Nico estaba sentado en el escritorio de Will, a pesar de que todas las sillas estaban desocupadas, esperando que este volviera de atender a Travis Stoll (nunca subestimes a una hija de Demeter) y su mirada cayó en el casillero de Will, donde él sabía que el rubio guardaba ropa de cambio para alguna emergencia o si se quedaba de guardia, lo cual llevaba haciendo tres días seguidos. ( y estaba seguro de que no tenía nada que ver con él)

Nico quería abrir ese casillero, no es que pensara que Will tendría algún oscuro secreto oculto ahí, ni nada por el estilo. Pero a veces, cuando a alguien le gusta demasiado otra persona siente la necesidad infundada de urgar entre sus cosas. Y eso era lo que sentía el rey de los fantasmas, y eso es lo que hizo el rey de los fantasmas.

Nico conocía muchos trucos para abrir cerraduras, pero no tuvo que emplear ninguno para abrir el casillero de Will, le bastó presionar y jalar.

Lo único que encontró allí fueron unos cuantos libros y mudas de ropa, pero la camiseta anaranjada del campamento, que parecía haber sido usada hace poco, pareció ejercer una especie de extraña fascinación en el hijo de Hades, que al parecer guiado por instintos que escapaban de su comprensión, había tomado la susodicha camiseta entre sus manos y frotado su rostro contra ella.

El pelinegro se quedó unos minutos perdido en el olor del rubio, pero le pareció oír pasos y se apresuró a cerrar el casillero y tomar la pequeña mochila en la que guardaba algunas de sus pertenencias. Casi podía escuchar como se accionaba el pestillo de la puerta, cuando se dio cuenta de que aún sujetaba la camiseta que se apresuró a esconder entre las profundidades de su pequeño equipaje.

La puerta se abrió y Nico se apresuró a sentarse en una de las sillas y esconder la mochila detrás de su espalda. Will le sonrió y el pelinegro le devolvió una sonrisa nerviosa, el rubio ocultó su sorpresa y se fue a sentar al frente del menor.

Los ojos oscuros parecían encontrar muy interesante el suelo. El hijo de Apolo carraspeo y Nico se obligó a devolverle la mirada — creó que después de estos tres días ya ha pasado el peligro.
—¿eso quiere decir que ya no me disolveré en la sombras?
— eso significa que estás en un proceso de recuperación que, creó, puedes mantenerlo tú mismo.— Nico sintió que algo se rompía en su interior, al parecer Will ya estaba harto de él — pero como no estoy completamente seguro, te seguiré vigilando. — Nico levantó la cabeza. — entonces... ¿ya me puedo ir?
— claro... Si tú quieres.
— ¡adios! — Will observó sorprendido como el hijo de Hades salió a toda carrera de la enfermería. Él creía que Nico al fin empezaba a sentirse cómodo allí.
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La puerta de la cabaña trece se cerró bruscamente detrás de su, por ahora, único ocupante. Varios campistas observaron la apresurada carrera que el hijo de Hades realizó aferrado a una pequeña mochila y alguna hija de Afrodita también notó el extremo sonrojo de sus mejillas.

Resguardado de las miradas curiosas de los demás. Nico por fin pudo disfrutar de la camiseta usada de Solace. La olió, la frotó contra su cara, se la puso en cuello a modo de pañuelo, la abrazó y se quedó dormido, se levantó, comprobó que no hubiera nadie y se la puso. Le quedaba demasiado grande así que se la quitó y se tiró en la cama mientras libraba una guerra mental acerca de sus sentimientos hacía Will. Su pobre colchón fue quién la sufrió más, debido a las constantes patadas que el hijo de Hades daba de pura frustración.