XI
Aldebarán.
- ¿A ti te gustaría? - pregunté.
Habíamos salido de la Casa de Aries ya hacía más de una hora. Mu había logrado calmar a Kiki, quién rebosaba de emoción. También le había dicho que practicara su telequinesis, y el pequeño le pidió que hablara conmigo para convencerme de que me quedara, pero la verdad es que también debía lograr convencer a Mu y no solo a mi. Ambos permanecíamos de pie, en las escaleras, sin haber pronunciado palabra alguna. Estaba anocheciendo, Mu parecía haber mejorado de su gripe rápidamente y yo no tenía ni idea de por qué comenzar. ¿El querría que me quedara? Tal vez, pero esa no era la cuestión. Yo, Aldebarán, ¿podría quedarme con Mu y Kiki? Sería difícil, claro estaba, pero no podía irme sin intentarlo.
- ¿A ti te gustaría? - preguntó.
No supe que responder. Por supuesto que deseaba pasar todo el tiempo que me fuera posible junto a el, pero ¿vivir en la misma Casa? En ese momento no comprendía si estaba listo, aunque no quería darme cuenta de ello.
- ¿Viviríamos los tres en Aries?
- En cualquiera. Ya sea Tauro o la mía. Lo importante aquí es que tu así lo desees. Yo no tengo problema con ello, pero quien debe decidir eres tú.
- Y si acepto, ¿Habría que decírselo a todos?
- Eso no importa ahora.
Debía tomar una decisión rápidamente, o, por obviedad, Mu y yo estaríamos en desacuerdo. No quería que eso sucediera. ¿El vivir con quien amabas era sinónimo de avanzar en la relación? ¿De demostrar tus sentimientos? ¿De explicarle que lo amabas? Si era así, entonces iba a hacerlo. El problema era si lograría hacerlo. ¿Podría decirle que a pesar de necesitar ir más despacio, quería avanzar en la relación? ¿Podría demostrarle mis sentimientos? ¿Podría decirle que lo amaba a la cara? Es más, ¿Podría intentarlo?
- Está bien - contesté - . Me quedaré con ustedes.
Mu sonrió y recargó su cabeza en mi hombro.
- ¿Necesitas algo de tu casa? - preguntó.
Asentí levemente con mi cabeza. El repitió mi gesto y después entró a Aries. Simplemente empecé a subir escalones. Antes de tomar dos conjuntos de ropa limpia y partir de regreso, me senté en mi sofá. Quizá me vendría bien un consejo, y recién recordaba que no había ido a visitar a Shaka. A pesar de querer platicar con mi amigo, no era una buen momento. Apostaba que me diría que ¿por qué perdía el tiempo con el cuándo podría disfrutarlo con Mu? Y eso era lo que justamente estaba haciendo ahí. Decidí levantarme. Al llegar de nuevo a Aries, toqué la puerta, solo que quién me abrió fue Kiki. Aún seguía emocionado. Empezó a saltar con sus brazos extendidos, y también reía.
- ¿Hoy va a quedarse con nosotros? - preguntó.
- Si Kiki - respondí - . ¿Qué haremos esta noche?
Pareció haber dicho: ¡Me ha leído el pensamiento!, pues abrió enormemente los ojos y salió corriendo. Supuse que con Mu. Pasé tranquilamente y luego cerré la puerta. Dejé mis cosas en el sofá, y fui en busca de las dos personas que me acompañaban esa vez. Por fin los encontré en la cocina. Mu estaba hincado frente a Kiki, y por alguna razón no dejaba de reír. ¿Qué estarían platicando? Me acerqué a ellos y saludé.
- Ya llegué - dije mientras movía mi mano derecha de un lado a otro.
Mu se levantó enseguida, y se acercó rápidamente a mi. Pareció olvidar por un momento que Kiki seguía ahí con nosotros, pues posó su mano en mi rostro, y estuvo a punto de besarme. Se avergonzó, e intentando disimular lo que antes deseaba hacer, me abrazó. Correspondí a su gesto, y únicamente nos separamos cuando distinguimos el leve sonido de una pequeña risa. Era Kiki, quién al parecer le daba risa vernos mostrándonos afecto.
- ¡Salgamos o se hará más tarde! - gritó.
Antes de poder replicar algo, Kiki corría hacia afuera, y Mu me jalaba del brazo. Al salir, noté que ya era de noche. No lo había percibido mientras bajaba, a pesar de que las escaleras estaban al aire libre. A lo lejos se reflejaban las luche de las velas de los habitantes del Rodorio, lo que indicaba que aún no era muy noche. El pequeño se alegraba cada vez más.
- Me gusta venir aquí todas las noches - dijo antes de sentarse en un escalón - . Creí que querría saberlo. ¿Usted que hace antes de dormir?
- Yo... veo la Luna - contesté - . ¿Y tu Mu?
- Yo acompaño a Kiki - dijo divertido.
Volteé a verlo con una sonrisa, y el hizo lo mismo. No distinguí que estaba sonrojado hasta que me alisté para dormir.
- Hace frío - dijo el pequeño. Se abrazaba a si mismo con sus brazos.
- Tienes razón. Mejor vayamos a alistarnos para dormir - expresó Mu.
De nuevo me seguía siendo extraño que hubiera vientos fresco en esta temporada del año. Aún no era tiempo para que bajara la temperatura. Entramos a Aries de nuevo.
- Voy a...ponerme el pijama- dijo Mu caminando hacia su habitación.
- Si, yo te espero aquí, en el sofá- dije asustándome un poco. Deseaba que Mu no me pidiera estar con el mientras se alistaba. Aún no estaba preparado para eso - Yo entro cuando termines.
El asintió. Kiki también se fue a su cuarto para cambiarse de ropa. La situación se estaba tornando cada vez más incómoda. ¿Qué haría al momento de tener que recostarnos en la cama? No había pensado en eso. A parte de mi, ¿Qué estaría pensando Mu acerca de lo que estábamos viviendo?
- Ya puedes pasar, Aldebarán- dijo minutos después.
- Ah, si. Gracias Mu- dije dirigiéndome al cuarto. Tomé mi ropa y giré la perilla de la puerta antes de que Mu me detuviera. Estaba algunos metros atrás de mi.
- ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? No importa si no es así.
Su voz se escuchaba triste a pesar de estar sonriendo. Quizá estaba nervioso, o tenía miedo de lo que pudiera suceder en un futuro, más eso no quería decir que no quisiera pasar la noche con Mu. Asentí.
- No hace falta hacer nada. Me quedaré contigo y con Kiki.
Finalmente pasé a la habitación. Empecé a quitarme la ropa para ponerme el pijama. Salí al terminar, aunque tenía un poco más de vergüenza.
- ¿Ya vas a acostarte Mu?- pregunté acercándome a el.
- Sí, solo voy a arropar a Kiki- contestó tomando al pequeño por el hombro. El estaba frente a el.
Después de que Mu recostara a Kiki, lo arropara, y lo convenciera de que era momento de dormir, el salió y fue hacia mi. El se dirigía a la cama, y yo iba tras el. Finalmente el momento que menos esperaba había llegado. ¿De qué lado se recostaría el? ¿Se sentiría incómodo? ¿Debía dejar que el se acostara primero? Mientras pensaba, no me di cuenta de que Mu ya se había recostado del lado izquierdo de la cama. Por lo menos había facilitado un poco las cosas. El se había acomodado viendo hacia el lado contrario. Yo hice lo mismo, por lo que nuestras espaldas estaban "frente a frente". Aún estábamos lo suficientemente bien separados. Yo veía hacia la ventana.
- Buenas noches Aldebarán- dijo Mu algo temeroso. Había notado su timidez por el tono de su voz, y supuse que el haría lo mismo con el tono de la mía.
- Buenas noches Mu - contesté.
Tenía sueño, pero no podía dormir. ¿Mu querría que nos durmiéramos frente a frente? ¿Le gustaría que me acercara más? ¿Necesitaba más espacio? Decidí mover mi pie un poco para atrás, y así intentar demostrar que no me sentía tan incómodo de estar en la misma cama con el, aunque ese era el único sentimiento que lograba identificar en ese momento. Mu pareció pensar lo mismo, provocando que nuestros pies chocaran el uno con el otro. Por inercia, lo retiré rápidamente, y el también. Quería decir algo, pedir disculpas quizá. Demostrar que lo amaba, aunque eso era extremadamente difícil en aquel momento. Estaba dispuesto a girarme y hablar con el, cuando Kiki abrió nuestra puerta repentinamente.
- ¿Puedo dormir con ustedes? - preguntó.
Pensé en como actuaría. Si me era extraño dormir con Mu, ¿Cómo sería hacerlo junto a Kiki y a el?
- Agh. Sabía que pedirías algo así, Kiki- dijo Mu levantándose.
- Solo por hoy - suplicó el pequeño.
Me levanté también, y Mu volteó a verme esperando recibir alguna respuesta.
- Yo no tengo problema- dije rápidamente. Nuevamente no sabía que hacer.
Mu asintió, y Kiki saltó de felicidad. Era bastante tierno verlo así, y ese era uno de los beneficios de vivir junto a Mu. Ambos volvimos a recostarnos, solo que esta vez estábamos frente a frente. No podía separar mi vista de sus ojos. Yo esperaba que Kiki se recostara en medio de nosotros, pero antes de que eso sucediera, Mu se giró dándome la espalda de nuevo, y se juntó más a mi, permitiendo que Kiki tomara su lugar, y el fuera el de en medio. Estaba más nervioso que nunca en ese momento. Solo teníamos centímetros de distancia, incluso menos. Intenté moverme un poco hacia atrás, para tener más espacio, pero Mu me lo impidió. Tomó mi mano con la suya. Luego movió de nuevo su brazo, haciendo que el mío lo abrazara tanto a el como Kiki. ¿Qué podía hacer en esa situación? Nada más que quedarme quieto tal cual estaba en la cama y valorar que ahora tenía una familia.
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