Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prólogo.


Toqué dos veces la puerta de la habitación de mamá. Pero nadie contestó en respuesta como esperaba.

Tomé con aún más fuerza mi oso de peluche en mis brazos, mientras la respiración se me atascaba en la garganta.

Un frío aliento escapó de mi boca. Estaba congelandome. Apenas había llegado de afuera.

Solo tenía que esperar.

Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Cinco

Sei-

El cerrojo se abrió. Y la puerta se deslizó invitandome a entrar a la oscura y helada habitación. Eché la cabeza adelante, tratando de buscar rastros de mamá, era su momento.

—¿Mamá?

De inmediato su melosa y delicada voz vino enseguida a mí encuentro, cuando apareció detrás de la puerta, tratando de asustarme. Pero mamá ya no me asustaba.

—Mi niña bonita —Se acercó, arrodillándose a mi altura. —Tu pelo largo está maravilloso hoy —Hipó de alegría, acariciándome los mechones, logrando hacerme reír.

—Mamá también está maravillosa hoy.

—No tanto como tú, cariño —Su rostro se iluminó, y tomándome, me cargó encima hasta entrar a su habitación por completo. Mamá encendió las luces y corrió conmigo en sus brazos al armario. —¿Adivina qué, cielo? Tu padre me invitó a cenar hoy. Quiero lucir espléndida, y tú vas hacerlo posible.

Estaba igual de emocionado que ella, y me dediqué a ver junto a su opinión deferentes vestidos mientras le contaba de mi semana.

Adoro a esta mamá.

Se parecía a mí mejor amiga cuando le regalaba chocolates en el recreo, y quién desbordaba alegría cuando lo hacía, a pesar de que se los daba porque no me gustaban.

Cuando ella lo hacía, era molesto. Me molestaba con abrazos, y me cubría de saliva en las mejillas. Pero cuando mamá era así, me alegraba junto a ella. Quería a mamá.

—El rojo es bonito. Escojo el rojo —Señalé, brillaba con cositas que las amigas de mamá llamaban lentejuelas, y tenía un corazón adelante.

Mamá me miró con duda.

—No creo que sea adecuado para una cena, pero si tú insistes. Entonces probemos.

Negué con venencia la cabeza.

—Si dices que no es adecuado, entonces busquemos otro.

Su sonrisa mientras me miraba a su lado, hizo que abrazara más a mi oso en mis brazos. Su punto que costura era delicado, y Nonna lo había remendado tantas veces que trataron de quitarmelo mientras dormía y reemplazarlo. Pero no quería otro.

Estaba roto, pero podía arreglarlo. Cómo ha ella.

—No estaría mal intentar, de cualquiera forma si a ti te gusta, y si es así, entonces a mí también.

Agaché la cabeza. No quería molestar a mamá. Quería que se quedará, y quería hacer lo que sea para que fuera así.

'No debes molestar a mamá'

No debo molestar a mamá.

Mamá se debe de quedar para siempre.

—Con lo que sea te ves preciosa, mamá.

—Eres mi niña inteligente. Sabes cómo halagar a una mujer, serás todo una adulador experto.

Su caricia en mi cabello suelto me hizo sentir orgulloso, si lo quería, así sería. Sería obediente y guapo. Sería inteligente y galán.

Sería para esta mamá, todo.

***

Me desperté de inmediato al escuchar algo romperse. La cobija apenas se deslizó hasta mi regazo, pero mi cuerpo estaba entumecido incluso antes de comenzar a temblar por el frío.

Salté en cama cuando otro cosa hizo un estruendo horrible, que produji mi corazón sobresaltarse en mi pecho. Mi oso estaba a mi lado, sin embargo lo abracé acurrucandome de nuevo en la cama. Me cubrí de pies a cabeza con mi cobija, y mi manos tapando mis oídos, intentando bloquear el sonido.

Las respiración se hacía más faltante, y el oxígeno necesario pero no quería salir de mi único escudo. Sentí la presencia.

Cada cosa me sobresaltaba, pero tenía que recordar. Recordar que tenía que fingir dormir.

Ella no estaba aquí.

Esa mamá no existía.

No estaba aquí.

Ella se fue, hace mucho.

No está aquí.

Otra y otra, y otra vez. Los oía por mucho tiempo, hasta que mis piernas sufrieron con calambres, incluso así no me movería. No lo haría hasta que se fuera

Pero el ruido abrupto cesó. Dentro de mi cobija podía oír los latidos que provenían de mi pecho, ansiosos por salir de él.

Ya terminó.

Ella se va.

Mamá no permitirá que está mamá se quede.

Ella la bloqueará.

Nos va a proteger.

Sé que lo hará.

Un sabor salado se deslizó por mi boca, cerré con fuerza mis ojos hasta sentir que estaba seguro. Mamá podía sentir mis gotas tras gotas, y vendría.

Traté de detenerlas, limpiandome mientras estaba seguro que dejaba marcas rojas en el proceso, pero igual fluyó por mi mejillas.

Detenlas. Dentenlas, ella las olerá. Pero...

—Ella nos va proteger. Estoy seguro. Ella lo hará —Susurré. Traté de sonreír, pero mi hipo se hizo presente, y ni llanto inútil seguía.

Tapé mi boca con mis manos dejando de lado a mi oso de peluche.

Él no debería ver ni oír esto. Pero seguro lo presiente.

Osito no puede ver a mamá.

—Yo te protegeré a ti, Osito. —Lo tomé entre mis manos, tocando suavemente su pelaje —Lo juro.

Si mamá me protegía a mí. Entonces yo lo haría con osito.

Lo acerqué a mí pecho aún si tenía que dejarme de lado. Con el pasar de los minutos, mi lágrimas se secaron, y mi corazón se calmó.

Puede ser que ya no tenía fuerzas, o que tenía que ser así. Pero nunca oí sus pasos acercarse. Y nunca sentí su oscura presencia hasta que tuvo sus manos en mi cuello, y el aire no podía salir

—Monstruo —Gruñó.

—Ma, mamá.

Traté de no tartamudear, debía ser valiente pero solo quería que acabara ya.

—Eres un maldito monstruo —El dolor comenzó a convertirse en ardor. Patalee para alejarla, sin lograr más que ver sus ojos destilar muerte —Yo quería ser algo bueno para ti, pero solo te burlas de mí.

—Cariño, sueltalo. —dijo papá, desde algún lado, mi visión se tornaba borrosa con los segundos, y solo acumulaba lágrimas con un dolor en mi corazón.

Mamá, déjame ir. Soy yo.

—Hizo que me humillaras. Mírame, soy un maldito árbol de navidad.

—Dejalo pasar.

—No, no, no. —Negó rápidamente.

Sus ojos no tenían vida, pero los míos se iban apagando. El dolor había pasado hace rato, ahora reemplazado por la única salida.

—Tengo uno nuevo. Si dejas al monstruo, te daré lo que quieres.

Su agarre en mi cuello comenzó a aflojarse. Y al fin el aire comenzó a fluir con necesidad.

—No quiero uno, no. Yo quiero tener varios. Varios, si. Eso. Quiero varios. —Asintió, sus ojos no estaban enfocado en mi, y parecían ser de alguien que nunca había visto. Aunque toda mi vida, la desconocí.

—Ven conmigo, cariño.

Ella asintió.

—Si, si. Voy, enseguida. — Su peso dejo la cama, y me cubrí con mi sábana, mi manos que cubrían los ojos de osito mientras ella me ahorcaba, temblaban.

—Buenas noches. Duerme bien, y lamento esto. —Fue lo único que dijo papá, cerrando la puerta y dejándome solo.

Ella dijo que me iba a proteger.

—¿Mentiste...? —mi voz decayó, comencé a sentir la gotas desprenderse de mis ojos — ¿Mamá..?

—No soy como ella.

Osito fue mi apoyo, recostado mi cabeza en su pequeña panza, presioné su botón.

Una voz mecánica y repetitiva habló:

—Eres mucho más, cariño. Eres especial —De inmediato, abracé con más fuerza a mí peluche, temblando.

Era lo único cuerdo en esta casa.

Porque mamá, ya era más la otra que ella misma.

Y yo, era más costuras que relleno.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro