Capitulo VII
6:25 p.m
Mi estómago gruñe de hambre al ver la comida en las bandejas. La cafetería de la escuela no es el mejor lugar para conseguir comida, pero en el momento donde ya no tienes opciones es tu última alternativa.
Es comer un sándwich elaborado con elementos de dudosa procedencia o morir de hambre; si tienes suerte puede que no mueras por una intoxicación de productos caducados.
El día de hoy es nuestra "noche de convivencia". Una noche al mes cada una de las secciones pequeñas de mi escuela pasa toda una noche con las secciones mayores, una especie de cosa loca donde se supone que debemos hablar con los chicos de la otra sección, pero nadie lo hace.
Entre las secciones esta noche se conoce como la "noche de diversión": empieza cuando los maestros se duermen. Todos debemos poner una tienda de acampar donde dormiremos, normalmente en este evento suelo dormir con Jordan. A los profesores no les importa si duermes con otra persona del género opuesto, ellos también hacen esto para ver qué tan buenos son los chicos "dominando los deseos carnales". Palabras de los profesores, no mías.
Las puertas de la escuela cierran exactamente a las 6:00 pm. Nadie entra o sale luego de que la puerta se cierra; esto me da tranquilidad porque quiere decir que la secta no podrá entrar a buscarme.
Camila habla tranquilamente con uno de los chicos de último año de la sección que convivirá con nosotros esta noche. El chico parece muy emocionado por tener la atención de Mila; se emociona aún más cuando ella le deja tocar su cabellera roja.
Como del sándwich que hay en mi bandeja. No es el mejor manjar del planeta, pero oye, cuando tienes hambre hasta el pasto del suelo debe saber rico.
Jordan está sentado frente a mí; hoy lleva puesta una linda camisa de color verde manzana. De alguna manera hace que sus ojos se vean más intensos de lo normal. Él los mantiene fijos en mí, siguiendo todos y cada uno de mis movimientos.
Lo observo arqueando una ceja.
—¿Por qué me miras así?
Él sonríe levemente.
—Solo quiero guardar tu recuerdo en mi memoria —hay cierto tono de melancolía en su voz—. Ya sabes, quisiera jamás olvidarte.
Sonrío un poco.
—Esas son palabras muy bonitas, Jordan.
Golpeé mi cabeza contra la mesa cuando veo a mi hermana entrar a la cafetería. Ella camina robando la atención de todos, tal vez sea el hecho de que camina como si fuera la dueña del lugar o tal vez... solo tal vez, sea el hecho de que lleva una falda tan pero tan corta que juraría que puedo ver su ropa interior. Llega hasta la mesa donde me encuentro y aprieta mis mejillas con mucha fuerza.
—Auch, Julieth. ¿Que quieres?
Ella sonríe, me empuja con algo de fuerza logrando que llegue casi a la orilla de la banca donde me encuentro.
—No vengo por ti, Killer Queen, vengo por tu hermoso y se nota que delicioso novio.
—¿Disculpa? —me cambio de banca y me siento al lado de Jordan tomando su mano—. ¿Para qué lo quieres?
—Necesito ayuda, April y yo no podemos armar nuestra tienda de acampar.
—¿Dormirás con April? ¿April Lee? ¿Mi amiga?
—Sí, ella. Dormiremos juntas.
—Pero a April no le gusta dormir con nadie... Nunca ha querido dormir en la misma tienda que yo. ¿Te aceptó como Julieth Jones o como Julie Jones?
—Como Julieth, por supuesto.
Asiento y suelto lentamente la mano de mi novio.
—Ayúdalas... —murmuro.
—Es hora. —murmura Julieth con una sonrisa.
Jordan asiente en respuesta, besa mi mejilla.
—Nos vemos más tarde.
Julieth se levanta rápidamente y toma la mano de Jordan.
—Adiós, Killer Queen.
Los veo alejarse mientras continúo comiendo mi no muy rico sándwich. Siempre he creído que Julieth tiene algún amorío con Jordan, jamás lo he comprobado porque realmente no me sorprendería. A Julieth le gusta toda la población masculina del condado y teniendo en cuenta que ella es realmente bonita no dudo que Jordan haya caído con ella.
—Oye, Julie —Camila se corre hasta que está frente a mí—. ¿Adónde fue tu galán?
—Fue con Julieth, la ayudará a poner su tienda de acampar. Ella dormirá con April.
—¿Esa no es tu amiga?
—Al parecer es más amiga de mi hermana —termino de comer y me pongo en pie—. Iré a acomodar todo a mi tienda ¿Vienes?
—Claro —Camila se despide del chico con el que hablaba, se levanta y camina a mi lado, salimos de la cafetería y nos adentramos al pasillo que lleva a la planta baja que es donde está el gimnasio, lugar donde dormiremos—. Esta noche suena que será divertida.
—Sí... Creo que sí —dejo de caminar cuando veo las luces encenderse y apagarse—. ¿Qué está pasando?
En pocos segundos las luces se apagan. Escucho a los estudiantes que están en el pasillo jadear; busco la mano de Camila en medio de la oscuridad, saco mi teléfono y enciendo la lámpara. Observo a mi alrededor. Me encuentro totalmente sola, los pocos estudiantes que estaban aquí ya no están, incluyendo a Camila.
—¿Mila? —me apego a la pared mientras alumbro mi paso—. Camila ¿dónde estás? Esto...esto no es divertido.
Siempre, desde que tengo memoria, le he tenido pavor a la oscuridad. Ahora a mis 16 años, le tengo más terror que nunca.
Camino tocando la pared para guiarme en medio de la oscuridad. Debería decir que estoy bien, que solo estoy a oscuras en un pasillo pequeño, pero para mi mala suerte me encuentro en el pasillo más largo. Cuando llego hasta el inicio de las escaleras comienzo a bajar lentamente.
Grito escandalosamente cuando alguien se posa frente a mí. Mi grito parece asustarlo, por lo cual grita también.
Alumbro su rostro y lo miro avergonzada.
—Profesor Hill...— dejo de alumbrar su rostro—. Yo... Lo siento mucho, es solo que me asusté...
El señor Hill, mi profesor de literatura, es un hombre que resulta aún más aterrador cuando no hay luz.
—Tranquila, señorita Jones. ¿Que hace por aquí?
—Estoy buscando un lugar seguro...
—Bueno, puede seguir caminando. Seguiré buscando a más estudiantes. —el profesor me sonríe—. Con cuidado, Julie.
» La oscuridad es tan traicionera que tu misma sombra podría dañarte.
—¿Disculpe?
—Adiós, Julie, fue un placer verte. —El señor Hill continúa caminado hacia el piso de arriba.
—Eso fue raro —murmuro.
Sigo bajando hasta llegar al gimnasio. Frunzo el ceño cuando ilumino el lugar y está vacío; camino hasta mi tienda.
Voy tocando las otras tiendas para guiarme hasta llegar a la mía, extrañada cuando mis dedos se mojan de un líquido en cuanto toco una de las tiendas.
—Pero... ¿qué? —ilumino mis dedos y observo que es un líquido rojo.
Abro la tienda de donde viene el líquido. Me sobresalto cuando veo a una chica arropada; seguro está durmiendo, cierro la tienda otra vez y continúo mi camino. Llego hasta mi tienda, me meto a mi saco de dormir. Apago la lámpara de mi teléfono y me acomodo para dormir.
No pienso salir de aquí a ver qué es lo que está pasando. Imagino que debió ser alguna falla de electricidad, nada relevante o que tenga que ver conmigo.
Poco a poco me voy quedando dormida. No sé cuánto tiempo duermo, despierto cuando escucho ruidos en el gimnasio; decido no prestarles atención y simplemente me acomodo para seguir durmiendo.
Suelto un grito cuando alguien abre mi tienda y arrastra mi saco de dormir hacia afuera de la tienda. Iluminan mi cara.
—¿Quién eres? ¿Qué haces? —me quejo, tapando mis ojos de la luz que me ilumina.
—¿Por qué sigues aquí?
—¿Deckard? ¿Pero qué haces aquí? —me levanto rápidamente—. ¿Cómo entraste?
—Te he estado buscando, rápido hay que irnos.
—No puedo irme, yo...
—Julie, ellos están aquí.
—¿Están aquí? ¿Quiénes están aquí?
—Te están buscando.
—¿Quiénes? ¿De qué hablas, Deckard?
—Los...
Ni siquiera termina de hablar cuando la puerta del gimnasio se abre dejando ver a un grupo de enmascarados.
—Ay, no otra vez —susurro.
—Julie.
—¿Sí?
—¡Corre!
Deckard tira de mi mano para comenzar a correr. Todo sigue igual de oscuro; tropiezo una que otra vez, por un momento me sorprendo ya que Deckard no tropieza ni una vez.
¿Que acaso él tiene visión nocturna incluida? Ahora me cuesta mucho creer que no es un ser mítico.
Deckard me hace entrar a la biblioteca y cierra la puerta con llave.
—Por el señor Jesús, Deckard. —jadeo tratando de tomar aire.
—No menciones a Jesús aquí, no creo que sea lo mejor —ambos nos alejamos de la puerta cuando alguien comienza a patearla, tratando de abrirla—. ¿Sabes qué?
—¿Qué? —murmuro, escondiéndome tras él.
—Mejor sí deberías invocar a Jesús. Necesitaremos ayuda... Mucha, mucha ayuda.
—Deckard, tengo miedo...
—Escóndete Julie.
Me ubico detrás un estante de libros mientras observo la escena de un Deckard sosteniendo con fuerza su daga. Ni siquiera sé en qué momento la sacó.
