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🥀Capitulo 4🥀

Lealtad para quien se la
merezca, ¿la mereces?.
—V

Se levanta de la mesa furioso, en su rostro se reflejaba el mismo Demonio que representaba, camina a paso firme y directo hacia ella y sin pensarlo le da un fuerte golpe tirándola al piso estrepitosamente, su estupida hermana queda conmocionada, su cara queda roja al instante, estaba petrificada se quedo expectante a lo qué pasaba a su alrededor sin saber que hacer más que odiarlo.

Prefería no ver más, solo escuchaba como le decía a los guardias unas ordenes en ruso, hablaba tan rápido y molesto que sólo entendí al bosque todas, eso le alarmo, afuera estaba muy mal clima, ¿Que harían ellas solas ahí afuera? Sin embargo él no dudaría en hacer lo impensable.

***

Hace como una hora su padre las dejo en medio del bosque sin miramientos, no le importaba su bienestar o si moríamos por el frío o por los temibles animales del bosque, principalmente los lobos, los cuales se escuchaba muy noche dentro de ese bosque y eso pasaría en poco tiempo. Estaban sin ningún tipo de protección, no tenían nada con que defenderse.

Trato de no pensar en eso, sin dejar de abrazarse, tenia mucho frío, sus hermanas estaban igual que ella, Alisse estaba mordiéndose las uñas, parecía pensar, veía su rostro con ideas vagas, su gemela solo estaba callada.

—¿Que hacemos?.—les pregunta a ambas, queriendo que alguna de ellas le de una solución.

—Agnes nos buscará cuando llegue a casa, pero eso puede ser hasta más tarde.—responde Alisson en un murmullo.—Para entonces estaremos muertas.

No podrían esperar tanto tiempo hasta que eso pasará, aqui había animales, mas noche correriamos peligro eso era seguro. Su padre lo sabía. Por eso nos había dejado aquí, esto no era más que una prueba.

Una prueba de sobrevivir.

—Entonces hay que volver.—propone Alisse pensando.—Pero ¿Y si nos topamos con algúna bestia?.

—No podemos estar aquí, hace demasiado frío y creo que se pondrá peor.—ven hacia el cielo el cual cada vez está más oscuro y con señales de una fuerte tormenta.

Tenían pocas horas la luz del sol no dudará por siempre.

—Si, debemos de irnos, ahora mismo.—concuerda su gemela.

—Pero es muy lejos y caminando lo es más.—replica Alisse.

—Porque no mejor te callas.—Alisson le da una mirada molesta, ella también lo estaba pero no tenía caso estarlo en medio de la nada.—Por tu culpa estamos aquí, mejor cállate.—estaba molesta.

Este pueblo era tan solitario no había nadie más que pocas personas y viviendas, pero todos alejados, a varios kilómetros este sitio parecía abandonado.

—Yo pienso que podría llegar de nuevo a casa.—Alisse comenta algo indecisa.

—Yo no confió en ti, podrías matarnos si tuvieras la mínima oportunidad.—Alisson comenta, por lo cual ella sonrie con malicia en su rostro.

—Alisson, no podemos desconfiar en una situación así, tenemos que irnos.—su hermana niega.

Pero después de todo Alisse tenía memoria fotográfica. Esa niña era buena con su pequeño don.

—No confió en ella Alessia.—seguía diciendo.—Esa bruja.

—Nadie confía en nadie aquí, pero así están las cosas, o mueres estando aquí por el frío o nos movemos ahora mismo a la mansión.

—Si veo que tramas algo, no dudes que esté fino cuchillo entrará en tu cuello.—sisea Alisson empezando a caminar.
La otra solo rueda los ojos, tomando el vestido largo entre sus manos y comenzando la travesía entre la malezas del lugar.

***

Alisse, nos había llevado a la mansión después de un largo camino, por fin lo logramos, sin perderse en ese bosque inmenso, ella había pensado que no lo lograrían, no había mucha luz, ni señales por la cual guiarnos, pero ella si que lo guardo.
Las niñas se dirigen a la entrada la cual a esa hora ya estaba desolada y las puertas del inmenso lugar estaban cerradas, Alessia sube los escalones y golpea la puerta gigantesca, pero nadie abre la puerta, no creo que lo haga y no porque no estuviera nadie, si no por el simple placer de seguirles con el castigo.
Las temperaturas en este lugar bajaban sin premonición y ahora mismo no tenían ningún tipo de protección, ni siquiera un abrigo para ese clima infernal, el lugar parecía ser siempre invierno uno sin fin.
Vladimir era la persona más horrible que pudo haber conocido, le odiaba como a nadie, él se sentía con mucho poder y autoridad la cual ya tenía y eso le molestaba. El podría estar tan tranquilo mientras nosotras estábamos congelándonos.
Y sabía que no era la única en verlo de esa manera el rostro de sus hermanas lo decían todo.
Alisse se queda sentada en uno de los escalones de la entrada,  resignada a la decisión, abrazándose, lo cual ella aún no aceptaba. El solo las quería tener en esa situacion para poder controlarlas de cualquier manera, para que le obedeciera. Para poder aguantar cualquier tipo de dolor.

Pero eso no sucedería.

El frío no era mental era despiadado y las ventiscas las haría enfermar.

—Habré la puerta, Vladimir.—exige gritando notablemente molesta, no estaba acostumbrada a estos climas, aún no le gustaban y dudaba que pasara.

Su hermana gemela le mira mal.

—No le llames así, el se molestará aún más y no nos dejará entrar.—tal vez tenia razón pero a ella poco le importaba.

Solo quería entrar y resguardarse en el calor de su pequeño dormitorio.

—A el todo le molesta.—responde, pero ella solo le ignora y se acerca a la puerta a sentarse.

Ya había pasado tres horas ahí afuera, los pocos rayos del sol ya se estaba ocultándose rápidamente y el frío aumentando considerablemente a este paso podríamos morir de hipotermia en el peor de los casos.

—Padre pozhaluysta, otkroyte dver-abre la puerta por favor.—suplica Alisson golpeando débilmente la puerta.

Alisse por su parte se ríe de ambas, sabía que no le agradábamos.

—Yo no...—cómienza a replicar cuando su hermana le calla apuntando hacia la entrada del lugar, la gran reja de metal se había abierto y de está venía llegando un auto clásico color negro el cual reconocieron inmediatamente.

Era el de Agnes, su madre.

La cual pensaban que nunca llegaría, eso les dio un suspiro de alivio.

La joven madre al verlas ahí su rostro cambió radicalmente, se baja rápido del auto y ve a las dos pelirrojas, sus hijas afuera con este clima, después observa a la otra, verificando que estuvieran bien, ella lucia un vestido de color rosa pálido junto con su abrigo de piel.

Rápidamente se lo quita y se lo da a su hermana Alisson, en su bello rostro se le nota el enfado.

Le da una mirada rápida a Alisse y luego le abraza, haciendo que entre en calor rápidamente.

—¿Que han hecho?—pregunta con preocupación.—¿Que han hecho niñas?

—Nada malo, el siempre se molesta por todo.—siseo, ya que su hermana no podía ni hablar.

—¿De verdad? ¿No hicieron nada malo?.

No responden las tres al unísono, cosa que ella nos da una sonrisa tratando de hacernos sentir bien, ella abre la puerta con sus llaves; al entrar observaron que no hay nadie en el recibidor, excepto por Damián quien estaba a un lado de Vladimir, como siempre.

Para esta hora todos estaban encerrados en sus habitaciones, excepto nosotras sus hijas.

¿Que padre hace eso? Si solamente él.

—YA ne khochu, chtoby eto povtorilos'.-no quiero que esto vuelva a pasar.—sisea ella con voz contundente.

—Son unas insolentes, deben de respetarme, soy su PADRE.—recalca hacia nosotras tres.—Necesitan aprender a obedecerme. Y si tiene que ser por lo difícil lo haré.

—Solo algunas veces.—siseo bajo sin que me escuche o eso creí.

—Cállate o harás que nos maten.—Alisse advierte en voz baja, para que sólo la escuche.

—Vladimir son nuestras niñas, no debes de tratarlas así.—trata de ser amable nuestra madre, mi padre no le presta atención.—Son pequeñas, tus hermosas hijas pudieron tener un accidente.

No sé porque decía eso si ya lo sabía perfectamente.

—Ellas saben lo que les conviene, no deben de portarse así, y tú no me puedes impedir que las eduque a mi manera.—le hace una señal a nuestros guardaespaldas y a cada una nos escoltan hasta nuestras habitaciones.

Mi mamá y el se quedan hablando de nosotras, lo sé porque empiezan a discutir en voz alta.

Ya no digo nada para no ocasionar más problemas, Damián me acompaña en silencio de rendición.

Solo quería descansar en mi cómoda cama y mis colchas calientes de ese frío interminable.

***

—Que se note su pasión por el Ballet.—nos dice la maestra de danza con demasiado entusiasmo.—Alcen el rostro, es tan lindo que tienen que lucirlo.—nos dice sonriendo mientras nos levanta el rostro y manos, la técnica de los movimientos sincronizados y rápidos lucían tan perfectos baila como si no hubiera un mañana.—Muy bien mis niñas.

Yo por mi parte hago lo que me pide no quería que le avisara a mi padre que no la había obedecido.

El se enteraba de todo porque andaba preguntando o ellas mismas le informaba.

Sigo haciendo las movimientos una y otra vez hasta que me los aprenda como mi querida hermana Alisse, se veía como una pluma rebosante a través de cada giro que daba, la práctica hacia el maestro.
No se le complicaba menos si le gustaba tanto, algo que no era lo mío, pero sabía que si no lo hacía él se molestaría y habría castigos, lo que una no hacia las otras también lo pagaban.

Que injusto, pero ahí todo lo era.

Se veía que le gustaba verlo molesto, como también le gustaba el ballet se le notaba mucho el empeño que daba en cada clase, mejoraba muy rápido y aprendía todo lo que se le decía.

—Sabias que hoy por fin nuestro padre se ira.—sisea mi hermana Alisson mientras da giros entre sí.

—¿A donde?—preguntó la niña agitada ese tipo de actividades la dejaban muy cansada.

—No no lo sé, pero escuche que durará un tiempo fuera.

—¿Nuestra madre irá con el?

—Puede ser... ellos siempre van juntos a todas partes.

—Si lo sé pero tú ¿Cómo te enteraste? Ellos no te lo dirían.

—Alessia, está lugar está lleno de personas disfrazadas de belleza, no confíes en nadie.—sisea con la mirada perdida.—Escuchar las pláticas de los mayores son interesantes.—le sonríe como respuesta a su comentario.

Lo cual la deja pensando en lo que me dijo hasta que la maestra la saca de sus pensamientos.

Ella era tan extraña cuando se lo proponía.

—Bien eso es todo mis niñas, espero que no se les olvide para mañana.

La pequeña sale de ese salón tan rápido como la maestra termina, para dirigirse a la biblioteca, que para ese momento debería de estar solitaria, le gustaba estar sola leyendo, pero pareciera que no lo podría hacer, dentro del sitio estaba Mila, la rubia esa que vagaba sola entre los pasillos y, ahora también en la biblioteca.

Su único lugar favorito.

Se adentro entre los estantes de libros buscando alguna historia, pero termino encontrando algo más.

Era un extraño libro, el cual era demasiado pesado, pero tenía el emblema de la familia, una rosa incrustada entre espinas, a su lado decía Románov con letras doradas un libro realmente muy interesante.

Decía algo más pero no le entendía muy bien, estaba escrito en ruso.

Al tratar de abrirlo veo que este está cerrado con llave, observo la cerradura a un lado, la llave debería de ser pequeña, como un meñique.

¿Donde estará esa llave?

—Ese libro no debería de estar aquí.—comenta la niña observándolo con mucho asombro.

Ells solo se le quedo viendo con desconfianza, las personas nuevas no le agradaban mucho, no desde que llegó a este sitio.

—¿Que haces aquí?.—le pregunta en un tono arrogante, solo le observa con desconfianza.

Lo cual ella ignora su pregunta.

—Eres un ángel perdido, o tal vez un demonio.—le rodea observándole.

—¿Que haces aquí?—ahora estaba molesta por lo que esa le decía.

—¿Tú que piensas?.—le responde con burla.—Claro que lo mismo por lo que tú estás aquí, matar personas, desde muy pequeña te deja un trauma, dime, ¿Cual es el tuyo?

Niega.

—Yo no tengo ningún trauma, yo estoy perfecta.—responde serena.

¿Si lo era?

—No podrías decir lo mismo de tu hermana ¿O si?

Eso le molesto, esa intrusa no tiene porque hablar así de su hermana gemela.

Estaba por replicar y responderle a esa niña que me desagrada cuando mi padre nos interrumpe, afortunadamente.

—Printsessa.—escucho su voz aguda en alguna parte de la biblioteca.

Sabía que me estaba escuchando.

—Otets.—le llamo dulcemente.

Lo veo venir muy sonriente, se acerca hasta llegar a mí, alejándome lejos de esa niña la cual el ignoro por completo, internamente le agradecí.

—Mi niña estoy muy orgulloso de tú disciplina y tus logros.—el estaba ¿Diciendo eso?

Le observo, el esperaba su respuesta.

—Gracias padre yo solo, hago mi deber.—contestó lo primero que puedo con una falsa sonrisa en mi rostro bajo.

—Rousseau vendrá en unos momentos junto a tus hermanas, tengo algo que decirles.

—¿Se puede saber de que?.—pregunta con inquietud.

¿Será lo que mi hermana había escuchado?

—Ya lo sabrás.—contesta él volviendo a su típico rostro serio que lo caracterizaba.

Debería de ser algo muy importante lo que tendríamos que hablar.

Caminan a pasó firme hacia el estudio, en donde ya estaban mis hermanas, lucían igual de confundidas que yo, pero yo lo estaba más, al tener al lado de mí a Vladimir, el causaría eso y mucho más.

***

El rostro irreconocible que su padre tiene al empezar a hablar le dio un mal presentimiento.

—Mis hijas no saben cómo lamento tener que decirles esto, pero es por su bien, es necesario.

—¿Que es lo qué pasa?—pregunta Alisse.

—Bueno...

Trata de explicarnos mi madre Agnes, pero mi padre le interrumpe de manera tosca.

—Su madre se ira unos meses de Moscú y con ello una de ustedes también le acompañará.

—¿Que?—pregunto impresionada, eso había sido una muy mala noticia.

Una muy horrible.

—Lo que escuchaste, así que una de ustedes dos se irá con nosotros.

—Yo por supuesto que quiero irme este lugar es espantoso.—sisea Alisse, sin ningún problema a la mirada acusadora de Vladimir.

Ojalá ella se hubiera ido.

—Cállate niña—le calla rápidamente, él nos observa a todas.—¿Quien de ustedes se quiere ir?—nos pregunta.—¿Quien se queda con su madre?

—No estoy entendiendo nada.—emite en un susurro.

—Ustedes no son tontas, pero esta bien, yo lo haré por ustedes.

No quería separarse de ninguna pero, parecía que eso no sería una opción.

—Alisson se vendra, y tú Alessia te quedarás con tu tío Rousseau y conmigo.—en eso siento un pequeño apretón en mi hombro.

El tío es no es la mejor persona, pero es mejor que Vladimir, cualquiera era mejor opción.

—Ve a empacar Printsessa.—le hace una señal a Damián.

Este se acerca y se llevan a Alisson a su habitación.

—Tú lealtad siempre es para la familia, esto es necesario para conseguir tu propósito.

—¿Mi propósito? ¿De que hablas?—le pregunta confundida, no tenía ningún propósito.

—Ser una de las mejores asesinas.—lo dice con tanta serenidad que provoca que el miedo aumente en ella.—Serás La reina de La Mafia Rusa, serás la mejor de todo el imperio Romanov.

¿Mafia rusa?

Me quedo atónita, ahora no sabía que esperarse tras esa declaración, su corazón empezó a bombearle más rápido, tenía miedo, un miedo a lo que le esperaba.

El solo se limitó a sonreír, sonreír mientras en su mente maquinaba todo el futuro de la familia.






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