Capítulo 1
***
Cuando sobrevives al mundo, nunca estas preparado para todo.
Solo había cumplido hace algunas cuantas semanas mi veintitantos años. Ahora estaba viviendo en un departamento en Virginia que tenía pinta de nunca haber sido habitado.
En realidad no había sido habitado por más o menos un año, pero parecía ser una década. Así que, mi paso era trabajar para que el lugar se viera digno, de cualquier forma era mi nueva casa.
Se sentía raro. Un sentimiento de "no encajar", aun.
Tal vez era la nueva ciudad, el apartamento que en realidad era una casa, pero mas pequeña. O tal vez era porque iba ser la primera vez en toda mi vida que verdaderamente viviría sola.
¿Así se siente empezar a vivir de manera independiente?
Sabía que con el tiempo, la sensación de entusiasmo se desaparecería. Enserio estaba viviendo en el viejo departamento de soltera de mi tía. Pero le estaba pagando alquiler por el alojamiento.
Mi tía mantenía oculto este apartamento por cosas de ella. Si no se hubiese enterado de mi interés por vivir independiente de mi padre, nunca en su vida me ofrecería este departamento. No gratuitamente.
Por mí, estaba bien.
Vivir lejos del lugar de mi padre ya era un logro. Nunca se preocupó de verdad, si no fuera porque mi madre y tía decidieron inmigrar a Inglaterra, nunca habría invadido su "lugar" de hombre con la presencia de su hija.
Ja, lugar de hombre.
Bufé mientras planchaba mi ropa para la entrevista de trabajo que tenía en la tarde.
- Que poco interés por que su hija se vaya a una ciudad totalmente sola. Ni siquiera se despidió de mi cuando tomé el bus.
Me enderecé en cuanto me di de cuenta lo que estaba susurrando.
-Mierda. A veces debería dejar de pensar en personas que no valen la pena.
Con un último suspiro, volví a mi tarea: Planchar mi uniforme de presentación.
Debía tomar esto con más seriedad. Iba a ser mi primera entrevista de trabajo serio.
Había vendido cosas, trabajado en diseño gráfico para portadas no comerciales. Había hecho favores con tal de ayudar a mamá. Con un poco de eso podía vivir si alguien más ayudaba, pero no ayudaba mucho cuando ahora pagaba un alquiler, sustentos básicos, comida y cualquier cosa que se me presentara.
No.
Necesitaba un trabajo fijo.
Esa era mi meta.
***
Al final, estaba casi lista para irme. Me detuve enfrente del espejo de mi habitación con una linda blusa de botón blanca, y una falda negra. Muy bien planchada. Mi cabello suelto y...
Levanté mi brazo por encima de mi cabeza, y acerqué mi nariz a mi axila.
Todo huele muy bien.
Sonreí satisfecha.
Pero...¿No sería esto muy formal? ¿Muy de empresa? Solo iba a ver si me contrataban. Si, solo iba a suerte pero con la mente clara. Aunque mi mamá siempre mencionaba la buena apariencia en el momento de una presentación. Todo cuenta.
¿Esta sería una buena prenda para el trabajo?
Gruñí de frustración al ver que no parecía ir a ningún lado.
Me ahogaba en dudas, nada parecía ser bueno y a decir verdad mi corazón latía desboconado.
No.
-Ten fé. Primero tienes que confiar en ti. -me dije, mirándome de manera firme a través del espejo.
Busqué mi cartera y tomé un taxi hacia el lugar. Al llegar pagué y me detuve un momento para prepararme mentalmente delante de las puertas de "Georgina"
Aunque habia algo. Por lo que había averiguado, era un restaurante que abría desde horas tempranas. Funcionaba como cualquier otro, pero en este existe una noche, donde todo cambiaba. Una en donde el bar se mantenia abierto, a esa noche se le llamaba "Nightwish". Era un bar muy aparte del que habia en el restaurante, tampoco sabia donde se ubicaba pero permanecia dentro del local, parecia ser un lugar donde no entraban todos.
Apenas tenían un año de abrir sus puertas, y como un proyecto en ascenso necesitan más personal. Esta era mi oportunidad. En Arlington había trabajos pero algunos requerían experiencia, y yo...
Bueno. Solo requería de uno que no fuera a ese grado. Y ademas de eso "Georgina" tenia un sueldo alto, en cualquier puesto.
Mi objetivo era ser camarera o atender en la entrada del restaurante. Podría tratar de organizarme y ver si podría conseguir un trabajo secundario, pero todo dependía de como saliera todo hoy.
Abrí las dos puertas, y entré.
