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20 | ¿Los vecinos escucharon?

Me despierto desorientada. La cabeza me da vueltas un rato, y cuando acostumbro mi vista, me fijo en donde me encuentro. La habitación de Aaron. Recuerdo haber despertado aquí antes. Los brazos de Aaron se envuelven en mi cuerpo haciendo que no pueda moverme. Nuestras piernas también están entrelazadas. No sé si esto fue una buena idea o la peor idea que existe en el universo entero. Una sonrisita idiota se escapa de mis labios al recordar la noche que pasamos.

Una mueca de horror reemplaza esa sonrisa al darme cuenta de lo que hice. Quito el brazo de Aaron de mi abdomen y volteo a verlo.

—Hey.

No hay forma, tiene el sueño más pesado que un tractor.

—¡Aaron! —siseo y lo golpeo en el pecho. Abre los ojos con una sonrisa.

—Buenos días—saluda él adormilado.

—Me voy a mi habitación, antes de que los demás...

Me calla con un beso. Beso que sigo, porque... ¿quién puede resistirse?

—Quédate—me pide con una sonrisa—. Después le explicamos, aunque creo que ya entendieron todo.

—Aaron...—murmuro incómoda. De tan solo imaginar lo que el resto debe estar pensando de esto... Seguro creen que soy otra tonta más que cayó por Aaron Johnson.

—Por favor, solo un rato más —me pide y besa mi hombro. Mi piel se eriza. Esto es innegable.

—Está bien.

—Esa es mi chica —muerde su labio orgulloso. Ruedo mis ojos y lo beso como tiene que ser. Son muy adictivos.

—¿Sabes? Me estoy congelando—suelto.

—Cuantas indirectas —dice burlón antes de colocarse encima de mi cuerpo.

No era una indirecta realmente, pero no me quejo. Sus manos recorren mi cuerpo y unos cuantos gemidos se escapan de mi boca.

—Ya, ya detente —le pido cuando sus besos amenazan con bajar aún mas de mi abdomen. Bufa bien fuerte para que lo oiga bien claro.

—Aburrida —murmura contra mi piel. Me hace caso y se levanta de un tiron de la cama. Mis ojos no pueden evitar recorrer todo su cuerpo.

—¿Sabes? En este momento me siento acosado.

Me tapo mi cara roja con la sábana. Lo oigo reírse.

—Ya puedes ver —anuncia y destapo los ojos. Ya se ha puesto un bóxer.

Por más que la vergüenza me coma viva, salgo de la cama, no me importa que me vea desnuda, ya me vio ayer... ¿No?

—Se te desvían los ojos, Aaron—le digo tomando una remera de su armario. Con unos boxers.

—No, no se desviaron —sentencia en un tono de voz oscuro.

Idiota.

—Solo... Cállate—ordeno frustrada.

Me acompaña para salir de su habitación. Por suerte, el pasillo esta vacío. De seguro siguen durmiendo. Bajo trotando las escaleras, con Aaron hablándome por detrás. Esperaba perderlo.

—Estoy pensando en leer un libro—suelta de la nada.

Me detengo en el quinto escalón. Me giro a verlo.

—¿Qué dijiste?—modulo cada palabra.

—Que quiero leer un libro—repite encogiéndose de hombros.

Miro hacia arriba.

—Dios, perdónalo, no sabe lo que dice.

Larga una carcajada. Aaron, no Dios.

—¡Es enserio! ¿Con cuál empiezo?

Lo miro incrédula por unos segundos. Como no se echa a reír, hablo:

—Puedes empezar con... "The Maze Runner".

—¿Ese es el libro de el chico ángel que maneja una moto y es peleador?—pregunta a mis espaldas.

—No, te confundiste, estas hablando de "Hush, Hush" y de "Beautiful Disaster" al mismo tiempo—bufo bajando las escaleras—. No todos los libros son iguales.

—Ah. ¿Y este de qué trata? —inquiere extrañamente curioso.

—Léelo y sabrás.

—Perfecto. Lo voy a leer.

Me miente. Pero de todas maneras, me río.

Entramos a la cocina, donde están todos desayunando. Todos menos Jo, Max y Jules. Me congelo. Pensé que estarían durmiendo.

