Traté de disimular lo mejor que pude, guardé la carta en el sobre y rápidamente la metí en mi bolso, mientras miraba el rostro expectativo de Connor.

- ¿Y? ¿Qué pasó? ¿Quién era? – me observaba atento.

- Una nota anónima con un número de teléfono, al parecer llamé su atención – me metí una cucharada de comida rápidamente para dejar de hablar, pues para mentir era pésima.

- Está bien – agachó su cabeza y se dispuso a continuar comiendo en silencio.

- Si, igual quién en su sano juicio iba a llamar a alguien que ni siquiera se presentó formalmente, ni siquiera pude ver su sombra – sonreí. Connor me sonrió de regreso y proseguimos hablando como si nada hubiera pasado.

Para ser sincera el resto de la noche escuché a Connor a medias, mi mente estaba en otro lado, solo esperaba que él no lo haya notado, y que tampoco pensara que le iba a seguir el juego al supuesto mensaje que había recibido; por eso le aclaré que no iba a llamar a nadie, pues sentí un poco su incomodidad cuando inventé lo del número telefónico.

De regreso a casa, iba atenta a la carretera y sus alrededores, ya que ahora me daba miedo de que ese hombre nos esté siguiendo, pues me había seguido hasta el restaurante y esa idea me aterraba y no dejaba de pensar si siempre está espiándonos, si siempre está cerca de nosotros.

Al llegar a fin a casa, le conté todo lo que había pasado a Keyla.

- Esto ya se está volviendo realmente preocupante - mordía la uña de su pulgar, eso hacia siempre que se sentía nerviosa o preocupada – no puedo creer que te haya seguido hasta el restaurante, por lo menos no estabas sola.

- Lo sé, me aterra la idea de que hay alguien observando todo el tiempo, atento a cada paso, cada movimiento.

- ¿Qué vamos a hacer?

- No tengo idea, solo sé que no debemos andar solas – dejé de caminar por toda mi habitación y me senté junto a Keyla - Por lo menos ya sabemos que es un hombre joven, bueno esa fue la descripción que me dio el chico que atendía a nuestra mesa y que inocentemente me llevó la nota y el postre.

Proseguí a escribir en el grupo que habíamos creado con Keyla para socializar todo lo referente al tema de las cartas, escribí todo lo que había pasado esa noche, detallé cada cosa para tener la mayor información posible.

Posteriormente comencé a recibir llamadas de Liam, Christian, y Thomas para ver si estaba bien, mientras mi hermano ya estaba en mi habitación para que le contara cada detalle de lo que había pasado.

- De ahora en adelante ni tu ni Keyla deben estar solas, ¿Ok?

- Si – le contesté – ya habíamos acordado eso.

Ese fin de semana lo pasé en casa, sinceramente comenzaba a tener miedo de salir, pues me sentía observada; además, ahora trataba de pensar cómo esa persona se había enterado sobre el cambio de carrera de mi hermano.

Obviamente cuando les conté omití esa parte, solamente les dije que en la carta estaba escrito ¿disfrutaron la canasta?, tuve que hacerlo hasta obtener un poco de información, en sí no les estaba mintiendo, solo no les dije todo completo, ¿eso no es mentir? o ¿sí?

Luego de meditar bien la situación decidí citar a mi hermano y a Christian esa tarde, quienes vinieron rápidamente a casa, nos sentamos en una de las mesas del patio trasero cerca de la piscina, saqué la carta y se las mostré.

- ¿Cómo se enteró? - Christian estaba visiblemente sorprendido – se los juro que no dije nada.

- Yo soy la persona más interesada en mantener el secreto – intervino mi hermano – obviamente tampoco dije nada.

Noté que mi hermano comenzaba a desconfiar de Christian, lo noté en su mirada, por lo que decidí intervenir, pues yo si le creía, todo este tiempo nos ha demostrado más que lealtad y amistad.

- Lo sé Christian – tomé su mano – no te preocupes yo te creo, sé que no dijiste nada, sé que nos ayudaste desinteresadamente y que todo este tiempo nos has ayudado a mantener el secreto – le sonreí – De hecho, sé que nadie de aquí dijo algo; ya que si alguien de la Universidad se entera estaríamos en grandes problemas, pues prácticamente falsificamos documentación y eso sería motivo de expulsión como mínimo.

Dije eso con la intención de que mi hermano entendiera la indirecta y notara que Christian no ha hecho nada más que ayudarnos, e incluso intervenía cada vez que el tema podía salir a la luz, desviando hábilmente la conversación. ¿Por qué de pronto diría algo?

Quería que mi hermano supiera que yo creía en él, últimamente nos hemos acercado mucho, incluso comencé a pasar más tiempo con Christian que con Liam, no quiero dañar esa cercanía que hemos creado por algo de lo que no hay evidencia, y de verdad espero no estar equivocada.

Al lunes siguiente nos encontrábamos Keyla y yo sentadas en nuestro espacio de descanso en la Universidad cuando vi a Thomas acercarse hacia nosotras. Vino a ver cómo estábamos con todo lo que estaba pasando.

- Cierto casi lo olvido – Keyla sacó un tapper de su mochila – hice estas galletas en la clase hoy, son para ustedes.

Como siempre las galletas estaban deliciosas, como todo lo que Keyla cocinaba. Mientras la conversación iba avanzando, las galletas se iban terminando, hasta quedar unas pocas; en ese momento Keyla se sacudió las manos, se levantó rápidamente y tomó su mochila.

- Tengo que ir al baño, no me tardo, ya regreso.

- ¿Quieres que te acompañe?

- No Alex, está bien, literalmente ustedes me pueden ver de aquí hasta el baño – bromeó, ya que desde donde estábamos sentados podíamos ver la parte trasera del edificio de los baños de mujeres – regreso en un minuto.

Thomas y yo retomamos la conversación, mientras veíamos a Keyla doblar la esquina del edificio.

- ¿Sabías que las galletas con chispas de chocolate son por mucho mis favoritas?

- Pues en ese caso ...... - tomé la última galleta y la puse en mi boca sujetándola desde la mitad con mis dientes mientras ligeramente sonreía – es mía – dije con la galleta entre mis dientes.

Thomas sonrió genuinamente, mientras se acercó a mí, tomó mi rostro con sus manos, acercó su rostro al mío, y me miró directamente a los ojos.

- ¿Estás segura? – se acercó y mordió la parte de la galleta que sobresalía de mi boca.

Sentí sus labios a unos pocos milímetros de los míos, por lo que abrí mis ojos de la impresión mientras sentía como mis mejillas se tornaban cálidas, sabía que me había sonrojado. Me quedé inmóvil; pues sentir su respiración, y el delicioso aroma de su perfume me congeló.

Thomas se alejó, masticó el pedazo de galleta que robó de mi boca mientras sonreía satisfactoriamente, pues volví a sonrojarme, aunque de verdad intentaba no hacerlo, había ganado esta ronda a pesar de mis esfuerzos.

- Tranquila - me dijo mientras limpiaba de sus labios los restos de la galleta – no te voy a besar a menos que tú quieras – limpió suavemente con su mano una manchita de chocolate que había caído de la galleta a mi mentón.

- ¿y qué te hace pensar que quiero que me beses?

- Tu mirada .... Y tus mejillas.

- JAJAJAJA – solté unas carcajadas – el hecho de que me dé pena todo no quiere decir que quiero tus labios cerca de los míos.

- Mira, te diré algo, tú vas a ser la que me bese a mi primero.

- Sueña – solté una carcajada – ya quisieras.

En ese momento nuestros celulares comenzaron a sonar al tiempo, entendimos rápidamente que era una notificación de mensaje de nuestro grupo.

Al tomar nuestros teléfonos nos regresamos a ver alertados. Una serie de fotos enviadas desde el número de Keyla, y tomadas al espejo y suelo del baño donde ella estaba nos asustó, pues en algunas de ellas se podía ver partes de un zapato deportivo negro y de un pantalón jean del mismo color en la persona que tomó las fotos, por lo que evidentemente supimos que no era Keyla; ya que ella llevaba ese día un pantalón blanco y ballerinas azul marino que combinaban con su blusa, además de notarse claramente que la persona en las fotos era un hombre.

No se cómo, ni en qué momento, pero ya me encontraba corriendo junto a Thomas y rápidamente doblando la esquina del edificio donde mi mejor amiga estaba.