Su entrada era muy elegante, con tonos neutrales. Tenía su zona de recepción que separaba con un pasillo la zona principal del restaurante, pero en esta parte mantenía una vibra romántica con luces en un tono bajo.
¿Cómo sería por dentro?
Había algunas plantas por ahí y...un tarro de galletas de vainilla con lindos rostros de gato. Parecían sacados de caricaturas.
Curioso.
Nunca en mi vida pensaba encontrar galletas así en la recepción de un restaurante con una temática muy romántica y elegante. Parecía ser el lugar al que llevabas a tu pareja un fin de semana a cenar.
Un toque en mi hombro me sobresaltó, y me di vuelta rápidamente encontrándome con un rostro algo sonriente al verme.
-Hola. ¿Vienes por las contrataciones?
Se veía un poco mayor que yo, aunque tendría que decir que era muy mala en saber la edad de los demás. Su cabello parecía sacado del infierno. Con hermosos mechones rojos.
-Ah, hola. Si, vengo a las contrataciones para camarera, o recepcionista.
Sus cejas se fruncieron levemente al mirarme, solo podía notar que como la mayoría de pelirrojos sacados de páginas, tenía ojos color azul. Increíble.
La chica con un suave murmuro, me contestó:
-No creo que puedas capacitar a Anfitriona.
¿Asi se llamaba? Suena incluso mas importante si se llama asi.
La miré, interrogante. Acercándome más a su presencia.
-¿Cómo?
Se rió al ver mi expresión pero, es que no entendía nada.
-Disculpa, creo que no te han dicho que el puesto de Anfitriona, es solo para vacantes que los dueños elijan dentro de los que ya tienen experiencia dentro del restaurante.
<<Son reglas que permanecen dentro de o que requieren. No dejan que nadie que no conozcan, o no sepan de su rendimiento atienda a los clientes en la entrada -. Sus ojos fueron hacia el lugar atrás del tarro de galletas -.Pero seguro puedes capacitar para otras áreas. También hay puestos para el bar.
Le sonreí agradecida por recordarme mis otras oportunidades, pero estaba segura que prefería no trabajar en el bar. Lo tomaría en cuenta ante decisiones desesperadas, pero mi primera opción era ser camarera.
-Sería muy bueno, pero mientras mi opción es ser camarera, en vista que ser recepcionista no entra en el círculo de capacitación.
La chica asintió en afirmación.
-Bueno, ¿Quieres que te lleve a la oficina de Gerente general?
-Claro, por favor.
La chica me guió hacia un pasillo diferente, que estaba detrás de la recepción. No sería muy práctico, pero seguro era limitado para cierto personal. Tendría que haber otra entrada por otro lado.
-Lamento que no podamos ir por el otro lado. Pero por ahora están haciendo algunos cambios al interior del restaurante -me comunicó, mientras seguía caminando.
Sonreí, detrás de su espalda en compresión. Era muy amable, y un tanto muy suelta a la información que le decían. Al menos sobre el restaurante.
No tenía por qué decirme la razón, pero se le agradecía el gesto.
-Está bien. Tranquila.
Caminamos unos cuantos metros y entramos a la zona de la cocina. Era simplemente increíble. Estaba muy bien cuidada y parecía una de esos programas de TV. Sus pisos se veían no tan nuevos, pero era compresible, aunque se mantenían muy limpios.
Pues claro que esta cocina la mantendrán limpia. Es cosa de aseo, Candy.
Bueno, mi cocina por muy pequeña que fuera no estaba así de limpia. Ni en lo más mínimo.
Pasamos la cocina y entramos a través de otra puerta a otro pasillo. Pero este tenía tres puertas al final. La chica nos guió hacia la del fondo. Tocó un par de veces cuando nos detuvimos, cuando una voz confirmó que pasáramos, abrió la puerta para mí.
Asentí en agradecimiento y me abrí paso.
La oficina era normal. No mantenía lujo, pero si orden. Un par de ventanas, algunos archiveros. Colores no vivos, y una combinación de madera de caoba en sus marcos y objetos. En medio de esto, detrás del escritorio de madera, se encontraba un señor mayor. En sus manos tenía una carpeta con algún currículum mientras se acomodaba sus gafas de cuadro.
Se podía ver en el escritorio algunas carpetas más, con fotos y papeles llenos con información.
En consecuencia de ver muchos currículums en su escritorio me dio pesar presentarme aquí.
No creo que me califiquen.
-Buenos días, señorita -La voz del señor me atrajo hasta su rostro, que me veía en espera de mi respuesta.
-Disculpe, buenos días.
