Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11- El jardin secreto

Julio 1993

Catorce años

Padre me había enviado a hacer algunos pendientes con mi sombra al pueblo, el cual estaba algo lejano, un trayecto largo y fastidioso para mí, solo había aceptado porque no tenía opción y también por las pocas veces donde podía salir y conocer un poco más que los muros de la mansión, las personas de Moscú era tranquilas, amables pero se decía que hablaban muy mal de nosotros los Romanov, muchas historias y algunas eran demasiado fantasiosas de verdad si quiera pensaran en lo que dicen, como que las hijas de Vladimir eran unas brujas y por eso estaban encerradas y sin ser vistas por nadie.

Que éramos peligrosas.

Tal vez tenían razón, tal vez éramos las malas del cuento.

—Ya viste ese vestido, es perfecto para esta noche.—su voz me saca de mis pensamientos otra vez.

Era el cuarto vestido que mencionaba, nos encontrábamos con una modista que anteriormente había hecho vestidos para mi y mi querida hermana.
Habría un evento importante y debíamos de resaltar.

—Mmm. ¿Rojo?.—pregunto con cierto disgusto.

Asiente impaciente.

Pero a mi parecer él solo quería irse ya. Pues en los últimos minutos estaba algo apurado, en este día todos lo estaban. No entendía porque tanto alboroto, si se sentía como un día normal y cualquiera.

—Sabes que el rojo es su mejor color y su...—emite Damián. Levantó la mano callándolo al instante.

Ya sabia que lo mencionaba por pedido de mi padre. Su color favorito era ese, no me sorprendía que la mayoría de mis vestimentas sean referentes a ese color.

Ya fastidia lo mismo.

—Me gusta más el azul..—el color era vibrante. Igual podría llevarlo para otra ocasión.—Combina con mi piel.

—El azul es feo.—responde volteando a ver otros candidatos.

Lo miro disgustada.

—El azul es perfecto.—hago puchero como niña pequeña.

Me da una mirada exasperante y cansada. Estaba haciendo más difícil su día.

—Nos llevamos ambos.—dice rendido a la amable dependienta.

Sonrió complacida.

No se porque peleaba si al final yo tenía la ultima palabra. Damián contra mí jamás. Mi padre no se molestaba porque gastara y mucho menos en ropa hermosa.
Después de eso tendríamos que ir a comprar algunas bebidas para esta noche. Licor en especial no podía faltar.
Mara tuvo que quedarse para organizar algunas cosas pendientes sobre el baile que mi padre haría en honor a los nuevos integrantes. Por eso el comprar vestidos adecuados.
Por supuesto iguales, algo complicado pero la modista ya conocía a mi papá por otros trabajos anteriores así que siempre hacía dobles los diseños, era algo especial para nosotras.

Todas sus creaciones eran una majestuosidad y únicas.

—¿Podríamos pasar a la librería?.—pregunto esperanzada.

Necesitaba más libros de novelas o aventuras. En nuestra biblioteca, no había nada de romance o algo entretenido que leer.

—Lo siento pequeña, tenemos una hora más para estas cosas y aún falta mucho por hacer.—sisea observando la lista minuciosamente escrita por mí tío.

—Puedo ir yo mientras tú haces eso.

El observa alrededor.

—Es peligroso. No confío en estas personas.

Le sonrió pues yo tampoco lo hacía.

—Puedo cuidarme sola Damián.—tampoco es como si fuera menor. Y no pudiera defenderme.

Se acerca lo suficiente para intimidarme, me toma del rostro firmemente, con sorpresa. Pues el no es de hacer estas cosas. O jamás en público.

—Si te llega a pasar algo yo muero.—sus intensas palabras me toma por sorpresa.—Sabes que moriría por ti.—sis firmes palabras me dejan congelada.

Me sube la gabardina tapándome más el cabello. Su olor me lleno mis pulmones exquisitamente, todo en él era atrayente. Damián no era para nada el tipo que pensaba. Era diferente cuando decía estas cosas era completamente otro. El era un...

Pero que cosas estoy pensando.

—Damián, estás invadiendo mi espacio.—no sabía que decir, pues estaba nerviosa y así no funcionó. Sentía mis mejillas sonrojadas.

¡Por Dios!

El se aleja de mi algo incómodo nuevamente.

—Vámonos.—emite el caminando sin esperar a ver si le sigo ahora.

Parecía molesto, claro que lo estaba y no sabía porque, él era el que se comportaba de esta manera y esperaba que yo lo entendiera, cuando ni él mismo lo hacía.
Su mal humor lo hacía más complicado, entenderlo era como si no lo conociera de años, a veces creía que lo conocía. Pero otras en donde no sabía mucho sobre él.
Se que Damián tenía una vida difícil, al igual que todos en código de sangre. Todos ahí éramos prisioneros de nuestra propia existencia. Nadie tenía la libertad de hacer lo que quisiera. Mi padre sabía cómo tener a las personas bajo su control. No tenía dudas de qué por alguna razón lo tenia a su merced. Tanta confianza le daba como para dejarla sola a su disposición. Conociendo cómo era él hacia nosotras. Imposible.

—Vas muy lenta hoy Alessia.—sisea el bajo para que nadie le escuche.

—Estoy cansada, ¿Sabes? Te parece si nos detenemos en algún sitio para comer.—ya habíamos recorrido gran parte del sitio me dolían mis pies.—Oye me has llamado por mi nombre.—me enfado.—Que atrevimientos son esos.

Eso lo hace reír al igual que a mí. Ya sonaba como mi tío Rou.

Para esta hora ya tenía hambre y quería probar otra comida que no sea la misma de siempre, el estar aquí debía de aprovecharlo.

Él niega aún sonriendo.

—Es tarde, debemos de volver o tu padre se molestará con ambos.

—Me culparé. Quiero ir por unos croissant. Con chocolate caliente. ¿Vienes?

—Tienes una dieta que cumplir.—recuerda.

—Por favor, será solo un momento.—pido.

—De acuerdo, pero es lo último.—se rinde ya cansado.

***

Mi querida Mara estaba de un lado a otro en toda la mansión, mi padre aún no aparecía y los alumnos estaban de arriba a abajo. Todos en sus perspectivas actividades. El recibidor estaba repleto de cajas con lo que parecía ser los centros de mesa y demás decoraciones para la noche. Pero porque tanto alboroto, se suponía que no sería la gran cosa y ya estaban personas dirigiendo para un gran evento.

Esperaba que el vestido estuviera a la altura o padre me fusilara.
Damián hace llamar a algunas chicas para que lleven mis cosas a mi habitación, mientras yo voy directo a buscar a mi hermana.

—Printsessa.—alguien me llama. —Al fin llegas. Es tarde te esperábamos hace una hora.—Rou me aborda mientras me da media vuelta camino a la habitación.

—¿Porque tanto alboroto?.—pregunto.

—Sabes cómo es tu padre al tener este tipo de ceremonias.

—No quiero esto.—admito.—Me aburro la mayoría del tiempo. Cierto tipo de personas me desagradan. Son unos morbosos.

—Alessia esta es tu familia. Tu legado, está en tu sangre y eso es todo un honor, lo recuerdas. No te fijes en esas cosas.

—¿Y que tipo de honor seré hoy?.—pregunto con sarcasmo.

—El tipo donde tienes que deslumbrar.—sisea cómplice.—Nada difícil para ti.

Sonríe mordaz.

—Se hacerlo perfectamente.—sonrió despidiéndome de él.

Avanzamos hasta llegar a la habitación donde ya estaban las chicas que me ayudarían con mi preparación, sin más comienzo a desvestir para entrar a una tina con agua fría, debía ser lo más rápido, pues según mis cálculos debería estar lista en una hora, cosa que si mi padre viera mi retraso, se molestaría.
Pero todo valió la pena, observó el montón de libros que tenía apilados en una mesa. Al final había podido convencer a Damián de ir rápido por unos antes de regresar.

Sonrió.

—Señorita.—me interrumpen, sacándome de mi mente.—Su padre hoy no está de buen humor, seria mejor darnos prisa.—Mara es quien se dirige a mí, se mostraba algo preocupada.

Las otras chicas solo estaban ahí como si no existieran en completo silencio, pues solo con Mara había podido entablar una amistad.

Asiento. Tratando de hacerle ver que todo estará bien.

Sin más me ayudan a secar y acomodar lo más posible mi desastre de cabello. Perfuman e hidratan mi piel con lociones y cremas de lo más dulces posibles, antes no me provocaron alguna alergia. Pero la parte que detestaba no era esa, si no las capas de ropa que llevaba bajo el bendito vestido, no entendía porque tanto enredo, odiaba que a mi padre le gustara este tipo de vestimenta, seria tan sencillo poder usar ropa menos complicada.

Un poco más moderna.

—Trate de contener el aire.—me decían mientras ajustaban el corsé a mi cuerpo.

Uno muy ajustado en especial en mi pecho, sentía cómo me comprimían mis pulmones.

—Acaso padre quiere que muera con esto.—protestó con molestia.

Era hermoso y perfectamente doloroso.

Con eso puesto me costaría respirar. Al final pedí que eso se ajustara después del peinado. Sería un alivio no estar aguantando la respiración.

No perdemos más tiempo, las chicas  comienzan a peinar el largo cabello y a trenzarlo haciendo un recogido elegante y ligero con algunos mechones sueltos. Lo cual agradecí, no me gustaba el cabello tan laborioso. Con el tiempo me dolía la cabeza por tanto peso.

—¿Aún no terminan?—pregunta Damián entrando en mi campo de visión.

Lo observo por el espejo acercarse hacia mí y sin más me abrocha todo lo que faltaba del vestido, sin miramientos a mi queja, verificar que todo en mi fuera adecuando según su criterio.

—Se más cuidadoso.—le reprochó.

Las chicas se retiran dejándome a solas.

—Debes ser puntual, no quieres enfadar  a tu padre este día.—su voz sonó hostil.

—Todo lo que sale de tu boca tiene que ser para darme órdenes.—estaba enfadada, todos sabían que hacer conmigo sin pensar que yo hago lo que me plazca, a excepción de mi padre.—Tu no me mandas con qué derecho te atreves...

Se acerca a mí haciéndome chocar con mi tocador tirando algunas fragancias hacia el suelo.

—Callate.—me toma del brazo bruscamente.—No eres más que una niña impulsiva, así que harás de este día lo más placentero para todos o si no tú sabes lo que pasará.—estaba enfadado. Sus palabras frías me lo confirmaron.

Ese era un problema, uno con el cual no quería lidiar.

—Mis zapatos es lo último que me falta.— reprimo las ganas de llorar frente a él.

Hace un ademán de que tome asiento mientras él busca los zapatos unos muy incómodos.
Tomó asiento y el comienza a abrochármelos con sumo cuidado en silencio uno incómodo, sé que esto era desgastante para los dos. Sé que ha sucedido algo y ese algo seguro es mi padre. Es el único que logra poner de mal humor a Damián.

—Es hora. Vámonos.

Me toma de la mano sacándome de la habitación, con algo de prisa, fuera de esta estaba Mara impecable y elegante esperándonos, el pasillo estaba repleto de alumnos todos vestidos con atuendos muy extravagantes había plumas y sombreros, chicas usando seda algo que envidié pues no estaban cargando con vestidos tan molestosos.

—Vaya tú si que te ves mucho mejor metida en esto.—Alisse llega caminado con una elegancia exorbitante junto a mi tío a su lado, ella vestía algo similar al mío solo que su vestido era de mangas largas mientras el mío tenía delicadas mangas de encaje a mis hombros.—No sabes cuanto lo detesto.—se queja.

—Tu siempre tan linda.—es lo único que atino a responder, pues el quejarme no serviría de mucho.

En cambio mi tío todo lo contrario a ella.

—Te vez hermosa mi Alessia.—me abraza Rou con demasiado entusiasmo.—Parecen todas unas Princesitas.

Damián sin pensar le aparta rápido.

—Le arruinarás su vestido antes de tiempo.—se excusa.

Rou no lo tomo a mal solo le sonrió.

—Su padre quiere verlas antes de la ceremonia de bienvenida.—nos avisa dando vuelta guiándonos hasta el estudio.

Pasamos los largos pasillos con algo de dificultad, pues no era fan de usar zapatos altos mucho menos de estar tan ajustada en estas prendas. Dentro de mí estaba alterada, para que nos citaría antes mi padre, sería que de nuevo alguien se había portado mal. Acaso mi odioso protector le aviso de mis arrebatos. O mi hermana hizo de las suyas. De todos los escenarios posibles esperaba que no fuera tal caso porque de ser así no era buena señal que él nos llamara antes de la ceremonia.

Antes de poder tocar la puerta está se abre repentinamente, sorprendiéndome al ver quien estaba del otro lado.

—Hola hermanita. Al fin has llegado a tiempo.





¡Hola! Espero que te esté gustando la historia si es así regálame tu voto o algún comentario, te agradecería mucho el apoyo. ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro