.
- Keyla levantó una ceja – vaya cuanto maquillaje tenemos aquí ¿te escapaste del circo? – solté una ligera risa al ver la cara de Irina - niña por favor deja respirar a tus poros – continuó señalando su rostro.
- Pero claro que son amigas, son igual de irritantes. No encajan aquí, esta es una Universidad decente.
- Si es una Universidad decente ¿Cómo entraste aquí? – le cuestionó Keyla.
- Les hago una sugerencia de bienvenida, no quieren meterse conmigo, no les conviene.
- Es obvio que no nos conviene estar cerca de ti – continuó Keyla – quién querría.
- Y tu ..... ¿Qué no hablas? O siempre tienes a tu amiguita que te defienda – me miró.
- Claro que hablo, solo que tengo la costumbre de no perder tiempo en cosas que no valen la pena, como tus "creativos" comentarios.
- Como sea, entre menos vea sus rostros, mejor para mí.
- Lo mismo digo – dijo Keyla imitando como Irina tiene la costumbre de mover su cabello hacia atrás de su cuello.
Finalmente se fueron, habíamos salido bien del primer ataque de Irina y sus amigas, estaba tranquila, Keyla era experta en defenderse, tenía la habilidad de responder rápidamente, yo no........, era lenta, del tipo de personas que imaginan las ingeniosas respuestas en la ducha luego de una discusión, y reniega de que aquellas ideas no aparecieran en el momento necesario.
Al terminar la clase, el maestro de administración nos envió la primera tarea de investigación que consistía en tomar un libro de la biblioteca de la Universidad, teníamos un listado de los ejemplares, seleccionar una de las definiciones de administración, citar al autor y darle nuestra propia interpretación. Decidí ir ese momento a la biblioteca, pues me había interesado un libro, y lo quería tener antes de que no esté disponible.
Cuando entré a la biblioteca, quedé encantada con lo que vi, el lugar era enorme, eran 3 pisos y un mar de libros, organizado por temas, géneros, y facultades; también vi la escalera y el ascensor. Decidí subir por las escaleras, quería ver todo el lugar. Llegué por fin a la sección donde estaban los libros, y comencé a buscar el código del libro que quería.
Cuando al fin lo encontré, intenté bajarlo, pero no pude; me paré de puntitas, estiré mis dedos hasta más no poder, pero no logré alcanzarlo. Estaba sola en el pasillo, así que decidí brincar suavemente, y cada vez que saltaba, podía mover el libro un poco más; di un último salto cuando noté que el libro estaba a punto de caer así que decidí aflojar un momento el brazo para estirarlo de nuevo, y cuando levanté la mirada al libro para saltar de nuevo, lo vi caer sobre mí, lo único que hice fue cerrar los ojos y esperar el golpe.
Mientras esperaba con mis ojos cerrados, no sentí nada, así que los abrí, vi el libro frente a mí, una mano lo sostenía, lentamente recorrí mi mirada desde la mano, a lo largo del brazo, cuello y finalmente el rostro de la persona que me había ayudado, cuando lo vi noté que era un rostro familiar, era el chico al que sorprendí mirándome el primer día de clases.
- ¿Sabías que la Biblioteca tienen escaleras para alcanzar los libros más altos?
- Que.... - Le dije incrédula.
- Si ...... están justo ahí – señaló al final del pasillo, ahí estaban las pequeñas escaleras portátiles, de cuatro escalones.
- Ah – dije avergonzada, ¿Cómo puedo ser tan torpe? ¿Cómo no las vi antes? ¿Acaso cada chico que conozca en esta Universidad va a ser por un evento vergonzoso?
- También quieres hacer la tarea de este autor - afirmó mientras examinaba la contraportada del libro, arrimado a la estantería y con una mano en el bolsillo de su pantalón.
- Si – le dije mientras estiré la mano para que me entregara el libro – es el autor del que más han hablado estos días en clases, así que me interesé en él.
- Igual yo – me entregó el libro, y tomo el otro ejemplar de la estantería.
- Gracias por ayudar a que el libro no me golpeara en la cara – dije mientras abracé el libro en mi pecho - como pudiste notar, los reflejos no son mi fuerte.
- Bueno, siempre me he propuesto evitar que los libros le caigan en la cara a las personas - sonrió - me llamo Connor, no quiero sonar atrevido, pero ya que somos compañeros ahora, espero que podamos ser amigos – estiró su mano para saludarme.
- Claro, eso me gustaría – estreché su mano – soy Alexandra...... - en ese momento una idea se generó en mi mente - hablando de las clases .... tampoco quiero sonar atrevida pero, ¿ya tienes pareja para hacer el trabajo para la próxima semana? ...podríamos hacer el trabajo juntos - continué.
- No- me contestó.
-Ok - le respondí un poco avergonzada por el rechazo - buscaré otra pareja para el trabajo, no pasa nada, yo...
- ¡No, no! - me interrumpió moviendo sus manos - no tengo pareja, respondí tu pregunta, me encantaría hacer el proyecto contigo, dame tu número y coordinamos todo.
- Seguro – le contesté mientras escribía aliviada mi número en su teléfono.
Luego de un silencio un poco incómodo, Connor lo interrumpió- Bueno, me tengo que ir, voy tarde a un compromiso, nos vemos luego compañera.
- Chao compañero– moví mi mano de un lado a otro mientras se alejaba por el pasillo.
Pasé la tarde en la biblioteca haciendo la tarea de Administración, de pronto mi concentración fue interrumpida cuando saqué un cuaderno de mi bolso y vi la chaqueta, recordé a aquel chico, y a sus ojos; recordé que cuando sonreía, elevaba levemente el lado derecho de la boca más que el izquierdo, mostrando sus dientes incisivos centrales de arriba que eran un poco más largos que los laterales, sus ojos se entrecerraban y sus profundos hoyuelos aparecían. – Basta Alexandra, ya olvídate de el – me di pequeños toquecitos en mis mejillas con las yemas de mis dedos.
Cuando al fin terminé el trabajo, guardé todo nuevamente en el bolso, devolví el libro, y cuando estaba a punto de salir de la sección de estudio lo vi ........ ahí estaba aquel chico, sentado en un escritorio, sosteniendo un libro con una sola mano, mientras los rayos de la puesta de sol topaban suavemente sus hombros y cabello.
Sentí algo en mi estómago, una especie de cosquilleo que no había sentido antes, mis manos se pusieron heladas y comenzaron a sudar – es el – susurré. Enseguida los recuerdos vergonzosos de ese día regresaron a mi mente, haciéndome dudar en acercarme o no a él – Ok Alexandra, tienes al chico frente a ti, tienes que entregarle la chaqueta y terminar con esto ahora – me sequé las manos en mis jeans, saqué la chaqueta del bolso, y la doble en mis brazos, mientras caminaba hacia su mesa, tratando de parecer confiada.
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