Logran abrir la puerta dejando ver a dos personas con máscaras, ambos entran a paso lento hasta quedar justo frente a Deckard.
Él los mira ladeando la cabeza.
—Así que ¡hola! ¿Buscaban algún libro en especial? Ésta es una gran biblioteca, apuesto que encontrarán el libro que quieren.
Los dos tipos con máscaras sacan dos pequeñas dagas parecidas a las que encontró Camila.
—Entonces... No están buscando un libro... Bien, al parecer no hablan mucho. De acuerdo, les daré la opción de que comiencen a comunicarse —levanta su daga y sonríe—. ¿No quieren hablar? Bien, entonces será por las malas.
En un rápido movimiento bota las dagas de ambos chicos, lanza a uno de ellos contra una de las mesas a la vez que golpea al otro y lo lanza de la misma manera que al primero.
Ambos enmascarados parecen bastante aturdidos. Tal vez sea el hecho de que ambos golpearon sus cabezas contra la mesa.
Deckard arrastra a ambos chicos y los pone juntos sobre las mesas de la biblioteca.
—Ven aquí —me ordena a lo que obedezco—. Consigue algo para amarrarlos, rápido.
Corro por todos lados en busca de algo lo suficientemente fuerte para sujetar a los chicos. Consigo un rollo de cinta adhesiva, corro de regreso y le tiendo la cinta.
Él ladea la cabeza, asiente y comienza a amarrar las manos y piernas de los chicos. Quita las máscaras de ambos. Frunzo el ceño: estos realmente son chicos, deben tener al menos 17 años.
—¿Los conoces? — pregunta Deckard señalándolos, niego con la cabeza—. Muy bien, niños; creo que si quieren mantener sus cuerpos con vida deberían comenzar a hablar, denme nombres.
Uno de los chicos ríe.
—¿Crees que vas a ganar, Collins? No sabes quién eres, ¿crees que podrás jugar a ser el chico bueno? ¿Hasta cuándo, Deckard? ¿Jugarás también con ella? ¿Qué harás luego de que te diviertas con ella? ¿La asesinarás? Como asesinaste a Moll.... —el chico no termina de hablar cuando veo como Deckard lo degolla.
Gotas de sangre salpican en mi ropa. Luego la sangre del cuerpo ahora sin vida del chico comienza a correr por el suelo. El otro lo mira aterrado; él sabe cuál es su futuro si no comienza a hablar.
—No... no puedo darte nombres pero solo diré... J.J —murmura el chico con terror—. No olvides eso, es importante... Ahora... No vas a matarte ¿verdad?
—Yo no te mataré. Espero reconsideres muy bien lo que estás haciendo niño. Dile a tu jefe que sea donde sea lo encontraré —Deckard toma mi mano— Buena suerte, espero que te encuentren pronto.
Tira de mi mano sacándonos de la biblioteca. Me da una mirada rápida, luce desconcertado.
—¿Qué? —pregunto ladeando la cabeza.
—Acabas de verme asesinar a alguien. ¿Que acaso no me tienes miedo, Pastelito?
—Si fueras a matarme, ya lo habrías hecho. No estarías ayudándome. Sé que no me harás daño, Deckard. Si lo asesinaste a él es porque claramente tú sí lo conocías y él a ti. Además, dijiste que tu daga no mata personas que no lo merecen y yo no lo merezco.
—Hay muchas otras formas de cometer homicidios, Julie —nos dirigimos a la salida y me suelto de él—. ¿Qué pasa?
—Tenemos que buscar a Camila, a mi hermana y Jordan. Ellos pueden estar en peligro.
—La pelirroja está con Jeremy.
—Pero mi novio y mi hermana...
—Estoy seguro que ambos pueden cuidarse muy bien —me mira como si supiera algo que yo no—. Vamos Julie, tengo que sacarte de aquí —me extiende su mano nuevamente.
Miro la mano de Deckard y la tomo con un poco de duda. Me guía hasta su auto donde—como él dijo— Jeremy está con Camila.
Mila corre a abrazarme con fuerza haciendo que me queje.
—Me asustas ¡Por Dios! ¿Dónde estabas? —pregunto, miro su ropa y jadeo—. ¿Por qué estás llena de sangre?
—Alguien trató de atacarme para llegar a ti.
Miro a Jeremy y luego a Camila.
—¿Tú la salvaste, Jeremy? —pregunto y él niega— ¿Entonces?
Camila saca su daga y veo como aún hay gotas de color carmesí cayendo.
—Yo me salvé a mi misma.
—Camila...
—Te lo dije, Julie.
"Si un extraño se te acerca demasiado, asegúrate de dispararle justo en la cabeza. Un muerto no puede hacerte daño."
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La playlist de "Aléjate de los Collins" está oficialmente disponible si quieres ir a escucharla el link está en mi tablero uwu.
Los amooo, bai
—Helado
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