Al vernos, intercambian miradas y sonrisas cómplices. Los ignoro lo mejor que puedo y paso a hacerme mi desayuno.

—Los vecinos vinieron a quejarse ayer por la noche—nos dice Jace.

—¿Qué? ¿Por qué?—pregunto empezando a alterarme. Mis tíos nos van a matar si se enteran de que los vecinos ahora nos detestan.

—Unos gemidos sucios, aturdieron a todo el vecindario—carraspea West mirándome con seriedad.

Mis mejillas se acaloran. Tierra, trágame, plantame, no se, hazme desaparecer. Aaron niega con la cabeza divertido.

—¿Cómo estuvo su noche, eh?—pregunta Leslie con una sonrisa malvada.

Hora de evadir el tema.

—Y...¿A qué hora se fueron los niños?—les pregunto. Me siento un poco culpable por haberlos abandonado así de repente.

—Cuando sus gemidos pararon—dice Matthew.

¿Esto es a propósito? Me siento al lado de Leslie.

—¿Son.. algo?—nos pregunta Jace.

—¡No!—exclamo escondiendo, o mas bien, tratando de esconder mi cara con mi cabello.

—Pues deberían—sugiere West.

—¡Dejemos de hablar de mi!—pido avergonzada.

—Esta bien, ya basta—tercia Leslie entre risas—. ¿Hoy qué haremos?

—No lo sé, pero sea lo que sea, tratemos de evitar la playa. Ya me tiene harto. Llevamos un mes y medio acá. Y todos los días fuimos a la playa. Quiero disfrutar el mes que nos queda—habla Matthew en un tono cansado.

Asentimos.

—¿Qué... tal paintball?—sugiere Aaron luego de beber de su taza de café.

—¿Hay eso en este pueblo? —pregunto sorprendida.

—Sí—responde sorprendido—. Hace unos días hablé con Nick, dijo que podríamos arreglar para ir, los padres de Dylan son los dueños.

—Joder, los padres de Dylan son dueños de todo —me río.

—Bueno, ¿Qué esperas?!—lo apura Jace—. Dile que vamos.

Aaron toma su teléfono y le marca a Nick. Mientras tanto, Leslie aprovecha para acorralarme en busca de respuestas.

—Así que... Aaron.

Asiento cohibida.

—¡Cuenta todo con detalles!—pega un gritillo.

Sonrío contagiándome de su alegría. Alex no diría esto, diría: "¡Ya era hora de que lo folles!"

Le cuento como demonios terminamos acostándonos, aunque eso es bastante fácil de deducir. Ella me escucha con atención. No pide detalles sucios, por lo cual me siento aliviada.

—¡Te gusta Aaron!—susurra. Muerdo mi labio y asiento despacio. No puedo negarlo más.

—¡Ay, son perfectos!

Río. Eso espero. Perfectos.

Pero, ¿qué pasará? Es decir... Luego de esto. Nos unimos de una manera muy especial anoche. Solo que...tengo miedo. Miedo de que me diga que fue algo tonto y pasajero, que la forma en la que se comporto las ultimas semanas, fue un engaño. Me dolería aunque no me sorprendería. Creo que lo que me sorprendería sería que se me declare o algo por el estilo.

Si eso llega a pasar...no sé lo que haré. Me gusta, pero...cosas del pasado.

—¡Listo! —exclama Aaron orgulloso de haber arreglado todo—. Ya, ya, corran a vestirse, reservamos para en media hora.

Pongo mis ojos en blanco. ¡Estoy cansada! Pretendía volver a dormir hasta por lo menos el almuerzo. Anoche no dormí muy bien. O dentro de todo.

Todos se apresuran a irse, excepto Aaron y yo.

—Tengo una sorpresa para ti—anuncia sonriente.

—¿Enserio? ¿Qué es?—pregunto y espero pacientemente a que se ría y me diga "jaaaa, todo fue una broma, sigues sin caerme bien". Hace todo lo contrario, se acerco a mi, y me toma de la cintura.

—Esta noche—habla a mi oído, logrando que mi piel se erice—. Tómalo como una cita.

—¿Cita? Suena bien.

—Toda cosa que me involucre suena bien—se burla con una sonrisa—. Ya sabes.

Elevo mis cejas.

