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03 │Una venganza picante.

¿¿AAALGUIEN DIJO "MAAARAAAATOOOON"? SIIII, YOOOOOO.


Entro a casa detrás de West. Todo se encontraba en un silencio no muy propio de todo. Elevo la mirada con vergüenza y observo como todos me miran, sin ninguna expresión alguna exceptuando a Jace quien luce apenado.

—Indiana...Yo...lo siento—Jace toma un paso adelante luciendo arrepentido.

Parpadeo con sorpresa. Siempre fui muy ilusa.  ¿Dirá la verdad? Pero si es Jace Collins, nada es verdad.

Lo ignoro y subo a mi habitación sin dirigirle la palabra a nadie. No quiero quedar como estúpida si llega a ser mentira. ¿Qué si todos estallaban a carcajadas al segundo que lo perdonaba?

Cierro la puerta de golpe y me deje caer en la cama en un suspiro.  No creo que haya persona más estúpida que Jace Collins.  ¿No se da cuenta que también tengo sentimientos?

Las lágrimas no tardan en llegar a la fiesta. Me hago un ovillo, como si eso pudiera protegerme de todos los males del mundo y dejo que mis casi inaudibles llantos llenen la habitación.

Minutos después, oigo sus escandalosas risas provenientes de abajo. Cierro mis ojos con fuerza, siempre termino siendo yo la que pierde y ellos, ilesos como de costumbre.

Pero ya estoy harta.

No voy a dejar que arruinen mi verano.

Necesito cambiar. Necesito cambiar mi actitud de esconderme a llorar cada vez que hieren mis sentimientos, o si no, mi verano será un infierno y no me refiero al clima.

Mi celular suena, sacándome de el pequeño trance en el que había entrado. Me estiro hasta mi mesita de luz y leo quien esta llamando.

"Alex Hoffmann"

Al fin. Deslizo la pantalla y contesto. 

—¿Hola?

—¡¿Cómo que viste a Chris?!—grita  mi mejor amiga.

—Se dice hola —me quejo por el tono de voz que empleo.

—¡Hola y una mierda! —vuelve a gritar. Si algo tenía ella es que no le interesa gritarlo a los cuatro vientos, si lo necesita lo hace. Alex no habla, grita–. ¿Qué sucedió?

—Pues, nada interesante. Nos pusimos al tanto de nuestras vidas...Y me contó que tiene novia—mi voz de quebró un poco al decir la última parte.

–¡¿NOVIA?!–exclamo Alex.

Iba a pagarle un psicólogo en breve.

—Sí —bufo— .Y yo... Yo le dije que tenía novio.

—¡¿NOVIO?!

—¡Alex, deja de gritar! —la regaño harta de su tono de voz. Para hablar con ella por teléfono debía alejar el móvil sí o sí.

—¡Tú también me gritas, Adams! —nadie excepto ella puede tener la razón—. Ahora, a lo importante. Explícame de dónde vas a sacar un novio. Tú nunca tuviste uno....Bueno a excepción de...

—Cállate—no dejo que termine su frase. Oía una vez más su nombre y estallaba—. No quiero que me lo recuerdes.

—Lo siento.. .Sé que fue difícil para ti... Lo lamento, no debí mencionarlo.

Un silencio se crea entre las dos. Uno incomodo, de esos que no sucedían siempre.

—No... está bien—me disculpo por mi exagerada reacción. Aunque quizás no tan exagerada—. Y respecto a lo del novio...Emh... No lo sé algo se me ocurrirá.

Eso espero.

—Bien...Pon tu cabezota a funcionar Adams. Tantas  As deben servir para algo.

—Supongo.

—Debo irme, Indy  —habla—. Hablamos luego.

Me despido de ella con un breve "adiós" y dejo que termine la llamada. Dejo mi celular a un lado.

Cuando el silencio reina en mi habitación, decido retomar lo que estaba por hacer y sujetar las riendas de la situación.

Me levanto y corro hacia mi mochila de mano, saco de esta un cuaderno y lapicera. Me acuesto en la cama y sin hesitar escribo lo siguiente:

Lista Negra.

1. Jace Collins

Recuerdo cuando West era pequeño y llevaba hacia todos lados una lista de personas "malas" según su criterio. Supuestamente, era una libreta de venganzas pero al ser un niño de nueve, no pudo concretar demasiadas. ¿Quién dijo que yo no puedo hacerlo?

Miro hacia el techo y dejo que las ideas entren a mi cabeza, pero no sucede. Generalmente, tengo una imaginación enorme y de ahí mi pasado. Sin embargo, ¿venganzas? No sirvo para esas cosas.

Pero de repente... Recuerdo el año pasado cuando un chico se burlo de Alex diciéndole algo que no recuerdo. ¡Adivinen! Sí... ese chico fue Matthew Oliver. El «amigo con derecho a roce de Leslie».

Lo que hizo Alex fue hacer una mezcla... Huevos y picante. Los revolvió, sedujo a Matt y le pidio que se tomara ese "Jugo de frutos rojos". Ingenuamente, lo bebió, se descompuso y comenzó a vomitar por toda cafetería. Fue todo un espectáculo. Uno asqueroso, no mentiré, pero nadie nunca había humillado tanto a Matthew.

Esto es perfecto. No se me ocurre nada, bien vale robarle las ideas de mi mejor amiga. No necesito escribir nada. Chequeo la hora, perfecto para traer una riquísima bebida a casa

Con mas ganas de nunca, salgo de mi habitación. Hago el recorrido del pasillo y bajo alegremente las escaleras con una sonrisa pícara en mi cara. Leslie, West y Aaron estaban jugando a la X-Box. Bien... ¡Vamos Indy! A actuar. Nunca fue mi fuerte, se me daban otras cosas.

Me acerco a ellos con una sonrisa en a cara.

–¿Que vamos a comer?–pregunte lo más alegre que pude.

Quiero llorar.

–Matt y Jace están haciendo unas pizzas –responde West con el ceño fruncido ante mí sorprendente actitud.  ¿Los playboys cocinan? ¡Mierda! ¡Y yo creyendo que follan todo el día!

–Voy a salir un rato... ¿Traigo la bebida?

Digan que si, manga de imbéciles.

–Claro —responde West.

—¿A dónde vas, estúpida? —Leslie habla, desprendiendo su mirada de la televisión.

—¿Y a ti que te importa? —frunzo el ceño mientras la miro.  Abre su boca con sorpresa, no está para nada acostumbrada a que yo le responda de esa manera. Más que nada a que ruede mis ojos y desaparezca—. Exacto, que no te importe.

Me giro sin escuchar su respuesta unineuronal y salgo de casa, donde ella empezaba a oscurecer.

En la esquina hay un supermercado, no muy grande pero uno. Creo que ahí voy a encontrar todo. Me tomo mi tiempo para llegar y cuando lo hago, no es complicado hallar lo que necesito.

Encuentro una caja con huevos, un frasco con picante, la indicación decía "MUY PICANTE" Para mí está bien. Compro una botella de agua, luego, un refresco como para no intoxicar a todos. Literalmente me toma cinco minutos.

La chica me mira con una ceja alzada al ver lo que llevaba al momento de pagar, la ignoro y prosigo con mi compra. Abono con lo justo, tome la bolsa y salgo del lugar con una sonrisa que uno malinterpretaría que me gané la lotería ahí dentro.

Tomo la botella de agua de la bolsa y la bebo dejándola a la mitad. De todos modos, tenía sed. Dejo un poco de agua al final. Tomo asiento en una banca que había por el camino. Rompo dos huevos con cuidado  dejo su liquido caer en la botella, seguido de eso agrego todo el picante que hay en el frasco y cuando veo cuan asco me da, la cierro y comienzo a agitarla. Todo se convierte rojo.

–Iré al infierno por eso —es lo único que murmuro antes de volver a guardar la botella en la bolsa.

Camino rápido a casa, no podía controlar la emoción. No mentiré, estoy con los nervios a flor de piel pero también era en su parte divertido. Al llegar,  el olor a pizza recién hecha me llega. Huele delicioso.

Tomo una profunda respiración antes de dirigirme a la cocina, donde ya estaban todos en la mesa. Jace y Matthew cubiertos de harina. Woah, se tomaron en serio esto.

–Ehm...Hola —los salude intentando no dejar que los nervios me dominaran y me siento al lado de West. Saco la gaseosa que traje y la puse en la mesa. Jace estaba por tomarla cuando le dije que no.

–¿Qué sucede? —junta sus cejas.

–Es que yo... Me quiero disculpar —por poco mi boca no se quema al decir esas horrorosas palabras—.  Por como reaccione hoy, exagere. ¿Sabes? Te preparé un jugo especial... Mi mejor amiga me enseño la receta–todos me miraron como si un tercer ojo me hubiera salido.

West a mi lado no puede evitar toser.

–Está bien —acepta Jace luego de un momento en silencio, después de todo el quería disculparse–. ¿De qué es?–pregunto.

–Frutos rojos. Ya sabes, frutilla, frambuesa, etcétera.

Quito la botella de la bolsa y Jace la toma.  Todos seguían cada acción que hacía, probablemente intentando descifrar en que momento sacaría la pistola para matarlos a todos.

La abre y sin olerla —para mi suerte—, la bebe.

Rápidamente la separa con una cara de asco. No ha tomado suficiente.

–¿Qué gusto tiene?–pregunta Matthew.

Jace arruga la nariz y por un  instante me parece tierno. Solo por uno.

–Como a... ¿Picante?–habla y su mirada cae en mi.

Pongo mi mejor cara de decepción. Estoy a punto de poner en juego mi puchero cuando habla:

–Pero... Tiene un gusto rico.

Le da un largo trago con toda la cara fruncida del asco. Es tan tonto.

–¡Jace, saca la mano de ahí carajo!–exclama Matthew levantándose de su silla–. ¡Ella es la mejor amiga de Hoffmann! ¡Suelta!

Para cuando Collins reacciono ya era algo tarde. Su cara esta roja y en breve comienza a vomitar. Todos gritan cuando lo hacen y pronto el suelo esta mojado.

Y... ¿Yo? Comienzo a reírme como una loca, literal. West, al ver que todo fue obra mía, me fulmina con la mirada y corre a auxiliar a Jace como el resto de sus amigos. Deben de quererlo mucho como para acercarse a él en ese estado.

La venganza es dulce. Bueno, en este caso, picante.

¿A que Indy prefieren? Yo no logro decidirme.

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