Capítulo 3
Eran las seis de la tarde y Yeonjun no llegaba. Le había dicho por teléfono a Beomgyu que estaría en casa luego de la universidad, pero ya era bastante tarde.
—Debió llegar hace dos horas... —se quejó Beomgyu con su gato.
Empezó a preocuparse. No podía enviarle mensajes porque su celular había desaparecido, llevaba todo el día buscándolo pero no lo encontraba en ningún lado.
Ya cansado de esperar frente a la puerta cogió a Chi en brazos y salió al patio trasero para tomar aire. Se recostó en el césped y contemplo el cielo pintado de tonos naranjas que ya estaba por culminar su aparición. Le encantaba guardar esos pequeños momentos en su memoria. Algo que hacía con su abuelo.
Pero tan pronto se sintió feliz llegó la tristeza a abarcar su mente.
La última vez que vio el cielo había sido junto a Yeonjun, cuando le propuso hacer un picnic nocturno. Extrañaba esas cosas.
El gatito le daba vueltas al patio curioso, se acercó a su amo para frotar su suave pelaje contra su pecho. Beomgyu se lo permitió, sintiendo cosquillas en el estómago. Se sentía muy bien tener una mascota, pero no podía parar de pensar que sería aún mejor compartir su emoción con su Junnie.
La puerta del patio se abrió y Beomgyu dio un respingo incorporándose, Chi saltó de su regazo.
—¡Junnie! —exclamó emocionado extendiendo sus brazos en su dirección, el mayor soltó una risa al ver el gesto de su novio, como pedía ser cargado.
—Gyu, cariño, no puedo abrazarte ¿recuerdas?
Beomgyu se sintió tonto, el peli negro tenía el tapabocas puesto, se suponía que no podía acercársele si Chi acababa de estar en su pecho.
—Oh lo siento —bajo los brazos— ¿Cómo te fue hoy? ¿Por qué llegaste tan tarde?
Yeonjun evitó su mirada y movió sus hombros incómodo.
—Me fue bien, tardé un poco porque fui con Soobin a comprar una película, encontramos una tienda de segunda mano.
—¿Si? —los ojitos del castaño brillaron con ilusión— ¿Veremos una película?
En ese momento el corazón de Yeonjun se oprimió.
—Lo siento cielo, iré a verla en casa de Soobin, solo vine para ver si estabas bien y recoger mi laptop.
Sus miradas estaban conectadas. Yeonjun le rogaba con la mirada que lo perdonara y Beomgyu solo podía mantener los ojos muy abiertos. Algo dolía, y dolía mucho.
Yeonjun cortó el contacto visual cuando vio al felino moverse en su dirección. Beomgyu reaccionó y lo detuvo cogiéndolo de una patita con mucho cuidado de no lastimarle.
—Me quedaré en su casa hoy.
—Lo sé —murmuró Beomgyu. No quería decir eso, pero dentro de él sabía que pasaría otra noche solo.
—¿Estás bien? —le preguntó el peligris, sus pies hicieron el ademán de moverse.
—Sí, pásala bien con tú amigo Junnie —y le sonrió, esas sonrisas hermosas que se dan cuando en el fondo no te sientes feliz.
—Pásala bien con Chi —le sonrió Yeonjun de vuelta.
Y se fue.
El gatito maulló buscando la atención de Beomgyu cuando este pegó sus rodillas a su pecho y empezó a llorar bajito.
No odiaba a los amigos de su novio, le caían muy bien, solo lloraba porque le hubiera gustado ir con él, cualquier cosa para no sentirse solo, como cuando sus abuelos le dejaron y Yeonjun fue el único que se quedó.
Él quería que se quedara.
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.
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—Y bien... ¿Cómo te fue?
—Me sentí como un imbécil.
Soobin preparaba hamburguesas en la cocina y Yeonjun bebía una lata de refresco. La película que compraron resultó ser una película de culto, y se les había ocurrido la idea de hacer hamburguesas para pasar un buen rato. Aunque en realidad eran los intentos de Soobin para distraer a Yeonjun.
—Cuando le dije que no iba a ver la película con él estuvo a punto de llorar, lo vi en sus ojos.
—Eso es bueno, pronto te pedirá que te quedes. Hueningkai le devolvió el bebé a su hermana tres días antes de lo acordado porque no soportaba que no pudiéramos tener intimidad gracias a los llantos nocturnos.
Siendo sinceros hay que admitir que es una actitud un poco inmadura, pero ninguno de los dos negaba eso, Soobin no lo hizo en su momento, y Yeonjun no lo hacía tampoco.
Yeonjun pensó en el día que vio a Beomgyu hecho un desastre de tanto jugar, llevaba puesta su camisa blanca, esa de tela delgada que caía sobre sus muslos. Pensó en lo mucho que quería besarle.
El peligris tenía tantas ganas de tocarle. Pero ese gato no iba a permitírselo.
—Maldito sea —susurró para sí mismo, encontrándose frustrado de nuevo.
Dejó a Soobin en la cocina y fue a buscar la película en su mochila. Buscó entre el montón de carpetas y libros, hasta que por fin la encontró.
—Bingo.
Antes de que pudiera echarle un ojo su celular empezó a sonar. Era el tono que había puesto para cuando Beomgyu llamaba.
Rápidamente lo sacó de su bolsillo. Una mezcla de emoción y miedo lo consumía. Beomgyu no le había llamado durante la tarde cuando se demoró en llegar, por lo que debía ser algo serio como para que se tomara el tiempo de llamarle. No es que sucediera todo el tiempo, si pasaban todo el tiempo juntos las llamadas no tenían lugar, pero le parecía raro que dejara a un lado a su gato.
—¿Gyu? —contestó.
—Junnie~
—¿Pasó algo malo? —se apresuró a preguntar.
—No, ¿solo puedo llamarte si estoy en problemas? —su voz sonaba decaída.
—No no bebé, solo me sorprendió un poco—admitió.
—Yo solo... había perdido mi celular esta mañana y por fin lo encontré.
—¿En serio? ¿dónde estaba?
—Parece que Chi jugó con él y lo dejó tirado debajo de mi cómoda, por eso no pude llamarte antes.
—Ya veo... —ahora tenía sentido que no le hubiera llamado.
No sabía si sentirse feliz porque Beomgyu se preocupara por él, o de mal humor porque de nuevo esa bola de pelos había hecho lo posible para que no se acercaran. Sí, Yeonjun empezaba a pensar que ese gato tenía algo en su contra.
—¿Ya vas a dormir bebé?
—No, voy a darme una ducha, tengo demasiado calor.
Beomgyu lo decía con toda la inocencia del mundo, pero la abstinencia tenía mal a Yeonjun y solo escucharlo decir que tenía calor le puso la piel de gallina. Increíble, parecía un adolescente hormonal.
—Gyu —lo llamó con voz suave.
—¿Si Junnie?
—No tienes idea de cuant-
No pudo terminar su frase porque escuchó como algo de vidrio se rompía del otro lado de la línea.
—¡Chi bájate de ahí!
—¿Beomgyu?... —entró en pánico ¿y si se hacía daño con los vidrios rotos?— ¡¿Beom estás bien?!
—Sí Junnie tranquilo, Chi tiró un jarrón viejo de la abuela.
—No lo recojas, déjalo, lo haré yo cuando llegue mañana.
—De cuerdo...
—Y no camines descalzo o te puedes hacer daño.
—B-bien.
Hubo silencio por parte de ambos. Yeonjun no odiaba al animal, pero si Beomgyu se hacía daño gracias a él no dudaría en devolverlo.
—¡Yeon necesito ayuda! —gritó Soobin desde la cocina.
—Lo siento bebé debo cortar, que tengas linda noche cariño.
—Tú también Junnie — escuchó dos besitos— te am- ¡Chi ten cuidado!
—Te amo... —susurró Yeonjun, casi seguro de que Beomgyu no lo había escuchado.
Cortó la llamada suspirando.
Extrañaba mucho a su bebé.
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ARTE
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