—¿Ya sé qué?

—Conquistaría el mundo con una mano si la otra la tomarás tú.

—¿De dónde sacaste esa frase?—le pregunto riéndome.

—Tumblr—se contagia de mi risa.

—Por eso me gustas.

Y luego me arrepiento. ¿Lo dije? ¡No! ¡No! Detiene su risa solo para mirarme sonriente.

—¿Te gusto?—eleva sus cejas con ese ego gigante que tiene.

—No...—balbuceo.

—¿Te pongo nerviosa?—insiste.

—¿Que es esto?—me separo bruscamente al poner mis manos en su pecho—. ¿¡Un interrogatorio de la policía?!

Aaron ríe.

—Vas a colapsar de los nervios, Indiana. Ve a vestirte —dice él tomando mis manos—. Por más que me guste verte en mi ropa, tenemos que irnos.

Asiento con la respiración agitada y mis mejillas rojas. No dudo ni siquiera dos segundos cuando salgo corriendo a mi habitación, ya en ella, me pongo mis jeans, con una blusa suelta, las Converse de siempre y me cepillo el cabello.

No demoro nada. Cuando bajo las escaleras, los chicos ya están saliendo.

—¡Esperen!

West, que estaba por cerrar la puerta, la abre otra vez.

—Claro, nos olvidábamos de ti —suelta burlón y me deja salir.

Nos vamos en el auto de Aaron. Jace de copiloto, Leslie, West, Matt y yo atrás. Como podemos realmente. Me toca sentarme arriba de Matt.

Este pervertido, lo que Matt  hace es poner sus manos en mi cintura, mientras tiene su cara cerca de mi cuello.

Aaron nos ve a través del espejo retrovisor.

—Quiero esas manos alejadas, Oliver—suelta molesto.

—Uhm, esos celos —ríe West e intercambia miradas con Leslie.

—Nosotros no... Ahg, olvidenlo.

Escuchamos música en el camino. El viaje se hace normal. Una broma de Matt, otra de Jace, Aaron sobreprotector, Leslie con sus comentarios sobre nuestro "romance".

Normal.

Aaron estaciona frente a un gran complejo, que tiene un gran cartel que ponía "Paintball 360" en la puerta, Natalie, Nick, Dylan, Mase y ¡Chase! Hace mucho que no lo veía.

Matthew me tira al suelo para que nos bajemos. Me quejo y Mason se acerca rápidamente a mi rescate.

—Gracias—murmuro mirando con desprecio a Matt, él me saca la lengua como un niño de cinco años.

¿Inmadurez? ¿Dónde?

—¡Indy!—saluda Natalie acercándose para abrazarme.

Con un abrazo, saludo a Nick, a Dylan y finalmente a Chase.

Cuando entramos al complejo observo primero, un pasillo lleno de pintura, como si fueran balazos —muy creativo— adornar la pared.

Dylan, que es prácticamente el dueño del lugar, nos guía hacia una recepción, donde hay una chica rubia en el mostrador.

—Hola—saluda Dylan.

—Hola, Dylansaluda ella con una sonrisa amable—. Pasen por la cancha siete. Los equipos están cerca de los casilleros.

Luego de unas cuentas indicaciones mas, pasamos por la cancha 7. Pero antes de llegar, hacemos una parada para recoger los equipos.

—Nos vamos a dividir en grupos—anuncia Dylan—. El equipo azul serán, Natalie, Aaron, Jace, Nick, Mase y yo. El resto, son del equipo rojo.

Miro a mi equipo, West, Leslie, Matt, Chase y yo.

—Somos menos!—protesto Matthew.

—¿Miedo, Oliver?—Nat lo mira con una ceja alzada

—Nunca, bebé—dice Matthew con su sonrisa de conquistador. No me sorprende, Matt coquetea con cualquier cosa que respire.

—Veinte a que estos dos terminan en algo—le susurra a Leslie divertida.

Ella no me devuelve el mismo entusiasmo. Rueda sus ojos molesta y se aleja de mi. Inmediatamente detecto que el problema no es conmigo, sino con Matthew porque... Oh, a Leslie le gusta Matt. ¿De verdad? Pero bueno... El amor es ciego, sordo, tonto, con dos pies izquierdos y mala puntería.

Nos dividimos los equipos, nosotros, tenemos trajes rojos, y los del equipo de Aaron, trajes azules. No me parece muy inteligente al ser un juego en el que el punto es pasar desapercibidos para disparar, pero ya qué.

Se puede elegir el color de tus balas, así que yo elijo el que nadie elige, rosa. Así puedo identificar mis víctimas.

West, que es nuestro capitán por su decisión, nos guía hasta la cancha. Cuando entramos, quedo asombrada. Plantas y arboles de plástico por doquier, césped artificial, rocas gigantes para cubrirte, una especie de lago. Sinceramente, voy a venir aquí mas seguido.

—La zona de los rojos, es la segunda mitad de la cancha—anuncia Dylan.

—¿Qué? ¿Por qué nosotros la segunda mitad?—cuestiono.

—Porque soy flojo y no tengo ganas de caminar hacia allá.

Me da la espalda y se va con su equipo.

—¡Vamos, vamos!—apura West. Corremos hacia nuestro lado, cuando llegamos, vemos una especie de mástil, de mi altura, con una bandera roja en la punta—. Este es el plan. Leslie e Indy, que son las mas rápidas, van a ir a buscar la bandera, Chase, tú muévete por donde quieras, mata a quien sea. Matt y yo, nos vamos a quedar a cuidar la bandera.

Asentimos y nos ponemos las gafas protectoras. Todo listo, capitán.

De repente, un silbato, nos aturde, y nos indica que ya tenemos que empezar. Me echo a correr como si mi vida dependiera de ello, esquivando arboles e intentando no resbalar y caerme. Pierdo a Leslie con la mirada.

Cuando volteo la cabeza a buscarla, me desoriento, ya no sé dónde estoy. Todo es verde y artificial. Freno cuando me siento mareada.

Logro recomponerme y escucho unos pasos acercándose. No son de mi equipo, me escondo tras árbol. Los pasos se acercan más, es solo una persona y es una víctima fácil.

Salgo de mi escondite, es Mason, subo el arma, y le disparo, una mancha rosa se le forma en el pecho. Se queja del dolor. Fue muy cerca y estas cosas duelen como el Diablo manda.

Sonrío victoriosa. Me echo a correr hacia otra dirección. Freno de seco cuando oigo un disparo y luego el inconfundible grito de Leslie. Estoy sola.

Continuo caminando sigilosamente esta vez. Otro disparo. Un bufido y un "¿¡bromeas!?" de Jace. Bye, bye, friend. Al mismo tiempo otro más. Dylan. Se están yendo más rápido de lo que esperaba.

Los que quedan, son de mi equipo: West, Matt y Chase. Del otro: Aaron, Natalie y Nick.

Camino sigilosamente hasta que diviso la bandera azul. Me tiento a correr y agarrarla. Pero sé, que hay una trampa. Nadie dejaría la bandera tan sola y descuidada.

Otro disparo, esta vez es Chase. Rayos, ya estamos empatados.

Miro a todos los costados, buscando a Natalie o a Aaron o incluso a Nick. Pero no veo a nadie. ¿Puede ser que hayan dejado la bandera sin defensa? No creo... Suena muy estúpido viniendo de Aaron, aunque él en si, es estúpido.

Otro disparo. El gruñido de Matthew.

Es ahora o nunca.

Corro hacia la bandera, con el arma lista. Pero cuando estoy a unos tres metros, una persona cayo desde arriba y me bloquea. Me olvide de mirar hacia arriba, qué inteligente de tu parte Indy.

Es Aaron.

Me apunta con su arma.

—¿Últimas palabras, Adams? —inquiere con una sonrisa ganadora.

—Estoy enamorada de ti—suelto.

Eso lo desconcierta. Baja el arma y me mira incrédulo, pero con un brillo en los ojos. Rompo la distancia entre nosotros y junto mis labios con los suyos. Tres, dos, uno... Boom, disparo.

La pintura rosa adorna su cuerpo. Me alejo de él, quien bufa y maldice en mil idiomas. Tomo la bandera.

—Te gané, Johnson.


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.

nota (2019): cuantos años creen que tenía cuando escribí esta novela?

(acá, haciendo conversación jajajaj)

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