-Me imagino que viene por la búsqueda de personal.
Regresé la mirada a las carpetas en una perfecta fila encima de su escritorio.
Ya valí.
-Tranquila.
-Estoy tranquila, gracias por su preocupación -le respondí, tomando asiento frente a él.
En un momento me di la vuelta para buscar a la pelirroja, pero ya no estaba en la puerta.
-Primeramente, ¿Cómo se llama?
-Me llamo; Candidiana.
-Un nombre muy peculiar -.Murmuró -. Un gusto conocerla, Candidiana. Soy Albert.
-Igualmente.
Le sonreí. El hombre enredo sus dedos sobre el escritorio, apoyándose en este con notable interés.
-Me gustaría el área de camarera.
-¿Bar?
Negué.
-Preferiblemente en el restaurante.
-Bueno, ¿Trajo alguno de los requisitos que pedimos?
De inmediato rebusqué en mi cartera, sacando una carpeta marrón con toda la información.
Parecían mantener ciertos requisitos como el haber culminado la preparatoria. Algunas copias de actas de nacimiento e identificación para la verificación de mi edad, y algunas cosas más.
Conocía que, dependiendo de dónde te interesaba trabajar y quien dirigía, podían pedir diferentes requisitos.
***
Pasaron los minutos en lo que comenzaba algunas preguntas triviales. Después de un tiempo, cerramos el encuentro con un apretón de manos.
-Muchas gracias. Gracias por al menos tener un poco de tiempo para esto.
-No es nada. Espere respuesta de nosotros en algunos días.
-Claro, que tenga lindo día. Adiós.
El hombre se despidió mientras yo me marchaba de la oficina.
Abrí la puerta para salir y tomé el mismo camino de regreso. Pero en cuanto estaba a punto de llegar a la recepción, algo hizo que ralentizara mis pasos. Era como esa sensación de que algo pasaba, y te advierte el cuerpo antes de que puedas procesarlo. En cuanto estuve a metros de llegar un par de voces me detuvo, teniendo el presentimiento de que era algo que no debía oír.
-No tienes por qué usar tus contactos a tu favor. -Susurró, agresivamente.
La chica pelirroja.
-Tranquila. A diferencia de lo que crees saber estoy aquí porque me deben algo-Parecía ser la voz un hombre adulto. Tenía una nota baja y vibrante en su voz. Relajante, que expresaba con calma lo que decía. -Estoy aquí por un puesto. Se me asignó.
-No puedes hacer ese tipo de cosas. Se comienza desde abajo, nada de escalar desde arriba.
El hombre resopló.
-Tengo un nombre.
-Un nombre que nadie conoce.
-¿Porqué será? -Se podía oír la burla en el uso de sus palabras.
Oí un suspiro muy cansado por parte de la chica.
-No, Gunner. Y un consejo, ahórrate los problemas que tienes con él. Mejor empieza con lo que hay.
-Lo que hay es un "No puedo contratarte".
-Ya te dije que no es lo único que se te ofrece. Puedes...
-Quiero ser camarero en el restaurante, entonces -El hombre soltó sin tapujo alguno. -Es lo mínimo.
-La mayoría de los puestos están cubiertos, aún hay muchas personas en fila -Su tono ya no estaba siendo amigable. Poco a poco al pronunciar cada letra, subía a un tono más firme con lo que decía.
Estaba tomando carácter. Mi corazón comenzó acelerarse al saber que no debía estar escuchando esa conversación, en realidad no debería estar ahí. Era más fácil perderme que escuchar una conversación que se sentía demasiado ilegal.
-Cualquier persona que quede al puesto: quítalo, cámbialo, ofrécele otro puesto -exigió con firmeza. No me producía nada bueno su voz mezcladas con ese tipo de palabras. Pedía, no, exigía que se le diera favoritismo - Pero cumple con lo que está escrito. Ya han tardado años en hacerlo, nunca escucharon lo que les decía. Hoy van a hacer una excepción, Everett. De ahora en adelante cuando decida por mí mismo dejarlo pasar.
Cuando no escuche nada más el pánico acudió a mí.
¿Qué procedía? ¿Va a venir hacia acá?
¡Camina, Candy!
¡Camina!
Dí unos pasos atrás con absoluto cuidado. En cuanto una sombra comenzó a acercarse, me detuve y caminé de frente, como si nada hubiera pasado.
En realidad...
No podía decir si era la cobardía, o miedo por oír una conversación ajena que involucraba algún tipo de favoritismo y poder, pero no podía mantener mi cabeza de frente. En el momento en que un pedazo de su ropa se dejó notar antes de entrar y verlo, bajé la cabeza rápidamente hasta mi bolso, y comencé a revolver las cosas dentro, como si buscara algo. Tragué saliva en cuanto sentí la presencia del hombre pasar a mi lado. Era alto e imponente, se sentía como un frío paso que te robaba el espíritu y te helaba la sangre.
O era el miedo produciendo esa presión bajo cero.
Finalmente sentí que podía respirar. Me apoyé un momento de la pared y masajee mi rostro en un intento de reaccionar.
-Eso te pasa por chismosa. No debería estar oyendo conversaciones ajenas.
Prefería perderme y ver por error dos personas teniendo relaciones que oír esa conversación.
¡Ay Dios, compórtate como debe ser! Eres una mujer, Candidiana. Haz como si no hubieses escuchado nada.
-¿Señora...?
Un escalofrió me recorrió, y pude sentir como el espíritu se iba de mi cuerpo cuando una mano se posó en mi hombro. En cuanto me voltee a ver, una cabellera rojiza se me hizo conocida.
-Disculpa, me dió un mareo.
No quería hablar. Sinceramente solo quería irme.
Sentía que se me había bajado la presión.
Dió un paso cerca de mí, y me miró con compromiso -Puedo pedir un taxi. No quisiera que le pasara algo en la calle.
-Ya pedí uno. Seguro está llegando.
En ese instante mi teléfono sonó, y no pude estar más agradecida por la interrupción. Tomé mi teléfono y agradeciéndole con una sonrisa a la chica, me marché.
Finalmente en el momento que la brisa tocó mi rostro, respiré con libertad. Adentro sentía un ambiente cerrado que se había formado después de esa conversación. Solo tenía que dejar de pensar en eso.
En ese momento estaba pensando en que debía hacer en el caso de que me contrataran, y me topara ellos. Era inevitable pero puede ser que...
-¡Candidiana! Te estoy hablando -.Gritó mamá en español a través del parlante. Me asusté -Esto es una falta de respeto, te estoy hablando tranquilamente. Y ni siquiera respondes.
Cerré los ojos con fuerza mientras me frotaba la palma en uno. También debía buscar un taxi y regresar a casa.
-Lo siento, ma'. Estaba distraída. -Respondí comenzando a hablar en la lengua materna de mi mamá, el español.
-Tu siempre estas distraída, Candidiana -Rodé los ojos -Deberías buscar manera de dejar de estar en otro mundo. Tienes que estar despierta. Por eso el mundo te...
-¿Mamá? Está bien ¿sí? -Le supliqué.
No podía haber mejor forma de envejecer más rápido, no cuando mamá me daba sermones.
-No me calles, te estoy dando un consejo.
De esta nadie me salvaba.
-Aja.
Me ignoró.
-¿Leíste los mensajes que te envié? Vi algunas de las carreras que ofrecen las universidades de la ciudad en la que estás viviendo.
-Sí, no quiero hablar de eso ahora.
-¿Entonces cuando, Candidiana?
Hice una mueca.
Me detuve en una estación para el bus. Tardaría algo, pero era más barato que un taxi. Aún tenía cosas que comprar.
Amaba a mi mamá, pero a veces me agobiaba. Apenas me había independizado de ella.
Tenía un orden de como quería hacer las cosas, sin embargo, su manera a la vista de ella era mejor y más efectiva. Por ahora solo quería un trabajo para los gastos, esperar unos meses a estabilizarme y mientras lo hacía, pensar en qué carrera quería estudiar. Había interrumpido dos carreras por no alcanzar las expectativas, debía escoger algo que verdaderamente me atrajera.
Pero mi manera chocaba con la de mi madre, quien quería que hiciera todo a la vez. Pero no podía, conociéndome eso sería una manera que terminaría en fracaso.
-Cuando pueda.
"Cuando pueda" no quería poner fecha a algo que no sabía si iba a suceder. Había fallado en muchas áreas. Las suficientes para entender que, el compromiso y yo, no convivíamos en armonía, al menos por ahora.
Ahora podía enumerar mis mayores miedos: Sapos, compromisos, y un hombre llamado Gunner.
¿Qué tenían en común?
A ninguno había conocido alguna cosa positiva. Sin importar su apariencia, propósito o cualquier cosa, solo conocía partes negativas mezcladas con experiencias.
El miedo vale igual que el odio para mí.
Y no deseaba romper la imagen que ya tenía de ellas.
***
¡Primer capitulo, estoy muy feliz de comenzar esta travesía! Espero que a ustedes también <3.
RV Despidiéndose. <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro