12| Batman en problemas.
esto debe ser obra de san ricky fort
Narra Aaron.
—Sí —una sonrisa se escapa de mis labios sin poder evitarlo.
Jace cierra sus ojos con fuerzas y coloca su mano en su frente.
—¿Acaso eres estúpido? Pudiste haberle advertido a West. Arruinaste una relación.
Resoplo. No somos capaces de saber que pudiese haber pasado.
—Christopher es un imbécil —bufo.
Mi amigo eleva sus cejas—. ¿Eso es lo que dirás en tu defensa? No conozco a este Chris, pero creo que nadie se merece que le quiten a su novia.
—De todas formas, West o no West, su noviecita le hubiese puesto los cuernos igual —murmuro alzándome de hombros. No quita el hecho de que Sophie se haya puesto celosa y West, bueno, mi amigo simplemente pasaba por el lugar. Pudo haber sido cualquiera, pude haber sido yo.
—¿No te das cuenta de que ahora este chico tiene más camino libre con Indy?
Tensiono mi mandíbula. Lo pensé demasiado tarde.
Narra Indy.
Cuando bajo a desayunar, me doy cuenta de que es temprano y me sorprende bastante.
Escucho la voz de Jace desde las escaleras, Dios mío, ese chico es muy madrugador. Claramente el chico no es ningun esquizofrénico así que solo no habla. Identifico la voz de Aaron. Muerdo mi labio, hace días que no le dirijo la palabra.
En la cocina, mis sospechas se confirmaron. Jace sostiene una taza de café entre sus manos y Aaron este vacio. Se susurran unas cosas entre ellos, Aaron asiente de vez en cuando como si estuviera escuchando instrucciones. ¿Y estos qué?
El de ojos azules salta del susto al verme.
—¡Indy!—sonríe Aaron de la misma nada. Elevo mis cejas, ¿desde cuando me trata con un humor tan impecable?
—Mh...Hola—murmuro lo mas cortante que pude. Es tan raro que lo primero que se me pasa por la cabeza es que pueda ser alguna broma-
—¿Quieres ir a caminar por ahí?—pregunta a mis espaldas.
¿Caminar por ahí? ¿Qué dijo?
—No, gracias. Tengo que desayunar—aclaro mi garganta para opacar mi confusión.
—Invito yo —avisa.
Y a mi qué.
Sin esperar respuesta por mi parte, me toma de la mano y a pesar de mis protestas, me arrastra hasta la puerta. Al salir, los rayos del sol golpean mi rostro con demasiadas fuerzas. Son las ocho de la mañana, joder.
—¡Que no quiero, Johnson!—grito moviendo mi brazo como gusano para librarme de su agarre.
—Sí quieres.
Muerdo mi labio. Que pesado.
—Bueno, ya suéltame —suspiro rendida.
—¿No escaparas?—interroga alzando una ceja.
Me mira por unos momentos, intentando descifrar mis intenciones.
—No—contesto al fin.
Con desconfianza, suelta mi brazo. Lo sacudo un poco y continuo caminando a su lado, como dos personas correctas.
Ahora que me quedo quieta, hace bastante frio. Es que este estúpido no me dejo sacar ni un abrigo. Tengo puestos unos estúpidos pantalones de pijamas que son cortos y una remera de tirantes finos, en los pies tengo unas ojotas.
Paso mis manos por los brazos, intentando entrar en calor. Aaron nota mi reacción por lo que hace algo sumamente predecible y se quita su chaqueta. Oh, no.
—No trates de hacer el papel de chico bueno conmigo—lo corto elevando una mano en señal de que se detenga—. Aléjate de mí.
Johnson suelta una carcajada.
—Te estás congelando—canturrea. Gracias por indicarme lo obvio.
—¿Y qué?—suelto un bufido—. Pues que así sea.
Pone sus ojos en blanco. Pensé que ya había dejado esa costumbre atrás.
—Te vas a poner la campera. No quiero enfermos en la casa.
Como si tu fueses a cuidarme, imbécil.
—¡Que estoy bien!—grito intentando dejar claro mi punto.
—¿A quién le importa?—suelta y coloca su chaqueta sobre los hombros.
Rendida, suelto un largo suspiro. Este chico definitivamente me pone de malas.
—Estúpido—murmuro.
No caminamos ni tres metros, y su abrigo ya se encuentra en el suelo.
—Por estúpido.
Niega con la cabeza y se inclina a alzarla.
—Te comportas como una chiquilla—me dice y se pone su chaqueta. Bien, no insistirá más.
Y tú como un imbécil pero nadie te dice nada.
—¿Para que querías "caminar"?—interrogo. Mi estomago ruge de hambre.
—No se...para charlar.
Lo miro incrédula por unos momentos esperando a que se ría y me diga la verdad, sin embargo no lo hace. ¡¿Para charlar?! ¿¡Es en serio!?
—Podríamos haber "charlado" en casa.
—Ahí están todos —arruga su nariz—. Mejor aquí, podemos...tener más privacidad.
Volteo a verlo. ¿Mas privacidad?
—¿Tienes planeado matarme o algo por el estilo?—entrecierro mis ojos.
—¿¡Por qué piensas tan mal de mí?!—exclama frustrado.
—Porque te conozco, Johnson—elevo mis cejas—. Nadie puede esperar nada bueno de ti.
—Yo te dije...—
—No—lo interrumpo cuando noto que rumbo esta tomando esta conversación—. Estoy hasta acá—señalo mi frente—. De tus explicaciones. No las aguanto. Lo que hiciste, ya lo hiciste, lo lamento. Deja de rogar de una vez.
—Iba a decir que yo te dije que te iba a invitar a desayunar y eso voy a hacer—completa con una sonrisa. Improvisando sobre la marcha, eh.
Enfadada, apresuro mi caminata, dejándolo atrás. Cruzo mis brazos para obtener calor. Sinceramente, es un estúpido. No creo cansarme de repetirlo.
—¡Indy!—me llama desde atras—. Era mentira.
Llega a mi lado. ¿Mentira lo del desayuno o mentira qué?
—Ya no se qué creerte y que no—suspiro doblando en una esquina mientras me alejo. No sé a dónde demonios estoy yendo.
—No te enojes.
—Esa frase la puedes ir desechando porque no sirve—elevo mis comisuras en una sonrisa falsa.
—Perdóname.
Ajá.
—No—respondo sin dudar, cada vez caminando más rápido, por poco corro.
No lo oigo protestar más, pero tampoco deja de perseguirme. Después de unos minutos caminando así, yo por delante y él por detrás, me canso. Nos estamos alejando mucho.
Miro a mi alrededor es una parte de la ciudad que no conocía. Hay unas cuantas tiendas y cafeterías a nuestro alrededor que lucen bastante bien.
—¿Puedes dejar de seguirme?!—exclamo girándome fugazmente a verlo.
—No.
—Aléjate—pido.
—No. Mira, ni siquiera sabes a donde estas—indica lo obvio.
Me detengo, tenía que parar esta cosa sin sentido. Tiene razón, no sé en donde estoy parada.
—Si quieres...volvemos a casa y charlamos tranquilos.
—¡Que yo no tengo nada que "charlar" contigo!—le dejo claro. Esta bien, estoy evitando de mas la charla sobre el beso.
—Sí, sí tienes.
—No, no tengo.
—Sí.
—No—me cruzo de brazos.
—Actúas como una niña queriendo evitar este tema—suelta Aaron—. Ya tienes 17 años, eres casi un adulto, compórtate como tal.
—Seré niña entonces—digo sentándome en una banca libre.
Pero como Aaron Johnson llega para poner mi vida patas para arriba, se sienta a mi lado.
—¿Podemos hablar del beso?—pregunta más calmado.
Muerdo mi labio inferior. Evalúo mis opciones.
1) Lo más probable es que quiera aclarar las cosas con un "Me deje llevar nunca mas volverá a suceder"
2) Si...hay una escasa posibilidad de que revele que está enamorado de mi..Yo...yo salgo corriendo.
3) Si me vuelve a besar...Se gana una bofetada.
4) Si me empieza a bromear...Definitivamente se queda sin el día del padre.
—Está bien—bufo.
Toma una profunda respiración y comienza a hablar.
—Yo...Jace...Entonces...—tartamudea.
—No, no, no —le detengo en ese mismo instante—. Habla bien.
Humedece sus labios. Quito mi vista de esa zona rápidamente.
—No sé por dónde empezar...—murmura.
—Por el principio..
—Bueno...Esto ocurrió dos años atrás...
—No tan atrás—murmuro cansada.
—Está bien... Cuando fuimos a ese club, nos emborrachamos, al día siguiente, no recordamos nada—habla a lo que asiento—. Bueno...yo recordé algunas cosas.
—¿Qué recordaste? —pregunto nerviosa.
Aclara su garganta.
—Volvimos, me tropecé en las escaleras, te ofreciste a ayudarme, te dije que no tú insististe, entramos a mi cuarto, nos besamos, te sacaste tu vestido...
Tapo mi cara con mis manos para ocultar la vergüenza.
—¿Sigo?—pregunta
—No...creo que ya se lo que sucede después...
—Cuestión que, nunca me había sentido mejor en mi vida, pensé que era porque estaba borracho, pero no, aunque no hicimos mucho, me sentí...¿Genial? No puedo decir que eres una experta, ni nada de eso, porque claramente no lo eres—deja escapar una risa. Tonto—. Pero...Me sentí diferente a cuando estoy con otras chicas. ¿Me entiendes?
Nego con la cabeza. No, no lo entiendo.
—Por eso te bese hace tres dias, para comprobar lo que sentía—completa él.
Siento como mi corazón amenaza con salirse de mi pecho.
—¿Y qué sentías?—hago mi mejor esfuerzo para no tartamudear.
—Yo...—empieza a decir Aaron, pero mi celular le interrumpe.
—Lo siento—murmuro y saco mi celular de mi bolsillo trasero. Observo en la pantalla el nombre de mi hermanastra, Leslie.
—¿Sí?—pregunto esperando a que sea importantísimo.
—¡Indy, Aaron!—grita desesperada apenas oye mi voz—. Vengan rápido—nos apura—. El estúpido de Jace intento hacerse el Batman y se abrió la cabeza. La ambulancia está por venir, vayan directamente al hospital general.
Ahora mi corazón amenaza con salirse pero por mi boca.
—¿¡Qué?! Oh dios... Sí, ya vamos, adiós—me despido y ella inmediatamente corta la llamada.
—Jace está en el hospital—le aviso a Aaron, quien me mira intrigado. Me levanto rápidamente.
Aaron imita mi acción.
—¿Qué? ¿¡Es que no puedo dejar solos a esos tres?!—pregunta enfadado y preocupado.
Rapidamente, entramos al primer taxi libre que vemos.
El hombre asiente tras darle la dirección y al parecer, entiende que es una urgencia por que llegamos en nada.
A medida que nos acercamos, mi angustia crece.
¿Será algo realmente grave? Sé que debería odiarlo, pero, ya le tomé un cariño especial, hace como 5 días, me pidió perdón por lo que paso ese día en mi habitación cuando yo salía del baño, y yo le pedí perdón por el "experimento". No somos mejores amigos, ni nada, pero Jace me agrada. Además.... ¡Nos van a matar si volvemos con uno menos!
Entro al hospital, esquivando personas que se paran en el medio del pasillo. Pregunto por Jace en recepción, me dijeron que no había llegado, pero que una ambulancia salió hace unos minutos a esa dirección.
Me siento a esperar con Aaron al lado, en el mismo lugar donde esperamos la vez pasada. Estoy nerviosa. Juego con mis manos mientras espero a que Jace y el resto entre por esas puertas.
De repente, como si decir su nombre lo hubiera invocado, las puertas se abren de par en par y dos médicos, empujando a toda velocidad la camilla en donde esta Jace entraron, por detrás, venia Leslie corriendo como loca, West que traía su pijama de dinosaurios y unas pantuflas de hombre lobo y Matthew, quien venía bien vestido, pero traía una tanga en la cabeza.
Dios mío, que vergüenza, por las dudas, no los conozco.
Los médicos se llevan a Jace lejos, y nosotros nos quedamos en la sala de espera.
—Todo esto...se me hace tan familiar—murmura Leslie resoplando.
—Ni que me digas—suelta mi primo.
Todos nos sentamos en hilera.
—¿Por que Matt trae una tanga en la cabeza?—pregunta Aaron.
—Larga historia—el aludido arruga su nariz.
Narra Matthew.
Una hora antes.
Escuche la puerta cerrase, luego gritos, Aaron y Indy. Resoplo, ya no son noticia.
Baje las escaleras en lo que considero mi pijama, que consiste en un bóxer nada más. Me encuentro a Leslie también entrando a la cocina.
—¡BUEEN DÍAAA!—exclamo solo para molestarla, adoro molestarla.
—No somos sordos—masculla Leslie molesta.
Jace se levanta de su taburete ya que terminó su desayuno y camina hasta el reproductor de música que esta en una repisa de la cocina. ¿No le parece algo temprano?
Le da a play y sonrío al reconocer la canción.
This hit, that ice cold
Michelle Pfeiffer, that white gold
This one for them hood girls
Them good girls straight masterpieces.
—¡Así me gusta!—grito y paro sobre la mesa donde Leslie toma su té.
Pateo su taza, esta cayo, al piso, rompiéndose en pedazos. Ups, creo que era de la porcelana fina de la tía Karen, ya qué.
Abre su boca con indignación. Aprovecho y me inclino para robarle un beso.
Me golpea en el hombro. En ese movimiento, tomo su mano y la hago subir a la mesa conmigo. La hago bailar un poco y se suelta. Leslie nunca rechaza a la buena música.
Nos bajamos de la mesa y los tres pasamos al living con la música al tope.
Pasamos los tres al living. La música esta al máximo.
—Don't believe me just watch, don't believe me just watch, don't believe me just watch, don't believe me just watch , don't believe me just watch. Hey, hey, hey, ¡oh! — canta Jace super desafinado subiendose a un sofá.
De reojo, observo en el suelo una tanga. Es de Leslie, la recuerdo perfectamente puesto a que yo se la quité. La coloco en mi cabeza y continúo bailando.
—¡SOOOY BATMAAN!—grita Jace intentando saltar a el sofá de al lado, pero resbala y se cae al suelo.
Miro a Leslie, nos largamos a reír. Espero las risas de Jace, pero ese no emite ningún sonido. Ni se mueve.
—Hey, estúpido— lo muevo, dejándome ver su cabellera negra llena de sangre.
—¡¡LESLIE LLAMA A LA AMBULANCIA!!—grito a todo pulmón.
Narra Indiana.
— Y eso es lo que paso—Matt deja escapar un suspiro, como si contarlo fuese cansador.
—Inmadurooos —canturreo entre risas.
—Ni que lo digas, nena—ríe mi hermanastra.
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