☆🄲🅄🄰🅃🅁🄾☆
¿🄷🄰🅂 🄻🄴🄸🄳🄾 🅄🄽 🄼🄰🄽🄷🅆🄰?
Media hora después de una historia digna de un Óscar o de una rápida intervención psiquiatra, según se mire, el enorme Goliat me mira expectante. Sus extraños ojos rojos sacados de algún personaje de Anime y el increíble parecido que comparte con Alucard, todavía me incómodan —pese a que si conociera en persona al mismísimo hijo de Drácula temblaría como un flan, y no por miedo; no obstante, contrario a una persona que estaría en sus cabales, he desistido ante la idea de llamar a la policía —aunque principalmente se deba a que no quiero más personas en mi espacio, lo que ya es bastante estúpido, de por sí. He dejado de verlo como una amenaza potente a una amenaza más... ¿inofensiva? Bah. Es que no se me haga ni caso, tengo las neuronas ya fritas de pasar días enteros frente al computador o con la nariz enterrada en un libro, o viendo videos la mar de cojudos en instagram, mi única cuenta social en la que no me sigue nadie porque es privada y no acepto solicitudes, pero la que conservo con mimo por los cortos de terror que me tienen adicta.
En fin, el gran Goliat y yo necesitamos psicológo ya, que pa' luego es tarde.
—Entonces... —Carraspeo, tensa como una cuerda y como si tuviera un palo estancado entre la columna y mis casi inexistente posaderas—. ¿Cómo dijiste que te llamabas?
Al verme más receptiva, Goliat se aparta del marco de la puerta con las manos en alto, acercándose. Recelosa me envuelvo entre mis mantas y pego la espalda al cabecero de la cama; sin embargo, no le digo que no se acerque, a lo que él sonríe y toma como una invitación para sentarse en la punta de lo que casi parece una cuna a su lado. Me encojo más, abrazando mis piernas, pero sigo sin patearlo fuera de la cama porque... No tengo ni puñetera idea. Se nota que necesito mi quetiapina con urgencia.
—Vale, nena. Si has creído alguna de las palabras que he dicho, sabes que soy el dios Momo, así me pusieron los de arriba, pero creo que llamarme de ese modo todo el tiempo suena como si estuviéramos en un juego de rol. No mola mucho, la verdad —vuelve a sonreír, lo hace a menudo, y aunque no suelo tolerar a la personas demasiado risueñas, su sonrisa me calma de una manera extraña. A lo que vuelvo y cito: necesito mi quetiapina con u.r.g.e.n.c.i.a.
—Ajá, seguro... —Respondo con vaguedad. Él asiente.
—Puedes llamarme Nestor, por ahora, es el nombre que adopté para esta temporada.
Intento seguirle la corriente mientras cabeceo varias veces como afirmación, pero por dentro, el miedo sigue dándome pinchazos. Intento mantener una expresión neutra, exteriorizando mi malestar a través de los dedos que aprietan las mantas que me cubren. Pero Goliat —Nestor— lo nota enseguida y hace una mueca.
—Pequeña, no voy a hacerte daño —se pasa ambas manos por el largo cabello rubio, recogiendolo distraídamente en un moño desordenado mientras sigue hablando. Verlo hacer una acción tan mundana provoca una presión extraña en mi pecho—: Mira, la verdad es que me parece un poco tedioso esto de tener que explicarte mi origen y el verdadero porqué estoy aquí. Creo que ya se han hecho suficientes películas y escrito demasiados libros para saber que si un día un tipo te dice que es un dios es porque, sencillamente, lo es.
Sin dejar mi agarre de muerte, mascullo—: ¿Es que acaso no has conocido a personas con una imaginación tan grande como la tuya, que en realidad solo están mentalmente enfermos y se justifican tras esto para asesinar inocentes? Yo misma necesito ir al loquero con mucha más frecuencia de la que me gustaría.
El intruso con las medidas de Goliat —llamado Nestor— que dice ser el "dios Momo" me observa durante medio segundo, provocando que me remueva con inquietud bajo esos penetrantes ojos rojos. Algo parece estarse gestando bajo aquella mirada. ¿Será que al final si...?
—¡Ya sé! —Exclama, asustandome. Se levanta rápidamente y sale de mi habitación. Desde afuera, dice muy alto—: ¡Un segundo!
No me da tiempo de volver a respirar un aire que no se mezcle con el suyo cuando ya está devuelta. Me sonríe ampliamente y... Dios mío, es demasiado atractivo. Mi corazón se acelera pero lo ignoro, en cambio fijo la mirada en el teléfono que trae en la mano —mi teléfono— y frunzo el ceño.
—¿Qué...?
—¿Alguna vez te has leído un manhwa, Alétheia?
Mi pulso vuelve a dispararse y la piel me hormiguea al escucharlo decir mi nombre. Suena... casi mágico.
—¿Un qué? —Interrogo, de pronto mareada. Me siento extraña. Él me hace sentir extraña.
Se acerca con esa confianza que luce como si formara parte de su cuerpo como una extremidad más y vuelve a sentarse en la punta de mi cama. Lo observo pulsar la pantalla de mi teléfono con avidez para luego girarla y ponerla casi en mi cara. En ella brilla la imagen de dos personajes: el chico, quien sonríe coqueto, abraza por la cintura a una chica de expresión sorprendida y debajo de ellos el título: 나의 신은 욕망꾸러기 .
—Yo... ¿Qué significa?
Complacido por mi curiosidad y mi falta de conocimiento de, al parecer, otra forma bastante interesante de leer, me guiña un ojo.
—Tiene muchas variantes, pero una de ellas es Mi dios es un hombre lujurioso.
Hago una mueca.
—¿Vas a mostrarme porno? Al final resulta que si es un pervertido... —Murmuro al final y él se ríe.
—Segundo indulto, niña. A la tercera te la regreso —promete, risueño. Frunzo el ceño. Goliat —Nestor— de verdad que esta lo...
—Esto que te estoy mostrando es un manhwa.
—¿Y que es un... manhwa? —La palabra suena rara.
Un gafas de montura ancha combinadas entre verde y rojo aparecen de la nada y Goliat —N.e.s.t.o.r— se las acomoda sobre el puente de la nariz. El agarre de muerte sobre mis mantas afloja un poco.
—¿Cómo es que llegaron ahí?
Él me ignora—. "Se denomina manhwa a aquellas historietas procedentes de Corea del Sur, similares al manga japonés, cuyo sentido de lectura es horizontal y de izquierda a derecha, igual que los cómics americanos."
Mi mirada sigue sin apartarse de sus gafas.
—Genial, gracias por la información. Pero sigo sin ver que tiene que ver eso con que estés en mi casa —carraspeo y levanto una mano, tentada con la idea de quitárselas. ¿Serán reales?
—Tiene mucho que ver, cariño. Porque vas a leerte los tres primeros capítulos. Te ayudará un poco con nuestra situación.
Las gafas pasan a segundo plano ante su respuesta. Bajo la mano y la devuelvo a su antigua función: estrangular mis mantas.
—Mira... Desistí con lo de llamar a la policía porque aun no me has hecho daño. Pero sigo considerando seriamente llamar a alguna institución mental. ¿Crees que...?
El condenado me interrumpe con un abrupto:
—¡Haré que vuele tu mente!
Y luego, con un casual meneo de su mano, el techo del apartamento se despega como si nada.
☆
Alucard: Adrian "Alucard" Ţepeş es un personaje principal de la serie animada Castlevania. Él es el hijo de Vlad Ţepeş (Drácula) y Lisa de Lupu.
나의 신은 욕망꾸러기: es un manhwa (cómic coreano) que combina romance y elementos sobrenaturales. Escrito e ilustrado por Seo A, la historia se desarrolla alrededor de una tímidoa profesora de ética llamada Jeon Haetsal. Su vida cambia cuando un nuevo vecino se muda al apartamento de al lado. Este misterioso vecino, Dionysus, es el dios de los deseos y el placer. Con su apariencia sexy y un aroma irresistible, Dionysus despierta los anhelos ocultos de Haetsal. La serie sigue sus interacciones y cómo Haetsal lidia con la presencia de un dios en su vida cotidiana.
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