Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🥀Capitulo 7🥀

Le gustó tanto que la corrompió, la maldad ahora era su única aliada.
V

Corrí lo más rápido que pude, mis pies me dolían aún el viento me azotaba en plena cara, y la noche, esa noche se lo estaba poniendo difícil, pero tenía una posibilidad, tenía que intentarlo, tenía que supéralo, cómo todo cómo todas, mi primer pensamiento fue dejar un rastro equivocado para distraer a los lobos, ganaría tiempo, aunque se que me dolería pero vandría la pena, o eso esperaba, a mi alrededor busco con la mirada algo que me pudiera servir hasta que lo encontré, era afilado, tome la roca con mis manos temblando, estaba aterrada, nunca se había hecho daño a si misma, pero era eso o ser lastimada por esos lobos del mal.

Sin más cuento hasta tres, 1... 2... 3...

¡Ah!

Gemí del dolor insoportable tanto que me hizo cerrar los ojos.

Rápidamente lo amortiguo, dolía tanto, que no fue necesario otro golpe, la herida era lo suficientemente grave, la sangre no tardo en salir, veo mis dedos quedaron deshechos, aún temblando y asqueada comencé a derramar sangre en diferentes puntos, tenía muchas ganas de vomitar, que por un momento creí tragarme el vomito, dejó mi sangre sobre unas grandes rocas y algunos arboles que dejaba atrás, así los lobos no me olerían, hasta el amanecer, lo cual faltaba mucho.

Dentro de mi esperaba que funcionara.

Veo la roca en forma de estaca, parecía serlo, pero esta era más letal.

Me servirá.

Decido llevarla conmigo hasta el dichoso árbol del que me había hablado Damián antes, que resultó ser un pino uno muy alto y grande, estaba verde y frondoso las ramas eran fuertes, tanto así para aguantar su peso. Mentalmente tendría que poner más atención, no creía que esta prueba fuera la última, conociendo a su padre no lo sería. Sin más subí a resbalones hasta llegar al punto alto, mi mano seguía sin dejar de sangrar, debía de parar pero no tenía nada, veo la tela del vestido, era hermoso, pero debía de cortarlo, tomo la piedra y comienzo a rasgarlo, con tirones y cortadas, logré sacar suficiente tela, era de seda, fácil la presioné sobre mi herida.

Estaba desconsolada, era navidad, se supone que esto no debería estar pasando.

Se suponía que... sería diferente.

Puedes hacerlo, me digo mentalmente, Puedes hacerlo.

Con ese pensamiento me quedo dormida, ya no sentí el dolor en mi mano, ya no sentí los constantes escalofríos, ahora solo sentía un cansancio inmenso, estaba agotada mi cuerpo me dolía y mis brazos estaban llenos de rasguños y moretones, tenía hambre pero eso no importaba, eso por ahora no era una prioridad, mi mano había dejado de sangrar lo cual fue un gran alivio, detestaba el olor a sangre. Sin pensar más quede dormida profundamente.

***

Siento como alguien me sacude violentamente, sin ningún tipo de miramientos, abro los ojos rápidamente asustada, me tranquilizo hasta ver lo que estaba pasando, frente a mi estaba Damián, vestido con un abrigo oscuro y una bufanda roja, parecía estar amaneciendo, aún estaba en penumbra pero los pequeños rayos de sol estaban por salir dentro de poco. Él había venido por mi tan temprano.

—Lo hiciste.—susurro el cómo si no lo creyera, me regala una cálida sonrisa.—Veo que te las ingeniaste con tus amigos.—comenta el mientras ve mi herida en mi mano, parecía verificar que no fuera muy profunda. O estuviera infectada.

—Esos animales no son mis amigos.—replicó de mala gana.

Parece hacerle gracia.

—A mi también me desagradan.—admite.—Son unos desgraciados.

—No lo creo, pienso que te gusto mucho la idea de que esas cosas trataran de comerme. O mejor dicho despedazarme. Eso te ahorraría mucho trabajo ¿No es así?

El niega seriamente.

—Eso no es cierto Alessia de ser así no te hubiera sugerido este refugio.—me da una intensa mirada, tal vez tenía razón.—Tenemos que irnos.—el baja siendo demasiado cuidadoso hasta estar ya en el suelo gracias a su ayuda.

Me ofrece su abrigo y yo lo cojo sin pensarlo, tenía frío, mis pies no los sentía, seguramente tenía un aspecto muy horrible, más desaliñada que de costumbre.

—Me veo horrible.—pienso en voz alta, sin darme cuenta hasta que fue demasiado tarde.

—Ahí también te equivocas.—contesta sutilmente.

No quise replicar, no como reaccionar ante eso.

Al llegar a la casa entrando al gran impotente hogar, veo que unas cuantas estudiantes me observan, cuchicheo de mi apariencia o de lo que me pudo pasar no lo sé, poco me importaba, solo sabía que no me gustaba ser el centro de atención, odiaba ser vista o señalada por tantas personas. Eso me ponía de mal humor.

Mi querido tío viene caminando hacia nosotros.

—Basta, que no tienen clases ahora mismo, andando.—emite mi él con autoridad.

Me abraza en cuanto esas personas se van de nuestro alrededor, lo cual le agradecí.

—Pero ¿Qué te ha pasado?.—me verifica a ver si estoy perfectamente intacta.

—Aún sigo completa.—comentó dejando salir una pequeña sonrisa sarcástica.—Bueno un poco.—muestro mis manos.—el las observa por si necesito algo más.

—Pero que salvaje te vez así vestida, ¿Aún sigues siendo mi Printsessa?.—interrumpe mi padre, su presencia hace que mi tío se aleje de inmediato.

No le gustaban las muestras de cariño. Al verlo ahí vestido pulcro con su traje de color negro y peinado perfectamente, oliendo hasta donde estaba a limpio, me hace querer golpearlo.

—¿Como pasaste tu navidad?.—pregunta nuevamente, tras no haberle respondido.

—Muy bien.—contesto cortante, estaba enfadada, enfurecida pero sobretodo odio.—Pase frío y algo de hambre pero perfectamente, una navidad espléndida.—comentó con la más linda sonrisa que puedo, no quería otro castigo, el se limita a sonreír.—Ahora si no hay otra cosa, ¿Puedo ir a quitarme esto?.—señaló mi aspecto.

El asiente complacido, le hace una señal a mi sombra y a los pocos segundos escucho los pasos de Damián, el cual me siguen al pasar todas las miradas todas las habladurías y demás chismes del lugar, hasta llegar a mi habitación, mi único lugar mío, volteo a verle poniendo mala cara.

—Tu ya puedes irte, ya no necesito nada de ti.—comentó mientras abro la puerta y al tratar de cerrarla el me lo impide.

Poniendo una mano.

—La privacidad es un privilegio que tienes que superar de ahora en adelante.—sus palabras no me gustaron nada.—Ya no habrá más eso.

—¿Q-que cosas dices?

Estaba en completa confusión.

—Lo que escuchaste.—me dice el sin quitar su rostro serio de su impecable rostro.—Esto tampoco me agrada.—admite el serio.

—No lo entiendo.—no quería entenderlo, mi padre era un demente eso ya lo sabía. Y odiaba.

No quería que esto también pasara.

—Alessia no te hagas la tonta.—contesta exasperado. Parecia cansado. —No tardes, tengo que vendarte e irnos a tu clase de tiro comienza en una hora.—el entra y se acomoda en un sillón cómodamente frente al ventanal observando todo, me quedo hecha piedra, ¿Pensaba quedarse solo ahí? ¿No saldría? Esto parecía ser un mal sueño, el voltea por un leve instante.—No te veré si eso te importa.—se me queda viendo de arriba a bajo.—En ti no hay nada que desee ver.—responde.

En ese instante también lo odie.

Sin verlo más me dirijo a mi closet y saco un vestido color verde con algunas tonalidades doradas, ya en el gran baño, estaba decorado de baldosas, negras y blancas, en el había una bañera con agua caliente a ambiente preparada para mí, junto a ella estaba un estante con unas lociones y esponjas suaves, había velas que hacían que el frío no se sintiera, se sintió acogedor, se sentía cómodo, a lo que había sido allá afuera hace unas horas, de solo recordarlo.

Al terminar, trato de sujetarme el vestido y de arreglar mi cabello pero era imposible, me veo al espejo, mi cabello estaba mojado y aparte de eso enredado, dejo salir un suspiro de enfado, al salir Damian voltea a verme con una sonrisa burlona.

Parecía divertirle verme en este estado.

—¿Ayuda?.—hace la pregunta sabiendo que si necesitaba una mano.

Hago un mohín, los broches del vestido no los alcanzaba y no sabía arreglarme el cabello. Esto solo causaba que llegara tarde a mis clases.

—¿Para eso estás no?.—replicó.

El borra la sonrisa, ahora poniendose serio.
Se acerca y me ayuda a atorar los botones que me faltaban, había llamado a una mujer a que me peinara mi cabello, haciendo un leve regido, me habia secado el cabello logrando que así pudiera hacer algo con el, cuando hubo terminado ella salió de ahí, no sin antes decir que me veía muy hermosa, algo que todos lo notaban, estaba por terminar cuando Damián saca una pequeña caja aterciopelada roja dentro había una joya, una que iba en el cabello.

¿Y eso?

—¿Que es?.—me hallé preguntado.

—Este es tu regalo de navidad, eso me dijo tu padre.—me encojo de hombros.

Restándole importancia, como si con eso recompensará lo que sufrí en la noche frías sola y con hambre.

—Ven tengo que vendarte tu mano.—hace que tome asiento.—Espero y puedas hacer algo en el tiro de arco hoy, no creo que quieras decepcionar a tu padre.

Claro que no, ahora bien sabía de lo que sería capaz, si no le obedecíamos.

—Trataré de no quedar como una estupida. No quiero más problemas.

Eso esperaba, esperaba no quedar ahí como una niña lastimada. El saca una caja con antisépticos y vendas y demás, comenzando a sacar todo lo necesario me advierte.

—Esto dolerá, no tanto, pero si.—después me pone alcohol en toda la mano, así provocándome un grito de dolor.

La sensación era horrible. Lastimaba.

—Dijiste que no dolería.—hago un mohín.

—No siempre pasa lo que queremos.—emite el antes de seguir.

Yo solo me limito a observar y aguantar el ardor, mis dedos dolían, mis pies aún sentían la presión de anoche, estaba cansada, solo quería dormir pero no podía ni hasta terminar mis deberes.







Vota y deja un bonito comentario. 🥀

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro